“Kibum-ah… ¿Seguro que estarás bien?”
“Sí, sí, no es la primera vez que viajo solo.”
Kibum sonrió al ver como la pequeña figura de su novia hacía un adorable puchero. Se inclinó un poco para poder depositar un rápido beso en sus labios. Los iba a extrañar.
Mi Young aprovechó esta oportunidad y rodeó la cintura de Kibum con ambos brazos, escondiendo su rostro en su pecho. “¿Prometes llamarme todos los días, comer bien y venir sano y salvo a casa?” Haciendo lo mismo, salvo que sus brazos en esta ocasión rodeaban el cuerpo de Mi Young, Kibum asintió y le besó su cabeza. “Lo prometo. ¿Podrías no preocuparte de más?”
“Pasajeros con destino a San Francisco, California, por favor empezar a abordar.”
Sabiendo que era su vuelo, Mi Young se separó de Kibum y le vio por última vez a los ojos. “Cuídate mucho. Te amo.”
“Y yo a ti.”
Con esto, más un corto beso, finalmente Kibum se separó de ella, sin mirar ni una vez tras de sí, se alejó. A Mi Young le parecía injusto que nunca lo hiciese, incluso le había preguntado a Kibum por qué era eso. “Si miro hacia atrás, querré devolverme, y todos mis viajes son importantes.” Era lo que le había respondido. Aún así, le seguía pareciendo injusto.
Frunciendo sus labios y a paso lento y resignado, Mi Young caminó fuera del aeropuerto. Llevó sus manos a la altura de sus ojos, ocultando estos de la luz del sol que golpeaba fuertemente esa tarde en Seúl. Estaba esperando un auto que la debía recoger ya que había venido en taxi con Kibum.
“¡Ey! ¡Mi Young!”
Mi Young dirigió su mirada a donde escuchó que alguien la llamaba, encontrándose así con su rescatista. “¡HyungJun!” Con su cara llena de felicidad, corrió al coche blanco que recientemente su hermano había comprado.
HyungJun no era realmente su hermano de sangre. Él era el hermano de Kibum. Pero ya que actualmente se encontraba comprometida con él, su cuñado la llamaba hermana y su suegra hija. Le causaba felicidad que su próxima nueva familia la hubiera acogido tan bien.
Se conocía con Kibum desde que eran niños. Habían sido el mejor amigo del otro y por consiguiente, también su primer amor. Desde siempre sus familias habían dicho que terminarían casados algún día, y ese presagio terminó siendo verdad. Kibum le propuso matrimonio tan pronto como vio que su empresa tenía futuro. Él no quería casarse sin antes tener su futuro económico asegurado.
El viaje a casa no duró mucho, quizá se debió por la amena charla que Mi Young sostenía con HyungJun o quizá porque este último cogió todos los atajos que encontró en el camino.
“Él estará bien, basta ya de preocupaciones. Kibum tiene razón, te envejecerás pronto.” Al inició había parado de reír, pero sin poder aguantarlo más, soltó nuevamente una carcajada, más aún cuando sintió un golpe sin fuerza en su brazo. HyungJun sí que disfrutaba molestar a Mi Young.
Sacando su lengua infantilmente, Mi Young habló “¡No lo haré!” Miró fuera dela ventana mientras el auto ingresaba en el parqueadero de su residencia. “Y ya sé que estará bien… Pero igual no puedo no preocuparme. Lo amo demasiado para no hacerlo.” Con una suave sonrisa, volvió su mirada al mayor. HyungJun sonrió, concentrado en detener el auto lo más sutilmente posible. “Eso lo sé.” Y con esto, volvieron a bromear entre ambos.
Dentro de la casa, sentada en el sofá central del salón principal, se encontraba la Sra Kim. Su rostro se iluminó al ver a sus dos hijos entrar por la puerta. “¡Bienvenidos a casa!”
“Hola, mamá.” HyungJun replicó con una sonrisa de oreja a oreja, depositando las llaves en un bowl antes de conducirse al lado de su madre. Mi Young observó la escena con ternura. “Hola, umma.” Saludó con su mano y se quedó parada.
Mi Young siempre había admirado la relación que los dos hijos Kim tenían con su madre. Ambos, y cuando decía ambos, eran consentidos todo el tiempo por ella. A veces sentía un reto estar a su altura, y esa preocupación aumentó cuando Kibum le propuso matrimonio.
Secretamente no sabía si algún día podría ser el tipo de madre que la Sra Kim era.
“¿Te quedarás todo el día ahí parada?”
La voz dulce de su madre la despertó de su ensoñación. Con una negación de su cabeza, tomó asiento en el mueble más cercano: una silla. “Anni… ¡Estaba pensado en qué cocinar luego!”
La Sra Kim rió.
“Kibum no está aquí para que tengas qué lucirte, relájate.” Dijo mientras acariciaba con cariño el cabello de su hijo mayor. HyungJun frunció los labios y levantó la mano. “¡Pero estoy yo! Y como buena cuñada-hermana, debe ganar mi aprobación con una deliciosa comida. Oh, claro que sí.”
Mi Young cruzó los brazos, sonriéndole divertida a HyungJun. “Podría prepararte sopa de verduras. ¿Lo quieres?" Al ver la manera en que arrugó la nariz, se rió. “¡Entonces no te daré nada!”
La Sra Kim observó fielmente como los dos jóvenes discutían con una sonrisa amplia en el rostro.
Al parecer, todo iría a estar bien durante unos cuantos días sin Kibum.