A quien
Jonghyun &Minho
Shinee
por
Helen Karlray
-Hyun- tu voz siempre tan calmada hoy tenia un claro tono de preocupación.
-¿Qué pasa Minho?- te extendí mis brazos para que vinieras, como siempre, a acurrucarte entre ellos. Pero esta vez me miraste y seguiste clavado en el piso. No estabas jugando, tus ojos me lo dijeron.
-Jonghyun- me llamaste, casi nunca usabas mi nombre cuando estábamos solos los dos. -tengo que irme-
-Bien- contesté encogiéndome de hombros -de regreso compras algo de cereal, está por terminarse-. A veces ese tipo le daba demasiada importancia a cosas tan pequeñas. -Si lo dices por el programa de variedad que querías ver, da igual eh, lo grabaré-
-No me refiero a eso, verás...yo...hyun, me voy medio año- me pare del sillón de un salto y lo miré detenidamente por primera vez. Estaba perfectamente vestido con un traje gris oxford, camisa blanca y el cabello revuelto, su mirada baja me distrajo por un momento de la mochila que colgaba de su hombro y de la maleta que sostenía en la otra mano. –Hyun, me tengo que ir, tengo muchos proyectos y los horarios son terribles, me es imposible seguir viviendo aquí, por eso me voy.-
Me quedé mudo sin saber exactamente qué decir; nos quedamos en silencio, sin movernos -Lo siento Jonghyun- susurras mirándome a los ojos -me tengo que ir- haces una ligera reverencia antes de moverte hacia mi.
Siento tus brazos rodeando mi cuerpo como otras tantas veces, siento tu calor envolviéndome, tu olor asfixiándome: cada detalle del que estoy enamorado haciéndome perder los sentidos.
Nos separamos tan solo lo suficiente para que me tomes del mentón y me beses con ternura mientras tu otro brazo aun me estrecha por la cintura.
-Estúpido – me reclamo mentalmente. -mil veces estúpido- mis labios tiemblan, aprieto los puños mientras tu me abrazas con toda tu fuerza, casi lastimándome -estúpido Kim Jonghyun, sabías desde el principio que esto no resultaría, eres estúpido...debías controlar mejor tu corazón, no debías enamorarte; tú mismo lo dijiste la primera vez que sus labios cubrieron los tuyos, dijiste que era muy lindo pero que jamás funcionaria. Entonces ¿por qué seguiste?,¿ por qué te involucraste más?.
-Hyun- me susurras al oído, juegas con mi lóbulo, lo mordisqueas, me haces perder la razón de mis actos. Quisiera gritar que te amo, deseo llevarte hasta nuestra habitación y poseerte, hacerte vibrar con mi cuerpo, anhelo tu piel rozando contra la mía. -espero verte pronto...cuídate- dices antes de soltarme.
Tus brazos se alejan poco a poco recorriendo por última vez mi cuerpo -me voy- sonríes, y yo siento que el mundo se derrumba. Tomas de nuevo la maleta y caminas a la salida con ese paso seguro y decidido que te caracteriza.
Sigo en completo silencio, no puedo culparte de este dolor, es simplemente que no puedo entender cómo me enamore tanto de ti, cómo es que, a pesar de saber que estaba cavando mi propia tumba, seguí adelante.
Bien me lo advirtió Key; recuerdo perfectamente sus palabras: “no puedes enamorarte, pero para qué te lo digo si tú nunca escuchas, después no vengas llorando porque saldré con un “te lo dije” bien merecido”
No sé que voy a hacer sin ti; las horas que no estés conmigo, cuando ya no pueda simplemente esperar a que vuelvas a casa, cuando no baste con una llamada para que pueda ir a refugiarme en tu cuerpo, en tu alma.
Veo cada paso que das en cámara lenta; medio año dijiste, pero ¿quién asegura que cuando vuelvas seas mío de nuevo?, ¿quién me garantiza que cuando estés lejos no buscarás refugio en otros brazos?. Cuando estés en tu nueva vida ¿quién será el dueño de tus caricias? ¿a quién le vas a dar tu amor, tus besos y tu corazón?, ¿a quién vas a llamar y a mirar así como me miras?.
Una punzada atraviesa mi pecho, me arrugo la camisa como si con eso el dolor se mitigara. Imagino las portadas de las revistas con tu foto acompañado de “ella”, esa persona a quien sí puedes abrazar en público, a quien puedes besar y presumir. El dolor en el pecho se hace más grande, casi insoportable.
Te detienes antes de llegar a la puerta, no giras a verme pero se que estás dudando en regresar corriendo a mis brazos.
-Si te vas, pues ya no pierdas tiempo- susurro para mi mismo. No sé por qué, será coraje o dignidad pero no te detengo. El dolor se transformó en un fuego en mi estómago: es coraje, decepción, frustración. Te miro dudar y me duele porque siento que quizá haya una oportunidad para retenerte a mi lado, por eso suplico que te vayas ya, que no mires hacia atrás y salgas de una vez sin tantas despedidas. Porque no podré soportar mucho más.
