Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Del odio al amor en... Tres meses. por KariHondaMeyer

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola, heme aquí, bueno, henos aquí.

 E: que fastidio, la verdad. 

K: oh, cierto, no están muy acostumbradas a la presencia de Eilyon ¿verdad?, La parte oscura de mi personalidad, mi mitad, mi alter ego masculino.

 E: la angustia y el dolor son mi especialidad.

K: Sé que me quedrán matar mis lectoras de otros fics si me ven colgando este antes de actualizar los otros, pero la verdad es que no me pude resistir.

Los personajes le pertenecen a J.K. Y algunos a mi, no lo hago con fiens de lucro, sólo es diversión.

La historia se centra justo unos meses después de la batalla final. El único cambio que haré será revivir a Sirius y a Lupin. 

Chicas menores de 16 años, favor de no leer... No me hago responsable de las consecuencias...


 ~~Dedicado a todas aquellas personitas que me “animaron” para iniciar esta historia. Gracias chicas~~


----------Cualquier nombre, persona o parecido con la realidad o mi alter ego es mera coincidencia -------

- Ya te lo digo, no es justo, en verdad – se quejaba de nuevo cierto pelirrojo – ¿Cuánto te apuesto a que ahora sabemos más que los profesores?


- Cálmate Ron, yo no apostaría tan duro – lo regaño su novia.


- Dicen que el profesor Snape dará dos clases, pociones y defensa contra las artes oscuras – Luna echó su largo cabello hacia atrás, para poder mirar fijamente a sus amigos.


- ¡¿Qué?!- gritaron 5 voces a la vez, pero escuchándose más fuerte la de cierto pelinegro.


- Si – ojeando su ejemplar del “quisquilloso” que había reanudado su producción – eso es porque no hay suficientes profesores, muchos perdieron la vida en mayo – vio como sus compañeros se encogían en sus asientos- y otros desaparecieron misteriosamente.


- Si, ya lo había oído, mi abuela me dijo lo difícil que se le estaba haciendo a Hogwarts reanudar las clases tan pronto, pero no creí que estuviera tan mal – Neville se recargó en sus rodillas para mirarlos mejor, pero a Hermione no le pasó por alto que miraba ceñudo las manos unidas de Harry y Ginny.


- De hecho, los alumnos que asistiremos este año, somos casi todos los que participamos en la guerra, la mayoría de los padres quieren esperar un año más – Ginny no iba a dejar que fuera la única que no hablaba.


- Por eso, son tan pocos los del nuevo grupo de primero, solo los que lo están repitiendo – la voz distante y vacía de George llenó el lugar, dejándolos a todos callados, lo cierto es que él había subido el tren con tanto ánimo como podía mostrarlo un zombi, pero no era de extrañarse, nada le hacía cambiar esa taciturna manera de hablar y moverse que había adquirido nada mas aceptar que su gemelo no volvería a seguir sus comentarios nunca más, que por cierto, a veces, carecían de sentido.


- De cualquier manera – la castaña intentaba suavizar el ambiente, pero al no encontrar nada que decir, optó por callarse, todos miraban al joven de 21 años que clavaba la mirada en el techo rojo del tren, como si fuera el más interesante juego de quidditch del mundo, pasaron unos minutos, donde nadie se atrevía a abrir la boca.


- ¿Qué tal chicos? – un hombre joven de aspecto enfermo pero apuesto, vestido con una túnica vieja, raída y remendada entró a la cabina, cerrando la puerta tras de sí para recargarse en ella.


- ¡Lupin!


- ¡profesor Lupin! – gritaron todos en coro, según el trato que tuvieran con él, menos George que seguía perdido en el vacío.


- ¿Qué está haciendo aquí? – preguntó la castaña del grupo, ansiosa por que desapareciera la tensión en el ambiente.


- De nuevo seré su profesor en Hogwarts – los miró a todos con una sonrisa gentil en los labios.


- Gracias a Merlín, por un momento creí que Snape nos daría defensa contra las artes oscuras – murmuró Neville, descansando su alma en el respaldo.


- Profesor Snape,  Neville, y no estás equivocado – dijo sonriendo aún más por las caras de sus ahora alumnos – y también les dará pociones, yo estoy aquí para impartir historia de la magia – rio deliberadamente, las expresiones de los menores no tenían precio.


- P-pero… ¿y el profesor Binns? – el color había huido de la cara de Ron, dándole un aspecto enfermizo, Lupin dudó.


- Dice que prefiere documentar la historia que ser parte de ella, así que se enroló en escribir “las crónicas de voldemort, el mago más tenebroso de todos los tiempos” – hizo énfasis en el título, agregándole una nota de desaprobación – cree que será el libro con más éxito de la historia. 


- E-entonces ¿si nos dará Snape? – Neville estaba al borde del colapso nervioso. 


-  Cálmate, será sólo para que apruebes tus TIMOS y el EXTASIS, si fuera por otra razón, podrías pasar de sus materias- el licántropo estuvo de acuerdo en que esa no fue su mejor táctica para dar ánimos.  


-  Lo he decidido ¡me voy a bajar del tren y viviré como muggle! – su voz apenas si se escuchaba de lo ahogada que estaba su garganta, sin querer, todos empezaron a reír.


- De cualquier manera ¿Cómo es que aceptaste el puesto Lupin? – el de ojos como esmeralda no estaba para nada molesto, todo lo contrario, pero le costaba trabajo entender como su ex profesor y ahora compadre había vuelto al trabajo que anteriormente había renunciado. 


-  Fue por petición de McGonagall, estaba desesperada por llenar todas las plazas cuando me lo pidió… y yo… no pude negarme – su mirada se ensombreció un poco, dando una conjetura de dónde se estaban desviando los pensamientos del mayor, Harry decidió estimularlos por el mismo camino, pero en un punto menos doloroso. 


