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Echando de menos por YasuAmaya

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Notas del fanfic:

Mi... cuarto one shot (creo)

Una vez más, me decidí por usar el español riplatense (o español argentino XD)

 

Inspirado en la canción "Missing" de Ayumi Hamasaki

Notas del capitulo:

-merendando-

Y: Yasu desu!! Y les doy la bienvenida a mi nuevo one shot!!

M: es el cuarto, no?

T: eso creo

Yui: -tomando su mate cocido-

Y: la gente me decía que me era imposible escribirlos -w- BTW, ellos son Miku-conciencia, su marido, Takuya-sentimientos, y su hija Yui, mi lado maternal. Siempe me acompañan en las notas.

M: qui onda, gente?

T: -____-U

Y: bueno... Este one shot se me ocurrió después de haber escuchado una de las nuevas canciones de mi ídolo número uno...

M: Miku escribió algo y An Cafe sacó CD nuevo?

Y: estoy hablando de Ayumi Hamasaki!

M: Miku era tu ídolo número uno antes ;__;

Y: antes, pero me rompió el kokoro e_é Como sea... "Missing" es la canción que más me gustó del nuevo cofcofSINGLEcofcof mini álbum de Ayu, LOVE... Y estuve todo el fin de semana escuchando esa canción sin parar andlabndlg Y por eso me dio por escribir esto -w- 

M: me gustó mucho

T: a mí me hizo llorar

Y: a mí también

M: -se aguanta la risa-

T: vos sabés porqué fue?

M: están embarazados?

 

- 10 minutos después-

 

M: -lleno de moretones- problemas amorosos

Y: amor? Y eso con qué se come? XD

T: hay unas galletitas que se llaman así

Y: cierto! Bueh... Mejor dejemos esto... Pasen a leer!!!

-“Por favor, deje su mensaje después del tono”.- y la señal sonó.

-Ah... Soy yo...- le costaba hablar- Me preguntaba... dónde andarás... Hace mucho que no nos vemos y... No sé... ¿Te gustaría salir a tomar algo o dar una vuelta por ahí? Claro, si no estás muy ocupado.- hizo una pausa- Es raro cuando vos no estás...- no podía- Bueh, si tenés tiempo, llamame... Chau.

 

Cortó la llamada. Tiró el celular en su cama y soltó un suspiro que salió de lo más profundo de su ser. Se pasó la mano derecha por el cabello y echó su cabeza hacia atrás. “Por fin lo hice... Espero que escuche el mensaje”. Podía sentir a su corazón latir acelerado. “Quiero verte”.

 

 

[Decir que te echo de menos cuando quería verte...]

 

 

Se sentó frente a su escritorio lleno de libros y planos, entre varios útiles. Hizo a un lado algunos papeles, para encontrar una foto. La tomó entre sus manos y se la quedó viendo: esos seis rostros felices, llenos de vitalidad, energía y esperanza en el futuro, llenos de sueños. Eso hacía que su pecho rebosara de nostalgia. Especialmente ese rostro angelical de cierto castaño.

 

Su celular sonando lo sacó de ese trance y recuerdos, haciéndolo sobresaltarse. Miró hacia la cama, donde estaba el teléfono. “¿Será...?”. Fue como una luz de esperanza en su corazón, pensar que podría ser esa persona tan especial.

 

Con las piernas temblándole, se puso de pie, para alcanzar su celular. Una vez que lo tuvo, se fijó en el número que lo llamaba: era desconocido. Le pareció extraño, mas contestó.

 

-¿Hola?

-“¡Hola, Miku!”- esa voz que no escuchaba en mucho tiempo.

-¿Teruki?

-“Sí, soy yo. ¿Cómo andás?”

-Bien. ¿Y vos?  

“Todo bien... Hacía mucho que no sabía nada de vos.”

-Sí. Es que la facu me saca mucho tiempo.

-“¿Cómo te está yendo?”

-Ah, bastante bien. La semana pasada se terminaron los parciales.

-“Entonces tenés tiempo para salir, ¿no?”

-Hum... Sí. Aunque tenga que entregar un trabajo en dos semanas, voy bien con eso, así que puedo salir.

-“Oh... ¿Querés ir a algún lado?”

-Eh...- se quedó pensando en lo que había hecho momentos antes- S-sí... Está bien.

-“OK... ¿Cuándo?”

-Cuando vos quieras.- dijo con una risita.

-“Bueno... Justo hoy llegué de la gira con la banda, así que tengo unos días libres.”

-¿Cómo les fue?

-“Cuando nos veamos, te puedo contar”.- rió.

-Ja, ja... Bueh...

-“¿Mañana a la tarde? Como a las cinco”.

-Me parece bien. ¿Dónde?

-“¿En el café donde trabaja Yuuki? También quiero verlo”.

-Bueno.

-“Bien... Eh...”.

-¿Qué?

-“No, nada.... Nos vemos mañana”.

-OK. Bye.

-“Chau”.

 

La llamada finalizó. Se sentó en la cama, para terminar recostándose. Sonrió con tristeza. “Quería que fuera él... Pero, al menos, mañana voy a encontrarme con un buen amigo”.

 

 

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

 

 

En un callejón, se encontraba ese chico rizado, fumando, intentando olvidarse de todas sus preocupaciones. Sin embargo, su celular no lo dejaría. Ya estaba cansado de eso, no quería contestar. Pero no le quedó más que hacerlo.

