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Perdóname. por Ishi

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Notas del fanfic:

Esta es la segunda parte del fic de Enséñame. Espero que os guste tanto como la primera parte ^^ No sé cuantos capítulos durará... No pienso poner una cifra por que me conozco y seguro que hago más o menos de las que digo LOL

Notas del capitulo:

Sin más espero que os guste ^^

*Salen algunos componentes del grupo de pop KAT-TUN pero son extras del fic. Para darle más variedad (?)*

*Seis años después*

 

Comencé a sentir una presión en mi abdomen, oprimiendo mi costado izquierdo. Me removí en aquella cama, estirándome mientras abría los ojos lentamente, parpadeando un par de veces para acostumbrar mi vista a los rayos del sol que se colaban entre las cortinas blancas, que se movían ondeando lentamente por la pequeña brisa que se colaba. Fijé mi vista en la coronilla castaña que dormía plácidamente sobre mi pecho, abrazándome por el costado. Soltando su cálido aliento sobre mi piel. Pequeños ronquidos se colaban por sus labios entreabiertos cuando respiraba, provocándome una pequeña sonrisa. Acaricié su mejilla con el dorso de mi mano lentamente. Estaba cálida y suave, como siempre. Miré el reloj de mi mesilla de noche y aun faltaba una hora para que la alarma saltase. Intenté separar su brazo de mi costado pero comenzó a rejuntarse más a mí, pasando una de sus piernas entre las mías, abrazándome. Soltando pequeños quejidos. Volví a sonreír, era inevitable.

-Akira…- Habló en sueños con una tenue voz. Casi aterciopelada.

Alcé las cejas sorprendido, deseando que siguiera hablando pero pasaron los minutos y no lo hizo. Intenté escurrirme de nuevo de su abrazo consiguiéndolo a duras penas, dejándolo sobre el colchón boca abajo. Los rayos de sol impactaban directamente en su desnuda espalda, tiñéndola de un color dorado totalmente ficticio. La sábana blanca cubría el resto de su cuerpo, excepto sus estrechos brazos que enseguida se abrazaron a la almohada. Fui directo a la cocina, preparando un desayuno para ambos notando como mi cuerpo se sentía completamente destemplado. La piel se me erizaba cada dos por tres,  obligándome a frotarme los brazos para calentarlos.

Mientras el café se preparaba cogí cuatro moldes de pan metiéndolas en la tostadora. Abrí el frigorífico y rebusqué hasta encontrar la mermelada de fresa y un cartón de zumo, vertiéndolo en dos vasos. La tostadora saltó de repente, avisándome de que ya estaban listos los moldes de pan. Con un cuchillo comencé a esparcir por ellas la mermelada de fresa y acabé sirviendo el café en dos tazas mientras silbaba. Seguramente le parecería una mariconada esto que estaba haciendo pero quería que empezara su primer día de trabajo sonriente. Acabé por coger unos pocos cruasanes de chocolate y lo coloqué todo en una bandeja, llevándola con cuidado hacia la habitación. El café caliente comenzó a humear, dejando ese olor a recién hecho por toda la casa, abriéndome el apetito. Llegué al cuarto con lentitud, viéndolo como lo había dejado. Sonreí como un tonto mientras subía a la cama, dejando la bandeja sobre la mesilla. Acaricié su espalda con la yema de mis dedos, creando círculos sin ningún tipo de rumbo fijo. Taka se comenzó a remover, escapándosele pequeñas sonrisas mientras dormía.

-Vamos…. Despierta.-

Soltó otro quejido mientras giraba su rostro hacia el otro lado, ignorándome. Puse los ojos en blanco y volví a moverlo esta vez con más persistencia.

-Taka…-

Me coloqué encima de él a cuatro patas sin rozarle, acercando mis labios a sus hombros. Comencé a besar su piel lentamente, su dulce esencia se coló en mi cerebro con fuerza, provocando que mi corazón palpitase con intensidad. Aparté el pelo que descansaba sobre su cuello hacia un lado, despejándolo para seguir repartiendo pequeños besos sobre él. Sutiles pero dulces risas morían en el colchón, al estar cara él, provocando las mías. Me acerqué a su oído, pasando mi lengua a modo de juego.

