Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El amigo de mi hijo. por Itachiisgod

[Reviews - 26]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Una agraciada idea que se me ocurrió mientras veía Kirepapa :D 

No tendrá más de cuatro o cinco capítulos, y espero que lo disfruten n_n

Notas del capitulo:

No tengo mucho por decir aquí, más que dar el disclaimer: Los personajes aquí presentes son obra de Masashi Kishimoto.

 

Lean las notas finales n_n

¡Tadaima!— Gritó Naruto al ingresar a su casa y quitarse los zapatos.— Ven, pasa—habló a la persona que lo acompañaba y éste asintió levemente.

— Me alegra que estés... Aquí—Minato miró a su hijo, y luego al chico que estaba a su lado.— No me dijiste que traerías a un amigo—le reprochó, luego de observar detenidamente la hermosa piel de aquel joven. Momento... ¿Dijo hermosa?

—Lo sé papá, es que se me descargó por completo la batería de mi celular y era urgente que viniera. En dos semanas tenemos la feria eco contable en el instituto y tenemos que armar una maqueta dificilísima para levantar nota—a penas y escuchó lo que su unigénito le dijo, sólo se concentraba en sujetarle la mirada a ese chico que momentos antes, según pudo notar, lo escrutaba sin inhibición—,su nombre es Sasuke.

     Sasuke...

     Minato Namikaze era un padre soltero de treinta y seis años de edad. La madre del niño que fue concebido cuando él tenía veinte lo dejó con luego de asegurarle que ella no quería hacerse responsable de una "molestia" cuando sólo le importaba avanzar en la universidad y recibirse. Desde entonces, no la volvió a ver. Pero no le importó demasiado, estaba más feliz con su hijo, y nada le robaría esa alegría. Era todo lo que necesitaba para mantenerse en pie. Naruto crecía, y él estaba sumamente contento de que se pareciera a él: cabello de un rubio dorado y resplandeciente como el sol; con orbes azules tipo cerúleos. Aunque tenía la forma de ojos, nariz y corte de cara de su madre, y unas extrañas tres marquitas en ambas mejillas, indudablemente al verlo sonreír era su réplica. Hoy en día, con dieciséis, mide apenas unos centímetros menos que él, cuerpo tonificado y piel tersa. Su hijo era hermoso, sano y fuerte. De nada podía quejarse.

     Sasuke...

     En un principio, en la primaria y el bachillerato Naruto era un chico con muchos amigos pero ninguno «especial». Según él, cuando conociera a una persona que sea su amigo incondicional y valga realmente la pena se lo presentaría a su padre. Pero justamente ese año, al entrar en la preparatoria, comenzó a hablar de alguien asombroso, que nunca lo deja solo, que siempre lo trata bien y lo ayuda con sus problemas. «Amargado pero noble» decía siempre. Y después de mucho tiempo, Minato lo tiene de pie frente a él. «Precioso» fue lo primero que pensó. Mucho más bello de lo que pudiera haber imaginado: era alto, quizás un poco más que Naruto; de musculatura media y aire relajado, piel nívea, cabello azabache y ojos de un negro intenso, profundo, capaz de hacer que te pierdas si te le quedas mirando un buen rato. Sus labios finos marcaban una media sonrisa, que en un momento su lengua se encargó de humedecer. Minato se castigó mentalmente por haber percibido aquel gesto. Él era bisexual, pero desde que comenzó a criar a Naruto ninguna mujer ni hombre le llamó la atención. Pero ese muchacho...

     Ese muchacho era un sueño.

     Salió de su embotamiento al notar que se aproximaba hasta él, hacía una reverencia y le extendía el brazo. Con cierto resquemor, completó el apretón.

—Un gusto, Namikaze-san. Soy Uchiha, Sasuke.

—Un gusto Sasuke-kun—el chico agrandó la media sonrisa, y se giró para mirar a su amigo que observaba la escena con una amplia risa en el rostro. Lo primero que el rubio mayor notó, fue que sus manos eran extremo fuertes, y suaves...

—¿Qué dices, papá? Puede quedarse ¿cierto?

El hombre suspiró rendido.