 

-“¿Por qué no contestaste en todo el día?”- le dijo la persona del otro lado de la línea.

-Estoy trabajando.

-“¿Y no podés tomarte un descanso para llamarme?

-No sé... porqué debería llamarte.

-“Sabés muy bien porqué”.

-¿Ah?

-“Decilo”.

-¿Qué cosa?

-“Lo que querés decirme”.

-No quiero decirte nada.

-“¿Y por qué me mandaste ese mail el otro día?”

 


[Decir que me sentía solo cuando me sentía así...]

 

 

El rizado se quedó sin habla. En su mente recordaba cómo fue que había escrito palabra por palabra y terminó enviando aquel email, una noche en que sentía la soledad más cruel que de costumbre.

 

-“¿Y?”

-No sé porqué lo hice, la verdad.

-“¿Ahora te arrepentís de lo que pasamos?”

 


[Antes era capaz de decir todo eso con sinceridad, pero ahora...]

 

-No es que me arrepienta...

-“¿Entonces?”

-Es que...- tomó aire- Estás... diferente.

-“¿Qué?”

-Ya... no sos como antes. No es así como me gustás.- se sentía un poco mejor al decirle eso- Nos conocemos de toda la vida, pero nunca antes habías sido así conmigo.

-“Debe ser tu imaginación”.

-No. Te lo digo en serio... Siento que... me estás ocultando cosas... y no sé qué pensar.

-“Yo también debería sospechar de vos”.

-¿Eh?

-“Me dijiste que estuviste trabajando todo el día. Pero no estoy seguro de eso, porque no estuve ahí para comprobarlo”.

-¿Dudás de mí ahora?- le preguntó un tanto ofendido.

-“Vos dudás de mí”.

 


[Cuando empecé a dejar de creer en ti,
tú también dejaste de creer en mí.]

 

 

Que él le estuviera diciendo todo eso, le dolió. Tantos momentos vividos, tanta felicidad compartida en el pasado; todo había quedado atrás, y no parecía haber una solución para lo suyo.

 

-Ya me dijiste todo lo que tenías para decirme. Me vuelvo a trabajar.

-“¿Dónde estás?”- le preguntó haciendo caso omiso a lo anterior.

-En el trabajo te dije.

-“¿Y por qué no te veo?”

-¿Qué?

-“No te encuentro por ninguna parte... ¿Así es como querés que te crea?”

-¿Dónde... estás vos?

-“¿Por qué no intentás averiguarlo por tu cuenta?”

 

Le cortó. El rizado se había quedado atónito con eso último. Una pequeña alegría había surgido en su interior, mas aún no quería ilusionarse, como tantas otras veces había hecho.

 

Guardó el celular en su bolsillo, suspiró, sacudió un poco sus ropas e ingresó en el edificio donde trabajaba. Al atravesar la cocina, sus latidos aceleraban. La emoción iba en aumento, pero él intentaba no demostrarlo, ni que ese sentimiento le controlara. Sus intentos serían en vano.

 

Llegó al lugar abierto al público, donde se encontraban las mesas. No había mucha gente en el café esa noche. Pero había una sola persona que lo cambiaba todo, alguien que acaparaba toda la atención del camarero. Un pelinegro, parado junto a la puerta de entrada, cargando un bolso en su hombro y un maletín en la mano izquierda. Era él.

 

El chico de rulos se le acercó lentamente, con una expresión que dejaba dudas sobre lo que ocurría en su interior.

 

-¿Por qué estás acá?- le preguntó, intentando no sonar muy interesado.

-Porque vos querías que viniera.

-Nada que ver.

-Yuuki... Te conozco más de lo que vos creés.

-Lo que digas.- el pelinegro sonrió y negó con su cabeza.

-Dale. No sigas enojado. Ya pasó.

-No sé.- bajó la mirada.

-Si querés, te espero hasta que salgas y así podemos ir hablar un rato.

-Siempre decís lo mismo.

-Esta vez va a ser diferente.

-No quiero hablar con vos ahora. Así que podés irte.

 

Yuuki regresó al trabajo. Ya sólo le queda una hora. En ese tiempo, miraba a la puerta, buscando al pelinegro, pero éste se había ido. “Y después me pide que le dé otra oportunidad. Ya veo cuánto le importo”.  

 

Por fin llegó su hora de salida. Tras haberse cambiado de ropa, salió rumbo a la estación de trenes para regresar a su hogar. Iba caminando mientras pensaba en todo lo ocurrido, totalmente sumergido en sus pensamientos. Hasta que alguien lo sujetó del brazo y lo llevó dentro de un callejón oscuro.

 

Fue acorralado contra la pared. Intentó defenderse, pero no pudo hacer nada.  Forcejeaba con la otra persona sin mucho éxito. Hasta que sus labios fueron aprisionados. Abrió los ojos a causa del asombro. Pudo reconocerlo. Esos labios que tan bien conocía y había probado tantas veces. Las ganas de llorar le invadieron, aunque no lo hizo. Sólo se dignó a corresponder el beso.

 

-K-Kanon...  

 

Un beso bastaba para vencer su decisión y hacerlo perder en el placer, por más que le doliera. La mañana entrante se encargaría de dejar todo el dolor atrás, y la soledad regresaría una vez más para quedarse quién sabe por cuánto.  

