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Batalla por tu Amor por Okuni-chan

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Notas del capitulo:

CHICOOOS!!! D: perdón por la demora QxQ no, no estaba muerta DX esq, por motivos de fuerza mayor (entre ellos olvidarme de mi contraseña y esperar a que Fabiola-san actualice “You Are my Destiny”) no tuve ocasión de subir el capi DX que por cierto, ya tenia escrito hace tiempo.
Weno, se q no les importan mis excusas. Así que vamos con el capi XD
One Piece y sus personajes pertenecen al fantástico y genial Eiichiro Oda y bla, bla, bla e__e y mis OC’s… Ellos me pertenecen a mi XD Así es, Tohsaka Hiwatari, me perteneces… Muajajaja *mirada malévola*
Otra cosa, como siempre, mis queridas XKateX, Tohsaka Hiwatari y Fabiola-san, espero sus reviews, las amo por ser las únicas que leen este fic mierdoso QwQ las quiero, nakamas <3

*Con Ace*


El ruido de bocinas de la mañana se combinaba con el murmullo de la gente al trajinar.  Cuando de repente se oyó un sonido intermitente, agudo y molesto. El muchacho se levantó a regañadientes de su cama y caminó pesadamente hacia la cómoda donde estaba su despertador; lo apagó y se fue directo a la ducha.


Abrió la llave y reguló la temperatura del agua antes de meterse en ella y mojarse para luego comenzar a jabonarse. Se dio una ducha rápida y salió del baño con una toalla enrollada en su cintura para comenzar a vestirse. Luego bajo a desayunar y encontró en la mesa la acostumbrada nota de su tío junto con un poco de dinero.


“Ace, me voy a trabajar.


Smoker”


El muchacho suspiró y se sentó para comenzar a comer, cuando sonó su celular (lo cual lo sobresaltó). Ace contestó presuroso, al punto de casi caérsele el celular en su taza de café.


-¿Hola?- saludó creyendo que se trataba de cierto chico.


-¡Hola, cariño!-contesto Marco del otro lado- ¿Cómo amaneciste?


-Ah… Hola, Marco- respondió Ace algo decepcionado.


-A ver, ¿Por qué ese tonito?- inquirió Marco algo molesto- ¿Qué, no estas feliz de que te llame?


-¡¿Pero qué dices?!- salto Ace- ¡Eres mi novio! ¡Por supuesto que estoy feliz de que me llames! Es solo que… Pensé que eras otra persona, es todo…


-Es por ese tal Luffy, ¿Verdad?- La voz de Marco había adquirido un tono gélido- He visto como siempre te lo quedas viendo. ¿O acaso es ese Sabo?


-Marco, por favor no empecemos, ¿Quieres?- dijo Ace cansinamente, obviamente harto de que todos los días le regañe por lo mismo- Sabes que yo te amo… no puedo creer que a estas alturas dudes de mí.


-No lo sé, Ace.


-¿Por qué no puedes dejar de lado esos estúpidos celos tuyos? Sabo es mi mejor amigo, es casi como mi hermano y lo sabes; y Luffy, bueno… Luffy es solo un buen amigo- se sonrojó al decir lo último y luego agradeció al cielo el hecho de estar hablando por teléfono y que su novio no pudiera ver su cara.


-¿Estás seguro?


-Sí, Marco, sabes que es verdad.


-Ace, lo siento… es que… Me dio un poco de rabia y…


-Lo sé, Marco, pero ahora debemos colgar porque nos hacemos tarde.


-Bueno, te veo en la escuela. Te amo- Dijo el rubio con un tono de voz más calmado.


-También te amo- suspiró Ace antes de colgar- Este muchacho me va a sacar canas…


El muchacho terminó de comer sin más novedad, luego cogió su mochila y salió en su moto rumbo a la escuela. Unas cuantas cuadras más adelante pudo ver a un alegre muchacho de cabellos azabaches y ojos igualmente negros que subía en el asiento del copiloto de un flamante automóvil rojo. Lo saludó con la mano y sonrió al ver que el chico le devolvía el saludo.