Quiero escapar, correr a mi habitación y ponerme a llorar hasta que el sueño me venza, así podré despertar y continuar mi vida, una vida donde tú no estas.
Pero sigo mirándote; esos segundos de duda parecen eternos, parado en la puerta sosteniendo el pomo, -decídete- siseo casi inaudible -¿te quedas o te vas...me quieres o me olvidas?-.
-Jjong- tu voz cubriendo todo el lugar, llegando a mi pecho, tranquilizándolo, eliminando todo el dolor -cachorro- me llamas de nuevo y abres la puerta, tu mirada sigue clavada en el piso, pero tu voz es tan cálida como siempre -me voy- te despides y debo cubrir mi boca con la mano para no comenzar a llorar.
Pronuncias dos palabras, haces una pausa y respiras...las siguientes dos me sentencian. La puerta se cierra y comienzo a llorar descontrolado. Mi llanto no se detiene, no intento detenerlo fluye sin cesar, los gemidos son como los de una bestia herida, y es exactamente así como me siento.
Horas después Key me encuentra tirado en la sala llorando desconsolado.
-¿Ya se fue?- pregunta, y yo sólo puedo asentir mientras mi llanto crece de nuevo.
-Cálmate Hyun- su condescendencia es maravillosa, trata de consolarme pero cada intento fracasa.
Despierto y sigo en la sala; en algún momento Morfeo venció a mi dolor y me quedé dormido, el cojín que sostengo esta completamente sucio de mis lágrimas. La noche termino, Me pongo de pie y me arreglo; es temprano pero es mejor comenzar el día.
Suspiro al ver la puerta y sonrío de medio lado.
-Jonghyun- me llama Onew -¿ya estas mejor?-
-Sí- sonrío calmadamente -estoy bien...¿Cuál es la agenda de hoy?-
Los planes se van formando mientras una bolsa de líquido frío descansa sobre mis ojos, esa misma que tiempo atrás el mismo Minho me había regalado para la hinchazón.
“Eres muy llorón” me dijo, el día que me la entregó.
Sonrío con media cara tapada -y eso es todo lo que tenemos el día de hoy- Onew y Key organizan, Taemin se había mantenido en silencio.
Me descubro el rostro y veo al más joven con los ojos hinchados, más que los míos -toma- le coloco el antifaz. -yo ya no lo necesito-. Era raro ver a los dos mas jóvenes llorar o mostrar cualquier clase de sentimiento, por eso cuando Minho pronuncio esas cuatro palabras antes de irse me sorprendió tanto.
-Jonghyun ¿me estas escuchando?- Key me reprendía como una madre regañona.
-Sí mamá.- contesto como lo hubiera hecho Minho. Todos lo notan; el silencio invadió el lugar y la tensión subió. Pero simplemente lo ignoré -¿Qué me decías?-continué y la plática se animó de nuevo.
Después del desayuno tendríamos que salir -vamos- dicen todos y yo me quedo atrás, miro la puerta y suspiro.
-Lo haré- contesto por fin a la pregunta que Minho me hizo antes de irse.
“Te amo...¿me esperarás?.
Han pasado más de ocho meses desde que se fue y cada que cruzo la puerta puedo escuchar su voz suplicándome por que lo aguarde.
Al principio fue doloroso, pero aprendí a vivir con ello, ahora solo respiro y miro la entrada esperando verlo regresar. Ilusionado con escuchar de nuevo esas dos palabras y poderlas pronunciar también.
Me quedo quieto en mi lugar, suspirando.
-Jjong- susurran a mi espalda, me giró sorprendido -cachorro- grita al verme. Entra a toda velocidad tirando la malea y las bolsas de viaje, deja todo a un lado y con esa enorme sonrisa vuela a hasta mi abrazándome hasta que duele. Oculto mi rostro en su pecho y correspondo -amor- me susurra.
Me levanta la barbilla y puedo verlo de nuevo, sus grandes y brillantes ojos, su rostro aniñado, su cabello revuelto, se acera y me besa despacio, temeroso, como si fuera la primera vez.
Siento sus labios sobre los mios, la calidez de su cuerpo, su aroma envolviéndome, nos separamos a penas unos milímetros, sonreímos como dos niños pequeños.
Mis labios tiemblan al igual que todo mi cuerpo, las lágrimas se acumulan en mis ojos trato de cubrirme el rostro pero él me sujeta por las muñecas -no- me dice colocando su frente sobre la mía -dejame mirarte...por favor...-
Tengo sentimientos encontrados...bajo el rostro y dejo que el llanto fluya -Minho- digo antes de que mi garganta se cierre por completo -Minho- repito su nombre entre sollozos. -Min...- no puedo más, el llanto lo invade todo. Él suelta mis muñecas y me abraza de nuevo, me sujeta entre sus brazos como si fuera el ser más delicado del universo. -Jjong... ya no llores...cachorro...Dino...amor...volvi.-
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