 

Y así había sido. Cuando el sol brillaba radiante en el cielo, Yuuki despertó, solo. El pelinegro lo había abandonado de nuevo. No se había dignado a dejarle una nota siquiera. “¿Por qué me hace esto?”, era lo que se preguntaba, a medida que se abrazaba a sí mismo, intentando soportar esos sentimientos. ¿Dónde había quedado aquel chico dulce que tan feliz lo hacía?

 


[Cuando ya no lograba entenderte,
tú tampoco me entendías a mí.]

 

No podía permitirse acabar con todo de esa manera, debía continuar luchando. Por más que le doliera la forma en que lo trataba su persona especial. Su sentimiento por Kanon era mucho más fuerte. En todos esos años, no había cambiado, sólo había ido en aumento.

 


[Yo seguiré caminado hacia adelante
sin importar las veces que me hieran.
No importa los rechazos a los que me enfrente
Ya no hay vuelta atrás.]

 

Comenzó su día, intentando olvidarse de todo, como acostumbraba hacer. Sin embargo, los recuerdos de la noche que había pasado, no dejaban de atormentarlo. “¿Por qué soy tan débil cuando se trata de él?”. Era un tanto desesperante. “¿Cómo pude decirle que lo extrañaba? Por más que fuera cierto, no quiero mostrarme así ante él”.

 

-Porque Kanon ya no me ama.- dijo para sí mismo.

 

Por más que estuviera consciente de ello y tratara de superarlo, no era nada fácil. Kanon y Yuuki habían sido amigos toda la vida, y, cuando llegaron a la adolescencia, pudieron ser sinceros el uno con el otro y desde entonces estuvieron juntos. Pero el tiempo se encargó de hacer más complicado su amor.

 

Una vez que se graduaron, cada quien siguió lo suyo. Kanon comenzó a estudiar para ser programador y productor de videojuegos, mientras que Yuuki había desaprobado sus exámenes y nunca más intentó ingresar en la universidad, así que se dedicó a trabajar.

 

Al principio, las cosas iban como siempre: se veían varias veces a la semana, salían y pasaban juntos las noches. Pero todo cambió poco a poco. Los estudios, el trabajo, la falta de tiempo y más, hicieron que ya no pudieran estar juntos como solían hacer. Eran momentos muy solitarios. A medida que esa situación continuaba, se distanciaban cada vez más, haciendo que llegaran a discutir y pelear con facilidad. Ya no se entendían, dudaban el uno del otro, y les costaba ser sinceros.  

 


[Decir que te echo de menos cuando quería verte.
Antes era capaz de decir todo eso con sinceridad,
pero estas emociones ya no me hacen ningún bien.]

 

Ese día entraba a trabajar en la tarde. Al llegar al café, se encontró con un amigo, sentado en una de las mesas.

 

-¿Miku?

-Hola, Yukiki.

-Hola. Tanto tiempo. ¿Cómo andás?

-Bien. ¿Y vos?

-Ah... Bien.

-No sonás muy convencido que digamos.

-Sí. Bueno...- se rascó la nuca- Pasaron cosas...

-¿Problemas con Shinya?- el rizado bajó la mirada.

-No es solamente con él... Pero no importa.- forzó una sonrisa.

-Hum... Si querés hablar con alguien, ya sabés que contás conmigo.

-Gracias, Miku. Pero estoy bien.

-Como digas...

-Bueno, me voy a cambiar. Ahora vengo a tomarte el pedido.

-Dale.

 

Tal como había acordado con su amigo, Miku había ido a encontrarse con él. “Qué copado que Teruki pudiera seguir su sueño de vivir de la música”, pensaba mientras jugaba con las servilletas que había en la mesa. “Si tan sólo yo también lo hubiera hecho... ¿Por qué nos rendimos?”.

 

Intentaba recordar los días de escuela con sus amigos, cuando, sólo por diversión, llevaban adelante una banda. “Esos días fueron geniales. Hasta teníamos fans... Y lo que más me gustaba, era estar con él. Me encantaba verlo tocando la guitarra”. Quería regresar el tiempo atrás para poder estar con esa persona una vez más. “Él también está siguiendo su sueño... Él y su guitarra. No necesita nada más”.

 

-¡Miku!- lo llamó un pelinegro de amplia sonrisa, acercándose.

-Ah... ¡Teruki!

-Ja, ja, ja... ¡Tanto tiempo!- le revolvió el cabello- ¿Estás más rubio o me parece a mí?

-Cambié de tintura.- se peinó con los dedos.

-Ja, ja... No vayas a terminar como Bou.- le dijo con una risita, a medida que se sentaba delante de él.

-Ja, ja, ja... No, jamás.

-Hablando de Bou... ¿Dónde andará ahora?

-Estudiando. Todavía le queda un parcial por rendir.

-Oh... Qué aplicados resultaron ser los dos, eh.

-Ja, ja... Yo siempre fui así.

-Vos sí. Pero me sorprende Kazuhiro.

-A mí también. Pero está bien que sea así, ¿no?

-Ja, ja... Claro.

 

Teruki era el mayor del grupo de amigos. Él siempre había sido encantador, muy positivo y sonriente, animando a sus amigos en cualquier situación. Era alguien en quien poder confiar. Por eso Miku lo apreciaba tanto y se alegraba de pasar tiempo con él. Lo hacía sentir afortunado, puesto que el pelinegro era baterista en una banda activa y de bastante renombre. Pero él seguía igual, nada lo hacía cambiar.