Se adelantó y se perdió en el horizonte, pensando en la cara que hubiera puesto Marco si hubiera visto su sonrojo.


***


*en el salón D-201*


-Aaahh… por fin viernes…- decía Nami mientras se repantigaba en su asiento.


-Ha sido agotador…- respondió Tohsaka haciendo lo mismo.


-Lo bueno es que mañana podremos descansar- dijo Okuni mientras se amarraba el cabello, aprovechando que el profesor y sus otros compañeros tardaban en llegar- Yo pienso dormirme todo el día, a no ser que “cierto rubio teñido” me obligue a levantarme temprano- añadió mirando con rabia a su primo que se había sentado al lado de la pelirroja llenándola de cumplidos.


Y así fueron hablando de lo que harían el fin de semana mientras Usopp y Chopper corrían por todo el salón y hacían tonterías junto con Luffy. Al cabo de un rato llegaron todos, incluso un sudoroso y mal encarado Zoro, que al parecer había venido corriendo.


-Vaya, vaya- dijo Sanji mirando al peliverde mientras este se sentaba- Qué milagro que hayas encontrado el camino, marimo, ja, ja, ja.


-Cállate, ceja de sushi. No estoy de humor para pelear contigo ahorita- le respondió Zoro, aun jadeando y de mala gana.


-Estúpido marimo, deja de burlarte de mis cejas.


-No me jodas… ¿Cómo te dice Kotobuki? Ah, sí, ¡Oxigenado!


-¡Cállate, marimo imbécil! ¡Puedo aguantarle eso a mi prima pero a ti no!- gritó el rubio poniéndose de pie de un salto y encarando al otro.


-¿Quieres pelea, cejas de sushi oxigenado?


Sanji iba a responderle cuando de pronto la puerta se abrió y entro el profesor de matemáticas. Era alto y fornido y tenía el cabello peinado hacia atrás y una cicatriz horizontal que surcaba su rostro por la mitad. Los alumnos regresaron a sus asientos inmediatamente mientras el profesor iba hacia la pizarra y escribía algunas cosas.


-Buenos días, clase- Dijo el profesor cual condenado que se dirige al patíbulo para su ejecución- Bien, ahora, por favor empecemos la clase.


Los chicos abrieron sus libros, mientras Sir Crocodile avanzaba hacia su pupitre.


Luego de un rato, Zoro, como de costumbre, cayó dormido sobre su pupitre, lo que provoco que Crocodile se lanzara al ataque “¡Roronoa! ¿Durmiendo en mi clase otra vez? ¿Cuántas veces tengo que decirte que bla, bla, bla…?”.


El timbre sonó más para el alivio de Zoro que para el resto y se dirigieron al salón de ciencias; Biología, para ser exactos. Se sentaron de a dos en las mesas del laboratorio de ciencias; Chopper con Usopp, Nami con Vivi, Tohsaka con Sanji, Okuni con Luffy, y al perderse y llegar cuando solo había un asiento vacío (“Pero si saliste del salón de Crocodile junto con nosotros, marimo”), Zoro se tuvo que sentar con un chico de cabello rosa con lentes.


Luego llegó el profesor, se veía muy raro con su abrigo de plumas y unas gafas de sol moradas, tenía el cabello rubio y muy corto y sonreía de oreja a oreja “este es peor que Franky”, pensó Luffy.


-Ji, ji, ji… Hola, mis niños, mi nombre es Donquixote Doflamingo, pero ustedes me pueden llamar “Profesor Doffy”… ¡Oh!- su mirada, aunque oculta detrás de esas (horrendas ¬¬) gafas moradas, se clavó al instante en Luffy- Veo que tenemos un alumno nuevo, ¿Cómo te llamas, mi niño?


-L…Luffy- dijo este algo asustado- Monkey D. Luffy…


-¡Pero qué mono!- dijo el profesor antes de revolverle los cabellos al chico y regresar al pizarrón de un salto.


