CAPITULO 7; EL REENCUENTRO DE ELEMENTOS
Orochimaru apareció ante los ojos de los dos aprendices de mago. Sus ojos estaban vacíos y sólo era capaz de pronunciar el nombre de Naruto. Orochimaru llevaba su vara consigo y amenazaba con usarla en cualquier momento.
Sasuke pronunció un conjuro rápido y una llamarada envolvió el cuerpo del recién llegado. Orochimaru pronunció otras palabras y el fuego se disipó. Sasuke repitió la operación, enviándole ahora dos ataques. El atacante los disipó de nuevo.
-¡Maldita sea! – Sasuke se ponía más nervioso por momentos.
-Sobretodo no le mates. – amenazó Kabuto.
-¡Pues entonces ayúdame, maldición! – Sasuke lanzó un nuevo ataque, pero ocurrió como anteriormente y el fuego desapareció. Esta vez fue el turno de Orochimaru para atacar y una gran bola de fuego se dirigió hacia ellos. Kabuto sacó su varita e intentó hacer algo, pero lo máximo que consiguió fue avivar más el fuego.
El perro de Naruto agarró el cuerpo de Kabuto del suelo y salió corriendo con él a cuestas antes de que la bola de fuego chocase contra la nieve, provocando una pequeña explosión. Sus cuerpos tendidos en el suelo quedaron cubiertos de nieve. Sasuke creó un hechizo de calor alrededor del cuerpo de su compañero y volvió a encararse a Orochimaru.
-No te metas más, Kabuto. Molestas.
El menor decidió cambiar de estrategia. Se acercó corriendo al mayor con el puño en alto. Orochimaru lo detuvo con su mano abierta y rápidamente soltó su varita y movió su mano a la altura de su estómago, para detener la patada de Sasuke. El menor se deshizo del agarre de su mano e intentó otro puñetazo, que esta vez dio en el blanco; la mejilla de Orochimaru. Aprovechando que éste se estaba recuperando todavía del golpe, le pateó la pierna rápidamente, provocando que perdiese el equilibrio. Luego agarró su muñeca, la giró y le empujó hacia la nieve, sentándose sobre él y sosteniendo todavía su muñeca, amenazando con romperla.
Orochimaru se deshizo del agarre y dio media vuelta, dejando a Sasuke debajo de él. Le dio un puñetazo en el estómago, dejándole sin aire, y le golpeó el rostro, rompiéndole el labio. Le agarró del cuello con ambas manos y empezó a apretar, ahorcándole.
Sasuke intentó patearle el estómago para apartarlo pero Orochimaru le agarró el tobillo con una mano y lo alzó, impidiendo que pudiese patearle. Con la otra mano siguió apretando el agarre de su cuello.
El menor le escupió entonces y aprovechando los momentos de sorpresa le apartó la mano que sujetaba su cuello y con un tirón liberó su pierna. Medio arrastrándose en el suelo consiguió huir del agarre del mayor y se puso en pie. Recogió su varita del suelo y corrió, apartándose de Orochimaru.
-Ahora vas a ver… - empezó a preparar un hechizo con su varita, cerrando los ojos.
La niebla se disipó de pronto y se concentró en un único punto; detrás de Sasuke. En él, se materializó un hombre alto, con el pelo negro cubriéndole el rostro. En un rápido movimiento que nadie pudo notar, golpeó la nuca de Sasuke, lanzándolo del golpe unos metros más allá. El cuerpo de Sasuke dio unas vueltas en la nieve antes de estamparse contra la roca, provocando grietas en ésta.
-¡Sasuke! – Naruto estaba más cerca de lo que creyó y al disiparse la niebla fue capaz de ver a sus compañeros perdidos. Se quedó parado al ver la figura que había golpeado al moreno.
-¿Eres… Madara?
-Correcto. – La figura se giró hacia el rubio. Su tono era jovial y mantenía una sonrisa en el rostro. Sus ojos rojos resiguieron todo el contorno del rubio. – Naruto, me alegra verte por aquí… - la mano del moreno se abrió, mostrando una pequeña esfera de color azul cielo. - ¿Ves esto?
El rubio palideció. Sai, que acababa de llegar detrás de él, observó al recién llegado con curiosidad. Sasuke se había desmayado tras el golpe y Kabuto parecía haber perdido también el sentido.
-Es… una esfera de poder…
-¡De nuevo es una respuesta correcta! – su tono seguía siendo jovial, hecho que irritaba mucho al rubio. – Ésta en concreto es la del hielo, un elemento secundario. Los antiguos sabios dejaron las esferas de poder de los elementos secundarios repartidas por todo el mundo. – explicó. – Ya tengo tres; la del hierro, la del rayo y ésta, la del hielo. Me falta sólo una, la de madera. Y por supuesto todavía espero que me cedas ése viento tuyo. – Naruto sintió un escalofrío.
-Podrías cogerlo de cualquiera. – interrumpió Sai, observando al recién llegado. – Creo que no te importaría matar a un inocente a cambio de poder…
-Crees bien. – concedió Madara. – Cierto. Podría cogerlo de cualquier otro, pero perdería la diversión. – lo último lo dijo con una sonrisa que pudieron imaginar los dos aprendices de mago.
-¿¡Y por qué no la coges ahora!? – gritó el rubio, dando un paso adelante para encarar al dueño de sus pesadillas.
A una velocidad vertiginosa, Madara consiguió ponerse al lado de Naruto.
Naruto tembló de miedo.
Sai fue incapaz de reaccionar.
-No sería divertido, pequeño… - susurró Madara en el oído de Naruto. – Ésa es una tarea que debe hacer Sasuke… - los ojos azules de Naruto se posaron por un momento en el cuerpo del moreno que yacía contra la roca.
El rubio recordó entonces la espada que había comprado en el pueblo y corrió a desenfundarla. Sus manos temblaban y parecía que no la supiese sostener, pero eso le daba una mayor sensación de seguridad a pesar de su miedo racional al hombre.
Madara se apartó un poco del rubio.
-Cuidado con eso, podrías lastimarte. – rió el mayor.
-No me tientes…
-Bueno, ya tengo lo que deseaba así que ahora debo marcharme… - Chasqueó los dedos y el cuerpo inconsciente de Orochimaru cayó sobre la nieve. – Despídeme de éste chico, gracias. Me ha sido de mucha utilidad. Y en cuando a Sasuke… - se giró hacia el cuerpo del moreno, que yacía contra la roca. – Dile que me ha encantado verle y que se ha convertido en un chico muy atractivo. – Finalmente, se giró a mirar a Sai, le sonrió amigablemente y desapareció.
Naruto cogió aire. Se sintió bien después de ver cómo desaparecía Madara. Después de aliviarse corrió hacia donde se encontraba Sasuke para verificar su estado.
-Sasuke… - el moreno abrió lentamente los ojos, observando con una mirada triste a Naruto.
-¿Te he hecho algo…? – preguntó, temeroso. Naruto sonrió y negó con la cabeza.
-No te preocupes. Él se acaba de marchar y los dos seguimos vivos. ¿No es genial?
El moreno asintió.
-¿Puedes levantarte?
Sasuke se puso de pie agarrándose al hombro de Naruto. Éste, al comprobar que su estado no era tan malo como podría haber sido, le tendió unas pociones. Sasuke curó sus heridas con ellas y siendo capaz de caminar mejor, ayudó a cargar los cuerpos de Kabuto y Orochimaru hasta donde habían dejado los caballos.
Ahora que la niebla se había ido, la montaña nevada se veía mucho mejor.