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NARUTO NO INU por Mirelle

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Notas del capitulo:

Bueeeno, por fin estamos a domingo ^^ Y por fin se nos muestrará el flashback de porqué Naruto y Sasuke son así :D

 

Espero que lo disfrutéis ^^

 

Advertencia: Ligero Gore.

 

La letra en cursiva es el flashback ;)

CAPITULO 6; ELEMENTOS DEL PASADO.

 

-¿Por tu nacimiento? – preguntó Sai. – Menudo aburrimiento… ¿Vas a poner a contarme como tu madre gemía de dolor…? – Sai se detuvo y observó con desaprobación al rubio.

 

-Sai, a veces no sé si eres tonto o te entrenas para ello. – rugió el rubio, disconforme. – Vamos, no te pares, aún nos queda un largo camino. – Sai asintió y empezó a andar a su lado. – Yo nací en un lugar especial de una noche especial y a una hora especial. – Sai le observó enarcando una ceja. – Bueno, quiero decir… Cuando nací no tenía un poder.

 

-¿Eras un “no-elemental”, entonces?

 

-No tenía un poder, tenía cuatro. – anunció el rubio. Sai se sorprendió.

 

-¿Cuatro? ¿Y qué haces tú con cuatro poderes? ¿El cuádruplo de clase?

 

Naruto prefirió omitir la broma del moreno.

 

-Tenía el poder del fuego, del aire, del agua y de la tierra. Los cuatro. Todo estaba escrito en una profecía de hace muchísimos años. A medida que crecía aprendía a usar todos los poderes adecuadamente, mis padres fueron muy atentos con ello. Cuando tenía doce años…

 

-¿Ahora cuantos tienes? – interrumpió Sai.

 

-Los mismos que tú, zoquete. Diecisiete.

 

-Yo tengo dieciocho. – anunció con una sonrisa el moreno.

 

-Voy a empezar a pensar que no te interesa mi historia, y eso que lo has pedido tú…

 

-Bueno, continúa entonces.

 

-Bien. Cuando tenía doce años, es decir, hace cinco años, un viajero apareció en el pueblo. Venía desde muy lejos buscando al niño que tenía los cuatro poderes mágicos… Intentamos ocultárselo, pero acabó descubriendo que era yo. Ése viajero llevaba consigo a un pequeño niño de once años.

 

-Entonces ya no era tan niño…

 

-¡Sai…!

 

-Sigue, sigue…

 

Naruto suspiró e intentó reanudar su historia de nuevo.

 

-Resulta que ese niño era el hijo de su difunto hermano. Toda su familia había sido asesinada y al no tener a nadie más consigo, el niño decidió unirse a Madara…

 

-El niño misterioso es Sasuke, ¿verdad?

 

-¡Sai! ¡Eso le saca todo el misterio a esto! – Naruto se había hartado. – ¡O escuchas en silencio o dejo de contarlo!

 

-Escucho.

 

-Vale, gracias… - suspiró, intentando recordar por dónde iba. – Sí, el niño era Sasuke. Me hice amigo suyo y la verdad era que encajábamos muy bien. – se sonrojó ante las últimas palabras. – Entonces era un chico muy alegre y cariñoso…

 

 

 

 

Se podía ver a un Sasuke de once años sentado en la cima del tobogán observando el parque a sus pies. El niño se sentía solo y era debido a que nunca había tenido la oportunidad de jugar con otros niños. En el fondo, un sentimiento infantil se apoderaba de él cada vez que veía un parque y sentía la necesidad de subir al tobogán o a los columpios.

 

-Hola. – saludó Naruto acercándosele por detrás. - ¿Puedo sentarme detrás de ti?

 

Sasuke no comprendió la petición, pero asintió.

 

Naruto se sentó detrás de él, pasando las piernas alrededor de las piernas estiradas de Sasuke, quedando junto el pecho del rubio y la espalda del moreno. Naruto entonces pasó sus brazos por el pecho de Sasuke, abrazándolo desde atrás. Al sentir el contacto de su espalda con el duro pecho de Naruto, Sasuke se sonrojó.

 

-¿Qué haces?

