Scar cayó a su muerte, donde las hyenas no tuvieron compasión y devoraron su carne para alimentarse, en venganza a su traición y engaño. Todos conntemplaron la desdichada suerte del león de melena negra. Nadie se alegró pero no se derramó ni una sola lágrima por aquel que ahora yacía en pedazos. Simba observó, sin mostrar niingún sentimiento en su rostro impasible, pero dentro de su corazón, lamentó la pérdida de su tío, por que en verdad le tenía aprecio.
Un par de años pasaron, todos esperaban el pronto heredero, pero Nala nunca pudo darle a Simba el tan preciado cachorro que anhelaba. Rafiki observó la situación… era grave, la pobre Nala no podía darle al rey un cachorro, nunca. El reino se lamentó de tan desgraciada suerte. Simba se lamentó profundamente, pero jamáz odio ni culpó a su querida Nala. La leona, por su parte, no podía dejar de sentirse inútil, se supone que ella debía darle al rey y a su reino un cachorro heredero, pero la naturaleza no quiso agraciar a la leona de tal privilegio.
Rafiki observaba las estrellas esa noche. Una, muy brillante y cercana, le llamó la atención. Tenía un augurio. Fue con el rey y expresó su preocupación. No estaba seguro de qué podría ser, pero estaba seguro que algo iba a pasar y eso involucraba un gran cambio en el reino y posiblemente para el futuro.
Pronto, aquel augurio se cumplió, pués, en gran murmullo de espanto y sorpresa, un cachorro había nacido, y no es que fuera especial si no que ese cachorro parecía muy familiar. Simba supo de eso y fue a verificarlo, Rafiki llegó al lugar un poco antes, cargando a aquel cachorro que tan celosamente guardaba parecido con el fallecido traidor. Rafiki con el ceño fruncido lleno de preocupación, expresó al rey, que aquel cachorro no se parecía a Scar, si no que era el mismo Scar renacido. Los reyes del pasado al parecer había decidido darle otra oportunidad al león rebelde.
Simba entonces, decidió adoptar al cachorro, ya que los padres no sabían como querer a su cachorro sabiendo que era el mismo al que odiaban. Amaban a su cria, pero el simple hecho de ser Scar les hacía dificil amarmo con totalidad, por eso, aceptaron gustosos que su rey criara a su amado cachorro. Era cruel, pero necesario, separarse de su hijo para el bien del futuro.
El cachorro fue nombrado como Taka, el anterior nombre de Scar, antes de ser sol Scar.
Los años pasaron y el pequeño Taka fue convirtiendose en un joven león adolescente, pero por desgracia, era muy fragil, su delgado cuerpecito era casi como un tallo de flor, su carácter era sensible, pero dulce. Simba lo amaba como si fuera realmente su hijo, tanto, que estaba seguro que algún día Taka, su pequeño Taka, se convertiría en rey.
A pesar de que Taka no parecía seguir los pasos de su anterior vida, algunos animales no djaban de ser un poco recelosos. Algunos seguían desconfiando, otros no confiaban del todo, los cachorros, casi nunca se le hacercaban. Aquel Taka parecía querer ser sociable, pero el alejamiento de algunos leones y cachorros lo obligaron a volverse un poco solitario. Casi siempre estaba con su madre Nala, que lo adoraba y en ocaciones sobreprotegía. Timón y Pumba eran sus mejores amigos y los únicos, Zazú era un buen consejero, pero gustaba de gastarle bromas inocentes, como asutarlo al no poder encontrarlo o fingir que era su presa.
Simba le enseñó todo lo que debía saber sobre el reino, adonde podía y no hacercarse. Pronto, Taka comenzó a dejar su etapa de adolescente para pasar a la juventud antes de la adultéz. Simba notó que Taka, pese a ser la copia exacta de su anterior yo, había algo que lo diferenciaba enorme mente, era de aspecto más delicado y esbelto, un poco más bajo de lo normal y si no fuera por su melena, y algunos rasgo exclusivos de un macho, uno pesaría que era una leona.
Algunos leones machos que anteriormente fueron cachorros como Taka en algún tiempo, comenzaron a notar que Taka no era tan desagradable, físicamente habalando, y su actitud traviesa e ingenua aumentaba aquella idea. Simba al notar eso, comenzó a ser un “padre” muy protector.