Se puso a explicar algo de los ribosomas y los nucléolos mientras algunos alumnos veían un punto de la pizarra con la mirada perdida, otros hablaban en murmullos, otros se ponían a jugar o dibujar en sus cuadernos, y unos pocos, atendían la clase.


Luego, Doflamingo empezó a comportarse meloso con los alumnos de aspecto más joven (entre ellos Chopper, Tohsaka, Okuni y Luffy) mientras les repasaba la lección, para luego hacer preguntas a todos, dándoles un puñado de dulces a los susodichos cada vez que contestaban bien.


-Y bien, mis niños, para explicar mejor este tema, miren a la pizarra, porfis, como podrán ver hice un diagrama de la célula y sus partes… Je, je, partes… Ahmm… ¿Zoro-chan?


El mencionado se había dormido con la frente pegada a la mesa y le caía un finísimo hilo de baba por la comisura de la boca.


-Roronoa…- trató de despertarlo su compañero de asiento.


-Descuida, Coby-chan, de esto me encargo yo - dijo Doflamingo acercándose peligrosamente al oído de Zoro- Esto siempre funciona…


-¿Qué va a hacerle?- inquirió Sanji alarmado- Digo… Por curiosidad…


-Tranquilo, Sanji-chan, no le voy a lastimar.


El chico se sonrojó ligeramente al oír esto último porque se sorprendió de haber descubierto que, muy en el fondo, se preocupaba por ese cabeza de alga.


Doflamingo se colocó muy cerca de Zoro y le sopló suavemente en el oído ante la sorpresa y el pasmo de toda la clase.


-¡GYAAAAHHH!- Zoro se cayó de la silla al sentir ese cálido soplo proveniente de su profesor- ¡¿Q… QUE DEMONIOS CREE QUE HACE?!- le gritó a su maestro muy sonrojado y con los ojos muy abiertos, sujetándose la oreja.


-Solo te despertaba, Zoro-chan- replicó Doflamingo encogiéndose de hombros y siguió con su clase.


Al sonar el timbre del almuerzo, Chopper, Okuni y Tohsaka fueron corriendo hacia el contenedor de basura más cercano y comenzaron a tirar los dulces que habían recibido de manos de su profesor.


-Oigan, ¿Por qué hacen eso?- inquirió Luffy extrañado, porque en el poco tiempo que los conocía, sabía que esos tres amaban las golosinas más que nada en el mundo.


-No comeremos nada que nos haya dado Doflamingo…- dijo Chopper por toda respuesta.


Los chicos comieron su almuerzo comentando el soplido de Doflamingo en la oreja de Zoro, mientras que el peliverde les exigía a gritos que dejaran de molestarlo si no querían morir, Sanji, por su parte, se reía y hacia una pantomima Zoro cayéndose de su silla al sentir el soplido. Al poco rato sonó el timbre para la siguiente clase, que era educación física. Los muchachos fueron a los vestidores para ponerse el uniforme de educación física, que consistía en una camiseta blanca con las siglas de la escuela (RL) bordadas con azul marino en la parte superior derecha, unos shorts azul marino y zapatillas blancas para los chicos y en el caso de las chicas, unos pantaloncillos cortos de gimnasia del mismo color de los shorts de los muchachos con la camiseta y las zapatillas (Okuni, además, llevaba protectores en las rodillas). Cuando terminaron de cambiarse, salieron al gimnasio, donde había canastas de baloncesto y algunas gradas.


-¡Aaahh! ¡Melloriiiine!- se puso a gritar Sanji en cuanto vio a todas las chicas en tan escasas prendas- Creo que me morí y me fui al cielo… ¡Nami-swaaan! ¡Vivi-swaaan! ¡Tohsaka-swaaan!- dijo el muchacho con ojos de corazón abalanzándose hacia sus amigas.


-Maldito pervertido- su prima lo jaló de la oreja y le obligó a sentarse en el piso ante las risas de los chicos que miraban- ¿Qué eres? ¿Un animal salvaje?