 

-Te abrazo. Parece que lo necesites.

 

En vez de apartarse, Sasuke se dejó caer encima del pecho del rubio, disfrutando de su contacto.

 

-No te daré las gracias, pero no te muevas.

 

El rubio sonrió.

 

-Me llamo Naruto.

 

-Yo Sasuke.

 

-¿Quiere Sasuke ser mi amigo? – preguntó el rubio, acercando su rostro a la oreja del moreno para hablarle. Sasuke se sonrojó nuevamente, sintiéndose nervioso.

 

-Sólo si me sigues abrazando como hasta ahora.

 

 

 

-Lo que yo no sabía era que Madara tenía un hechizo especial, capaz de controlar a los usuarios del elemento del fuego. – interrumpió el rubio. Sai le observó con rostro inexpresivo, pero luego su expresión cambió. Abrió la boca, como si quisiese añadir algo pero sin atreverse. - ¿Qué?

 

-Es lo que le ha pasado a Orochimaru, ¿cierto? – Naruto asintió. – Entonces… lo que le ocurre a Orochimaru es obra de Madara. ¿Es que Madara está aquí?

 

-Sí.

 

-…

 

-…

 

-¿Y qué más pasó? – preguntó Sai, intentando que el rubio reanudara su explicación.

 

-Una noche mis padres salieron juntos a cenar y yo me quedé en casa. Había invitado a Sasuke a pasar la noche conmigo y él me había respondido que necesitaba preguntárselo a Madara.

 

-Esto me huele mal… - susurró levemente Sai, no queriendo que Naruto lo oyese. A pesar de eso, el rubio lo oyó y asintió.

 

-Yo tenía doce, no era consciente del peligro.

 

-…

 

-Cuando Sasuke apareció en mi casa esa noche estaba lleno de golpes y heridas. Cuando me acerqué a él, me empujó al suelo. Su mirada estaba vacía…

 

 

 

 

-¿Sasuke? – preguntó el temeroso Naruto, acariciándose el golpe que se había dado en el codo al caer sobre el suelo.

 

El moreno no le contestó. Sus ojos estaban oscuros, sin rastro de razón. Empujó de nuevo al rubio al suelo y se sentó a horcajadas sobre él. Alzó la mano y Naruto vio como sus dedos se iluminaban con una luz roja.

 

-¿Sasuke…? – preguntó de nuevo.

 

El menor estampó su mano contra la frente del rubio, impulsándolo hacia el suelo. Una vez allí, Naruto sintió un profundo dolor. Sus fuerzas estaban siendo arrebatadas. Como pudo, se sacó de encima al moreno, pateándole el vientre. Antes de salir corriendo, se giró a mirarle; en la mano tenía ahora una esfera de color azul.

 

Entonces, oyó una voz procedente de detrás del moreno.

 

El viajero apareció, escondiéndose tras una capa. Cogió la esfera azul y sonrió.

 

-El poder del agua es mío ahora. – explicó. – Quiero el de la tierra ahora.

 

Sasuke se acercó lentamente al rubio, pero éste empezó a correr, huyendo. No entendía muy bien qué era lo que sucedía pero por ningún motivo se dejaría tocar de nuevo por la mano iluminada de rojo, era demasiado doloroso.

 

Corrió por el pasillo hasta llegar a la puerta de salida, donde salió a la calle y siguió corriendo. Cuando creía estar a salvo, apareció Sasuke en una esquina.

 

-¡No!

 

Nuevamente la mano con luz roja tomó con fuerza la frente del rubio, extrayéndole otra parte de sus fuerzas. El rubio se dejó caer al suelo, observando a su anterior amigo con terror. Sasuke tenía ahora una esfera verde en la mano y Madara aparecía detrás de Naruto, agarrando la esfera y pronunciando unas temibles palabras.

 

-El poder de la tierra es mío ahora. El siguiente es el del fuego.

 

Ante el sentimiento de inutilidad, Naruto gritó y convocó al fuego, creando un círculo a su alrededor e impidiendo la entrada de cualquiera. Aún así, el pequeño Sasuke dio un paso hacia él.