 

Los minutos pasaban volando cuando Teruki estaba presente. Podían hablar de cualquier cosa, del pasado, presente y futuro, de los problemas y logros obtenidos. De vez en cuando, Yuuki se les acercaba y se quedaba charlando un poco con ellos, aunque no mucho, ya que tenía que trabajar.

 

-Ja, ja, ja... Cambiando de tema... Me enteré que Takuya sale de gira la semana que viene.- comentó el pelinegro.

-¿Eh?

-Ya sabés. Como estamos en la misma discográfica, nuestros managers están en contacto y eso me dijeron.

-Ah... Mirá vos...- agachó la cabeza- “Entonces es por eso que no me contesta”.

-¿Intentaste hablar con él?

-S-sí...- fingió una sonrisa- Pero es una persona muy ocupada. Debe tener ensayos y eso. No tiene tiempo para perder con un... amigo.- se le hizo un nudo en la garganta.

-Akiharu...- lo miró preocupado.

-Es bueno que haya seguido su sueño de ser guitarrista, ¿no?

-Supongo...- miró su taza con té y se quedó en silencio un momento- ¿Todavía... estás enamorado de él?

 

El rubio se quedó sin saber qué decir. Teruki siempre estuvo enterado que a él le gustaba su amigo. Pero, después de tanto tiempo, no era lo más conveniente continuar con esos sentimientos. Al menos eso era lo que él pensaba.

 

-Akiharu...

-No debería sentir esto por él, ¿no?

-Bueno... No sé... ¿Vos... te sentís bien con eso?- Miku hizo fuerza con sus puños.

-N-no... Pero... vos sabés bien cuánto llevo con esto.

-Sí... Y es un poco triste verte de esta manera.- él se sentía así.

-Ya no sé qué hacer...- los ojos se le llenaron de lágrimas- Takuya sólo me ve como a un amigo... y no puedo hacer nada para cambiarlo.

-Takuya te quiere mucho, y lo sabés.

-Pero me quiere como a un amigo.- luchó por no dejar escapar un sollozo- Y yo lo quiero más que eso.

-Ya sé...- no le gustaba verlo en ese estado.

-Quiero verlo y decirle todo... Pero... si lo tengo enfrente... no me voy a animar...- las lágrimas descendieron por sus mejillas- Odio esto... Odio amarlo tanto y que él no lo sepa...- intentó detener esas gotas saladas, mas no servían sus intentos- Cuando pienso en él, cuando escucho su voz, cuando estoy a su lado... no tengo control de mí mismo.  

 


[Decir que me sentía solo cuando me sentía así.
Después de derramar todas mis lágrimas abiertamente.
Ahora me doy cuenta que mis emociones las controla otra persona.]

 

Pasó un rato hasta que logró calmarse. Para que Miku se despejara un poco, el mayor sugirió ir a dar un paseo. Eso pareció haber funcionado; Miku volvió a actuar de forma alegre, como solía ser cuando estaba con sus amigos.

 

-Che, deberíamos reunirnos un día de estos.- dijo Teruki.

-¿Reunirnos?

-Sí. Con Kanon, Yuuki, Bou, Takuya...- no estuvo muy seguro de nombrar al último.

-Ah... Sí. Estaría bueno. Como Takuya y vos ahora son músicos profesionales, se olvidaron de nosotros los invisibles.- bromeó.

-¡Mentira! Yo nunca me olvido de mis amigos... Por eso estoy con vos ahora.

-Ja, ja, ja... Y a mí me alegra que estés conmigo.

 

Esa expresión tan tierna y, al mismo tiempo, tan triste, cautivó al pelinegro, quien dejó de obedecer a su razón y se guió por los sentimientos; no se resistió a abrazarlo. Miku se sorprendió con eso. No dijo nada, ni le correspondió, no sabía que pensar. Teruki enredó sus dedos en el cabello rubio del menor, y se le acercó al oído.

 

-Yo estoy mucho más feliz de poder estar con vos ahora.

 


[Cuando descubrí el dolor escondido tras tu máscara
quise sostenerte.]

 


El calor que le transmitió el pelinegro, hizo que tuviera más ganas de llorar. “¿Por qué?”. No entendía nada. “Teruki siempre tan bueno conmigo, dándome su apoyo”. Correspondió el abrazo, haciéndolo sentir seguro, como no se sentía en mucho tiempo. “Algún día, me gustaría devolverle el favor”.

 

-Gracias... por ser mi amigo, Teruki.- el nombrado lo abrazó más fuerte.

-Nada ni nadie romperá nuestros lazos, Akiharu.

 

 

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

 

 

Tres días después, pudieron reunirse los seis, tanto como Teruki quería. Fueron a cenar y beber, pasando un rato agradable, riendo, conversando, haciendo chistes, todos muy felices. Eran ocasiones como esa en las que les daba la impresión de que su amistad jamás se rompería, que seguirían juntos por siempre. Pero no todo era así en realidad.

 

-¿Así que te vas de gira la semana que viene?- le preguntó Miku a cierto castaño.

-Ajá. Por todo un mes. Recorriendo Japón de punta a punta.

-Qué bueno.- dijo con una sonrisa- Me alegro que les esté yendo bien.

-Sí... ¿Y vos cómo vas? Quiero que hagas los planos para mi casa, eh.

-Ja, ja, ja... Ya casi. Si todo sale bien, el año que viene me recibo de arquitecto.

-Woo... Qué copado.

