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Una agradable compañía por Deathvoice

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Notas del fanfic:

Bueno es mi primer fic espero y les guste 

-Quisiera saber... ¿qué se siente ser amado?- suspiraba un pequeño mientras miraba la luna que se asomaba por su ventana.


Takanori Matsumoto era un pequeño de lo mas solitario cuyos padres nunca le prestaban la suficiente atención, era victima de abusos en su escuela, siempre triste y solitario. Su único amigo era un pequeño perro que había encontrado en la calle, Koron, así se llamaba el simpático animalito a quien el pequeño Takanori atesoraba como único amigo.
Tantos años en soledad, tantos que había llegado a disfrutar de esta retrayéndose en su mundo, no tenía casi contacto con sus padres, ni siquiera para fechas importantes. Él no se quejaba de su vida, pero no conocía nada mejor, y todas las noches, bajo esa ventana, imaginaba un sinfín de historias donde su vida era muy diferente a como él la vivía, sin saber que su vida cambiaria de la noche a la mañana al entrar a aquel nuevo instituto donde su padre le había inscrito tras concluir el pasado año escolar, su padre había tenido un buen año y al sentir olvidado a su hijo decidió darle lo mejor cambiándolo a un mejor instituto y comprándole tantos regalos para compensar su soledad; de nada servía, claro, puesto que su padre se volvía a olvidar de él.

Era un lunes por la mañana mientras el despertador sonaba. El ahora joven Matsumoto dormía apenas puesto que la noche anterior no logro conciliar el sueño debido a los nervios de entrar a un nuevo instituto, aunque el ya sabía que sería el mismo chico solitario de siempre puesto que no lograba agradar a muchos. Apagó la alarma intentando dormir 5 minutos más pero en esos instantes la alarma volvió a sonar llenando su habitación con su canción favorita; se levanto de la cama, poniendo algo de música para que el ambiente fuera mas agradable, se dirigió al baño dejando correr el agua para asearse al ritmo de la música mientras entonaba las letras de las melodías que hacían su ambiente menos solitario. Él vivía por y para la música. Salió del baño y tomo su nuevo uniforme probándoselo, Takanori no era un chico como los demás, él había desarrollado sus propios estilos y gustos sin encasillarse en nada, intento mejorar su uniforme agregándole accesorios bastante llamativos, físicamente era de estatura algo baja para un chico de su edad, pero era compensado con una hermosa belleza, su pálida piel era un deleite para la vista, sus labios carnosos y rosados debajo de una nariz mediana y si bien sus ojos eran cafés el usaba lentillas azules las cuales le hacían resaltar sus maquillados ojos con un poco de delineador dándole un aspecto de lo mas llamativo, Su cabello castaño que si bien era lacio iba peinado con las puntas levantadas hacia afuera con laca y su flequillo peinado hacia un lado, viéndose al espejo satisfecho de si mismo tomo dos de sus collares de cruces y un par de anillos que coloco en ambas manos, pese a ser un chico solitario, a él le gustaba verse bien aunque fuese solo para él en el fondo tenia la esperanza de ser notado entre la multitud y así conseguir amigos de una vez. Había pasado todo el verano  practicando sus gestos y cambio su apariencia para destacar.

Quizá encontraría amigos para compartir momentos de alegría, pensaba para sí mismo luego de verse por última vez al espejo, tomar algo para desayunar e irse a su nueva escuela.

Camino por alrededor de 30 minutos hasta encontrarse con un llamativo edificio el cual seria su nuevo colegio, sonrío para sí mismo esperando lo mejor ese día, tomo aire y se lleno de valor dejando al pequeño solitario tras la puerta sintiéndose un nuevo Takanori . Llego algo tarde así que se dirigió a su salón de clases donde fue presentado a sus compañeros.

-Este es su nuevo compañero de clases- hablaba el profesor intentando que la clase le prestara atención cosa que instantes después de ver al joven parado frente a ellos, lograse; puesto que el chico llamaba en demasía la atención.

-Mi nombre es Takanori Matsumoto, por favor cuiden de mi- hizo una pequeña reverencia y sonrió de manera encantadora para la clase, aunque por dentro moría de nervios, por fuera parecía una persona de lo mas tranquila.

-Pase a sentarse, joven Matsumoto- Dijo el profesor antes de comenzar con su clase.


Takanori atravesó el salón mientras los chicos que ya se conocían de años anteriores murmuraban en voz baja,  estaba muerto de nervios, se sentó en el único lugar vacío al fondo del salón, cerca de la ventana donde se encontraba un tipo rubio que estaba dormido sobre su banca que ni siquiera había tomado atención a lo sucedido.

-pero que lindo es- murmuraban un par de chicas

-se ve tan llamativo- se decía a si misma otra

Takanori se limito a ignorar y prestar atención a la clase.

Llego la hora del almuerzo y la gente le miraba atento, muchos intentaron acercársele y este les respondía amablemente con una sonrisa contestando las preguntas que le hacían, estaba  bastante nervioso pero intentando que no se notase. Luego de varios minutos un chico alto igual de llamativo que él se acercó espantando a la congregación de curiosos que casi ahogaba al joven.