—Sí, Naruto. Si son cosas del colegio puede quedarse. Pero la próxima más te vale hallar la manera de contactar conmigo para avisar que traerás a alguien—se dio la vuelta, dirigiéndose a la cocina oyendo cómo su hijo gritoneaba algo como «Arigato, to-san ttebayo»

    Se miró las manos, notando que las tenía sudadas. ¿Qué había sido eso? ¿Por qué diablos el amigo de su hijo lo había puesto nervioso? Negó con la cabeza, colocando como excusa el estrés que su trabajo como psicólogo-o psicoloco, como decía Naruto- le generaba. Mucha gente, muchos problemas distintos que su mente debía albergar.

     Abrió la nevera, buscando los alimentos necesarios para preparar la cena de esa noche, ya que supuso que el tal Sasuke se quedaría a comer. Suspiró levemente, recordando los orbes ónix magníficos que poseía, y trató de evitar pensar en eso de nuevo.

     Sacó los ingredientes necesarios para hacer ramen casero, el favorito de su hijo, y se dispuso prepararlo en serenidad.

_________________________________________________________________________________

     Mientras, en el cuarto de Naruto los amigos comenzaban con el bosquejo de lo que próximamente sería una maqueta asombrosa. Pero el azabache estaba disperso, y no pasó mucho tiempo hasta que el de piel acanelada lo notó.

—Oye teme ¿qué es lo que te pasa?

—¿Eh?—reaccionó Sasuke.— Nada dobe, ¿qué podría sucederme?

—Estás como ido... ¿te sientes bien?

—Claro que sí, ya deja de molestarme—l ojicerúleo emitió un quejido, y luego se armó un corto silencio, interrumpido por el de piel pálida—. Oe, Naruto ¿cuántos años tiene tu padre?

—Eh... Treinta y seis,teme.

—Vaya, es bastante joven.

—Eso dices porque el tuyo tiene como cincuenta, para mí está algo pasadito ji ji... Pero ¿a qué viene la pregunta?

—A nada en especial... Es que, como dijiste, mis padres ya son bastante mayores y me sorprendió ver al tuyo tan... Joven.

     Había que ser bastante atolondrado para no darse cuenta de las intenciones que Sasuke escondía tras sus palabras. Pero para su suerte, el peliamarillo lo era.

    ¿Era tan raro que un hombre veinte años mayor le gustara? Él pensó que no, y la excusa que se puso fue que aparentaba mucho menos de lo que tenía. Esa afirmación no estaba muy alejada de la realidad, pero sí algo exagerada. Ya sólo había que decir que Uchiha era un poco... Morboso y caprichoso en varios aspectos. Cuando alguien le atraía, le seducía, y no descansaba hasta tenerlo—o tenerla— jadeando bajo él. Pero nunca, jamás, se le había planteado una situación parecida a ésta, donde tenía una loca (o enferma) emoción y necesidad de ser poseído por alguien más.

     Miró a su amigo, y trató de buscarle algo que le llamara la atención... Pero no. Desde que lo conoció le pareció un compañero simpático y lindo, pero sólo lo veía como un amigo. No había nada en él que le incitara a conquistarle. Por eso se extrañó, sabiendo que eran muy similares por ser familia, que aquel hombre le despertara un deseo tan candente. Él no se consideraba una persona de malas intenciones (y, en efecto, no lo era) pero cuando se obsesionaba nada podía frenarlo.

     

    Minato golpeó dos veces la puerta de la recámara de Naruto, y éste le dijo que pasara. Cuando entró, notó que había varios papeles hechos un bollo en el suelo, desbordando de cesto.

—¿Qué es...?

—Ideas. Pero ya tenemos una definida—dijo enérgico, enseñándole una hoja con un dibujo en el centro.

—Yo... ¡Me alegro! Debieron haber trabajado mucho, ahora vengan a comer—miró de soslayo al pelinegro, que se hallaba semi recostado en la cama, con los antebrazos apoyados para no caerse, y las piernas abiertas. Se sonrojó un poco, tratando de evitar pensamientos indecorosos y sólo atinó a decir.— Apresúrense—luego, dio un portazo.

—¿Qué le pasa a mi papá...?

—Ni idea dobe, ni idea...

     Unos minutos después, los tres hombres estaban sentados en la mesa. Se respiraba un ambiente tenso entre el azabache y el rubio mayor, pero claro, Naruto no lo notaba y era el único que hablaba sin parar. En un momento determinado, oyeron un trueno, los tres hicieron silencio y el sonido de la lluvia golpeando con fuerza el suelo se hizo presente. El de las marquitas corrió hacia la ventana, y se percató del panorama.