-Ja, ja... ¿Te parece?

-Obvio. Vos siempre fuiste muy aplicado en los estudios... Menos en el último año. Pero mirate ahora, ya casi tenés un título.

-Sí...- las mejillas se le tiñeron de carmín.

-Es bueno ver que te seguís esforzando por conseguir lo que querés.- le regaló una sonrisa- Siempre admiré eso de vos.

-¿En serio?

-Sí.

-Je...- se rascó la nuca- Tampoco es que fuera la gran cosa. Soy muy boludo. Tal vez tenga suerte.

-Siempre tirándote abajo vos solo. No cambiás más.

-Pero si vos también pensás que soy un boludo.

-A veces.- dijo con una risita.

-Ja, ja, ja...

 

Ese tipo de bromas era lo que solía hacer cuando le incomodaba estar con Takuya. Bromear para ocultar sus verdaderos sentimientos. Reír, por más que estuviera llorando por dentro. Era triste, y Teruki, quien no podía dejar de mirarlo, sabía bien lo que le pasaba.

 

-¿Ah? ¿Qué pasa, Teruki?- le preguntó el rubio, al notarlo.

-Nada.- sonrió.

 


[Cuando sentí la verdad que se escondía entre tus bromas,
me di cuenta que no podía dejarte.]

 

En cuanto a Kanon y Yuuki, ellos se encontraban conversando con Bou. Los primeros aparentaban que nada sucedía, que su relación iba bien. La verdad era que les incomodaba estar allí. Aún no había podido solucionar nada.

 

-¿Todavía no se fueron a vivir juntos?

-¿Qué?- preguntaron al unísono.

-Y sí, che. Están juntos desde la secundaria y viven separados.

 

La conflictiva pareja se miró un momento. Muchas dudas se reflejaban en sus ojos. Al rubio le extrañó eso.

 

-Che, ¿qué les pasa?

 

Mas no recibió respuesta alguna. Yuuki era débil cuando se trataba de Kanon. Quería estar con él, pero le daba miedo ser usado y terminar peor de lo que estaban. “¿Por qué me enamoré de él?”, era una pregunta que frecuentaba su mente. “¿Por qué quiero estar con él aunque me duela?”. No había una razón aparente, o al menos no era razonable. “No puedo rendirme aún”.

 


[Pero seguiré caminando hacia adelante
recogiendo los pedazos de todo esto.
Y aunque mis manos se llenen de ellos
jamás me rendiré.]

 

La velada iba llegando a su fin. Los amigos se despidieron, cada quien tomando su rumbo. Takuya y Bou por su lado, Miku y Teruki por el otro, Kanon y Yuuki...

 

-¿Querés ir a alguna otra parte?- preguntó el pelinegro.

-¿Eh?

 

Kanon estaba cabizbajo, con las manos dentro de sus bolsillos; parecía un poco avergonzado y arrepentido. Al rizado le dio algo de ternura verlo así. Ése era el Shinya del cual se había enamorado.

 

 

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

 

 

Teruki y Miku iban caminando y charlando, olvidándose de todo lo malo. El mayor hacía reír al rubio, tanto que lloraba de la risa.

 

-Ja, ja, ja, ja... Ya... Pará... Ja, ja... Me duele la panza de tanto reírme.- decía entrecortado.

-Ja, ja... La risa es buena para la salud.

-¿Con vos quién necesita vacunas?- rió.

-Me gustás más cuando te reís.

-¿Eh?

-Tu risa es contagiosa... Risa de Bob Esponja.

-¡Che! Ja, ja, ja...

-¿Ves?

-Ay, callate.

-Ja, ja... Pero me gusta tu risa.

-¿Porque te recuerdo a Bob Esponja?

-Hum... No, es por otra cosa.

-¿Ah?- lo miró con curiosidad- ¿Por qué?

-Porque me gustás.

 

Esa declaración, lo dejó sin habla. Fue como chocar contra una pared invisible. Nunca antes se había sorprendido tanto. Miraba a Teruki a los ojos, buscando alguna explicación. “¿Le gusto?”. El pelinegro tenía un brillo especial en la mirada, muy cálida por cierto. “¿Le gusto a Teruki?”. No lograba caer. De pronto el puso se le aceleró, las mejillas le ardían, y sentía un cosquilleo en el estómago.

 

-Finalmente te lo dije.- habló el baterista, calmadamente- Supongo que nunca te lo esperaste... Parece que sé fingir bastante bien.- soltó una risita. El menor no decía nada- Bueh, che... No te quedes así.   

-Pero...

-Sé mejor que nadie que te gusta Takuya hace años, así que no importa.

-Teruki...- éste le revolvió el cabello.

-Vivís en la cuadra que sigue, ¿no? Mejor andá a tu casa. Yo tengo que despertarme temprano mañana. Debería estar durmiendo ahora mismo.- el rubio seguía igual- Chau.

 

Sin más, Teruki se alejó, dejando solo a Miku, sin que este último le diera una respuesta; aunque no tenía una. “¿Cómo?”. Seguía sin creerlo. “Le gusto a Teruki”. Su corazón estaba latiendo como loco. “¿Qué... es esto que siento?”. ¿Felicidad? ¿Tristeza? ¿Esperanza? ¿Dolor? ¿Paz? “Él siempre me cuidó”.

 


[Decir que estoy feliz cuando mi corazón está lleno de alegría
y libre de toda preocupación.
Esa fue la primera y última vez que pude ver mi verdadero yo.]