-¡Ay! ¡Okuni, eso duele!- dijo el chico sobándose la oreja- ¡Eres mala!


-¡Te callas!- Okuni soltó un coscorrón en la cabeza de su primo haciéndolo refunfuñar aún más- Te quedas ahí sentadito hasta que llegue Shanks.


- Malvada- murmuro Sanji mirándola como si fuera un niño pequeño al que regañaron.


-¡Hola a todos!- una voz masculina llamó la atención de todos- ¿Cómo están, chicos?


-Hola, Shanks- saludaron todos agrupándose alrededor de su profesor.


-Okuni, ¿ya has vuelto a pegarle a Sanji?               


Este maestro tenía el cabello pelirrojo un poco largo y recogido hacia atrás en una pequeña coleta. Su mirada era amable y tenía una cálida sonrisa.


-Bien, chicos- dijo mirando a sus alumnos- ¿Qué quieren hacer primero? ¿Quieren correr veinte vueltas a la cancha o quieren escuchar una historia?


-¡Oír una historia!- dijeron todos.


Shanks les indicó que se sienten en el suelo alrededor suyo y empezó a relatar su historia, que los chicos escuchaban con atención (con muchísima más atención que las clases).


-Y fin- dijo Shanks al terminar, por lo que los chicos comenzaron a resoplar y a levantarse cansinamente- Bueno, bueno, no quiero verlos tristes, así que ¡Otra historia!


-¡Sí!


El profesor empezó su siguiente relato (uno sobre gánsteres) mientras los muchachos se ponían más cómodos, cuando de pronto…


-Oh, no, la puerta- Dijo Shanks- ¡Rápido, todos, a correr! ¡5 vueltas! ¡Ya!


Todos se levantaron rápidamente y comenzaron a correr dando vueltas a la cancha (“Zoro, ¿Qué haces? Estas corriendo en la dirección contraria”, “Despacio, Okuni, no fuerces tus rodillas”), cuando por la puerta del gimnasio entro una mujer muy mayor que vestía formalmente.


-¡¡Tsuru-san!!- Saludó Shanks corriendo hacia la señora e intentando abrazarla- Te ves excepcionalmente hermosa hoy, Tsuru-san, ¿Te hiciste algo en el pelo?


-Déjate de tonterías, Akagami- dijo fríamente la señora- El director Sengoku te envía este memorándum.


-Oh, gracias, Tsuru-san- respondió Shanks tirándole un beso a Tsuru.


Cuando se hubo retirado la secretaria, Shanks cerró nuevamente la puerta.


-Bueno, chicos, continuemos con nuestra historia.


Shanks prosiguió su relato hasta terminar la clase y despedir a sus alumnos deseándoles buena suerte, luego, todos se cambiaron y volvieron a sus actividades.


***


Los chicos se quedaron un rato sentados, mirando el cielo sin una sola nube. Habían salido de educación física y tenían una hora libre, excepto por Zoro, Nami y Vivi, que tenían kendo y las pruebas para el equipo de animadoras en media hora, respectivamente.


-¡Qué calor!- dijo Chopper quitándose la gorra y el suéter- Hace demasiado calor para ser septiembre.


-Sí… Provoca ir a nadar…- corroboró Tohsaka.


-Chicos- dijo de repente Nami- ¿Y si vamos a la piscina mañana?


Los chicos no se lo pensaron dos veces para aceptar. Así que empezaron a discutir como llegarían, a cual piscina irían, quien llevaría la comida, etc.


-Puedo decirle a mi padre que me preste la camioneta- Dijo Zoro.


-Yo podría llevar la comida- añadió Sanji.


Y así se decidió. Al día siguiente, a las nueve, irían todos a la casa de Zoro para que su padre los lleve en su camioneta, Sanji y Okuni se encargarían de las cosas para comer y Nami se encargaría de ver el sitio; todo lo que faltaba era pedir permiso a los padres.


