Allí se encuentra corriendo por las calles de un frio invierno, cubriéndose de la lluvia con el gorro de su campera, un bolso negro cruzado, sus ojos marrones brillantes, Matías se llamaba con 17 años, llegaba demasiado tarde a su trabajo, esa mañana corrió 30 cuadras, al llegar a la cafetería de brazos cruzados frente la puerta se encontraba su jefe;
-lo siento lo siento, no volverá a suceder lo juro-dijo el muchacho;
-despedido- dijo el jefe dando la vuelta y yéndose, Matías no lo podía creer, acaso había dicho despedido??;
-no señor, por favor por favor debo 2 meses de renta contaba con poder pagárselo este mes, me echara del departamento- dijo, pero el hombre se metió en su oficina y dio un fuerte portazo; Matías quito su capucha negra, se acomodó su pelo rubio con sus manos, formando el su pequeña cresta como siempre un poco revuelta, bastante sexi y se dirigió a la barra de la cafetería, allí se santo, miro, nadie le hacía caso allí sentado entonces hablo;
-alguien puede atenderme?- pregunto fuertemente;
-oh lo siento Matt, es que, bueno no me di cuenta disculpa, que quieres?- pregunto una muchacha, de pelo morocho hasta un poco más de la cintura con flequillo recto casi hasta la mitas de sus verdes ojos, y delineada con un color fucsia;
-un empleo- dijo sarcástico el rubio- em dame un Mokaccino y una porción de torta de chocolate con dulce de leche y nueces- dijo con una leve sonrisa;
-tu sin empleo, pero de todos modos te das los gustos que quieres- dijo la morocha con una pequeña risilla, el rubio se lo tomo un poco mal, si no sabía ¿para que hablaba?;
-hace dos días no como- le dijo fríamente, la de ojos claros lo quedo viendo fijo, la verdad no sabía dónde meterse, terrible idiota era, fue a dejar la orden y volvió con un diario;-haber grandote- dijo la muchacha- mira lo que encontré, algo perfecto para ti. Dijo sonriendo mientras señalaba un artículo;
-Guardaespaldas?- le pregunta- no me veo- le dice;
-como que no?- dice entre sorprendida y enojada- rubio ojos marrones sexi lindo perfecto buen físico, bastantes músculos, 1, 75 de alto, una espalda bastante trabajada- dijo la morocha examinándolo;
-Okeii, capas si sea bueno para este trabajo, pero no se una vida en mis manos? Le veo mal fin a esto- dijo pensativo;
-no seas tonto, además debes pagar la renta antes que te echen- dijo la muchacha mientras atendía a otros clientes;
-jaja- rio levemente- ya me echaron descuida- dijo el rubio;
-sigue leyendo el articulo- dijo la morocha guiñando, Matías lo siguió leyendo y una gran sonrisa apareció en su rostro,- genial – dijo, la morocha desapareció tras la puerta de la cocina y apareció con su pedido, ben acércate a la registradora dijo la muchacha, cambiando de puesto con una chica de unos 23 años cual empezó a pedir las ordenes; el rubio se sienta cerca de la muchacha está sentada de un lado de la barra tras la registradora y el rubio al otro lado un poco más al costado comiendo su torta con detención;
-comes como caracolito- le dice la muchacha riendo;
-mentira- se defiende el rubio- disfruto lo que me gusta- le dice sonriendo así pasaron unas horas hablando cuando la morocha le advirtió la hora y Matías salió disparado por la puerta; por suerte su colegio quedaba a unas 6 cuadras, asique solo necesito apurar el paso.
Al entrar al curso lo primero que vio fue como siempre la gran multitud de chicas acosando y semi violando en un rincón del aula a… seguramente ese niño morocho de ojos claros; muchos chicos podría decirse que disfrutarían a tantas chicas cerca, pero el pequeño paso de que le encante a sufrirlo lo besaban bruscamente, le tironeaban la ropa lastimando levemente su piel, lo mordían, le arrancaban mechones de pelo, estaban locas, descontroladas, ¿por qué? Simple era un muchacho que se había hecho famoso porque su madre lo había obligado a modelar unas veces en algunos eventos de ropa masculina, luego se hizo luego se hizo costumbre para el muchacho de metro sesenta, luego de unos años de modelar se retiró y declaro su homosexualidad, pero las fans seguían, aun así se la pasaba sentado en las mesas del patio hablado con docenas de muchachas lindas, pasando por encima a cualquiera, rebajando a quien sea, burlándose de cualquier muchacho y caprichoseando por todo, un típico niño rico, eso le molestaba bastante al rubio.