-Buenos días~- canturreé en su oído.

-Hm…- Otra risa se coló en sus labios mientras se daba la vuelta, colocándose de espaldas al colchón para mirarme.

Sus ojos todavía entre abiertos por el sueño trataban de mirarme, acariciando mis brazos con parsimonia.

-Buenos días.-

Me acerqué a su rostro para besar aquellos labios que me acogieron con dulzura, dejándome llevar por su lengua que se enredaba con la mía a cada segundo.

-He hecho el desayuno.-

Abrió los ojos sorprendido, volviendo a reírse.

-Pero que gay eres. ¿Y tu eras hetero?-

Apreté la mandíbula con fuerza pero no me dio tiempo a enfadarme cuando volvió a mis labios, atrapándolos con sus dientes, ultrajando mi boca.

-Gracias.- Me susurró con una sonrisa, acabando por estirarse.

Me quité de encima suyo dejando que se despertara por completo cuando me agarró del brazo, tirándome de nuevo al colchón mientras se abalanzaba sobre mí. Volvió a mis labios mientras sonreíamos. Me dejé llevar por sus besos, sus caricias… Llenándome de todo lo que me había faltado hasta que entró en mi vida.

-Vas a llegar tarde…- Le recriminé.

Hinchó su pecho, sonriendo de oreja a oreja.

-Me trae sin cuidado.-

-Pues a mi no.- Pasé mi lengua por sus labios, recordando su sabor una vez más. –Ni siquiera te has parado a mirar lo que preparé.-

-Solo quiero mirarte a ti.-

-¡Oh por favor!- Grité mientras estallaba de risa. -¡Luego el gay soy yo!-

Me apoyé en mis codos, irguiéndome sobre el colchón mientras Taka se sentaba en mis muslos sin dejar de sonreír. Observando cada trazo de mi rostro, comenzando a acariciarme las mejillas.

-¿Me das el desayuno?-

Arqueé una ceja divertido.

-¿Estás manco?-

Me miró con recelo, cruzándose de brazos.

-Vete a la..-

Sonreí abrazándolo por la cintura mientras él pasaba sus brazos por mi cuello, rodeándolo. Quedando uno frente al otro, juntando nuestros pechos. Le di un pequeño beso, rozando sus labios con los míos, apretándolo más contra mí.

-Te quiero.-

Volvió a sonreír, burlándose.

-Gaaaaaaay.- Me contestó tornando su voz grave, mofándose.

Pellizqué uno de sus muslos, haciéndole brincar sobre mis piernas mientras soltaba un quejido de dolor.

-A desayunar, la alarma ha sonado y ni siquiera nos hemos dado cuenta.-

-No quiero…- Me tiró de nuevo al colchón entre risas.

-Vamos Taka, ¿Tengo que cogerte en brazos como hacía con Yuta-kun?-

Un pequeño silencio se adueñó de nuestros labios, mirándonos detenidamente. Una especie de tensión comenzó a formarse en el ambiente. Ruki se separó de mí sentándose en el colchón quedándome acostado.  Agarró la bandeja que había dejado sobre la mesilla mientras observaba el desayuno.

-¡Tostadas de mermelada!- Gritó. -¡Café! ¡Cruasanes de chocolate!-

-Gordo…- Susurré.

Volteó su cabeza en mi dirección, ya que estaba de espaldas hacia a mi. Mirándome con recelo.

-¿Qué decías?-

Sonreí con disimulo, animándole a que desayunara.

-Que lo comas todo, digo.-

Negó con la cabeza y comenzó a devorar las tostadas, sorbiendo el café de vez en cuando. Dejando para lo último los pequeños cruasanes, soltando gemidos de vez en cuando. Fruncí el ceño, observándole.

-Ni que te estuvieran haciendo el amor los malditos cruasanes.-

-¿Sabías que el chocolate en un sustitutivo del sexo?- Dijo mientras volvía a voltearse en mi dirección.