—Mmh... Llueve demasiado... Dobe, ¿cómo te irás a tu casa?

—Bajo la lluvia, supongo.

—¿Eh? ¡De ninguna manera, puedes pescar un resfriado! Hum...—Colocó una mano debajo de su barbilla, como pensando—. ¡Ya sé! ¡Puedes quedarte a dormir!

     Minato casi se atraganta con la sopa.

—¿Qué dices hijo? No creo que él quiera...

—Por mí, encantado...

—Pero, ¿y tus padres? —estaba nervioso, sí. Muy nervioso.

—Están fuera de la ciudad en este momento. Sólo sería cuestión de enviarles un mensaje diciendo que estoy aquí, no objetarán nada.

—Pero...

—¡Vamos to-chan, déjalo quedarse a dormir ttebayo!

—No sé si sea lo correcto...

—Oh, entiendo Namikaze-san—dijo Sasuke, bajando la cabeza—. Lamento si soy una molestia, creo que ya mismo me marcharé—se levantó, corriendo la silla en el proceso.

—¡No!— El chico lo miró—. No me malinterpretes Sasuke-kun—suspiró, alterando—. Puedes quedarte, no habrá problemas.

—¿Está seguro?

—No—susurró.

—¿Disculpe?

—Sí, sí. No te preocupes.

¡Yosh!—exclamó Naruto, abrazando a Sasuke—. ¡Vamos, te prestaré ropa así te das un baño y luego seguimos platicando del proyecto!

     Minato vio como los dos adolescentes corrían por el pasillo y se metían al cuarto de su primogénito. Se jaló de los cabellos, y contuvo un grito. Toda la cena se había estado fijando en el chico, en su belleza y sus movimientos. Y no era estúpido, se dio cuenta de inmediato de que estaba intentando provocarle con gestos y miraditas lascivas, así como rozando sus piernas debajo de la mesa. La situación lo incomodaba bastante. No sólo porque sabía reconocer la belleza que el amigo de su hijito portaba, sino porque el hecho de no haber mantenido relaciones sexuales desde hace mucho tiempo le jugaba en contra. Cualquier roce, cualquier cosa ínfima le ponía tenso y lo hacía sudar. Y reconoció que el niñato había notado eso.

     Quiso no pensar y mantenerse serio, recogió la mesa y lavó los trastes. Luego se encaminó hasta su cuarto y sacó ropa de buro para tomar un baño. Esperó a que—sea su hijo o el «acosador»— terminara de bañarse, y se metió él en el cuarto de baño. Se desvistió, y, justo en el momento en el que se acercó a la puerta para colocarle el cerrojo, ésta se abrió, haciendo que se cayera hacia atrás, y que la persona delante suyo tropezara con sus pies y quedara encima de él.

     «Por el amor de Dios...» Fue lo único pensó al ver la sonrisa lujuriosa y el brillo de los ojos ónix que lo miraban atentamente. Sasuke cerró la puerta con una pierna, y fue entonces cuando notó que el chico tenía sólo una toalla atada a la cintura. Permitiose ver la piel pálida y tersa, conteniendo los deseos de acariciarla, acabando por colocar las yemas en el cuello del contrario, y deslizándolas hacia el pecho. El pelinegro jadeó bajito, y Minato percibió que sus labios estaban demasiado cerca. Era peligroso, demasiado. Y aunque hayan sido apenas dos segundos que duró la posición, se detestó por no poder reaccionar instantáneamente.

—Sasuke... Quítate de encima, por favor—dijo lo más serio que pudo.

—¿En serio quiere que haga eso?— Dijo restregando sus miembro, haciendo que el otro se mordiera el labio. Antes de que lo empujara, el de ojos ónix junto sus labios en un simple y casto beso que logró—sin embargo— ablandar a al rubio. Una vez de pie, Sasuke rió quedito—Esto recién empieza, Namikaze-san—le guiñó un ojo, y salió dejando boquiabierto y con el pulso acelerado al de ojos azules.

     «Mierda... ¿Qué haré?»

 

Notas finales:

Bueno, lo que quería decirles es que mañana subiré el siguiente capi de CaA ¿vale? Espero reviews para este fic, ya que siempre me animan y no estoy bien anímicamente u_u

Gracias,  hasta mañana


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).