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Confesión. por Itachiisgod

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Notas del fanfic:

Estaba leyendo un fic que me gusta mucho (Reddodebiru) y de repente me llegó la inspiración... Así que no lo desproveché para nada, y me puse a escribir este one-shot que espero que disfruten.

 

Notas del capitulo:

Bueeeeeeeeno señores y señoras, fujoshis y fudanshis, aquí les dejo una historia cortita, con muchos sentimientos y descripciones 
(Oh, tan típico de mí)

Espero que les agrade, y si así fue dejen un reviewcito :D Vale, que si no les gustó también pueden dejar uno =__=

Disclaimer: Los personajes no son míos, son de sus respectivos autores.

 

Nos vemos en los comentarios finales ¡A leer!

     El viento soplaba despacio, pero con suficiente fuerza como para mover las pocas hojas que quedaban en los árboles. El cielo gris, característico del otoño, parecía corromper las sonrisas de las personas que iban de aquí para allá. Hacía frío, demasiado. Y las bufandas que intentaban sin éxito dar color a aquel monocromático paisaje parecían adherirse a sus dueños.

    A lo lejos, caminando por entre medio de los arbustos secos de una opaca plaza, llegaban un rubio de estatura media, ojos cerúleos y piel canela. Llevaba puesto un gorro de lana y un Montgomery en color anaranjado. A su lado iba una hermosa muchacha de tez blanca y ojos perlados, cabello negro azulado largo hasta la cadera, con unas curvas prominentes que no se ocultaban bajo ese buzo lila y el pantalón de jean Oxford. Ella permanecía con las mejillas sonrojadas, quizás por el frío; mientras que el gesto angustiante de él se divisaba a leguas.

     Se detuvieron junto a un desgastado bancoque antes seguramente había sido blanco, y se sentaron allí. El rubio la tomó de las manos y suspiró profundo.

—Hinata, debo decirte una cosa muy importante.

—¿Qué sucede, Naruto?—Ella sabía que algo no andaba bien, pero no quería creer que era lo que estaba pensando.

—Mira, yo...

     Y resulta que los presentimientos de la muchacha sí eran acertados, pero no con demasiada exactitud. Todo se había dado de manera muy rápida y desorganizada para el hombre que la acompañaba, y él sentía que ya no podía posponerlo más. Era importante que su prometida lo supiera de inmediato, y liberara esa carga tan agotadora de la espalda. Todo había comenzado una semana atrás.

 

     Una mujer de pelo rosado se había acercado a él con intenciones muy claras de decirle algo. Se presentó como la mejor amiga de su futura esposa, y la reconoció de inmediato, habiendo ya visto fotos de ella en donde su corta cabellera chicle resaltaba en demasía. Casi inmediatamente luego de que él le dijera que era un placer conocerla—más por cortesía que por otra cosa— ella fue al grano: le comentó que Hinata había estádole hablando de sus necesidades fisiológicas. La de cabellos negro azulados tenía el deseo de tener relaciones sexuales con su novio, y aparentemente (por la urgencia en las palabras de la de ojos verde) no podía aguantar hasta la luna de miel. El rubio permaneció callado, y fue así que nació en su mente una inquisición bastante difícil, algo de lo que no se había dado cuenta con anterioridad por el simple hecho de que no lo había meditado.

     Se alejó de esa mujer con un evidente bochorno en el rostro,  sin darle respuesta alguna. Decidió ir donde su amigo de toda la vida, con el que compartía hasta los más íntimos secretos y con quien existía una confianza casi infinita. Llegó a su edificio y subió los dos pisos correspondientes. Ingresó al departamento con el duplicado de la llave, y lo halló sentado en el living con muchísimas fotocopias, probablemente de la facultad, sobre la mesa. Él levantó la vista, y se fijó en el recién llegado  por sobre el marco de los lentes que llevaba puestos. Lo saludó, dejando sus cosas a un lado y preguntó el porqué de su visita. Naruto tragó grueso.