-  Y dime ¿cómo está Ted? – sonrió para darle ánimos a hablar de su lindo ahijado de apenas unos meses. Funcionó, al mayor se le iluminó la mirada. 


- Crece muy rápido, apenas si me creo que tiene 4 meses, es muy inteligente para su edad, pues cambia de apariencia sin parar…- el sonido del tremendo escándalo que estaban armando los alumnos de 4to grado en los pasillos lo interrumpió de manera abrupta – disculpen – se dispensó y salió a poner orden. 


-  ¿Porque creen que el profesor viaje con nosotros como la última vez? – Neville se recargó en la ventana.


- ¿No es obvio? – preguntó la castaña mirándolos a todos, sus caras de duda le decían todo- las rebeliones aún no terminan, puede que Voldemort – de nuevo, hubo un ligero estremecimiento – esté muerto, pero muchos de sus seguidores siguen vivos, algunos incluso, se han atrevido a matar frente a Aurores, así que ¿Qué mejor medida de seguridad para un tren cargado de estudiantes que estos sean vigilados por maestros experimentados?


 – Claro, ahora todo tenía lógica.


- ¿Creen que todos los de la orden estén aquí?- Ginny apretó más la mano de su novio.


- O al menos los que quedan, espero – Ron miró de forma preocupada a su novia, que nerviosa vigilaba el exterior de la ventana, con aire cauteloso.


- ¿Quieren algo del carrito? – la señora del carrito rompió con la tensión del momento, todos sonrieron y empezaron a comprar cuanto se les antojare y a compartir entre ellos. Unas horas más tarde bajaban del tren estirándose, tantas horas seguidas apoltronados sobre sus traseros los tenían entumidos, a excepción del pelirrojo y la castaña, que habían sido nombrados prefectos de nuevo y habían tenido que vigilar los pasillos unos minutos después de terminada la comida.


- Que diferente se ve sin su pandilla – murmuró Ginny mirando a un Draco Malfoy bajando del tren con la mirada perdida y las manos en los bolsillos de la túnica, no miró a nadie, pero todo mundo se alejaba de él conforme pasaba.


- Ser Mortífago deja sus marcas – dijo su novio mientras veía como unas niñas de 2do gritaban al verlo – al parecer, ni Parkinson quiere estar a su lado- la bella morena pasó de el sin mirarlo, tensa y con los hombros caídos.


- Estaría a punto de sentir lástima de él, pero no quiero – Ron tomó curso hacia los carruajes, casi todos estaban llenos – demonios, nos tardamos demasiado – abrieron uno que parecía vacío, pero no, dentro estaba una muchacha pálida, de aspecto enfermizo, callada como atontada, los volteó a ver unos segundos después, muy lentamente.

Shock, tenía un hermoso color turquesa en los ojos, pero una mirada fría, petulante y cruel que los estaba Acribillando, movió ligeramente su cuello para quitarse un mechón de cabello negro con destellos azulados de la cara, parecía traerlo en varias capas, pero el intenso color del mismo y la oscuridad no dejaba que se confirmara, se quedó unos momentos mirándolos sin decir palabra, esperando.


- Dis… disculpa, creímos que estaba vacío – se excusó el pelirrojo menor, desviando la mirada de la contraria como glacial.


- Me doy cuenta – su voz entre aguda y cantarina llenó el reducido espacio, pero no ayudó mucho, salvo a su apariencia amenazante, no movió ni un solo músculo, la rubia del grupo miró debajo del brazo de Ron, esperando ver por qué no entraba de una vez para irse ya a al castillo, lo comprendió al observar a la chica.


- Creo, que no cabemos en este carruaje- Luna la miró a los ojos sin inmutarse.


- Al parecer – pero la otra chica no apartaba los ojos, consiguiendo que hasta Luna desviara los suyos.
- Y… miren, hay uno vacío allá atrás- trató de desviar la atención.


- Cierra la puerta- murmuró la chica con voz venenosa y hastiada para volver la vista al libro que descansaba en sus piernas, Ron obedeció instantáneamente.


- Valla chica – dijo con un escalofrío recorriéndole las entrañas – oigan, es el único carruaje que queda – señaló el que había mencionado Luna, estaba unos pasos más atrás- y ahí viene Malfoy – o le ganaban el carruaje al Slytherin o tenían que viajar con la lunática de mirada fría, el rubio se dio cuenta de lo que pasaba al instante y se apresuró al vehículo, pero George ya estaba subiendo en el antes de que nadie se pudiera mover, todos los Gryfindors y Luna suspiraron aliviados, lo contrario a Draco, que los miró con rencor y caminó hasta el carruaje donde la chica viajaría, dudó un instante y subió, cerrando la puerta para emprender el viaje al castillo.


- Eso estuvo cerca, ¿quién era esa chica? – preguntó Neville que quedó con una gran curiosidad.


- Va en Slytherin, su nombre es Antonieta, según creo, no se mucho sobre ella, solo que es muy inteligente, está repitiendo el 7mo grado y sus calificaciones están casi a la par de las de Hermione –se apresuró a informar Ginny.


- Venga – murmuró su novio – nunca la había visto.


- No es una chica que sobresalga mucho.


- Pues al parecer Ricky Ricón y Merlina Addams se llevan muy bien – observó la castaña en la parte trasera de la carroza, que estaba descubierta de cortinas para dejar entrar la luz de la luna, estaban a suficiente distancia como para ver que la chica sonreía ante algo que le estaba diciendo el rubio. Solo ella y Harry se rieron, pues los demás no entendieron la broma.