 

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

 

 

En el departamento de Kanon, éste y Yuuki habían estado jugando videojuegos, como solían hacer en el pasado. Ambos se estaban divirtiendo, sin pelear ni nada. Aún no habían tocado ciertos temas que debían tratar, pero no querían arruinar ese momento.  

 

-¡Te gané!- festejó el rubio.

-Ah, no vale.

-Ja, ja... Y eso que es la primera vez que lo juego.

-Sentite afortunado. Este juego va a salir a la venta en tres meses.

-¿Eh?

-Fue por esto que estuve tan ocupado.

-¿En serio?

-Sí.- sonrió- ¿Qué te parece el resultado final?

-Ah... Está re bueno. Lo compraría sin dudarlo.

-Ja, ja... No va a ser necesario. Te lo regalo.

-¿Qué?

-¿Valió la pena pasar tanto tiempo lejos de vos?- preguntó con una expresión de evidente tristeza.

-Hiciste... un trabajo re bueno. El juego se va a vender seguro.

-Qué bien... Eso compensa tantas noches de trabajo y haberme aguantado las ganas de verte.

-Kanon...

-Creé un juego que te gusta. Eso me hace muy feliz... ¿Te acordás que cuando éramos chicos inventaba juegos para levantarte el ánimo?

-Sí, me acuerdo... Eran días muy divertidos.

-Me gustaría volver a aquel entonces, cuando podíamos estar juntos sin preocupaciones ni obligaciones, más que la escuela. Y hasta ahí nos encontrábamos.

-Todos los años estuvimos en la misma clase.

-Pensaba que eso era obra del destino.  

-¿Quedar siempre en la misma clase?

-Sí... Jugar con vos, pelear, estudiar, ratearnos... Siempre juntos... De esa manera me fui dando cuenta, poco a poco, que vos eras la persona que más me gustaba.- el rizado no hablaba- Sólo con vos me divertía... Y todavía lo hago... Y quiero seguir divirtiéndome a tu lado.

 

Esas palabras que escapaban a través de los labios del pelinegro, alegraban de sobremanera a Yuuki. “Él también siente lo mismo que yo”. Era un sentimiento en común, un amor correspondido.

 

 

[Decir que me estoy divirtiendo cuando lo estoy haciendo
y jugar contigo en nuestra inocencia
me ayudó a darme cuenta que fuiste mi primer y último amor.]

 

Daba la impresión de que todas las emociones y sentimientos revoloteaban por el aire, haciendo que el ambiente se volviera único. Sus corazones latían al mismo ritmo, incluso sin tocarse; bastaba con mirarse solamente. Su amor era correspondido.

 

-Cuando recibí tu email,- habló Kanon- me sentí muy mal por haberte dejado en segundo plano.- apretó los puños- No me gusta hacerte eso. Muchas veces estuve a punto de dejar todo para venir a verte... Pero nuestros horarios nunca coincidían.

-¿No me mentís?- sabía que estaba siendo sincero, pero quería que se lo confirmara.

-Te digo la pura y absoluta verdad.- habló sin titubear- Hubo noches en que fui hasta tu departamento. Pero, como era tarde, no quería molestarte.

-Si sos vos, no me molesta.- dijo, ruborizado.

-Igualmente, si lo hacía, hubiese dejado todo por quedarme con vos... Y así se me habría ido mucho tiempo de trabajo.- le sonrió- Porque yo quiero estar todo el tiempo a tu lado, no me quiero separar de vos.  

-Kanon...

-Te extrañé mucho.

 


[Decir que te echo de menos cuando quería verte.]

 

 

-¿Me... extrañaste?- preguntó, un tanto incrédulo.

-Demasiado.

 

Se acercó a él para abrazarlo fuertemente, como con miedo a perderlo o que desapareciera entre sus brazos. Yuuki intentaba asimilar lo que ocurría. “¿Todavía dudo de él?”. El calor de su persona especial, su cuerpo, ese abrazo, su presencia; había regresado a su lado. “No quiero perderlo”. Al final, se decidió por corresponderle el gesto de cariño. “Me enamoré de él y ya no puedo seguir viviendo si no está”.

 

-Fueron noches muy solitarias.- dijeron al unísono.

 


[Decir que me sentía solo cuando me sentía así.]

 

 

Siguiendo el ritmo de sus corazones, se dijeron “te amo” una y otra vez, hasta que amaneció. Los amantes que se habían echado de menos, estaban juntos, acabando con toda la soledad, luchando contra todas las inseguridades y deseos de romper sus lazos. Habían encontrado el amor.

 


~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

 

 

El domingo, alrededor del mediodía, Miku estaba haciendo su trabajo para la facultad. Se había levantado temprano para ello, pero no lograba avanzar mucho, puesto que sus pensamientos los ocupaba otro tema. “Teruki me dijo que le gusto”, eso había ocurrido el viernes, madrugada del sábado. “Desde entonces, no supe nada de él”. De sólo recordarlo, una sensación cálida lo llenaba. “¿Qué voy a hacer cuando lo vuelva a ver? No sé qué hacer... Teruki es mi amigo y lo quiero mucho... Pero... ¿Qué tan fuerte es este sentimiento?”. No lograba hallar la respuesta.

 

Entonces sonó el timbre. Dejó lo poco que estaba haciendo y fue a atender. Tal fue la sorpresa de encontrar a esa persona allí, que casi se cae de espaldas.