Mientras hablaba no podía dejar de mirar a la comisura de su labio, reparando en un trozo de chocolate que se le había quedado ahí mientras comía. Me acerqué lentamente hacia él, gateando sobre el colchón hasta quedar a su altura. Me miraba extrañado mientras masticaba, frunciendo el ceño.

-¿Qué?-

Apoyé una mano sobre el colchón mientras que con la otra acariciaba su mejilla, acercándome a su rostro. Pasé mi lengua sobre la comisura de su labio, saboreando aquel chocolate, relamiéndome con gusto.

-Delicioso.-

Sonrió con pillería.

-¿Quién?-

Comencé a reírme divertido, volviendo a sus labios esta vez con pasión, devorando su boca con maestría.

-Tú.-

Sin quererlo ya lo tenía bajo mi cuerpo, completamente desnudo junto al mio mientras su rostro se retorcía de placer a cada estocada que le otorgaba. Notando como nuestros cuerpos sudaban. Suspiros y gemidos ahogados murieron entre las sábanas entre tantos otros. Teniendo un dulce despertar.

 

***

 

-¡Akira acelera!- Me gritó como un histérico.

-¿Ahora te ha entrado la prisa? -Sonreí con malicia. 

Apretó sus labios y gruñó cual perro, arrancándome otra risa.

-¿Qué mierdas te hace tanta gracia?-

-Pues… Hace media hora no me pedías que me diera prisa alguna..- Volví a reírme divertido, sintiendo como mi hombro recibía un pequeño puñetazo.

-¡Siempre me lías!- Gritó desquiciado.

-¿Yo?- Pregunté haciéndome el ofendido. –Perdona pero no te he obligado a hacer algo que no querías.- Le sonreí con pillería, bajando y subiendo las cejas, mirándole con perversión.

Me miró de arriba abajo, frunciendo el ceño.

-Venga…- Toqueteé su hombro mientras miraba la carretera, acelerando como él me había “pedido”.- Un curso nuevo, anímate.-

Sonrió con sarcasmo, moviendo las manos como si realmente estuviese emocionado.

-Por cierto, han cambiado a Yuta-kun de instituto, ¿No?-

-A todos.-

Abrió los ojos sorprendido, frunciendo el ceño con disgusto.

-¿Y eso?-

-Quieren convertir el instituto en uno de ciclos para adultos y los mandaron a todos los alumnos a otro.-

Abrió la boca sorprendido.

-¿A cuál?-

Me encogí de hombros, realmente no tenía ni la menor idea. Yutaka apenas me hablaba desde que Suzume ganó el juicio. Cuando le llamaba nunca me contaba nada, contestándome con puros monosilabismos y a desgana. Cuando le tocaba los fines de semana en nuestra casa apenas hablaba con Ruki o conmigo, se dedicaba a salir con sus amigos y cuando llegaba a casa se metía en su cuarto. Realmente me sentía frustrado con eso. Si ese era el castigo que tenía que recibir… Con tal de verle lo aguantaría toda la vida.

-No lo sé…-

Taka se mordió el labio inferior nervioso, cogí aire y lo solté lentamente, intentando relajarme mientras encendía la radio. Necesitaba distraerme, necesitaba… A mi hijo. El silencio invadió el coche. Escuchándose solamente la desgarrada voz de aquel cantante que le hablaba a la luna.

Dejé a Taka en la puerta de aquel instituto, realmente había encontrado trabajo enseguida a pesar de todo. Era una persona brillante e inteligente, a parte por lo vocacional que era con su trabajo, aunque a veces llegase de mal humor o a punto de un colapso, se quedaba hasta altas horas de la madrugada corrigiendo exámenes y trabajos. Lo admiraba en todos los sentidos. Antes de que bajara del coche nos dimos un sutil beso y le deseé suerte en su primer día de este nuevo semestre, sacándole una sonrisa. Esperé a que se metiera dentro del centro y encendí el coche, encaminándome a mi puesto de trabajo. A mi primer trabajo… Como camarero. Alcé el puño sonriente.

-Ganbatte Aki-chan~ - Me animé a mi mismo, encaminándome hacia el bar totalmente entusiasmado.