- Pues no es tan normal si se puede reír de lo que dice Malfoy.  ¡ja! Se le acabó el encanto – Harry pudo ver con placer como la chica parecía sorprendida, apretaba la mandíbula y se volteaba ofendida, dándole la espalda al rubio, definitivamente se lo estaba pasando de lo lindo- al parecer si tiene juicio.


- Em, Ginny, tienes un insecto en el pelo – murmuró Neville levantando la mano y quitándole una roja chinche de su cabello igualmente rojo, provocándole un sonrojo.


- Esto, gracias Neville – volteó a ver a su novio, pero él estaba al pendiente de lo que le decía su mejor amiga y lo que pasaba en el carruaje de enfrente, se volvió a sonrojar, pero esta vez de ira. Hermione de nuevo se dio cuenta. Ya que llegaron al castillo se dieron cuenta de que cada ocupante del vehículo de enfrente salía por un sitio diferente, sonrieron complacientes de que Draco se encontrara solo, pero la curiosidad del niño-que-vivió aumentó cuando vio que Hagrid saludaba cálidamente a la chica con un abrazo medio correspondido y la dirigía por una puerta completamente diferente.


- Apresúrate Harry, ya va a empezar la selección – lo apremió Ron.


- Si, ya voy – se apresuró a alcanzar a sus amigos. Entraron al gran salón, la profesora McGonagall ocupaba su puesto como directora del colegio, a su alrededor se abrían lo que parecían ser sus nuevos profesores, Harry recorrió las filas, encontrando uno que otro rostro conocido, dentro de varios que no había visto antes como profesores, entre ellos, algunos de la orden. Dirigió su mirada a Lupin que estaba sentado a la izquierda de Snape, quiso examinar al hombre, pero un fuerte ruido de puertas abriéndose hizo que su mirada volara a la entrada.


 - SIRIUS! – gritó de repente al detenerse en un hombre pálido, de abundante pelo negro y sonrisa triunfal, que estaba dirigiendo a los de primero, los cuales, parecían muertos de miedo, caminando a tres metros de distancia de él todos juntitos y a pasitos diminutos, como queriendo darse valor mutuamente.

  Sin embargo, el animago estiró más su sonrisa, pues ni cuenta se dio del estado emocional de los niños a los que conducía, pero para Harry, ver ahí a su padrino le llenó el corazón de alegría y regocijo, al parecer, le daría clases ese año.


 ¡¿?!


Toda la sala se conmocionó, unas chicas de Ravenclaw gritaron, muchos de Hufflepuff se desmayaron, algunos de Slytherin se levantaron de sus asientos pegándose a la pared y mirando nerviosos la salida, los Gryfindors se pusieron pálidos verdosos mientras buscaban entre sus ropas la varita, sin éxito por el nerviosismo.


- ¡Ay por favor! – murmuró George, lo que le donó varias miradas horrorizadas y amenazadoras hacia él.


- ¡SILENCIO! – Gritó McGonagall, la sala inmediatamente se calló – valla entrada Sirius – lo regañó, pero éste se lo tomó como un halago, soltando su carcajada parecida a un ladrido.


-  Aún no es mi primer día y mira lo que consigo – nadie se había dado cuenta de que debajo de la capa traía a dos niños inconscientes, uno en cada brazo – se desmayaron al verme, Hagrid traerá otros tres que no pude cargar – soltó de nuevo una carcajada de orgullo, diversión y suficiencia, Harry se dio cuenta que Lupin intentaba sin mucho éxito ahogar una carcajada mordiéndose el labio inferior y Snape soltaba un resoplido de desacuerdo e indignación, otros tantos como Kingsley no pudieron evitar soltar una risilla.


-  Muy halagador – el tono ácido de la voz de la directora hizo callar a Sirius – todos, tomen sus asientos por favor – ningún estudiante obedeció – o los pongo en detención una semana…- hizo una pausa al ver que muchos adquirían miradas irónicas – con él – señaló a Sirius y todo estudiante consciente se sentó de golpe – Bienvenidos sean todos a este nuevo año en Hogwarts. Están iniciando un nuevo año, ahora procederemos a la ceremonia de selección – le dirigió un gesto indulgente a Sirius, que se le quedó mirando con cara de “con estos estudiantes desmayados”, la cual fue respondida por otra mirada que decía “aunque estuvieran en coma”.


- Muy bien, acérquense por favor – indicó Sirius, el terror se palpaba en las tiernas caritas de los de primero – Arthur Alveryle - un muchachito flacucho y desgreñado se acercó temblando, miró a Sirius que sosteniendo el sombrero seleccionador le sonrió de oreja a oreja, no pretendía ser apaciguador, sin embargo, precisamente eso consiguió. El chico le regresó la sonrisa y con paso decidido se sentó en la silla que estaba frente a él.


- ¡Gryfindor! – gritó el sombrero seleccionador nada más rozarle los pelos de la cabeza, un mar de gritos y aplausos retumbaron en las cuatro paredes del gran comedor, todas procedentes de la mesa de Gryfindor.


- Miranda Bennet – una niña con un precioso cabello castaño rojizo alzó la mirada antes de aventurarse hacia el moreno, lo miró a los ojos, Sirius pudo ver con placer que había astucia en ellos.


- Mm eres valiente, astuta y valerosa, ¿Dónde te pondré? ¡Ravenclaw! – ahora el mar de gritos venía de dicha mesa, poco a poco fue bajando la fila, ahora más animada al ver que el moreno no pretendía hacerles daño. Todo pasó más rápido de lo planeado.


- Muy bien, a los chicos nuevos deseo darles las más cordiales bienvenidas, a los no tan nuevos, bienvenidos otra vez, hay muchos temas a discutir, pero ahora – dio dos palmadas y las mesas se llenaron de comida – es hora de comer.