 

-¡No te acerques más, te quemarás! – gritó desesperado el rubio.

 

Sasuke, controlado como si fuese una marioneta, avanzó un paso más. Incapaz de ver herido a su amigo, Naruto deshizo el círculo de fuego.

 

-No… No… ¿Por qué…? – las lágrimas hacía rato que habían empezado a caer por su rostro. Sasuke hizo una vez más el gesto con la mano y el poder del fuego le fue arrebatado.

 

-Sólo me queda el del aire…

 

A Naruto ya le daba todo igual. Tendido en el suelo, incapaz de moverse y sin fuerzas. Dejó de importarle que Madara fuese malo y que hubiese engañado a todo el pueblo. Dejó de importarle que Sasuke estuviese hechizado. Dejó de importarle que Madara estuviese jugando con su cuerpo como quién juega con un muñeco. Dejó de importarle hasta tu propia vida.

 

-Bien, acaba con él. – las palabras sentenciadoras del mayor no se hicieron esperar.

 

Sasuke se acercó al cuerpo del rubio y se arrodilló a su lado.

 

Naruto le observó a los ojos, buscando en ellos algún signo de vitalidad.

 

-N-No… - el susurro de Sasuke fue apenas audible. – No quiero… si lo hago… le mataré…

 

-¡Estúpido! – Madara agarró de la nuca a Sasuke con fuerza y producto de la ira que le produjo la negación del menor lo incrustó contra la pared, provocándole una grave contusión. Sasuke gritó de dolor. - ¡Eres un niño inútil! – otro golpe, y otro, y otro.

 

Naruto observaba impasible como Madara acababa con la vida de su propio ayudante, golpeando su cabeza contra el muro repetidas veces. El rostro del menor estaba ya irreconocible en mitad de tanta sangre. Naruto creyó incluso que su pequeño cuerpo ya no respiraba. Nuevos gritos de dolor le hicieron pensar lo contrario.

 

Finalmente, el cuerpo de Sasuke quedó tendido al lado del de Naruto. Sus ojos negros observaban con temor la escena. Su pequeño cuerpo era ya incapaz de moverse.

 

-Yo acabaré con el trabajo. – gruñó el mayor, creando la luz roja en su palma. Naruto temió sentir de nuevo todo el dolor del ataque y morir.

 

Cerró los ojos.

 

Pero nada pasó.

 

Al abrirlos, se encontró con el rostro protector de su padre. Sujetaba la mano ofensiva de Madara de la muñeca y sonreía paternalmente a su hijo. Le felicitaba por haberle esperado, por no haber muerto. Pero realmente – pensó Naruto – el motivo por el cual todavía no había muerto había sido Sasuke, que yacía ahora muerto a su lado.

 

-Naruto, ya estamos aquí. – oyó la voz de su madre desde algún punto cercano. Sonrió y cerró los ojos.

 

Cuando los abrió, sus padres habían logrado vencer a Madara, pero éste había huido en el último momento. Su madre le abrazaba con amor. Su padre le acariciaba la cabeza con orgullo.

 

-¿Sasuke? – preguntó el rubio.

 

Minato se giró hacia el cuerpo inmóvil que yacía al lado del de su hijo.

 

-¿Qué pasó con él? – preguntó simplemente.

 

-Me estaba atacando, sin piedad. ¿Cómo puede un amigo hacer eso? – por fin pudo formular la pregunta que no se atrevía a formular. – Es un maldito perro… - rugió.

 

Minato le abofeteó, callándole al instante.

 

Naruto no comprendió el porqué de ése castigo.

 

-Nadie es un perro. – susurró el mayor. – Pídele disculpas.

 

-Pero…

 

Una nueva bofetada le redujo. No comprendía porqué su padre, que nunca le había pegado, se volvía ahora así.

 

-Pídele disculpas.

 

-Perdón. – susurró.

 

-Estoy seguro de que si Madara le ha dejado así no ha sido precisamente por seguir sus órdenes y matarte. – Naruto se quedó sin palabras. Recordaba vagamente la acción del moreno, pero eso no compensaba para nada el dolor que le había causado robándole sus tres restantes poderes.