 

-Hola, Miku.- le saludó, sonriente.

-Takuya...- una puntada atacó su pecho.

-¿Qué pasa?

-¿Eh?

-Tenés una cara rara. ¿Te sentís mal?

-Ah... N-no, estoy bien, Taku. Pasa que me levanté temprano para hacer un trabajo de la facultad.  

-Oh... Si estás ocupado, me voy. No quería molestarte.

-¡No!- reaccionó de golpe- Digo... No me molestás. Tengo tiempo de sobra para terminarlo.

-¿Seguro?- el rubio asintió- Bueno... Entonces, ¿querés salir a dar una vuelta?

-¿Salir?

-Ajá... Me habías dejado un correo de voz diciéndome eso, ¿no?

-Ah... Cierto... Qué boludo, me había olvidado.- rió.

-Ja, ja, ja... Sos re colgado.

-Eso creo.

-Pero si no fueras así, no sería lo mismo.- el rubio agachó la cabeza- Ja, ja... ¿Vamos a comer? Todavía no almorcé.

 

Así que fueron a un restaurante de la zona. El ambiente era bastante tranquilo, pero Miku no pensaba lo mismo. “¿Qué hago? ¿Le digo lo que siento? ¿Y si me rechaza?”. Le dolía pensar en el rechazo por parte del guitarrista, mas entendía a la perfección que no debía descartar esa posibilidad.

 

-Estás muy callado, Miku. Eso es raro en vos.

-Es que... estoy pensando en demasiadas cosas.

-¿Como qué?

-En... la facultad y eso.

-No debe ser nada sencillo.

-Maso...

-Hum... ¿No será algo que no me querés contar?

-¿Eh?

-No sé... ¿Problemas de amores quizás?- dio justo en el blanco.

-No, nada que ver.- aclaró rápidamente.

-Tenés la cara roja.- rió- Ay, Miku está enamorado.

-¡No lo estoy!

-Sí, sí, te creo y todo.- dijo con sarcasmo.

-Si no me creés, es tu problema.- infló los cachetes.

-Pero está bien enamorarse. No tenés que hacerte tanto drama por eso.  

-Decirlo así nada más es fácil. Me gustaría verte en mi lugar.

-¿Por qué? ¿No te animás a decírselo?

-Es que... esa persona está muy ocupada ahora, y siento que a veces se olvida de mí.- dijo, intentando no demostrar sus emociones.

-No creo que pase.

-¿Cómo estás tan seguro?

-Porque yo nunca me olvido de vos.

-¿Qué?- Takuya sonrió tristemente.

-¿Sabés? Cuando éramos más chicos, me encantaba tocar la guitarra acompañando a tu voz... Por eso me desanimé bastante cuando dijiste que ya no ibas a seguir en la banda.

-¿En serio?

-Sí.

-Pero... ¿Por qué?

-Porque te iba extrañar mucho.

 

 

[Decir que te echo de menos cuando quería verte.]

 

 

-Takuya...

-Me tenías tan confundido en aquel entonces.

-¿Confundido?

-Cualquier chico se sentiría así, si de un día para otro se da cuenta que le gusta alguien de su mismo sexo.- dijo tranquilamente.

 


[Antes era capaz de decir todo eso con sinceridad,
pero estas emociones ya no me hacen ningún bien.]

 

Miku se le quedó viendo incrédulo, analizando cada palabra de esa frase. “¿Yo... le gustaba?”. Se encontró, de pronto, en una encrucijada. “Le gustaba, y él a mí”. Era una mezcla de emociones que no lograba comprender. “¿Por qué nunca me lo había dicho?”. Tenía que aclararlo.

 

-¿Yo... te gustaba?- el guitarrista bajó la mirada.

-Sí.- la cara se le puso roja- Es raro, ¿no? Vos siempre fuiste tan popular, yo no tenía ni una sola chance. Por eso nunca te lo dije.

-¿Pensaste que me podía enojar o algo?- Takuya asintió- No podría enojarme con vos por eso.

-¿Porque no hubiese sido el primer chico que se te declarara?- preguntó, apartando el rostro.

-Nunca se me declaró ningún chico.

-¿Y Teruki? ¡Ah!- se tapó la boca.

-¿Qué tiene que ver Teruki?- ese nombre le provocaba una sensación extraña.

-Ideas mías. No me hagas caso.- tomó un poco de agua.

-Takuya... ¿Vos sabés algo que yo no sé?

-No. Ya te dije que son cosas que pensaba cuando era más chico, pavadas.

-Vos lo sabías...- le dolió el pecho- Y yo nunca me di cuenta.

-No entiendo lo que decís.

-Teruki era el único que estaba a mi lado cuando más necesitaba a alguien.- sus manos temblaban.

-Él te quería mucho, mucho más que a cualquiera de nosotros. Por eso, cuando vos dijiste que dejabas la banda, él decidió lo mismo.

-¿Lo hizo por mi culpa?

-No diría que fue tu culpa... Fue su corazón el que lo obligó a hacerlo... Comprendo muy bien la razón que lo motivó a eso. Pero debió haber sido mucho más fuerte que la mía.

-Takuya...

-Si competía contra él, era más que obvio que perdería.- lo miró a los ojos- Él siempre estuvo a tu lado en los peores momentos, nunca te dejó solo... En cambio, yo no me animaba a acercarme a vos, y nunca pude ayudarte, por más que quisiera hacerlo.- se pasó una mano por su cabello- Yo nunca hubiera podido acompañarte en tu soledad.