Los hambrientos alumnos se apresuraron a devorar con ganas el banquete, pues había sido un viaje largo y algo tormentoso, muchos no hablaban, el ánimo del primer momento se había desvanecido de manera increíble. Sin embargo otros hablaban de más, que si habían sobrevivido por un pelito en la guerra, que si habían encontrado un mortífago moribundo en su patio, que si su mamá no querían que fuera, que si su tía abuela tenía hemorroides…Cosas de la vida. Acabado el banquete, la profesora y ahora directora McGonagall se volvió a levantar.


- Muy bien – el silencio volvió a reinar en el recinto- como muchos sabrán, la gran guerra ha terminado y lord Voldemort está muerto – muchos aún soltaban grititos al escuchar el nombre- pero sus mortífagos siguen sueltos entre nosotros, así que el ministerio de magia ha llegado a la conclusión que los jóvenes magos y brujas necesitan saber por lo menos lo más básico de la magia, así que, por ese motivo nos encontramos aquí, de nuevo – hizo una pausa- como sabrán, este año tendremos el doble del alumnado normal – muchos comenzaron a murmurar- ya que la mayoría tendrá que repetir curso y aquellos que se han retirado antes de haber terminado la escuela – mirando a George – tendrán que regresar a finalizarla, por ese motivo, hemos ideado la siguiente táctica, los alumnos de 7mo grado con las mejores calificaciones, en cada materia, independientemente de su casa, funcionarán como maestros suplentes para brindar apoyo a sus profesores – el murmullo creció – ya tocaremos a fondo en esos temas con los alumnos seleccionados. Es hora de presentar a sus profesores Remus Lupin – el profesor se levantó y dio una reverencia- ha vuelto con nosotros a impartir clases de “historia de la magia” – todo el mundo exaltó un hondo murmullo- el profesor Sirius Black – el aludido también se levantó, divirtiéndose con las caras de los chicos- impartirá “transformaciones”.


- Es obvio, ella siendo directora, ya no podía impartirla- murmuró Hermione ignorando los gritos de asombro.


- El ya conocido profesor Severus Snape que impartirá “pociones” y “defensa contra las artes oscuras” – el aludido hizo un gesto con la mano y la cabeza, sin levantarse- es un caso es especial, el tendrá a tres alumnos a su disposición…


Terminado el discurso y de presentar a todos sus maestros, McGonagall mandó a todos a la cama, haciendo una pausa.


- Se irán todos, excepto a los que mencionaré a continuación, cosa que sólo son los de 7mo año, los de grupos inferiores se pueden retirar. Los mencionados, me esperarán en el salón continuo a la derecha – señaló su derecha – muy bien Greanger Hermione, Neville Loongbottom , Harry James Potter,  Padma Patil, Draco malfoy, Blaze Zafani… - así siguió nombrando alumnos, sumando 5 de Ravenclaw y 2 de Hupefpuff, se miraron unos a otros, mientras el resto se retiraba – y bien ¿que esperan? – se exaltaron.

 

 Vieron que todos los maestros se dirigían hacia el aula antes señalada, seguidos por la directora, que vacilaba, pues esperaba a los alumnos - bueno – murmuró la castaña, viendo como su novio, que seguía siendo prefecto, encaminaba a los de primer año hacia los dormitorios, se enderezó y camino valientemente hacia adelante, los demás la siguieron como si estuviera liderándolos, Harry le dio un último apretón a Ginny, no se habían separado desde que terminó la guerra, ésta le respondió con un rápido beso y se soltaron. Cuando Harry entró en el aula la curiosidad volvió a mezclarse con su nerviosismo, ahí, de pie, frente a los maestros como cualquier otro alumno de la sala había una muchachita con una gruesa capa encima de la túnica colegial. Lo singular, es que su capa tenía gorro, al cual utilizaba para cubrir su cabello que presumía ser de un color rojo tomate, más brillante aún que el de los Wesley, si es que era eso posible, una barrera invisible la separaba del resto de los chicos de su edad, de la cual los mayores no rendían cuenta. 

 

- Ella es Elyon Meyer, una alumna de intercambio, sean amables con ella por favor- la presentó la directora, algunos de los chicos se inclinaron hacia ella con curiosidad, la muchacha no volteó, miraba fijamente al frente, cosa que le resultó tremendamente familiar a Harry – ella será también una maestra complementaria… Y hablando de eso, no es obligatorio, pueden decidir si desean o no echarse esa carga encima. En caso de aceptar, se librarán de realizar de nuevo los TIMOS, – un suspiro alentador inundó el aula- pero a cambio, ayudarán a sus profesores preparar a los alumnos de quinto y sexto año y serán tan responsables como ellos si los alumnos los reprueban. Tampoco se podrán liberar de sus EXTASIS – un segundo respingo se hizo presente- como verán es un trabajo bastante pesado, si consideramos que seguirán tomando clases como todo alumno de séptimo- los chicos se miraron de nuevo unos a otros - ¿aceptan?

 

 El silencio reinó en al sala, nadie quería siquiera respirar, claro que los observaran todo el profesorado tan fijamente no ayudaba mucho.

 

 - Claro que si – dijo una calmada y algo chillona vocecilla de niña la chica de intercambio había vuelto el rostro a la directora con gesto decidido y las cejas levemente fruncidas – no tenía que preguntar siquiera – de nuevo reinó el silencio ¿Cómo iban a dejar que una alumna suplente les ganara en aquello?

 

 - Yo también – dijeron inmediatamente un coro de voces, se miraron sorprendidos, seguido de una leve carcajada, secundada por algunos profesores a los que le había hecho gracia.