 

-No quiso quitarme el último poder. – explicó Naruto.

 

-Si lo hubiese hecho hubieses muerto. – explicó Kushina, abrazando más fuerte a su hijo. – Luchó contra un potente hechizo por ti.

 

Minato pasó su mano sobre el frío cuerpo de Sasuke, acariciándole.

 

-Aún está vivo… - susurró. – Pero no creo que aguante demasiado.

 

Por fin las palabras hicieron reaccionar a Naruto. Se separó de los brazos de su madre y llegó medio a rastras hacia su padre.

 

-¡Tienes que salvarlo!

 

-¿Eh?

 

-¡Sasuke no puede morir! ¡No puede! ¡Es mi amigo! – las lágrimas descendían por sus mejillas como queriendo limpiar su rostro y sus anteriores pensamientos egoístas. Minato observó a su hijo por primera vez con lástima. Kushina no pudo evitar derramar unas lágrimas también. - ¡Papá!

 

 

 

 

-Tras unos meses de descanso, sobrevivió. – explicó Naruto. Sai se fijó en que sus ojos estaban acuosos y se preguntó cuándo dolor causaba ese relato en Naruto. – Cuando se recuperó, fui a visitarle.

 

 

 

 

Sasuke tenía el rostro cubierto de vendas. Los médicos habían hecho un buen trabajo con su rostro y a penas le quedarían marcas. Naruto observó sus ojos cansados, negros, sin rastro de esa luz que tanto le gustaba cuando eran amigos. Al verle entrar en su habitación, Sasuke se mantuvo inmutable. Parecía como si hubiese perdido todo rastro de sentimiento.

 

 

-¿Cómo te encuentras?- preguntó el moreno.

 

-No soy yo el que ha estado en una cama durmiendo por meses. – respondió Naruto, cortante. No sabía si debía perdonar al chico.

 

-¿Has perdido todos tus poderes? – preguntó, incómodo. Naruto negó con la cabeza, sin sonreír.

 

-Me queda el poder del viento. Me estoy acostumbrando a sentirme menos poderoso y con menos fuerzas. ¿Cómo estás tú? – le costó preguntar.

 

-No lo sé. ¿Cómo se supone que debo estar?

 

Naruto prefirió dejar de lado toda esa estúpida conversación e ir al punto importante.

 

-No quiero que seas más mi amigo.

 

Sasuke asintió, un poco triste, tal vez.

 

-Lo entiendo.

 

Les rodeó rápidamente el silencio.

 

-Aún a pesar de eso, si todavía quieres continuar a mi lado, te propongo un trato. – Sasuke le observó, tal vez interiormente esperanzado. Naruto sonrió, pero prepotentemente. – No serás mi amigo porqué no lo mereces. Pero puedes ser mi perro.

 

Creía que Sasuke le echaría de la habitación a gritos, sin embargo, el moreno asintió.

 

-Acepto ser tu perro para pagar por mi pecado.

 

 

 

 

-Naruto es egoísta. – susurró apenado Sai. Naruto le observó, intrigado.

 

-¿Qué?

 

-Sabes perfectamente que no fue culpa de Sasuke pero igualmente le obligas a cargar con unas culpas y una responsabilidad que no son tuyas. El que salió peor parado de esa pelea fue Sasuke, el que perdió a su único familiar fue Sasuke, el que fue tratado como un perro fue Sasuke, el que fue gravemente herido fue Sasuke y el que carga ahora con todo… sigue siendo Sasuke.  Y tú lo sabes. Y no te importa.

 

Una lágrima se deslizó por la mejilla del rubio y sonrió al sentirla.

 

-Por eso odio contar mi historia; porqué sé que cualquiera que la oiga podrá conocer cuán estúpido soy…

 

Sai aprendió ese día que hay personas que ocultan su dolor a pesar de sonreír.

 

 

Notas finales:

Hasta aquí ^^

Creo que este es el capi más largo de todo el fik xD ¿Les ha gustado o les ha decepcionado? La verdad es que espero que sea lo primero.

 

Quiero saber sus opiniones, por favor D:

 

¡Gracias por leer!


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