 

***

 

Me encaminé por el pasillo repleto de profesorado corriendo de aquí para allá, con un montón de carpetas y maletines en sus brazos. Me sonreían y hacían una pequeña reverencia para saludarme. Les imitaba y me dirigí hacia el despacho del jefe de estudios, petando la puerta mientras respiraba hondo. Los primeros días siempre sentía que me iba a engullir la tierra de los nervios que sentía por todo mi cuerpo, estrujándome el estómago.

-Adelante.- La voz de Kamenashi, el actual jefe de estudios, se escuchó en el interior.

Abrí la puerta fingiendo una seguridad que no existía, sonriéndole con tranquilidad.

-Buenos días Takanori.-

Asentí sonriente.

-Buenos días.-

-La lista de tus alumnos son estos, espero que disfrutes este año.- Dijo con tono burlón, entregándome unas hojas.- También te entrego el horario y todos los expedientes.-

Ahora entendí a todos los profesores medio estresados que corrían hacia su aula con todo ese papeleo encima…

-¿No existen USB en tu mundo?- Sonreí divertido.

Kamenashi me sonrió.

-Me gusta más lo antiguo.- Se levantó de la silla acercándose a la puerta mientras me acompañaba, abriéndola. –Que tengas un buen día, Takanori.-

Cuando fui a contestarle noté como una mano me acariciaba mi baja espalda, pero sin llegar a mi trasero. Abrí los ojos por un momento pero acabé pensando que habían sido imaginaciones mías. Me dirigí a mi aula intentando que no se me cayera nada al suelo. Eran alumnos de tercero pero este año habían decidido ponerles en la planta baja. Agradecí ese detalle. Llegué a la puerta y dentro se escuchaba bastante barullo, puse los ojos en blanco y abrí la puerta como pude. Al entrar el bullicio no cesó en absoluto pero una voz casi masculina llegó a mis oídos, acercándose hacia mí.

-¿Le ayudo?-

“Vaya, el primer pelota”, pensé. Asentí con la cabeza y en cuanto pude ver a mis nuevos alumnos me quedé patidifuso.

-¿Ruki-Sensei?- Preguntó el alumno que me sujetaba los expedientes.

-¿Shou-kun?- Abrí los ojos impresionado.

-¡RUKI-SENSEI!- Gritaron todos al unísono.

-¿Qué cojones…?- Susurré alucinado.

Eran todos mis ex alumnos del colegio. Byo, Kazuki, Tora, Aoi, Uruha, Hiroto, Shou, Saga… Kai. Busqué a Kai-kun con la mirada, encontrándolo en la última fila, abrazado a Uruha mientras sonreían sin reparar en nadie. El corazón lo sentía en la garganta, dejándome sin respiración.

-¡Cuánto tiempo!, ¡Nos alegramos de volver a verle!- No dejaban de hablarme, colapsándome entre todos.

Kai al fin reparó en el bullicio a mi alrededor, clavándome la mirada. Una mirada casi gélida y penetrante. Suspiré e intenté coger aire de nuevo, relajándome.

-Venga sentaos de una maldita vez.-

-Igual de gruñón.- Sonrió Kazuki mientras le pasaba el brazo por los hombros a Byo.

Estaban todos… Cambiados, pero la esencia era la misma. Observé a Miyavi dormido sobre su mesa, repleto de piersings y con los brazos tatuados. Me acerqué a su mesa con sigilo, acercándome a su oído.

-Vamos tesoro.. Es hora de levantarse..- Susurré con voz maternal.

-Hm… No quiero ir a clase okaasan…- Murmuró.

Todos comenzaron a reírse, despertándolo por completo. Me miró como si hubiese visto un fantasma, arrancándome una sonrisa.

-Buenos días, “hijo”.-

Sus mejillas se volvieron completamente rojas a medida que las risas aumentaban, me di la vuelta andando hacia mi escritorio, sentándome sobre él. Carraspeé para aclararme la garganta y suspiré.

-Bueno creo que… No hace falta que nos presentemos, ¿No?-

Todos asintieron ansiosos, todos excepto Kai.