 

-           ¿A qué horas ensayan? – preguntó un Sirius burlón

 

- Muy bien – les daré la materia a la que han sido asignados y mañana se reunirán con sus respectivos profesores a la hora que les asignen

 

–sacó de nuevo la lista y empezó a rezar los nombres - Greanger Hermaione – historia de la magia – la muchacha era buena en muchísimas asignaturas, pero lo cierto, es que era la única que tenía una E en esa en específico, sonrió y se encaminó hacia el profesor Lupin, que la recibió también con una sonrisa - Neville Loongbottom  – herbologìa – nadie lo dudó, era la única asignatura que el chico amaba - Malfoy Draco- transformaciones – todos, incluido el aludido, se quedaron con la mandíbula colgando, es cierto que era bueno en la materia, pero no tanto, sin embargo, con paso lento, el chico se acercó al animago, que lo veía con una mezcla de ironía y desprecio, a pesar de mantener una sonrisa burlona. Cosa que no le pasó desapercibida al ex mortífago padrino del rubio.

- Meyer Elyon – pociones – la muchacha asintió, se dirigió hacia el sombrío profesor y se paró a su lado con aire serio, sin decir palabra o generar sonido alguno – por cierto, señorita Greanger, me gustaría saber si usted está dispuesta a servir de apoyo a la señorita Meyer, puesto que la materia de pociones es muy pesada aún para dos, tomando en cuenta la cantidad de alumnos – le chica nueva abrió los ojos de golpe, y ese extraño color azul a matizado la miró con indignación.

- Si, supongo, si no interviene con las tareas de historia de la magia – la directora asintió

- Potter Harry James – “defensa contra las artes oscuras” – el aludido se quedó con el alma en la boca, era obvio que lo eligieran a él, era el mejor en esa materia y sin contar que ya había dado clases a un grupo de 28 chicos de diversas edades. Miró con una súplica tatuada en el iris a su directora, pero soltó un suspiro resignado y se dirigió al lado del mayor. Había hecho un compromiso y lo cumpliría, ahora era Snape el que sonreía con arrogancia a un Sirius que rechinaba los dientes.

La lista siguió hasta llegar a su fin, dando paso a las discusiones entre los maestros y sus alumnos de poyo.

- La quiero mañana a primera hora después del desayuno en mi despacho señorita Meyer, no me importa si algo se le atraviesa, no admito los retrasos, igual para usted señorita Greanger – dijo lo último alzando un poco la voz, la aludida apenas si lo alcanzó a escuchar.

- De acuerdo, Señor – la voz aguda de la chica resonó en el cuarto, fría y directa, el profesor levantó una ceja, para dirigirse a Harry.

- A usted lo espero después de la comida señor Potter, y no me importa que haya sido el salvador del mundo mágico, no le perdonaré un retardo.

- Si, ya me lo imaginaba – murmuró el muchacho con un suspiro.

- Debe cuidar esos modales, Potter – soltó el apellido como si fuera un escupitajo – podrá ser el favorito de todos, pero a mí me seguirá llamando señor – Harry se le quedó mirando fijamente, pero sin el rastro de odio que antes acompañaban esos momentos, en su lugar sintió un sentimiento abrumador, no porque fuera negativo, si no todo lo contrario. Nunca creyó llegar a sentir respeto ó admiración por aquel hombre, y menos en aquellas dosis, pero, ¿Cómo no sentirlos si él le había salvado la vida? Los dejó fluir a su gusto, pues ahí no estaba su novia para protegerlo de la confusión y darle valor.

- Si señor- soltó entre dientes, desviando la mirada para disimular, se suponía que el y Snape se odiaban a muerte, no debía permitir que los demás vieran simpatía entre ellos, a pesar de ser la persona que más la merecía en el mundo, estaba lo suficientemente lleno de prejuicios contra aquel hombre como para que no le importase que lo llamaran un mal agradecido, en cambio encontró la de la chica que tenía al frente, la cual parecía examinarlo con ojo crítico, ¿se había dado cuenta de sus sentimientos ocultos? No, eso era imposible, pero estando ahí, parada, junto al profesor más temido en toda la historia de Hogwarts con toda la tranquilidad del mundo… se ponía a prueba su cordura.

- Muy bien, puede retirarse, señor Potter – dejó de mirarlo para concentrarse en la muchacha que tenía a su lado – señorita Meyer, la llevaremos a su habitación temporal.

- De a cuerdo – contestó mientras veía a Remus que se acercaba a ella.

- Vámonos Harry – murmuró Hermaione, serían los últimos en salir, y la directora los esperaba en la puerta para poder cerrarla, al parecer solo ella, Blaze zafani,  Draco Malfoy y otros dos Huflepuff se quedarían, nada más salieron, pudieron apreciar que dentro del salón comenzaban a hablar de nuevo.

- ¿Qué crees que tengan que hablar en privado con Draco y esa niña? – preguntó el moreno mientras era arrastrado del brazo por su amiga.

- ¡Hay! No lo se, y no quiero saberlo, por sólo una vez, un año tranquilo ¡por favor! – rogó la muchacha con un curioso puchero que hizo reír al chico.

- Muy bien, pero sólo uno.

Ambos se rieron, mientras veían a la pequeña mancha de alumnos de 7mo grado marchar a sus respectivas casas.

- Pero debes de admitir que todos ellos parecen una familia espeluznante – Harry fingió estremecerse mientras hacía énfasis en la última palabra, haciendo reír de nuevo a su amiga, los que caminaban más cerca voltearon para examinarlos con la mirada, extrañados- ¿Por qué recurrieron a los alumnos para apoyar a los maestros? ¿No hay hechizos para eso?

