Llevaban un par de horas viajando por la carretera, la brisa era refrescante y se sentían contentos aunque tenían un buen rato sin hablar, solo escuchaban el “bit” del gps casi a cada momento.
-¿Aún falta mucho? – Steve se tocó el estómago – tengo hambre.
-Pues… -Thor miraba el aparato sin acabar de comprenderlo – eso creo.
“Faltan tres kilómetros para llegar a su destino”
Thor casi suelto el aparato “otra vez”, no se acostumbraba a que esa cosa hablara y cada vez que lo hacía le metía un susto de muerte. Steve sonreía disimuladamente, junto a Thor se sentía menos raro.
Dejaron atrás el camino solitario para entrar en unas calles concurridas, las ciudades eran más grandes de lo que él recordaba. Siguieron atentamente las indicaciones del gps ya que sin el seguramente estarían perdidos. Cuando este les indicó que habían llegado a su destino vieron la lujosa entrada de un restaurant.
-¿Seguro que es aquí Thor? –
-Pues esto indica que sí – Un chico caminó hasta ellos para llevarse la camioneta, el capitán le entregó las llaves y ambos tomaron sus cosas para después entrar al lugar.
-Buenas tardes – decía un hombre en la recepción- ¿Tienen reservación?
Ambos rubios se miraron extrañados para después negar con la cabeza.
-Lo lamento pero sin reservaciones no los puedo dejar entrar.
-Gracias – contestó el capitán.
-Vamos Steve, busquemos otro lugar para comer.
Cuando se disponían a irse un hombre dentro del restaurant notó el escudo de Steve.
-¿Capitán Rogers? – Steve volteó a verlo y asintió – Síganme por favor.
Thor y Steve caminaron entre las mesas siguiendo al hombre de traje.
-Disculpe el inconveniente Capitán pero esperábamos que llegara con otro atuendo. La señorita Potts nos avisó que vendrían y como amigos del señor Stark son nuestros invitados – les hizo un seña para que se sentaran, el lugar donde estaba su mesa estaba bastante alejada del resto de los comensales – Por favor, pidan todo lo que deseen, es un honor atenderlos. Con su permiso volveré en un momento.
El hombre se retiró dejándolos solos. Thor tomó el menú y comenzó a leerlo haciendo muecas con cada nombre extraño con el que se topaba. A Steve le causaba mucha gracia sus caras y también comenzó a leer el menú entendiendo a la perfección el desconcierto de Thor, el tampoco entendía nada del menú.
-¿Qué te parece si solo pedimos carne? – Thor estalló en carcajadas, eran más parecidos de lo que habían pensado o al menos no tenían que disimular su ignorancia.
- Me parece una estupenda idea.
Al salir del restaurant manejaron entre las calles siguiendo las instrucciones del gps para llegar a su hotel cuando un anuncio llamó la atención de Thor.
-Detente – Steve se orilló y vio que el letrero decía “La taberna de los vikingos”
-Entremos – suplico Thor.
Estando adentro Thor pidió dos cervezas.
-No – dijo Steve – solo una.
-¿Por qué? – Thor parecía sorprendido - ¿no te gusta beber?
- No es eso – Steve se sentía apenado - es que…. No me puedo emborrachar, así que no tiene caso que tome.
- Claro que si- Thor le entregó un vaso de cerveza - ¡brindarás conmigo por el inicio de una nueva vida!
Era increíble, este hombre era incansable, nunca dejaba de sonreír y parecía que nunca estaba molesto ¿Todos los asgardianos serían igual?. Levantó el vaso para brindar con él y vio como tomaba toda la cerveza de un jalón, al terminar volteó con una sonrisa en el rosto.
-¡Esta deliciosa!, ¡Quiero otra!
- ¡Nooo! – gritó Steve mientras le detenía la mano, sabía que a Thor rompía cosas cuando algo le gustaba aunque nunca lo había visto hacerlo. – no lo rompas.
-Disculpa – sonrió apenado – no lo volveré a hacer.
Mientras seguían bebiendo Steve recordaba el bar donde iba con sus amigos, esa música con el piano y los cantos incansables de los soldados que acababan de regresar a casa. Añoraba inmensamente esa época y también… a Peggy.
Peggy, hacía mucho que no pensaba en ella. La recordaba con su hermoso vestido rojo, ese que usó cuando prometieron tener una cita a la que nunca llego. Era triste, pero más triste era no poder olvidar eso, aunque fuera por un momento, con ayuda del alcohol.
Cuando por fin consiguió sacar su mente del pasado se percató de que Thor estaba algo tomado y decidió que era el momento de irse. Lo ayudó a levantarse y salieron juntos del bar.
Cuando consiguió llegar a la habitación del hotel, Thor ya iba dormido, casi lo llevó a rastras y lo deposito en una de las camas. Era más pesado de lo que imaginó, logró quitarle la playera y los zapatos para después aflojarle un poco el cinturón. Lo miró por un momento, ¿Quién creería que un “dios” se vería así? Esto solo le confirmaba que existía un solo dios y no era su amigo.
Caminó hasta el balcón de la habitación para refrescarse un poco, perdiendo su mirada en las estrellas, Thor tenía razón seguían siendo las mismas que hace setenta años, igual de hermosas. Steve ya no sabía que pensar, el añoraba tanto el pasado que se había olvidado de valorar el presente. Había estado observando a la gente y a pesar del cambio de moda y su manera de hablar, seguían siendo en esencia los mismos seres humanos que en el pasado, deseando la misma paz, el mismo amor.
De repente escuchó una respiración agitada, volteó hacia Thor y al acercase notó que pronunciaba algo… parecía su nombre.
-Steve…