Pasó la media hora y Zoro, Nami y Vivi se dirigieron al gimnasio para la selección de nuevos miembros y el primer entrenamiento de las animadoras, respectivamente ya que ambos equipos tenían que compartir el gimnasio ese día.


A la salida, los chicos iban dirigiéndose en grupo a sus casas, mientras acordaban los últimos detalles para su salida al día siguiente. Se reunirían a las nueve de la mañana en casa de Zoro para que el padre de éste los lleve al parque acuático.


*Al día siguiente*


El muchacho de cabellos azabaches corría por las calles de Arlong Park. Se había quedado dormido y miró su reloj. Faltaban cinco minutos para que sean las nueve y todavía le faltaban diez cuadras. Podía haberle pedido a su abuelo que lo llevara, pero decidió que no, por cómo se ponía éste cuando le despertaban. En fin, decidió ir caminando, aunque bien podía haber tomado un bus o pedir un taxi, pero no conocía la zona ni tenía idea de qué buses pasaban por donde él quería ir. Maldiciendo su mala suerte, el muchacho siguió su camino, cuando de repente oyó una voz que le llamaba.


-¡Oye Luffy!- Era Chopper, que iba en una camioneta un poco abollada de color gris, conducida por un muchacho delgado y que usaba un gorro de piel- ¡Para, es mi amigo Luffy!- le dijo al que conducía.


El auto paró y Luffy subió al asiento trasero, donde iba Chopper, luego agradeció al otro muchacho.


-Hola, Luffy- le saludó el más pequeño- Él es mi primo Law. Saluda, Law.


-Hola- dijo el chico que conducía sonriéndole por el retrovisor- Me llamo Trafalgar Law, creo haberte visto por la escuela.


-Law es dos años mayor que nosotros- aclaro Chopper, ostentando a su primo.


-Un placer- Dijo Luffy devolviéndole al mayor la sonrisa por el retrovisor.


Trafalgar condujo en silencio hasta la casa de Zoro mientras su primo y Luffy charlaban sobre tonterías hasta que llegaron. Sus amigos los esperaban en la puerta vestidos propiamente para ir a una playa o a jugar con agua. La casa del peliverde era grande y parecía muy antigua, ya que se podía ver que tenían también un dojo.


-¡Ya era hora!- exclamo Sanji, que iba cargado con varias fiambreras, mientras veía a los dos chicos descender del vehículo mientras Law les ayudaba a bajar sus cosas (sus mochilas con cambios de ropa, y cosas como flotadores y pistolas de agua).


-Perdón, nos retrasamos- dijo Chopper mientras su primo le alcanzaba un flotador amarillo- ¿Nos esperaron por mucho tiempo?


-Acabamos de llegar- respondió Okuni- Es que Sanji es un exagerado.


-A ver carga tú estas cosas- salto de repente el mencionado- como si no pesaran.


No tuvieron tiempo de empezar a discutir cuando abrieron la puerta y salió Zoro acompañado de un señor idéntico a él, solo que un poco más viejo; tenía el cabello verde, al igual que su hijo, solo que de un tono mucho menos escandaloso, casi tirando para color petróleo y tenía bigotes.


El padre de Zoro los invitó a entrar y los chicos pasaron, mientras el primo de Chopper se iba en su camioneta, alegando que tenía muchas cosas que hacer. La casa de Zoro era muy grande y parecía una de esas casas del antiguo Japón; con un estanque con carpas doradas en el jardín, y puertas corredizas.


Dentro (tuvieron que quitarse los zapatos para entrar), Zoro los invitó a sentarse en unos cojines que había en el suelo; la sala estaba decorada con motivos antiguos y desde la puerta se podía ver el jardín y el estanque. Los muchachos se sentaron y al poco rato entro una bellísima señora para servirles té y dulces. La mujer tenía el cabello plateado, largo y un poco ondulado, recogido en una media cola, y vestía un hermoso yukata blanco con dibujos en tonos rosas.