- Pues, la verdad es que si, pero si no te has dado cuenta, lo que el ministerio está intentando hacer es mantenernos vigilados, y ¿Qué mejor que enviarnos de nuevo a la escuela? Donde si no te habrás dado cuenta, la mayoría de los profesores son Aurores ó miembros de la orden.

- Tienes razón – admitió el moreno – es que eres tan lista Hermione – la alagó con sinceridad, la castaña se sonrojó de fingida modestia y orgullo.

- Bueno, ya sabes, a cada quien le toca algo – se pararon frente al retrato de la señora gorda, justo detrás de Neville

- Puré de zarzamora – dijo éste

- Correcto – el retrato se abrió para dejar a los muchachos entrar a la sala común de Gryfindor

- Valla Neville, no sabía que te habías memorizado la contraseña tan rápido – exclamó la chica sorprendida, de lo que se arrepintió inmediatamente, consiente de que su comentario podía ser hiriente, pero en lugar de eso Neville sonrió.

- Sí, bueno debo de admitir que yo también estoy impresionado, pero lo cierto es que ya no soy el mismo, hora soy genial – finalizó infando del pecho, lo que les hizo mucha gracia a Hermione y a Harry. Entraron riendo a la sala común de Gryffindor entre risitas y con la guardia baja por lo que ni los entrenados sentidos de Harry advirtieron el repentino abrazo por el que había sido atrapado.

- ¿Todo bien? – le preguntó la dulce y linda voz de Ginny Weasley, lucía francamente preocupada.

- sí amor, todo está bien – contestó un feliz Harry, feliz por tener a esa estupenda jovencita entre los brazos. Mientras, un muy molesto muchacho corrió escaleras arriba, cerrando la puerta del dormitorio casi de un portazo. Sólo la castaña del grupo se dio cuenta.

 

De vuelta a la sala subyacente al gran comedor. 

 

- Bien, ahora que nos hemos quedado sólo las personas pertinentes, supongo que ya es hora de terminar con nuestro peliagudo asunto - murmuró Severus Snape con voz sedosa mientras sacaba unas cuantas pociones, los más jóvenes se estremecieron, menos la chica nueva, que rodó los ojos. Sabía que el profesor usaba palabras rebuscadas cuando quería infundir miedo y seriedad, una estupidez aún en su situación. El resto del personal se acercó en silencio al grupo de muchachos, cautelosos, algunos de ellos tenían preguntas que pugnaban por salir de sus labios, pero las retuvieron con fuerza y valentía. Cuando se anda con serpientes es mejor no importunarlas.

-  Prof... ¿Para qué es eso señor? - Draco Malfoy logró escupir las palabras a pesar del miedo que le daban esos extraños frascos se atrevió a preguntar por ellos. 

- ¿Miedito Malfoy? - La chica se burló del muchacho son una sonrisa maliciosa y una mirada pertinente, cosa que agradó al profesor de pociones, sonriendo con delicadeza. 

- Cla...claro que no - se defendió el muchacho. 

-  Pues me parece muy bien, señor Malfoy - contestó el profesor - porque puede que esto le duela - hizo una pausa para saborear la expresión del muchacho - yo usaré un hechizo sobre usted, pero después de que haya bebido la poción, ahora, descubra la marca por favor - pidió mientras él mismo se remangaba el brazo derecho, dejando a la vista la marca tenebrosa. Algunos presentes sisearon ante la vista de la confirmación de su antiguo estado espía-mortífago, pero el hombre ya no le importaba mucho, si bien todavía no lograba dormir a sus anchas por la noche, por lo menos ahora se daba el lujo de respirar profundo. Todos los jóvenes obedecieron, Zafani, Malfoy, la muchacha y otros cuantos alumnos más dejaron a la vista la marca tenebrosa grabada a fuego sobre su tierna y joven piel, el siseo se hizo más profundo, principalmente el de Sirius, que muy a pesar suyo, estaba al pendiente de cada pequeño detalle. 

- Dice que ¿Tengo que beber esto? - el hombre asintió -  ¿No tiene efectos secundarios? - esta vez negó - pero... - tartamudeó, acobardado por la fea linea rosada que enmarcaba la marca del hombre, como si se la hubiera vuelto a hacer y aún la tuviera en carne viva. 

- Severus, ¿No hay otro método? - peguntó la ahora directora, preocupada por la reticencia del chico.

- No he encontrado otra manera hasta ahora, incluso esta está en prueba, el señor ... Voldemort - se corrigió de último momento con un deje de molestia por el hábito arraigado por los años - la colocó con magia muy fuerte y antigua, es difícil de quitar - finalizó con un suspiro cansado. 

- Entonces, tengo que... - murmuró con la mirada aún en la marca de su padrino. 

 - ¡ay que collón eres! - casi gritó la chica exasperada, tomó la poción de la mesa y de un movimiento se la bebió, Severus abrió los ojos con algo de alarma mientras veía como la muchacha hacía un gesto de asco. Zafani sonrió, él también se había hartado de las vueltas de Draco, pero no se había atrevido a tanto. - ¿Ves? Eso era todo lo que tenías que hacer - dijo alzando al barbilla, lo que provocó que la capucha cayera y descubriera su largo cabello color rojo sangre con las puntas negras. 


- sí, eso era todo - concedió el profesor - el problema, es que las pociones están personalizadas - la chica tragó grueso, mirando al profesor con los ojos muy abiertos, como buena practicante de pociones sabía lo que eso significaba - por desgracia, Voldemort  era tan quisquilloso con la pureza de sangre que personificaba las marcas según la pureza sanguínea de sus seguidores - ignoró el bufido indignado de Sirius y las exclamaciones de sorpresa y asco de los demás - por eso es que le pedí al señor Draco que probara primero,  tomando en cuenta a su familia... - hizo una pausa, sabiendo que los demás atarían los cabos - sin embargo, tu nivel sanguíneo no es tan diferente al del señor Malfoy, pero no prometo que no haya reacción al realizar el hechizo en ti. Para depurar la poción en tu sistema necesitas esperar dos días más para poder probas contigo y así no haya más peligro del necesario - finalizó el hombre, pero la chica frunció el ceño.