 

Esas palabras calaron hondo en el rubio, quien no podía salir de su asombro aún.

 

-¿En serio, yo te gustaba?

-Sí... Me gustabas mucho. Pero mis sentimientos no eran tan fuertes como los de Teruki.

-¿Cómo podés estar tan seguro?

-Porque se notaba a la distancia que él estaba enamorado de vos.- sonrió- Me hacía tener celos, pero como vos eras tan feliz, lo perdonaba.

-Takuya...- se mordió el labio inferior. Era el momento- Vos también me gustabas mucho.

-Ya sé.

-¡¿Eh?!

-Al tonto de Teruki se le escapó una vez que tomó de más.- rió al recordarlo.

-¿Lo sabías y no me dijiste nada?

-Es como vos dijiste: estoy muy ocupado ahora, y a veces te hago sentir que me olvido de vos... No quiero hacerte eso.- lo tomó de la mano- Antes era muy miedoso por falta de experiencia y valentía. Ahora entiendo que tengo que elegir lo mejor para vos, porque quiero que seas feliz.

-Pero...

-No podemos estar juntos, Miku.

-¿Ya no te gusto?- comenzaba a formarse un nudo en su garganta.

-Sí me gustás, pero mis sentimientos cambiaron.- hablaba con un dulce tono de voz- Ya no tengo deseos de luchar por un amor que no va a prosperar. Y prefiero no arriesgarme, por el bien de ambos, porque te quiero mucho, y me dolería perder tu amistad.... Sos muy especial para mí, no te cambiaría por nadie en el mundo.- le regaló una sonrisa- Me hacés muy feliz permitiéndome ser tu amigo. 

 

Miku se sentía muy triste. Finalmente, le había confesado sus sentimientos a Takuya y fue rechazado. Sin embargo, por alguna razón, en el fondo, sentía seguridad. “Creo que estoy entendiendo”. Una sonrisa se dibujó en su rostro.

 

-Gracias, Takuya.

-Me alegra haberte sido de ayuda, una vez al menos.

 

 

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

 

 

Teruki acababa de salir de darse un baño, y estaba sentado en el living, bebiendo una gaseosa. Todo estaba en silencio y él muy pensativo. “¿Debería llamar a Akiharu y explicarle lo que pasó? Él está enamorado de Takuya, después de todo... Y Takuya no le va a corresponder, eso es lo peor”.

 

El timbre sonó. No tenía muchas ganas de hablar con nadie, pero creyó que sería muy descortés de su parte ignorar a aquella persona que había ido a verlo. Y fue a abrir la puerta. Su corazón dio un salto, al verlo.

 

-Miku...- éste tenía las mejillas sonrosadas, y no se animaba a ver al mayor a la cara- ¿Qué hacés acá?

-Quería verte.

-¿Para qué?

-Para decirte que me siento solo.

 

Su voz se quebró y rompió en llanto. El pelinegro, preocupado, lo invitó a pasar y sentarse para que le explicara porqué estaba así. Miku era un mar de lágrimas; por más que aparentara ser fuerte, tenía muchas debilidades. Teruki ya conocía perfectamente esa faceta del rubio. Podía adivinar lo que le sucedía sin que se lo dijera. “Takuya lo rechazó”. En muchas oportunidades lo había visto llorar por el guitarrista.

 


[Decir que me sentía solo cuando me sentía así.
Después de derramar todas mis lágrimas abiertamente.]

 

 

-Akiharu, ¿qué pasó?- se animó a preguntarle.

-Me siento horrible.- le respondió, aún llorando.

-¿Por qué?

-Porque nunca me di cuenta.

-¿De qué?

-De lo que vos sentías por mí.

-Ah... Eso...

-¿Por qué nunca me lo dijiste?

-No quería hacerte sentir mal.

-¿Tenés idea de cómo me siento ahora?

-Perdoná.- agachó la cabeza- No era mi intención.

-¡¿Qué me hiciste?!

-¿Qué?

-Desde que me dijiste todo, la otra noche, no pude dejar de pensar en vos.

-¿No?

-No... Y no entiendo porqué.- Teruki sonrió tiernamente.

-¿Querés que te ayude a buscar una respuesta?

-Por eso vine a buscarte.

-Entonces te voy a ayudar.

 

Lo tomó del mentón con delicadeza, sin perder un solo segundo esa encantadora sonrisa de su rostro. Miku cerró sus ojos y dejó que las cosas se dieran por sí solas. Entrelazaron sus dedos y se sumergieron un océano de sentimientos en común. “Si él no está, nada es igual. Si él no está, me siento solo... Sin él, no puedo vivir más”.

 


[Ahora me doy cuenta que, una vez más, mis emociones las controla otra persona.]

Notas finales:

M: ah? .__.

T: me quedó una sensación rara

Yui: chii

Y: a mí también... No sé porqué será XD Bueno... Acá se terminó... Creo que tiene un final abierto... Quizás algún día pueda contnuarlo (NO ASEGURO NADA)

M: cambiaste un poco las parejas

Y: sí, un poco XDDD Y pronto haré más cambios... En fin... Me gustaría mucho saber qué les pareció, así que agradeceré mucho los reviews ^^ Y ahora nos vamos

M: nos leeremos

T: cuídense

Y: gracias por leer!! Bye bye!!


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