Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fetiche por carmesi

[Reviews - 194]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola gente, gracias a los que se han animado a leer, en especial a

!!ChulillA!! que me dejó comentario...mi primer comentario ¡Me hace ilu *u* je je je. Este capítulo te lo dedico a  tí :D Arigatoo

Allí les va el segundo capítulo, espero lo disfruten.

Los que lo sujetaban lo obligaron a ponerse de rodillas, el colombiano comenzó a liberar su miembro ya tieso como mástil de su pantalón y los que observaban comenzaron a masturbarse excitados con la escena.

 

El corazón de Alex comenzó a latir con fuerza, forcejeó con desesperación pero no lograba zafarse.

 

-Más te vale que la mames con cariño o te va a pesar-amenazó el colombiano tomándolo bruscamente del cabello.

 

-¡Suéltame pedazo de mierda!-gritó impotente.

 

El colombiano lo abofeteó y los compañeros lo auparon gritando “dale Jairo” “cojele la boca a ese putito” “has que te la chupe”

 

Y de pronto todo se volvió silencio, el Capo había llegado hasta el grupo sin decir una palabra, su sola presencia intimidó a todos. El cincuentón que lo acompañaba sonrió, siempre le parecía divertido ver como todos se asustaban nada más de verlo.

 

El primero en hablar fue el colombiano-Hola paisita…¿Quiere probar primero?...-ofreció temeroso aún sin soltar el cabello del chico.

 

El Capo no dijo nada.

 

Jairo se asustó pensando que tal vez había metido la pata y soltando al muchacho retrocedió unos pasos, los hombres que sujetaban a Alex también lo soltaron pero él se quedó de rodillas sintiéndose avergonzado, su mirada estaba fija en el suelo y su flequillo castaño le cubrió los ojos.

 

-¿Es…suyo…mi Capo?...-preguntó temblando el colombiano.

 

-no sé, qué dices tú Alex-preguntó con su gruesa voz varonil mirando fijamente al chico.

 

Este lo miró con furia, ¡hasta qué grado pretendía degradarlo! Los demás no se atrevían a mover ni un músculo.

 

El Capo se sonrió pero el chico no respondía-Bien, parece que no-dijo girando para marcharse.

 

Todos sonrieron satisfechos y volvieron su atención al muchacho.

 

Aterrado Alex gritó-¡Espera!

 

Bruno se detuvo, con calma se giró hacia él adornando su rostro con una sonrisa de superioridad.

 

-Eres una rata-le susurró el cincuentón, divertido.

 

De nuevo hubo silencio. Alex estaba desesperado, los ocho reclusos a su alrededor estaban esperando para violarlo, eso sin contar a los otros que miraban más apartados, pensó en lo que le había dicho el Capo “estás conmigo…o re repartirá tu culo entre todos” Estaba aterrado, de pies a cabeza y se debatía entre dos opciones horrorosas.

 

-¿y bien?-preguntó Bruno ante el prolongado silencio.

 

El chico lo miró, en sus ojos se reflejaba toda su desesperación.

 

-¿Eres o no eres mío?-preguntó con calma.

 

Desviando la mirada Alex dijo muy bajo-…sí

 

El Capo sonrió-Sí qué ¡habla fuerte!

 

El muchacho se tensó, era humillante todo lo que estaba viviendo-…soy…tuyo

 

-No te escucho, nadie te escucha-espetó divertido.

 

Los demás ya estaban calientes con la escena de sumisión.

 

-¡Que soy tuyo, maldita sea!-gritó angustiado al borde del llanto.

 

-Verga niño, así me gusta-exclamó satisfecho-pero ven acá.

 

Respirando aceleradamente Alex se puso de pie, estaba temblando, con pasos inseguros se acercó hasta quedar frente al Capo.

 

-Pruébale a estos cabrones que eres todo mío-le dijo notando como el menor se tensaba-dame un piquito.

 

Alex se sintió mareado, era mucha presión, él era heterosexual ¡no quería besar a un tipo! Lo peor es que no podía escapar de esa humillación pública, suspiró pensando que mientras más rápido lo hiciera más pronto terminaría esa tortura, se acercó más al Capo poniendo sus manos en aquel pecho macizo y levantó la cara pero este seguía estático, mirándolo divertido aumentando su sonrojo.

 

-Hazlo pues-espetó el Capo.

 

Alex intentó alcanzar su boca alzándose de puntillas pero era inútil, el Capo era demasiado alto, no lo alcanzaría jamás, tragándose su orgullo le pidió:-agáchate.

