Don't Go Away
Seungri tomó sus maletas y caminó despacio entre el mar de personas que se hallaban aquella tarde en el aeropuerto. Las fans le seguían de cerca, gritando su nombre y deseándole buen viaje. Seungri sonrió con amargura. La única persona de la que quería escuchar esas palabras ni siquiera le había mandado un mensaje de despedida.
Subió al avión y se sentó prontamente en su asiento, tratando de borrar de sus oídos todo el bullicio del lugar. Sintió cómo se iba a alejando de la tierra y entrevió por su ventanilla las nubes que adornaban el cielo. Cerró los ojos en un intento de descansar y recordó con pena la tarde en que habló con Seunghyun por última vez.
– ¿Por qué no me dijiste que te irías? – preguntó el mayor con duda mientras el otro empacaba su ropa.
– Disculpa, no había tenido tiempo de contactar contigo – mentía. Había querido decirle, pero no sabía cómo.
– ¿Por cuánto tiempo será esta vez? – dijo, ignorando su respuesta, que Seunghyun sabía no era sincera.
– Tal vez dos o tres meses – contestó, sin mirar al mayor a la cara.
– Esto no funciona así – dijo Seunghyun al aire, sin esperar algo a cambio, y dejó la habitación.
Había pasado ya una semana desde aquello. Intentó por todos los medios atrasar su vuelo y poder hablar con el mayor, pero no fue suficiente. Seunghyun no contestó sus llamadas, no contestó sus mensajes, y ni siquiera había ido a despedirlo al aeropuerto. Fue en el momento en que pisó el primer escaloncillo del avión y no hubo ningún grito desesperado de Seunghyun diciéndole que no se fuera, cuando por fin supo que todo había terminado.
Despertó de sus lastimosos recuerdos y se dio cuenta de lo ingenuo que fue. Y no sólo él, Seunghyun fue igual. Su relación había comenzado perfectamente, como en todos los romances donde piensan que estarán juntos hasta la muerte y no hay nada más que miel sobre hojuelas.
No notó cuando todo ya estaba mal. Tal vez lo advirtió aquel día que faltó a su cita, o cuando el mismo había olvidado la cena que tendrían por la tarde. Después de eso, sólo habían “Perdón, me surgió algo más”. Y ninguno de los dos cuestionaba nada. En el fondo, ambos sabían que no duraría mucho. De unos meses hacia adelante, no era más que una rutina el estar juntos cuando podían. Se veían en un café, hablaban de lo que no habían podido hablar mediante los escasos e-mails que se mandaban, y se decían adiós sin quedar para su siguiente cita.
Tal vez simplemente no estaban destinados a estar juntos. Y ahora por lo menos Seungri lo sabía con certeza, y no guardaba las vanas esperanzas de que todo fuera como antes.
Seungri tomó su equipaje cuando se anunció por el altavoz que llegarían a Japón en unos minutos. Se preparó para salir y mientras caminaba por entre la gente, acomodó sus lentes oscuros. Tal vez había soltado algunas lágrimas.
Le dolía. No quería admitirlo, porque después de eso no había vuelta atrás. Le costó horrores ver la situación en la que estaban, saber que nada estaba bien y que ya llevaban mucho de haber terminado. Y le dolía porque él aún amaba a Seunghyun como el primer día que lo conoció. Lo amaba tanto que sentía su pecho arder, como si le hubieran ahogado en alcohol una cicatriz abierta.
Se secó disimuladamente los ojos, y siguió caminando. Iba tan perdido en sus pensamientos, que paró en seco tan pronto le vio.
Vestía un traje negro, llevaba sus habituales calcetines de colores, y en su mano, los lentes que se acababa de quitar.
Era Seunghyun.
– Seungri, yo… - dijo, en un forzado acento japonés – Lo siento.
Seungri aún estaba parado en su lugar, no se había movido ni un centímetro desde que se dio cuenta de que era Seunghyun. Su mente no lograba procesar, y sus labios no reaccionaban salvo para balbucear incoherencias.
– Sé que no soy muy bueno – comenzó -, pero en esta semana he estado tomando cursos intensivos de japonés.
Seungri le miró con asombro.
– Sigo sin entender muchas cosas, y no puedo hablar con fluidez como tú, pero déjame quedarme contigo estos meses.
Seunghyun le tomó de la mano y lo atrajo a su cuerpo con posesión. Y de pronto, su semblante se hizo serio.
– Yo sé que piensas terminar conmigo. Yo también sé que esto no está funcionando como antes, pero podemos seguir intentándolo. – habló Seunghyun, con las palabras cortadas y el tono bajo. – Te amo.
Seungri agachó la cabeza y tiró su maleta a un lado.
– Yo también te amo – dijo.
Seunghyun abrazó con delicadeza la espalda de Seungri, tratando de contener el llanto. Se separaron hasta que sus respiraciones se hallaban acompasadas y después Seunghyun le dio un suave beso en la nariz.
– No quiero que estés lejos de mí. No de nuevo.
Y se volvieron a abrazar.
Seungri tomó entre sus manos el rostro del mayor, y le dio un casto y sutil beso en los labios. Por detalles como ese, Seunghyun le enamoraba todos los días. Ninguno de los dos se iría lejos otra vez.