- Lo quiero hacer, no por mi imprudencia se retrasarán las pruebas - contestó con una sonrisa. 


- Pero muchacha - renegó McGonagall - ¿No has escuchado lo que te dijeron? Puedes sufrir una reacción secundaria- reprobó muy enfadada. 


- Ya soy mayor de edad - respondió al chica - además... - calló de repente, víctima de un profundo dolor, casi tan agonizante como un crucio lanzado con mucha ira y odio, se mordió la lengua sacándose sangre y al no poder más se tiró al suelo gritando apenas de dolor, protegiéndose el brazo derecho, donde estaba la marca, pero pronto entendió que gritar no servía de nada, aquí no había nadie que detuviera la maldición si es que eso era e intentó contener los chillidos desesperados que emitían sus labios, por un instante pudo ver a Draco y a los dos Huflepuff muertos de miedo, observándola mientras ella vocalizaba sin sonido alguno.


- ¡Deténgase! - gruñó la profesora - ¿Qué no ve que no lo puede soportar? - la voz desesperada de la docente sólo empeoró las cosas, la chica sólo deseaba silencio. 


- No puedo- respondió el docente - Una vez iniciado tiene que terminar el proceso, al parecer, Voldemort puso mucho empeño en marcar a los suyos - justo cuando terminó de hablar, la chica sintió que el dolor disminuía, dándole alivio casi al instante, se levantó aún entre espasmos y comprobó que lo que había impedido que siguiera gritando era un hechizo de silencio murmurado por el profesor, suspiró agradecida al sentir que le era retirado. 

 

- ¿Estás bien pequeña? - preguntó Hagrid tocándole el hombro con su enorme mano, lo que la envió de nuevo al suelo - oh, lo siento pequeña - tomó a la chica del cuello de la capa y la levantó en vilo para dejarla de nuevo en el suelo, sin soltarla del todo, pues notó que las piernas de la muchacha temblaban. 

 

- Es... - tomó una gran bocanada de aire, pues este parecía haber desaparecido de sus pulmones - estoy bien Hagrid - murmuró temblando todavía - suéltame por favor - pidió con voz sedosa extrañamente parecida a la de Snape, cosa que no le pasó desapercibida al profesor de transformaciones. 

 

- ¿Segura que te sientes bien? - preguntó el pocionista interesado - si no supiera tu nivel sanguíneo no me habría atrevido a probar el hechizo y la poción contigo, pero al parecer la reacción no fue muy brusca...

- ¿Que no fue muy brusca? - casi gritó la directora - La muchacha se retorcía de dolor ¿y quieres que creamos que la reacción no fue muy grave? - la directora estaba fuera de sí.

- En realidad - habló Elyon, sin ofenderse porque nadie le haya llamado por su nombre todavía - no dolió más que un Crucio, nada que no pudiera manejar, además - continuó antes de que la directora la quisiera interrumpir - yo decidí que se procediera, entiendo que es un proceso difícil -terminó pensativa.

- No, no es tan malo - murmuró Snape con voz audible, aunque sin dirigirse a nadie en particular - tu marca está ligeramente más clara y los bordes están de un rosa más pálido que el mío - puso su brazo al lado del de la chica, (que ya había tomado con anterioridad) comparando ambas marcas - como si el tejido tuviera más tiempo de cicatrización - se veía a leguas que sus palabras eran ciertas, el rosa que presentaban los bordes de la marca del profesor era un rosa brillante y rojizo, mientras que las de la chica eran pálidos, casi a punto de desaparecer. - sanará dentro de 5 semanas y podremos probar de nuevo dentro de dos meses - dijo con aire de satisfacción mientras soltaba el brazo de la chica para tomar anotaciones en una libreta.   

- Bueno, al menos se aclaró ¿Cree que en la siguiente...?

- Probablemente. 

- De cualquier manera - la directora gruñó contrariada - no más experimentos por hoy, Severus, Remus y Sirius te llevarán a tu habitación, los demás favor de volver a sus casas - terminó con un tono que no admitía protestas, todos pudieron respirar al fin, especialmente los alumnos. El resto del personal que había permanecido en silencio en todo momento comenzó a hablar y a moverse hacia sus aposentos. Lupin se acercó más a la chica, tocándole el hombro para atraer su atención mientras Severus guardaba sus cosas y Sirius se acercaba a ellos. 

- Elyon Meyer ¿Verdad? - comenzó Lupin de forma sutil, la niña pudo observar como Sirius se les quedaba mirando, como esperando a que algo significativo pasara, suspiró, ese efecto era el que provocaba su nombre y tenía que soportarlo tal como lo hacían el resto de los chicos como ella.

- sí - contestó mientras pasaban por la puerta hacia el gran comedor, donde los elfos domésticos ya trabajaban limpiando el lugar, recogiendo papeles tirados y acomodaban las sillas, los ignoraron al pasar, la chica caminó más deprisa intentando librarse de la mano del profesor, pero este amoldó su paso al de la chica y esta no tuvo más que decir en voz alta, escuchando cómo Snape los seguía unos metros detrás de ellos.

 

- No me voy a escapar ni atacar a nadie profesor, si es lo que usted teme - el maestro sonrió con algo de vergüenza, pero no soltó su hombro hasta que Sirius no se posicionó  en su nivel y la chica quedó franqueada por los dos hombres. Los hombros de la muchacha se tensaron, como esperando un ataque de alguno de los dos y caminó más despacio, después de todo, tantos años de vivir a la expectativa deja sus huellas, pero esos dos estaban tan pendientes de ella que la exasperaban sin saber. Hasta que los alcanzó Snape. 