-¡Pobre chico! pareciera que se lo comerán vivo - la gente al verlo retrocedió y se alejó mientras el joven castaño se sentaba frente al otro observándolo y viendo todos los detalles del recién llegado.

-Soy Takashima Kouyou, ¡Mucho gusto pequeño!- le dijo sonriendo.

-Takanori Matsumoto- Le devolvió la sonrisa en un gesto de amabilidad.

-¿Te gustaría acompañarnos a almorzar?- pregunto amable el castaño extendiéndole una mano –Es tu primer día así que debes sentirte nervioso… sé lo que se siente, yo entre hace un año- sonrió al sentir como el otro tomaba su mano para levantarse y acompañarles.

Se acercaron otros 3 chicos al castaño, uno de cabello castaño oscuro y una sonrisa demasiado encantadora, otro que tenía un rostro algo gracioso, al parecer de Takanori, con cabello oscuro, se veía agradable y por último el rubio que estaba sentado al lado suyo durante la clase,  un chico que se veía intimidante y con una curiosa bandita cubriéndole el rostro. Takanori se puso nervioso aun más de lo que ya estaba sin saber bien por qué, ¿acaso ese chico le intimidaba?  Pensó para sí mismo.

-Bien, te presentaré con los chicos- dijo el joven Takashima esbozando animadamente una sonrisa que le tranquilizó.

-Él es Tanabe Yutaka, aunque le decimos Kai- el chico castaño sonriente le tendió la mano.

-¡Mucho gusto!- sonrió Takanori.

-Aquí tenemos a Shiroyama yuu, pero puedes llamarlo Aoi- señalaba al de cabello oscuro que le miraba con curiosidad y le sonrió

-Y por último pero no menos importante- Takashima fue interrumpido por el rubio 

-Akira Suzuki- dijo el rubio con voz grave mientras miraba a Takanori, con una mirada tan penetrante que el pequeño se encogió de hombros

Takashima le dio un codazo al rubio –pobre chico lo vas a asustar- ciertamente el joven Akira llegaba a ser muy intimidante y por eso no tenia muchos amigos sólo a Takashima a quien conoció en los entrenamientos de futbol, y a los otros dos amigos de este.

-perdónalo- le dijo al pequeño castaño puesto que la diferencia de alturas se notaba – a veces pienso que no tiene modales- lo que le saco una mueca de enojo al rubio al escuchar eso – pero es un buen chico- le guiño el ojo al rubio.

-Chicos… Él es Takanori Matsumoto, nuestro nuevo amigo- El castaño sonrío cariñosamente al pequeño cosa  que los otros imitaron a excepción del rubio quien ahora parecía que actuaba algo extraño-

-¡Mucho…gusto! Espero seamos buenos amigos- el pequeño sonrió emocionado, su primer día y ya tenia amigos. Sintiéndose satisfecho para si mismo cosa que se reflejaba en su rostro puesto que era muy expresivo-

-Eres tan adorable- el castaño abrazaba al pequeño mientras el de cabello oscuro y el otro castaño reían –oh por cierto a mi puedes decirme Uruha- sonrío y volteo a ver al rubio – y a este chico puedes llamarle Reita-

-Tu primer día y ya eres victima de Uru- bromeaba el pelinegro –aunque debo admitir que tiene como un sexto sentido para encontrar buenos amigos- se quedo mirando al castaño cosa que hiso que este se sonrojara.

-Cualquier cosa, no dudes en pedirnos  ayuda- se ofrecía el castaño oscuro aun con esa sonrisa

-¡Muchísimas  Gracias!... yo nunca había tenido amigos –dijo melancólico el pequeño cosa que hizo que los demás le miraran sorprendidos –Y ahora espero llevarme bien con ustedes- dijo con un tono mas emocionado cosa que enterneció al castaño.

-¿Pero como un chico tan lindo como tu no va a tener amigos? – Expresó el castaño a lo que el pequeño quedo en silencio

-Todo a su tiempo, uru- le miro el pelinegro para que dejase de ser tan curioso

-Te ves tan llamativo y tan calmado- dijo el de la sonrisa –Descuida nos llevaremos bien de eso estoy seguro-

-¡Entonces vallamos a comer lo que kai nos preparo!- dijo el castaño con entusiasmo

-Antes que se termine el almuerzo – decía el pelinegro

-Aunque no traje nada para el chico nuevo- dijo preocupado el chico de la sonrisa

-Yo le doy el mio- los cuatro miraron a voltear al rubio quien casi no había dicho nada en la conversación dejando a sus tres amigos con cara de sorpresa y al pequeño con un leve sonrojo en las mejillas-

-¿y tú, Reita, qué comerás? –Pregunto preocupado el chico de la sonrisa

-Todos podemos compartir, yo traje mi propio almuerzo así que nadie se queda sin que comer- dijo el pequeño Takanori sonriendo

Kai sacó cuatro obentos con almuerzo que él le preparo a sus amigos ya que amaba cocinar.  Takanori sacó el suyo, pasaron lo que quedaba del almuerzo conociéndose, hablando, riendo y sobre todo comiendo hasta que volvieron a las clases. Takanori se sentía sumamente feliz de sentirse aceptado, y de tener nuevos amigos, no dejó que la emoción se le pasara en todo el día, esos chicos se veían agradables y llamativos al igual que él y lo más posible es que llegaran a ser grandes amigos.