—Me cuesta decirlo—habló luego de un lapso de mutismo absoluto—. Preferiría que comamos algo y bebamos alcohol para... desinhibirme.—Al otro le pareció inquietante. A su colega jamás le costó desenvolver palabras de la lengua, pero si así lo prefería, no tenía ninguna objeción. Debía de ser  grave. Pidieron pizzas y dos botellas de Sake. El rubio parecía ansioso, y frente a los ojos sorprendidos de su amigo comenzó a beber y comer con desesperación.

—Y bien, ¿Qué querías contarme?

—Sasuke, me siento extraño.

—Sabes lo mucho que detesto esa palabra. Es imposible definir si es buena o mala.

—Verás. Hoy se acercó a mí a la salida del trabajo una amiga de Hinata.—Suspiró y bebió otro trago de Sake—. Me dijo que Hina quería tener sexo conmigo.

— Sí. ¿Y? No es anormal. Es tu prometida, me sorprende que aún no lo hayan hecho.

—Ese es el problema.

—Naruto, no me digas que eres virgen...

—Cállate Sasuke. No es sólo eso.—Bajó la vista, ocultando sus orbes bajo el flequillo—. Me he puesto a pensar en todo el tiempo que he estado con ella. Y he notado que jamás, en ningún momento yo...— Sus mejillas se encendieron.

—Habla.

—Nunca he... Tenido una erección estando con ella, ni pensándola—Un calor llegó hasta las orejas, y no tenía que mirarse al espejo para saber que estaba totalmente rojo.

—¿Qué quieres decir con eso?

—¿Acaso eres idiota? Jamás me sentí excitado en su presencia, aún sabiendo que tiene una fisonomía muy llamativa.

—Entonces no te gusta...

—¡No! No es que no me guste.Es preciosa, me encanta. Pero por alguna razón no me siento atraído a ella... Sexualmente.—Ardía en llamas. El alcohol le ayudaba a hablar sin trabas, pero aún así se sentía avergonzado.— Y también me puse a pensar que... jamás en presencia de una mujer protuberante me he puesto cachondo.

—Déjame ver si entiendo, ¿Dudas de tu sexualidad?

—Yo... Creo que sí. ¡Es decir...! Nunca he probado con un hombre tampoco, no puedo decir que soy gay, puede ser también que sea asexuado.

—No seas idiota. No creo que seas asexuado.—El albino hizo fondo blanco, ingiriendo la mayor cantidad de sake en el menor tiempo posible. Era ese un milagro enviado por el cielo. Él desde muy joven se había dado cuenta de su inclinación sexual, y Naruto sabía eso, probablemente por ello había ido a pedir ayuda. Lo que no sabía era el sentimiento de «más de amigos» que Sasuke le profesaba desde que eran adolescentes.  ¿Por qué nunca se lo había confesado? Porque falló al pensar que Naruto era hétero, y no quiso arruinar la confianza y la hermosa amistad de años que se había levantado. Además, como le dijo su amigo y escritor favorito, Takahiro, una vez «Permanecer al lado de quien tú amas es uno de los privilegios de ser amigos»* Y se dedicó a esconder  aquellos sentimientos tan fuertes en su corazón. Claro, él era un hombre muy serio, bastante reservado y muchos podrían decir que era frívolo, por lo que no le costaba acallar sus ansias de tirarse a esos labios acanelados que tanto parecían gritarle; y a eso se sumaba el hecho de que su amigo era bastante atolondrado como para darse cuenta de las cosas. Por eso, se aguantaría el llanto el día que actuara como padrino de bodas. Pero Dios oyó sus súplicas, y justo cuando se estaba preparando mentalmente para soportarlo, cae a decirle que duda de su elección sexual. Eso era bueno, más que bueno. Y no dudaría en aprovechar la oportunidad de conquistar a su rubio.