Llego el profesor al curso, con su rostro serio y cansado, este mostraba unas terribles ojeras, emanando un aura bastante negativo, el profesor espero a que todos se ubicaran en sus asientos, el morocho se encontraba sentado en el primer banco de la fila del medio, con su cara de póker de siempre,
-Alumnos, por favor, presten atención- empezó a hablar el profesor, el rubio siguió cada palabra del profesor, con detención alzando la mano cuando no entendía, esforzándose por comprender algunas cosas, tomando apuntes, mirando fijamente las ejemplificaciones en el pizarrón, extrañamente el fue el único que pregunto y resolvió algunos ejercicios bien en el pizarrón, captando la atención de varios, y como de costumbre algún chistoso tenía que haber, haciendo tonterías como por ejemplo, en este caso, tirándole con bollos de papel, el rubio no dijo nada, no quería ensuciar más su manchado currículo escolar, así paso el resto de las horas, ya no molestaba más el de los papeles, pero podía escuchar claramente como las muchachas lo comparaban con ese estúpido morocho; termino el horario escolar y el muchacho se miró su mano, allí tenia anotada la dirección del lugar en el que pediría trabajo;
Llego a la dirección y se encontró con una gran mansión toco timbre, no pasaron ni dos segundos que un hombre entendió
-si, quienes?- pregunto una vos masculina y refinada
-em hola soy Matías Alvares, y vine por el empleo que apareció en los diarios- dijo el muchacho, con la voz más formal que le salió
- oh, pase- dijo el hombre mientras las grandes rejas se iban habiendo con un sistema eléctrico, el rubio entro y camino por el gran camino hasta la puerta de la mansión, recorrió con su mirada, el hermoso jardín que lo rodeaba, al llegar se encontró con un hombre alto, de unos cincuenta años, casi calvo morocho con algunas canas y bigote
-mucho gusto, pase le ofrezco algo?- le pregunto el hombre mientras el muchacho pasaba y se limpiaba los pies embarrados en un tapete
-un vaso de agua si no es mucha molestia- pidió con una sonrisa;
-pase para la oficina que se encuentra al final del pasillo, enseguida le llevare lo que pidió- dijo el hombre desapareciendo por una puerta, el muchacho camino lentamente y algo preocupado por el pasillo, al llegar toco la puerta;
-adelantee- se escuchó una voz gruesa y algo cansada; Matías abrió la puerta, y entro pidiendo permiso;
-sierra- dijo un hombre castaño de ojos casi negros sentado en un escritorio, el rubio lo hizo y se quedó alli parado;
-acércate, siéntate, preséntate,- dijo el hombre un poco fastidiado;
-oh lo siento- dijo el muchacho acercándose, saludo con la mano al hombre Matías Alvares- le dijo- Álvaro Ramírez- le respondió, volvió a pedir permiso y se santo en la silla que había frente al hombre- estoy aquí por el empleo de guardaespaldas-le dijo;
-pensé que era por el de mucama- dijo sarcástico el hombre- contratado- dijo así por encima;
-enserio pregunto con una amplia sonrisa;
-no dime, podrás cuidar de mi hijo a todas horas del día?- pregunto el hombre;
- si, claro que si- dijo este con una mirada entre agria mesclada con la repentina desilusión y seriedad;
-crees que podridas ir al ritmo de mi hijo? Es alguien bastante movedizo e inquieto- le pregunto;
-por supuesto- le respondió- el rubio con, se escuchó algunos golpes en la puerta luego de estos el hombre canoso de antes se acercó pidiendo permiso con un vaso de jugo de durazno- oh no me bastaba con agua- dijo el rubio sonriendo aceptando el vaso- muchas gracias, le dijo el hombre le dejo un no hay porque y se retiró;
-bueno, este es mi hijo le mostro una foto, Matías sostuvo su sonrisa mientras agonizaba por dentro-supongo que eres el mejor de todos los flacuchos que han venido, dime tu edad- pregunto el hombre castaño;
- diecisiete- respondió rápidamente, el hombre dudo un poco;
-no creo que puedas encargarte de esto si aún vas al colegio- con esas palabras se fue el alma del rubio, era su oportunidad de empleo y aunque el muchacho que le tocaba cuidar era un maldito estúpido altanero, debía arriesgarse;
-si señor claro que puedo, su hijo es mi compañero de clases- le dijo con una sonrisa el rubio, si siempre sonreía, su sonrisa era la que compraba a todo el mundo;
-si sigues sonriendo así, te tomare por rarito- advirtió el hombre;
-oh lo siento- se disculpó con una pequeña sonrisa de lado (xD) ;
-contratado, ahora solo debes ir a buscarlo a la escuela, que lo han dejado en detención- le ordeno el hombre;
-enseguida-dijo el muchacho levantándose;
-recuerda ramiro, dale este papel, o te sacara volando, aun así probablemente lo haga igual- le dijo el hombre sonriendo por primera vez, Matt tomo el papel, le tomo la mano;
-mucho gusto conocerlo y muchas gracias- le dijo al hombre quien solo asintió, el rubio aliso su ropa y se retiró llevándose el vaso, al salir se lo entregó al hombre de bigote, este lo acompaño hasta la puerta;
-buena suerte- le dijo con una sonrisa- la necesitara- agrego;
-muchas gracias dijo el morocho tomando su bolso cual había dejado en la puerta al entrar.
Llego diez minutos antes a la institución, se adentró en ella y espero a un costado de la sala de detención, paso el tiempo y vio como un profesor entraba al salón, luego salieron barios muchachos, a lo último el chico de cabello negro, Matt lo freno y le entrego el papel;
-que acaso es una declaración?- pregunto el morocho el rubio apretó sus dientes y negó;
-solo lee- le dijo aquel lo leyó y luego lo miro
-en serio gastaste 75$ en una torta y un mokaccino?- le pregunto
-no, eso no- dijo nervioso entregándole el otro papel.
-ho asique eres mi sirviente- dijo el de ojos claros luego de leer la nota
-no soy tu sirviente- le gruño el mas alto
-si lo eres- dijo el otro
-no lo soy – le respondió ya arto
-si lo eres- volvió a decirle con un tono de burla
-no lo soy-así estuvieron una media hora, el morocho no quería dar ni un paso mas hasta que el otro aceptara que era su maldito sirviente
-que no le grito- por último el rubio, tomando y cargándolo al hombro como una bolsa de papas
--bájame idiota- exigió el más bajo- ok cárgame todo el camino como un sirviente obediente;
-a dónde vamos?- pregunto resignado el otro
- al centro comercial- dijo el morocho con una gran sonrisa
-hoy será un día muy largo- pensó el morocho, suspiro y empezó a andar
Continuara….