Al final de las clases los chicos tomaron sus cosas y se volvieron a acercar al pequeño castaño

-Sobreviviste a tu primer día de clases- dijo Aoi en tono de broma

-Por cierto necesitaras un apodo igual que nosotros- le sonrió Uruha emocionado pensando

-¿no tendrás ya uno? – pregunto amablemente kai a lo que el castaño se quedo pensando unos minutos

-Ruki- dijo el rubio con toda la calma del mundo, cosa que a sus compañeros les sorprendió de nuevo toda la atención que le prestaba el rubio al pequeño pues él no era así

-¿Ruki?- dijeron los tres al unísono mientras el pequeño le miraba con curiosidad.

-sí, ese apodo le queda- sonrío el rubio con autosuficiencia, si bien sabia que tendrían que ponerle un apodo, el resto de las clases después del almuerzo se quedo pensando en el chico nuevo y como llamarle anotando un sinfín de apodos y dibujos en la parte trasera de su libreta, de cierta forma le llamaba mucho la atención y no pudo dejar de pensar en el en lo que restó del día

-Entonces serás Ruki- exclamo uruha abrazándole.

-El pequeño Ruki- Bromeo Aoi palmeando su espalda.

-Me agrada Ruki- sonrió kai.

-Ruki- dijo casi para sí mismo. el rubio sonriendo de igual manera.

-Me gusta Ruki- sonrió el pequeño castaño para el rubio cosa que hizo que se sonrojara ligeramente el más alto pero su bandita cubrió los rastros de este.

Caminaron todos juntos hasta las afueras de la institución y así por varias cuadras hasta separarse, iban hablando amenamente cuando kai fue el primero en tomar un rumbo diferente despidiéndose con una gran sonrisa. Luego un par de cuadras después Aoi  y Uru tomaron otro rumbo puesto que estos vivían por el mismo rumbo. Dejándolo con el rubio caminando con un silencio aunque no incomodo, iba muerto en nervios y no entendía porque no era como si el rubio se lo fuera comer vivo pensaba para si mismo. Luego de unos pasos el rubio rompió el silencio.

-¿Te acompaño a tu casa?- el rubio quien también estaba nervioso hablo.

-Mi casa no es interesante preferiría pasear antes de llegar- contesto el pequeño con voz baja.

-Lo decía para que llegaras sano y salvo- dijo el rubio mientras despeinaba ligeramente al pequeño, apenas se conocían y ya se preocupaba por él o al menos eso le parecía a Takanori.

-Mi casa no queda muy lejos- suspiro el más pequeño algo pensativo por la forma de actuar del otro ¿así serán los amigos? Había leído sobre eso pero realmente nunca tuvo uno, así que mejor no arruinaba el momento.

-La mía tampoco, entonces somos casi vecinos- sonrío el mas alto – no suelo invitar a nadie a mi casa… ¿Pero te gustaría venir a pasar el rato?.. Sirve y nos conocemos mejor- dijo un tanto nervioso para sí mismo intentando sonar convincente, realmente moría por conocer al pequeño que tanto llamo su atención.

-Me encantaría, nunca nadie me había invitado a su casa- dijo emocionado el pequeño.

Partieron a la casa del rubio que por cierto vivía a unas cuadras de su hogar, pasaron toda la tarde platicando y riendo, jugando videojuegos y conociéndose y cuando cayó la noche el rubio acompaño al castaño hasta su hogar para que no le pasara nada según decía el rubio.

-Gracias, Reita, hoy fue un día como nunca... Y gracias por acompañarme a mi hogar- dijo el pequeño abrazando al rubio.

-Eres muy interesante, pequeño, de verdad seremos grandes amigos- le sonrió con una hermosa sonrisa o al menos el castaño había creído que era la sonrisa mas hermosa que había visto cosa que hizo que se sonrojara y el rubio notara.

-Te veo mañana- solo sintió como las manos del rubio se posaron sobre sus mejillas y le robo un beso, su primer beso, cosa que lo dejo como en shock, incrédulo.

El rubio se limito a asentir y salir corriendo ¿Por qué diablos hizo eso? Caminando hasta su casa mientras el pequeño aun incrédulo entraba a su casa pensando en su día, llegando a recordar esto último tocando su labio con su índice ¿Qué habrá sido eso? pensó el pequeño, nunca antes se había enamorado, si bien le agrado el rubio tras pasar toda la tarde con él, tenían gustos similares en música y en estilo, pensaban de forma similar; ahora sentía un cosquilleo en el estomago que el desconocía. Esa noche ninguno de los dos durmió por quedarse pensando sintiendo aquella sensación extraña y sonriendo en la oscuridad.


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