—¿Qué puedo hacer, Sasuke? ¡Ayúdame!

—Mira... Yo no estaba por casarme cuando me di cuenta de esto, pero sí sé que no es algo fácil de afrontar. Yo te diría que antes de tomar cualquier decisión, pruebes...

—¿Probar? ¡Pero Sasuke, yo estaría engañan...!

—No estarías engañándola. Sólo sería para definir tus gustos. Si decides que finalmente te gustan las mujeres, lo olvidas y sigues adelante. Y sino... Deberás ser fuerte y decírselo.

—Supongo que tienes razón, pero, ¿Quién podría... ayudarme?

—Yo no tendría... problema—bajó el rostro, rogando que sus palabras no hubieran sonado tan desesperadas.

—¿En serio harías algo así por mí?— El azabache alzó los ojos, emocionado.

—Claro que sí, Naruto. Por eso somos amigos ¿no?—Dijo fingiendo frialdad.

—Entonces... ¿Cómo?— Vació por completo el vaso que había vuelto a llenar, y se paró frente al rubio, que lo observaba expectante.

—Sólo detenme cuando haya algo que no te guste...— Se sentó a horcajadas sobre él, y comenzó a darle suaves y ruidosos besos en el cuello, dejando saliva por doquier a medida que sentía estremecimientos favorables del cuerpo sobre el que estaba. Le mordió la oreja delicadamente, y colocó las manos debajo de la camiseta  que llevaba puesta. Se la quitó sensualmente, y se dejó hacer al llegar su turno de desvestirse también.

     Le gustaba. Oh sí, a Naruto le estaban gustando demasiado esas caricias parsimoniosas que recibía. Cada una de ellas parecía dar en el punto justo, erizándole la piel y haciendo que su sangre circule más deprisa, desviándose de su camino al cerebro y aglomerándose en otra zona, que despertaba más a cada momento. Lo sorprendió una puntada en su zona íntima al ver el lampiño cuerpo de Sasuke, tan pálido impoluto y esos rosados y erectos pezones que lo incitaban a lamerlos. Y así lo hizo, arrancándole un jadeo al de ojos ónix, sintiendo una descarga en la espalda cuando sus oídos lo percibieron. Las miradas se cruzaron por unos segundos, deseo contra deseo, y como si tuvieran la misma idea, se acercaron a la boca contraria. Primero,  fue suave, delicado, como si se fueran a lastimar con un poco más de presión. Pero con el correr del tiempo la intensidad aumentaba, y unos pequeños mordiscos en el labio inferior de Naruto hicieron que éste abra la boca y diera paso a la lengua de Sasuke. Fue el beso más fogoso que le habían dado jamás. Y le encantó, se sintió muy bien. Fue aún mejor cuando, sin desunir sus labios, el azabache inició un movimiento pélvico, friccionando su trasero con el endurecido pene del rubio. Una sinfonía de jadeos se oyó a partir de ese momento, y la ropa comenzó a molestar demasiado. Se la arrancaron mutuamente, desesperados por más contacto, encontrándose con más de lo que esperaban. Les gustaba lo que veían, era agradable.

     El rubio envolvió la cadera de su amante y amigo con las piernas, gimiendo por el trozo de carne que golpeaba contra el suyo propio. Se sentía peligrosamente estupendo. Las fricciones que le siguieron, las caricias. Era afable, y buscando acuciar el coito, se sentó, dejando algo embotado a Sasuke. Pero sus miradas se entendían, ambos se conocían perfectamente. Fue entonces cuando invirtieron posiciones, quedando Uchiha debajo, y Naruto penetrándolo con dos dedos previamente embadurnados con saliva. Cuando dejó de sentir resistencia de parte del anillo de músculos de su amigo, le pidió permiso con un gesto para ingresar en él algo más grande. Y así fue como se fundieron en uno solo, oyendo a Sasuke acezar con ignominia, pero encantado. El raciocinio de ambos había quedádose en la botella vacía de Sake, y ahora no podían parar. Eran sensaciones nuevas, espasmos de placer invadiéndolos por cada rincón de su cuerpo. La llegada al clímax fue pasmosa y los hizo gritar vehementemente, y caer agotados en el suelo, desligándose de la fina capa de sudor que los envolvía.