-Yo si quieres me presento.- La voz grave de Byo salió a la luz de la nada, aprovechando el silencio. Me llevé la mano al rostro, negando con la cabeza. Había cosas que nunca cambiaban.

-Deja de intentar ser el protagonista.- Le contestó Miyavi desde la otra punta del aula.

-Cuando te quites toda esa mierda de la car… Ah no, es así de horrible tu cara.-

-¿Quieres que te reviente la tuya?- Se levantó con rapidez, encarándole.

Kai sonreía desde la última fila, cruzándose de brazos.

-Oh por favor, dejad eso de una vez.- Habló Uruha que se había colocado en la mesa de al lado de Kai. –Madurar de una vez.-

-Creo que este año va a ser interesante.- Dijo Tora sonriente junto a Aoi, riendo animados por el espectáculo.

Alcé las manos moviéndolas.

-Halla paz, los infantilismos los habéis dejado en el colegio.-

Todos asintieron mientras que Miyavi y Byo volvían a sentarse en sus respectivos sitios. En cuanto Byo-kun se sentó, Kazuki besó los labios de él, quedándome totalmente extasiado.

-¿Se encuentra bien Ruki-sensei?- Preguntó Hiroto preocupado.

-Si, si…- Volví a carraspear y busqué la hoja del horario, intentando olvidar la imagen que acababa de ver.

La risa irónica de Kai llegó a mis oídos, decidiendo a ignorarla. Realmente me estaba poniendo nervioso.

-Sacad una hoja de papel en blanco y un bolígrafo, voy a dictaros el horario.-

-¿Por qué no lo escribe en la pizarra?- Preguntó Saga.

-¿No ves que no llega?- Se mofó Kai. – Pero su estatura para otras cosas debe de ser perfecta.-

-Yutaka…- Susurró Uruha apenado.

Me quedé completamente ausente, sin saber realmente que decir. Notaba como me faltaba aire en los pulmones. Cerré los ojos intentando pensar en otras cosas, decidiendo a hablar.

-Lunes, ocho y media… Educación Física con el profesor Tanaka Koki.-

-¿¡¡¡¡QUÉ!!!?- Gritaron todos totalmente indignados.

-¡No me jodas! Educación Física a primera un Lunes… Eso no es humano.- Se quejó Tora.

-¿Qué se esnifan?, ¿La tinta de los bolígrafos?- Saltó Aoi.

-A las nueve y veinte, Matemáticas conmigo.- Continué medio sonriendo, ignorando sus quejas mientras escribían.

Las dos horas de charla pasaron sin ningún incidente más, despidiéndome de mis no tan “nuevos alumnos” mientras les invitaba a abandonar el aula. Era la presentación y me tocaba leerme todos sus expedientes en un día. Kazuki pasó su brazo por la cintura de Byo y este agarró la nalga de Kazuki demandante, sonrientes. Les miré con curiosidad, completamente alucinado. Tora rodeó el cuello de Shou, dejando un sutil beso en su sien. Shou le sonrió mientras le pasaba su brazo por la cintura, sonrojándose. “¿TODOS ESTABAN JUNTOS O QUÉ?” Gritaba en mi mente. Aoi se abrazaba a Saga y a Hiroto pero.. No había nada sentimental de por medio, cosa que agradecí. Me estaba empezando a asustar. Negué con la cabeza y volví mi dirección al final de la clase, sorprendiéndome de lo que estaba viendo. Abrí los ojos completamente alucinado. Los expedientes se me cayeron sobre la mesa, haciendo un sonido pesado y fuerte. Kai-kun besaba efusivamente a Uruha, que estaba apoyado en el respaldo de la silla. Este le correspondía de la misma manera, rodeando el cuello de Kai con sus manos. Fingí una tos mientras mi corazón latía con rapidez, reclamando su atención.