- ¿Qué estamos esperando? ¿Qué amanezca? Camine, señorita Meyer - soltó con sarcasmo y desdén que le pusieron los pelos de punta a Sirius, pero que calmaron a Elyon que recuperó la velocidad normal del paso,  siguiendo al oscuro profesor. Así caminaron tranquilos durante un momento, hasta que pasaron por un reflejo de luna que marcó sus sombras en la pared, dejando ver a la chica lo revuelto que estaba su cabello después de haberse retorcido en el suelo. Gimió casi de dolor, se paró por un momento y cerró los ojos con fuerza. Casi inmediatamente sintió una mano de dedos largos tomarla del hombro, abrió los ojos para encontrar la negra mirada de su profesor de pociones. 


- no cambies - susurró, a lo que la chica solo asintió y siguió caminando, los otros dos hombres los siguieron estupefactos e interrogantes, sólo Lupin con sus sentidos de lobo pudo darse cuenta del manchón negro que había en las raíces de la cabellera de la chica, los cuales antes eran rojos sangre y comprendió la reacción de Snape.

 

 - Bien, aquí es - Snape rompió de nuevo el silencio, apuntó con la varita la cerradura del aula y en consecuencia esta se abrió con un chasquido, la empujó para que se pudiera ver su interior e invitó a pasar a los presentes- Esta será tu habitación durante esta noche y hasta que el director lo considere oportuno - la chica se asomó por la puerta mirando al interior de la habitación, Lupín volvió a tocar su hombro, animándola a entrar, pero no lo hizo hasta que escuchó el carraspeo del oscuro profesor, siendo seguida por los otros tres maestros. Ahora con la claridad Sirius pudo ver el cambio efectuado en la cabellera de la chica. 

 

- Bien - murmuró Snape al final - te quedarás aquí, no puedes salir a menos que alguno de nosotros lo autorice, por el momento ya cenaste, así que no habrá problemas con eso, un elfo doméstico vendrá si necesitas alguna cosa - terminó tajante.

 

- Pero, entonces ¿cómo saldré ´en la mañana? ¿Y si yo...? - no terminó la pregunta, su fachada aparentemente calmada se empezaba a desmoronar y calló cuando Lupin apretó suavemente su hombro para darle tranquilidad. 

 

- No te preocupes, al chimenea está conectada  la del resto del profesorado, si sientes alguna inquietud o se te ofrece algo nos puedes llamar... - Lupin dejó el resto de la frase inconclusa.

 

- Aunque claro, esto está diseñado especialmente para que tú no puedas salir, ni siquiera por la red Flu - habló por fin Sirius, dejando al resto en tensión - ni nadie como tú,  para que no puedas hacerle nada a nadie - hizo una pausa para seguir hablando con más fuerza, pero la chica lo interrumpió.

 

- No se preocupe, profesor, lo tengo bien localizado - casi siseó con voz pausada, queda y fría, una voz que helaba la sangre, una voz que sumada a una intensa mirada dejó paralizado al aludido.

 

- muy bien - reaccionó Severus - no está bien que permanezcamos más tiempo en los aposentos de una señorita - tocó con una clara mueca de asco el hombro de Sirius e invitó a Lupin con la mirada a salir de la habitación - mañana vendré por ti a primera hora, y no quiero estarte esperando mucho tiempo, quiero que salgas al primer toque que dé a tu puerta ¿Entendido? - preguntó con la mano en la pomo de la puerta y medio cuerpo fuera después de los otros profesores.

 

- entendido - respondió la chica relajando los músculos. 

 

- muy bien, buenas noches - y después de esa seca despedida cerró la puerta. Fuera todos respiraron profundamente, principalmente Black, que por fin estalló. 

 

- Yo sigo sin confiar en ella, es peligrosa,  y ¿quien sabe qué podría hacer? No sé en qué estaba pensando Dombuldore - seguiría despotricando hasta que lo interrumpió el otro moreno del grupo. 

 

- Lo mismo se dijo de ti y de mi en su momento, ella no es peligrosa, si el viejo confía en ella, tú también deberías - Sirius se puso rojo de ira ante el argumento de su aún odiado compañero de trabajo, estuvo a punto de lanzar le una maldición de no ser por al intervención de Lupin. 

 

- Severus tiene razón, hay de darle una nueva oportunidad, no es como si fuera una completa desconocida...Además, ya es muy tarde y tenemos que retirarnos - sus palabras se perdieron en los desiertos pasillos mientras los tres hombres se separaban con mudos asentimientos  Mientras una adolescente de largo cabello se paraba frente al espejo. 

 

- muy bien - murmuró para si mientras su cabello cambiaba con pequeños mechones negros azabache entre la larga melena roja sangre de cortes irregulares y sin patrón, aumentaba un poco su estatura, la piel se hacía más lechosa en vez de la pálida que había lucido al entrar al castillo y los ojos oscurecían a un profundo añil en vez del turquesa claro- Este es mi turno de obtener lo que quiero - finalizó con una sonrisa, abriendo los ojos. 

 

Notas finales:

Bueno, he acabado el capítulo introductorio, de aquí en adelante me meteré de lleno en la historia, pero ¿Que les ha parecido?

Por favor, necesito sus comentarios para poder crecer, de verdad se los voy a agradecer chicos. 

Leanse mi otro fic Obsesionándote XD

Sonreir no cuesta nada... Dejar un RR tampoco... 

En caso de quererme contactar me pueden encontrar en facebook con mi nick. 

Se despide:

---------KariHondaMeyer------------


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).