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The Moments. por Scarlett_Rose

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Notas del fanfic:

Nombre Fic: The moments.

Anime & Manga: Katekyo Hitman Reborn!.

Autor: Akira Amano.

Pareja: 6918 & 10069

Resumen: Kyoya está tan acostumbrado a la presencia de Mukuro.

Notas del capitulo:

Holis. Ahora les traigo un one-shot, algo extraño, la verdad la idea me venia dando vueltas y vueltas pero no tenia nada de tiempo para poder escribirlo. Al fin lo logre. Ahora mis pequeños agradecimientos.

Para mi guapa nee-san Dora~ que la adoro sin ella mi vida sería gris (?. Mi dulce, querida y adorada Nan~~ Mich-chan. Esté Fic es dedicado a ti ~

Capitulo Uno - Momentos.

Repaso con la mirada la pila de papeles que debían de recibir su firma de aprobación, acomodó el codo contra el escritorio.

El móvil, comenzó a vibrar, haciendo perder su concentración, rodó los ojos del papel que sostenía su mano, a la lucecita roja que parpadeaba sin descansó. Bufó, esperando que el avisó pasara, cuando termino continuo firmando.

Pero… no pudo, ni firmar correctamente el papel, sofocado, tomo su celular para abrir la tapa agresivo y aceptar el mensaje.

“Pollito. La clase de Dino-sensei es muy aburrida”.

Arqueo su perfecta ceja tan lento como pudo. ¿Aburrido? ¿Y eso era un problema para él?. Maldijo el momento en que acepto darle su dirección a ese idiota. Cerró la tapa y sin cuidado lanzó el móvil contra sus pilas de papeleo.

Un segundo más y el celular volvió a vibrar, Kyoya intentó no prestarle atención.

“Pollito, me aburrooooo~”.

“Te morderé hasta la muerte, si no pones atención a clases, herbívoro”.

“Oya, oya. ¿El pollito está de mal humor?”.

“Todo tú, me enferma”.

“¿Sólo eso despierto en ti?”.

“Sí. Sólo eso. Estúpida piña”.

Por qué la clase de Dino no fue la única en ser interrumpida.

 

~ 0 ~

 

Giro para darle la espalda a la puerta, acurrucándose contra las calidas mantas, la puerta se abrió lento, sin hacer ruido y de puntillas se acerco para trepar a la cama y colarse al interior. Se arrimó para abrazar por detrás el cuerpo laxo del menor. Recargando la barbilla contra su nuca, aspirando el dulce olor a menta que desprendía su cabello.

Kyoya, no se movía, fingía dormir esperando a que pronto la respiración ajena tuviera un movimiento parecido a la suya. Estaba helado, podía sentir el frió de su piel traspasar su pijama. Podía sentir los dedos ceñirse en su cadera y arrastrarle para pegarlo como lapa a su pecho.

Y era su forma de consolarle. No preguntar, no hablar, y la respiración de Mukuro se acelero, sufriendo suaves espasmos.

Lloraba.

Después de largos minutos, Mukuro le dio la espalda, para dormir. Se irguió para quedar sentado, la sabana se corrió y entonces los ojos se clavaron en su cuello, lleno de marquitas rojizas algunas ya con un tono morado.

Y Kyoya le aceptaba en su cama cada vez que él estaba en esa situación.

 

~ 0 ~

 

Salió antes de que Reborn-sensei entrara al salón, caminando con naturalidad hasta su principal objetivo, ladeo la cabeza, deteniendo los pies enfrente de la puerta, no pidio permiso, tampoco aviso, sólo abrió y entro. Los ojos fulminantes de Kyoya le miraron, pero Mukuro inmune continuo su trayecto hasta el sofá verde donde se tumbo.

—¿Qué crees que haces, Rokudo? —preguntó dejando el bolígrafo contra el escritorio.

—Kufufu~. ¿Qué parece, pollito?. Vengo a visitarte. —dijo mientras buscaba una mejor posición. Miró el techó. Estar con Kyoya podía ser aburrido, si no sabías cómo sacar el lado divertido del prefecto.

—Ya. ¿Crees que voy a dejarte saltar las clases, estúpida piña? —se levantó con tonfas en mano—, Te morderé hasta la muerte por faltar a clases.

—Kufufu~ Deberías estar feliz de que vengo a visitarte. Po-lli-to~ —los ojos bicolor le sostuvieron la mirada. Kyoya, bajo sus tonfas y regreso a su escritorio para continuar firmando.

—Haz un solo ruido y te largas.

 

~ 0 ~

 

Deja de leer para atender el llamado de la puerta, no le sorprende que Mukuro venga lleno de heridas, se hace a un lado para cederle el paso, mientras Mukuro va a la sala, él va hasta el sanitario por el botiquín que siempre tiene preparado y a la mano. Se sienta en la mesita de noche y comienza a limpiarle.

—Auch —se queja dramáticamente, mordiendo su labio inferior. La mejilla, el labio y las muñecas. Intenta limpiar los arañazos del cuello, pero el peliazul empuja suavemente sus manos.

Intenta ocultar lo que desde siempre ha visto el pelinegro. Y eso molesta al prefecto.

—Está será la última vez que te cure. ¿Oyes?.

Y esta mintiendo, por Mukuro surte el botiquín y lo tiene a la mano.

Porqué aunque dijera eso, sabia que en cuanto le viera con un solo rasguño, el terminaría curándole.

 

~ 0 ~

 

Al fin es fin de semana. Pero está aburrido, su hermano salió. Mira distraído el reloj de pared. Se levantó de la cama, ya dando por perdido su sueño, tomo asiento frente al monitos, lo encendió y espero a que se cargara.