-Po… Podéis iros.-

Uruha quiso cortar el beso en cuanto me escuchó pero Kai se lo impidió, ultrajando más su boca, arrancándole un quejido de sorpresa. Me quedé tieso en el sitio, deseando que la tierra me tragase en ese preciso momento. Cuando Kai se quedó sin aire cesó el beso, sonriendo de oreja a oreja. Ya no había nada de aquella sonrisa tan… Deslumbrante y hermosa. Se levantó de la silla, arrastrando a Uruha con él y salieron del aula sin mediar palabra conmigo. Uruha me miró con pena, completamente afligido. Dejé caer mi cuerpo en el sillón de cuero de mi escritorio, completamente destruido. “¿Desde cuando Kai era… Gay?” “¿Cuánto tiempo llevaban Uruha y él juntos?” … La cabeza me empezó a doler de sobremanera, acabando por recoger los expedientes y salir de ahí, deseando que mañana no se presentara a clase. Tenía miedo a las cosas que podían salir de su boca. Aunque sus miradas dolían el triple de sus palabras. Realmente no sabía si comentarle lo sucedido a Akira, era su padre… Tenía que decírselo… Mi mente era un cúmulo de pensamientos que no se daban ordenado. Ni yo mismo sabía como asimilar las cosas. Realmente necesitaba la ayuda de Akira, aunque lo que más temía no era Kai-kun en este momento… Si no… La reacción de Akira. Suspiré saliendo del instituto con el ceño fruncido, ordenando mis ideas completamente en vano.

 

***

 

-Oye Yuta… Te has pasado.- Me contestó Uruha de camino a casa.

Le miré arqueando una ceja.

-¿De que me hablas?-

-No te hagas el tonto conmigo, sabes a que me refiero.-

Solté un “ts” y seguí caminando. Me agarró del brazo, obligándome a disminuir la velocidad.

-Olvídalo ya Yuta… Se feliz de nuevo.-

Paré en seco, colocándome frente a frente, rozando su nariz con la mía.

-¿Qué cojones te hace pensar que no soy feliz?-

Tragó saliva pero no me apartó su mirada.

-Tú no eras así…-

Le sonreí, relajando mi cuerpo propinándole un pequeño beso en sus labios.

-Estoy bien, ¿De acuerdo?-

-Yutaka…-

-¡Que estoy bien! ¡JODER!- Me separé de él, volviendo a andar con la misma rapidez que antes. Shima me perseguía, suspirando.

-Habla con tu padre Yuta…-

-¿Para qué? ¿Va a volver a casa? ¿Todo va a volver a ser como antes?, NO.-

Posó su mano en mi hombro, frenándome.

-¿Preferías verlo como estaba?, Siendo el cornudo del pueblo, completamente solo..-

-¡No estaba solo! ¡Estaba conmigo!- Grité notando como millones de lágrimas amenazaban con salir de mis ojos.

Me agarró por las mejillas, sintiendo la calidez de sus dedos acariciándome.

-¿Ibas a estar con él siempre?, ¿No tienes pensado irte a la universidad?, Yuta piensa las cosas fríamente.-

-Me ha abandonado Shima, me ha dejado solo por ese enano, y no le pienso perdonar jamás.-

-Yutaka…- Susurró apenado.

Me zafé de su agarre encaminándome a casa, dejándolo con la palabra en la boca. Todo mi cuerpo temblaba por la ira, por el rencor. “¿No podía ser otro profesor?” pensé mientras la primera lágrima se derramaba por mi mejilla. Pensé en todas las maneras en las que podía atormentar a Ruki. Tantas, que iba a desear su propio despido. Iba a conocer de primera mano lo que era el sufrimiento, todo el sufrimiento que sentí en estos seis años por su culpa.

Notas finales:

¿Qué os ha parecido?

¿Me tiráis piedras?

¿Me tiráis besos? 

;____________;

 

Decidme por rw y animarme (?)

 

PD: SIENTO TARDAR TANTO. Estuve en el hospital con mi abuelo que lo ingresaron y no tuve tiempo a nada ;_; Se que no es escusa pero... Lo siento igualmente por tardar en subir y actualizar fics ;__;

PD1: Y también tengo Otitis y ando media sorda ;___; ESTOY MURIENDO. OS QUIERO POR SI ALGÚN DÍA MUERO.

PD2: Dadme amor ;__; > @Ishiromero


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