1)-
Estas fueron unas semanas de muchos conciertos para este grupo de músicos surcoreanos. Cuando llegaron al departamento, la noche del último de ellos, los cinco miembros se dejaron caer exactos y agotados en los cómodos y acolchonados sillones de la sala. Respirando aliviados porque una vez mas las presentaciones fueron todo un éxito y las fans quedaron mas que complacidas y felices. Misión cumplida.
A los pocos minutos de su pequeña relajación los hyungs se disculparon diciendo estar demasiado cansados para permanecer despiertos por mas tiempo, sin duda estos días de continuo movimiento fueron muy duros así que cada uno se dirigió a sus respectivas habitaciones dejando a los dos menores en completo silencio. Estos sonrieron mientras se regalaban miradas llenas de complicidad.
Sin dudarlo, Minho tomo la pequeña mano de Taemin y con un suave impulso lo levanto del sillón. Subieron juntos las escaleras para llegar a la habitación que ambos compartían. Al ingresar a ellas, la espalda de Taemin quedo estampada sobre la puerta mientras Minho devoraba sus labios con necesidad, con hambre, con todo el anhelo por besar esos labios que a causa de los últimos contratiempos no podía probar a gusto.
Los delgados brazos del maknae pasaron de la nuca a los cabellos del moreno, aferrándose a ellos con fuerza, acercándolo a su cuerpo, profundizando mas ese desesperado beso. Disfrutando de ese momento a solas después de tanto tiempo.
Inevitablemente tuvieron que separarse por falta de oxigeno. La vista que presencio Minho al abrir los ojos fue demasiado para el.
Los ojos cerrados de Taemin abriéndose lentamente y mirándolo con la ternura reflejada en sus pupilas. TAN INOCENTE.
Sus mejillas completamente teñidas de un hermoso carmesí. TAN ADORABLE.
Sus labios carnosos ligeramente entreabiertos, algo hinchados y brillantes por la saliva. TAN EXQUISITO.
Minho acomodo su rostro en el calido pecho del menor, rodeando su cuerpo con sus brazos. Sentía sus latidos, como la respiración comenzaba a regularse luego de la intensidad de aquel beso. TAN ENCANTADOR.
Era demasiado! Demasiado para el corazón, la mente, para todo el cuerpo de Minho. Esa vista, sentirlo de esa manera tocaba una fibra sensible en su ser. Despertaba un intenso deseo, un lado salvaje. Pero debía controlarse porque era un crimen ser un impulsivo, porque estaba mal tener esos pensamientos. Porque era Taemin, su minnie, lo mas preciado que tenia en su vida y no quería lastimarlo por nada del mundo. Debia ser paciente.
-Taemin..- su voz rompe el silencio en el que estaban inmersos hace varios minutos. El cuerpo se Taemin se estremece.
-Si hyung?- apenas puede preguntar. Minho levanta el rostro de su calido pecho y lo mira fijamente.
-Hay que detenernos. Estos días fueron agotadores, creo q deberíamos descansar.- dice acariciando dulcemente su mejilla izquierda.
La decepción en el rostro de Taemin era evidente y Minho sabía que así seria. Siempre lo era.
-Pero..- el dedo índice del mayor le impide emitir alguna protesta por lo que hace un puchero como respuesta.
Minho sonríe y besa tiernamente su frente. Acaricia sus pelirrojos cabellos con muda devoción.
-Vamos a dormir. Ya habrá tiempo después para esto, te lo prometo.
Si, pero el problema de Taemin no era precisamente la falta de tiempo. El era el que no quería esperara más. Pero su novio era así, Choi Minho era así. Paciente, respetuoso, amable, protector, gentil, dulce. Si, dulce. Su dulce favorito si se lo permitían decir pero toda esa dulzura comenzaba a empalagarlo. Llenándolo de deseos de probar algo mas, algo diferente. Conocer un Minho nuevo, mas apasionado. Dar el siguiente paso con el, llegar a otro grado de intimidad entre ambos. Pero Minho era testarudo, Minho no lo entendía, Minho lo amaba, Minho quería ir despacio, paso a paso. “ya habrá tiempo”
4 años pasaron desde que se conocieron, casi 2 de noviazgo. El ya tenía 20 años y las hormonas tampoco ayudaban.
Tiempo… Tiempo…
Taemin no podía más que asentir aunque no estuviera de acuerdo con eso, aunque le quedara ese gusto a poco en su interior.
Tiempo… pero el ya no quería esperar. Y ya no sabia que hacer para que Minho lo entendiera.