 

El Capo estaba excitado, le encantaba verlo así-para qué-preguntó con malicia.

 

-¡Para besarte, coño!-gritó enojado sintiendo su cara arder.

 

-Verga, estás desesperadito eh-le contestó inclinándose hasta que pudiera alcanzarlo.

 

Enojado, Alex pegó sus labios a los del mayor, pensaba sólo tocarlos y alejarse, pero el Capo le atrapó la nuca y la cintura y lo apretó contra si besándolo y chupándole los labios, fue sólo un pico, pero uno muy sensual.

 

Los que miraban se tocaron sus bultos con más ímpetu muy calientes.

 

Al separarse el Capo se relamió-rico-susurró acariciando los labios del menor.

 

Alex apretaba los puños, estaba asqueado y asustado a la vez.

 

-Bien-exclamó rodeándole los hombros con su brazo y mirando a los demás dijo-ustedes ya lo saben y hoy lo voy a anunciar en la cena, este nenito es mío.

 

Con esa simple frase era suficiente para que todos supieran que no debían tocarlo.

 

El Capo echó a andar manteniéndolo abrazado, Alex caminaba cabizbajo queriendo evitar todas las miradas, el cincuentón se quedó en la sala de ejercicios mientras la pareja subía a su celda. Iban en silencio y el mayor podía sentir claramente el temblor del chico.

 

Al entrar a la celda el Capo cerró la reja y corrió una oscura cortina vinotinto que impedía que los de afuera los vieran. Alex sentía la boca seca muy nervioso. El Capo se sentó en la cama con la cara iluminada de felicidad.

 

-A ver bonito, desnúdate-le dijo autoritario.

 

Y Alex cerró los ojos con fuerza, sentía una gran vergüenza y su corazón latió con rapidez, para él ese momento era como estar al borde de un precipicio a punto de caer y saber que nada podía hacer lo destruía por dentro. Así empezaba su nueva vida. Sin replicar comenzó a sacarse la ropa, primero la camisa que se deslizó por sus hombros. Luego la franela blanca que al levantar los brazos para quitársela dejó a la vista su abdomen plano y luego los pantalones que bajaron por sus piernas torneadas.

 

El Capo ya tenía una erección muy notoria y se relamía con deseo-todo-recalcó al ver que no se quitaba el bóxer.

 

La mandíbula de Alex tembló, le aterraba la idea de quedar totalmente desnudo frente a ese hombre, dudaba, como heterosexual le era terrible que un hombre lo mirara con lujuria, pero pensaba “mejor uno que todos”,  inhaló aire con fuerza y bajó, con manos temblorosas, su ropa interior.

 

-Acércate-le pidió.

 

Obedeció parándose frente a él, entre las fornidas piernas de este. El Capo le acarició la mejilla sintiéndola muy suave, bajó  la mano por su cuello, su pecho, su vientre y cuando le tocó el miembro dormido Alex dio un respingo y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no alejarse.

 

-Voltéate-le ordenó.

 

Alex temblaba cada vez más, tenía mucho miedo. Las grandes manos le recorrieron la espalda hasta llegar a las redondas y firmes nalgas, las apretó y masajeó a placer, a Alex le daba la impresión que lo revisaba como si fuese mercancía, sintió como le separaba las nalgas y cerró los puños con tanta fuerza que sus nudillos se pusieron blancos.

 

-¡Que lindura! ¿Te depilas cariño?-dijo tomándolo de las caderas para girarlo y verlo de frente de nuevo, estaba extasiado con ese cuerpo blanco y lampiño.

 

-No-respondió escuetamente sin mirarlo, se sentía mareado.

 

-¿No?-lo miró extrañado sin soltar las caderas-y cómo estás así suavecito.

 

El muchacho frunció la boca, eso era un tema que le molestaba, odiaba ser lampiño porque  tenía la firme creencia de que a las mujeres les gustan más los hombres velludos-no me sale…hay un remedio que ayuda…pero nunca me alcanzó el dinero…

 

-¡Un remedio para qué! ¡Que pecado!, menos mal que nunca te alcanzó-exclamó ronco de deseo acariciándole los muslos-Eres perfecto, como mandado a hacer, bello de los pies a la cabeza.

 

Semejante halago de la boca de un hombre le produjo a Alex arcadas de asco y lo peor para él fue cuando el Capo lo sentó sobre sus piernas y buscó su boca. Iba a besarlo.

 

Continuará…..


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).