-Bienvenidos- les dijo dulcemente, haciendo que los chicos (y también las chicas) se sonrojaran- ¿Son los amigos de Zoro-chan? Mi querido Zoro-chan me habla siempre de ustedes, es un placer poder conocerles al fin- añadió poniendo una mano sobre el hombro de Zoro.


Sanji rió un poco al escuchar como la madre de Zoro lo había llamado “Zoro-chan”, haciendo sonrojar al peliverde, quien dijo un vergonzoso “Mamá…” Haciendo que Sanji se riera más.


*Dentro de la minivan del papa de Zoro*


Los nueve chicos se acomodaron en el vehículo y se pusieron cómodos; como el camino era un poco largo, Usopp se dedicó a conversar con Chopper, Zoro y Sanji como de costumbre, empezaron a discutir (esta vez, el tema del debate fue cuál estilo de natación era el mejor), Tohsaka escuchaba música en su mp3, Okuni jugaba en su consola portátil (“¡Muere, zombi!”), Nami se dedicaba a planear con Vivi la estrategia para que ésta venza a una tal Mariko Valentine en las elecciones de la capitana del equipo de animadoras después de que la legendaria capitana Hancock se graduara.


-Chicos, ¿Y si mejor cantamos algo?- aventuró un aburrido Luffy.


-Bueno, Luffy- dijo Tohsaka divertida mientras se sacaba los audífonos-, ¿Pero qué canción?


-¡Cantemos esa de las islas! Luffy, haznos los honores


-¡Yosh!- Luffy carraspeó un poco para aclarar su garganta- ¡Primera estrofa!- comenzó a cantar, mientras los demás se reían de su ocurrencia.


“Minami no shima wa


Atatakai…


Paina-Purupuru


Atama poka poka


Aho-baka…”


Por fin llegaron al parque acuático, después de casi una hora de destruirle los tímpanos al padre de Zoro con sus canciones escandalosas y sus risas estrepitosas (y ni bien ayudo a todos a bajar sus pertenencias se dio a la fuga para tener un poco de paz… al menos hasta la hora de recoger a los chicos para llevarles a casa), fueron hacia una de las piscinas y se dispersaron. Nami y Vivi se dedicaron a broncearse, Luffy, Usopp y Chopper se pusieron a jugar en el agua, Sanji y Zoro se enfrascaron en una competencia de natación mientras Tohsaka le tomaba el tiempo a cada uno, y Okuni se sentó por ahí con todas las cosas a seguir jugando con su consola con una toalla en la cabeza.


Luego de un rato, después de derrotar a Zoro con unos aplastantes 3 segundos, Sanji salió del agua y vio a su prima jugando; se acercó a ella y le quito la toalla de la cabeza antes de quitarle también la consola portátil y poner ambas cosas a buen recaudo (“¡Oye! ¡Estaba jugando!”), la cargó y corrió hacia la piscina (“¡Estás mojado! ¡Suéltame! ¿Qué quieres hacer?”) Y sin más se lanzó con su prima al agua, mientras sus demás amigos se reían.


-¡Mis gasas, imbécil! ¡¿Qué demonios te pasa?!- la chica salió del agua para luego buscar una toalla- ¿Por qué hiciste eso, oxigenado?


-Estabas ahí, toda indefensa… así que pensé en hacerte una pequeña broma y…


-Entonces, no te molesta que haga esto- dijo Okuni empujando a su primo al agua entre Chopper y Usopp.


-No tan rápido- Sanji cogió las muñecas de su prima arrastrándola con él.


-¡También quiero jugar!- grito Luffy siguiéndolos.


Después de haber jugado en el agua hasta el cansancio, los muchachos se dispusieron a comer en una de las mesas que había por ahí.


Algunos minutos después, los chicos se dispusieron a irse a sus casas (eran como las dos de la tarde) mientras Usopp y Chopper decidieron dar una vuelta en los toboganes.


-¿No pasa nada si se meten al agua después de comer?- pregunto Tohsaka preocupada.