     Había sido maravilloso.

     Durmieron un rato, no demasiado, sino el suficiente como para cargar energía y Naruto se levantó y se fue sin decir nada. Sasuke estaba confuso, esperaba al menos una palabra del otro, aunque en el fondo sabía que para los dos había sido magnífico. Para sorpresa de éste, al día siguiente apareció en su puerta, rogándole por más. Y así fue durante algunas tardes más, en donde sólo se dedicaban a hacer el amor como posesos, sin hablar de la decisión tomada por el que prontamente iba a casarse.

     Cuando lo notó, el de piel nívea se puso furioso. Y le preguntó a Uzumaki qué haría, pues él no pensaba ser el segundo plato de nadie. Le dijo que si tanto le gustaba acostarse con él, que le dijera la verdad a Hinata, o ese idilio se acabaría allí mismo. Era demasiado evidente que el ode ojos cerúleos concientizó su homosexualidad, pero no fue sino hasta ese momento que el miedo de contarle a su prometida la verdad lo atacó. Tranquilizó a Sasuke, y le prometió que al día siguiente acabaría con esa farsa, y quedaría con él.

 

     Eso es lo que nos lleva a la tarde en la plaza, con la hermosa mujer y el apuesto hombre, a punto de confesarle lo que recientemente descubrió.

—Mira, yo... No lo noté hasta hace poco tiempo, y no quiero que te sientas herida por esto. Yo sí te amo, pero no puedo con...

—Si me vas a dejar, hazlo rápido—susurró quedita la de ojos perlados.

—Es más complicado que eso, yo... soy homosexual.

—¿Cómo es que lo discerniste hasta ahora?— Preguntó ella, con una lágrima corriendo por su blanca mejilla, y dejándose abrazar por los fornidos brazos de su «Ex»

—Fue una retahíla de dudas, que no vienen al caso. Sólo quiero que sepas que nada hice para lastimarte, y si estuve contigo fue por amor verdadero. Cuando aclaré mi sexualidad, ya era demasiado tarde y tú estabas en mi vida. Sólo te pido que no me guardes rencor. No te ruego amistad, ni perdón, pero no me odies.—Los ojos de Naruto se aguaron y apretó el agarre.

—No te preocupes, Naru. Yo aún te amo, y aunque me duele, no podría odiarte. Sólo... Déjame sola ahora.—Hizo caso a la petición de ella, y se levantó, dándose la vuelta. Antes de que pudiera avanzar, su melodiosa voz lo detuvo.

— ¿Hay alguien en tu mente ahora...?

—... Sí, Hinata.

—Es Uchiha ¿cierto?— El corazón de Naruto se detuvo, y no pudo emitir palabra—. Lo supuse, siempre te amó. Sólo que eras muy tonto como para notar ese brillo en sus ojos cuando te miraba.—Medio sonrió, sintiendo una lágrima salada en la comisura de su labio. Lo amaba, y no le causaría ningún problema—. Sólo sé feliz.

     El hombre se marchó con aplomo, triste y contento a la vez. Triste por haber herido a una buena persona, contento porque había ganado otra con la que se aseguraría de no cometer el mismo error.

Notas finales:

*Bueno, como verán lo mencioné a Takahiro :B Sí, es el Takahiro que ustedes piensan, Usami-saaaaaan *_* Y la frase que coloqué también es de él. Se la dice a Misaki en una oportunidad, si mal no recuerdo. Y como venía al caso, la metí ahí (jejo)

 

Bueno, nada. ¿Review?

Bye-sweetys


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