Abrió el Messenger, para enviarle un correo a Yamamoto Takeshi, está desconectado; mejor, así no tendría porque comenzar una conversación innecesaria. Y una ventanita le salto de la nada.

Mukuro dice: ¡Pollito!. Pensé que la tecnología social no era lo tuyo. Kuufufu~

Kyoya dice: Herbívoro idiota. Estoy terminando un trabajo.

Mukuro dice: Oya, oya. ¿Me estas dando explicaciones, Kyo?. Kufufufu~

Kyoya dice: Piña estúpida, no te estoy dando nada.

Mukuro dice: A mi me pareció que sí. Pollito. Dame tutorías.

Ladeo la cabeza. ¿Cómo por qué iba a ayudarle? Era su problema, ese tipo con corte de piña se saltaba las clases. Sí, no era su problema.

Kyoya dice: Es tú problema. Yo no hago faltar a clases.

Mukuro dice: No, pero me cubres.

Jerk.

Mukuro dice: Tengo que irme, pollito. Pero vas a darme tutorías. Ciao~

 

~ 0 ~

 

—Presta atención. Rokudo Mukuro —gruño, apuntando hacia el libro del peliazul, las ganas de morderle hasta la muerte le carcomían, pero optaba por controlarse. Buscó un nuevo problema que el bicolor pudiera comprender.

Sus dedos se movía pasando hojas tras hoja. Escucho el suspiró del mayor y supuso lo que seguía, así que no pudo evitar poner los ojos en blanco.

—Me aburro~ —canturreo pegando la mejilla a la mesa de madera. Soltó el lapiz que comenzó a rodar sobre la mesa.

Los dedos de pelingro subieron hasta su cien para acariciar, y maldijo de nuevo el estar cerca del peliazul.

—Pollito —susurró, cuando Hibari bajo el libro, el bicolor ya estaba muy cerca, la mano le rodeo el cuello para empujarle y cortar la distancia, sellando los labios en un beso sencillo.

Las pupilas grises se dilataron, tomado lo deseado, Mukuro se tumbo contra su silla, esperando la siguiente explicación.

 

~ 0 ~

 

El sonido de la batería, después la guitarra y el bajo. La voz de Tsunayoshi y todo el resto de alumnos de Nami-chuu coreando la canción, poco a poco se fueron ganando fans del alumnado de Kokuyon. Pancartas por aquí, por allá.

Lambo e I-pin, bailando y contagiando al resto.

—¡Kyaaaa! —gritaban las chicas.

Kyoya miraban al frente, sin realmente mirar a nadie, los ojos grises se posaron cerca de la puerta de entrada, a la izquierda estaban los maestros Dino y Reborn, a la derecha… por un segundo perdió la nota. Mukuro dejo de hablar con Ken para prestarle atención.

Sonriendo para él. Apoyándole a él. Asistiendo por él. Y la banda de Nami-chuu se lució y gano gracias al entusiasmo de todos.

Por qué quizá no fue invitado al festival pero tenía una buena causa para ir de sorpresa.

 

~ 0 ~

 

Ya todos iban de salida, Mukuro extrañamente estuvo tranquilo todo el día. Agarró la muñeca del menor, por supuesto la mirada asesina no tardo en aparecer.

—Kyoya —dijo su nombre—, Espera un segundo.

—¿Qué quieres, Rokudo? —gruño, asumiendo que era algo para molestarle. Los labios de Mukuro se entreabrieron pero nada salió de ellos. Arqueó una ceja, aunque, sí, picado por la curiosidad.

—Yo… Yo te… —los ojos de Mukuro reflejaban algo peculiarmente extraño. Algo que Kyoya no sabía descifrar, los dedos aflojaron el agarre, resbalando por su muñeca hasta dejarla suelta—. Kufufu~. Nada importante nos vemos, mañana.

Chasqueo la lengua y puso los ojos en blanco.

—¿Adónde crees que vas, Rokudo? —cuestiono, al verle ir por el lado contrario a su destino. Su destino era su casa para continuar con las tutorías. Le peliazul levantó su mano para despedirse.

—Haré algo importante, no te preocupes por mi, pollito.

Y se fue sin completar una frase tan importante.

 

~ 0 ~

 

Dos días sin saber nada de él, dos días sin que fuera la escuela, ni llamadas, ni mensajes, su estúpida y molesta presencia. Nunca pensó en que estuviera tan acostumbrado a esa piña idiota.

Tomo su celular haciendo balancear el extraño colgante con forma de piña. Marco el numero, porque como presidente del comité disciplinario era su deber mantener en orden al alumnado de Nami-chuu. Se acomodó la bocina al oído.

Respondió al tercer tono.

—¿Alo~? —el corazón de Kyoya se paralizo, las pupilas temblaron, y cuando escucho su risilla, el estomago se le contrajo agresivamente—, Lamento informar que Mukuro-kun ya no podrá recibir tu llamada… Hibari-chan.

Y el celular resbalo de su mano, cayendo al suelo justo como sus rodillas.

Porqué los momentos junto a Mukuro ya no regresarían.

 

Notas finales:

Me gusto este fic. Especialmente, Mukuro era el que siempre terminaba buscando-acosando a el pollito.

Las amenazas de muerte que sean para Mich-chan porque ella me metió indirectamente la idea de dañar a la piña.

¿Reviews?

Ahora como publicidad. Les invito a leer otros de mis Fics largos (?

Niñero (Kaname x Zero)

Nuestra relación es una farsa (Kaname x Zero)

Caballero Vampiro (Kaname x Zero)

Love or Like (Mukuro x Kyoya)

-suspiro- Gracias por leer.


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