-Tranquila, mellorine-, no pasa nada- añadió mientras se tiraba al agua- ¿Qué dices, marimo? ¿Otra carrera? A ver si esta vez puedes ganarme…


-Esta vez paso, ceja de sushi- Dijo Zoro poniéndose una camiseta y ayudando a los restantes a guardar todo.


-Como quieras- respondió el rubio sumergiéndose.


Luego de un rato, Usopp y Chopper regresaron y se dirigieron a la entrada para esperar al padre de Zoro.


-¡ESPEREN! ¡SANJI SE AHOGA!- grito de repente Okuni y todos se asustaron- ¡UN GUARDAVIDAS!


El guardavida estaba dormido.


-¡ALGUIEN SÁLVELO!


Sin pensar dos veces, Zoro se quitó la camisa y las sandalias, tiro la mochila que llevaba por ahí y se lanzó al agua a rescatar al rubio.


Unos angustiantes segundos después, Zoro salió con el rubio a cuestas y todos se amontonaron alrededor mientras Zoro lo recostaba en el suelo, poniendo su camiseta como una almohada para Sanji.


-¡No respira!- dijo Luffy.


-¿Qué hacemos? ¡Un doctor! ¡Traigan a un doctor! Esperen… ¡Nada! ¡Yo aún no soy un doctor!


-Cálmate, Chopper.


-¡Respiración de boca a boca! Zoro, tienes que darle respiración de boca a boca.


-¡¿Y yo por qué?!- grito el peliverde.


-Porque tú tomaste clases de RSP ¿Y el guardavidas?


-Está en su descanso.


Zoro acercó su cara a la del rubio, la levantó un poco y unió su boca a la de él, para luego oprimir el pecho del ahogado. Hizo esto varias veces hasta que Sanji tosió un poco escupiendo un poco de agua.


-¿Estas bien?- preguntó Zoro mirándole, aún encima de él.


-¿Que si estoy bien? ¿Cómo coño voy a estar bien con semejante vista? ¡Quítate de encima de mí, marimo mierdoso!- gritó un sonrojado y sudoroso Sanji.


Los demás respiraron aliviados y fueron hasta la minivan del padre de Zoro, que ya había llegado.


***


*Con Sanji*


El rubio jugueteaba con su cena sin probarla.


-¿Te pasa algo, Sanji-chan?- le pregunto su prima, sentada frente a él- ¿Quieres que me lleve tu plato?


-No, pequeña, déjalo.


-Bien- la chica se levantó de su asiento llevando su plato al lavadero para después lavarlo- Hasta mañana- añadió al terminar.


Sanji le deseó buenas noches, pero había una duda que lo carcomía.


-Okuni…


-Dime


-En la piscina… cuando me ahogué por ver a esas chicas…


-¿Sí?


-El que me salvó… ¿Fue el guardavidas?


-No, Fue Zoro-san- dijo la chica antes de desaparecer escaleras arriba.


Sanji terminó su cena, recogió la mesa y lavó su plato antes de ir directo a su cama y tirarse en ella, hundiendo la cabeza en su almohada, recordando la sensación de los labios de Zoro sobre los propios, haciéndole sonrojarse sobremanera.


-Mierda… Maldito marimo…


Cerró los ojos y se perdió por los caminos de su subconsciente hasta dormirse.


*Con Zoro*


El peliverde estaba acostado bocarriba en su cama, con los brazos cruzados bajo su nuca, a modo de almohada.


-Estúpido ceja de sushi- dijo por lo bajo para no despertar a nadie- ¿Habrá sido mi imaginación o…? ¡Bah! ¡Tonterías!- resoplo antes de girarse en su cama y cerrar los ojos- lo bueno de todo esto es que mañana es domingo y no tendré que verte la cara.

Notas finales:

Bueno, aqui esta mi capi DX por favor si esta feo no me maten QxQ

y weno.... espero sus reviews y sus tomatazos XD Hasta otro lunes del futuro


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