Gravitation.
Eiri.
Los tenues rayos del sol se colaban delicadamente por la ventana. Dando a la habitación un aire tranquilo y armonioso.
Pero para Yuki Eiri no era mas que el principio de su propio infierno; el infierno que él había denominado como la ausencia de Shuichi. Realmente no había dormido nada y unas pequeñas ojeras se podían denotar debajo de sus ojos ámbar, la razón era obvio, él había dejado que el cantante se fuera… él lo había dejado ir.
Y ese sentimiento lo estaba literalmente matando.
Hace dos días que sus pesadillas habían vuelto; aquellas que solo desaparecían con la presencia de su ``bola rosada´´. Pero a esos horripilantes sueños se le sumaban otras aún mas desesperantes. Veía a Shuichi como algo inalcanzable ahora, tendía su mano para tomar la suya y una fuerte ventisca lo sacudía, alejándolo de su rosado amante.
Se llevó una mano a la sien y suspiro como si el alma se le fuera a escapar del cuerpo.
Esa noche sabía que Shuichi lo dejaría.
Y también sabía que él no intentaría detenerlo por su propio bien. Como buen observador que era había sentido la profunda depresión de Shuichi por su causa. También había notado que eas sonrisa que siempre adornaba su rostro iba desapareciendo con el paso de los días. Y lo peor de todo era que él no podía hacer nada por consolarlo… ¿Por qué? Simple era la respuesta.
Por que el era un cobarde.
Solo había entrado a la habitación fingiendo indiferencia al cantante, le había preguntado que porque no estaba durmiendo y se sintió satisfecho con su silencio. Realmente él no quería ninguna clase de despedida emotiva, no era de esas personas que con un último beso se decían adiós para siempre. No, aunque era un escritor de novelas románticas no soportaría tal dolor; no podría aguantar ver a Shuichi yéndose lejos de él.
Por eso lo había ignorado.
Pero cuando su amante le había dicho esas palabras como clavándole un puñal en la espalda simplemente lloró internamente. Él deseaba que Shindou fuera feliz, con o sin su persona.
Recuerdame, Yuki.
Sonrió con amargura, ¿Recordarlo? Podría asegurar que incluso lo soñaría cada noche de su tormentosa vida, arrepintiéndose de haberlo dejado ir sin siquiera haberle dado una lógica explicación… sin siquiera haberle dicho un ``Te amo´´.
A quien van a engañar ahora tus brazos
a quien van a mentirle ahora tus labios
a quien vas a decirle ahora te amo
y luego en el silencio le darás tu cuerpo
detendrás el tiempo sobre la almohada
pasaran mil horas en tu mirada
solo existirá la vida amándote.
Ahora quien?
Se levanto pesadamente de su cama para dirigirse al cuarto de baño. Shuichi encontraría a alguien mejor que él eso lo tenía por seguro. Solo se preguntaba si lo amaría más o menos… algo en su fuera interno se rompió; como miles de cristales que lo herían.
Su vanidad y orgullo deseaban que Shuichi nunca lo olvidara, así como él aún no lo había hecho; que la persona que él escogiera no le diera todo el amor que él necesitaba…Deseo que el cantante tocara a su puerta como siempre rogándole ora oportunidad…
Pero se dio cuenta de sus pensamientos, era un idiota, ya lo sabía. Aún podía imaginarse una vida junto a Shuichi…
¡Maldición! ¡Que difícil era no verlo en todas partes! ¡Cada lugar de la casa lo recordaba a él!
Pensó en ir como todas las noches a esos antros nudistas, pero se dio cuenta que ni siquiera el sexo ocasional calmaría ese dolor que se agrandaba a cada momento.
Y de hecho, tampoco quería hacerlo con otra persona que no fuera su ya expareja.
Algo ilógico viniendo de él, mas que ilógico, totalmente estúpido. Eso debería haber hecho cuando los dos aún estaban juntos; cuando veía esas orbes llenas de desesperación y amor al mismo tiempo, rogándole que dejara de serle infiel…
Quien te escribira poemas y cartas
y quien te contara sus miedos y faltas
a quien le dejaras dormirse en tu espalda
y luego en el silencio le diras te quiero
detendra su aliento sobre tu cara
perdera su rumbo en tu mirada
y se le olvidara la vida amandote.
Ahora quien?
Se cepillo los dientes como un robot y se lavó la cara con desgano.
Recuerdos y mas recuerdos pasaban por su mente en ese momento. Las cariñosas y amorosas palabras que le regalaba Shuichi cada día y que él con tanto orgullo las recibía sin decir nada. Solo se dejaba amar y el no amaba…
No… corrección. El amaba a Shuichi. Pero el miedo pudo mas con sus emociones, el maldito miedo lo había hecho tomar esa decisión, temía que si todo seguía así pronto el cantante extrovertido y alegre desapareciera.
Ahora solo le quedaban sus libros y la soledad. Como antes, como siempre.
Fijó su rostro en el espejo y se miró a si mismo.
Ciertamente era guapo y podría tener a cualquiera que él deseaba. Aún con esas ojeras su apariencia no había decaído demasiado, mas aún estaba metafóricamente ahogándose en el fango; ya no le hallaba sentido a verse bien ni a salir por allí a darse de Casanova.
Se sentía estúpido.
Un estúpido que había dejado ir a la persona mas importante de su vida.
Ahora quien si no soy yo?
Me miro y lloro en el espejo y me siento estupido,
ilogico,y luego te imagino toda regalando
el olor de tu piel,tus besos,tu sonrisa eterna
y hasta el alma en un beso,en un beso va el alma
Y en mi alma esta el beso que pudo ser.
Ahora quien si no soy yo?
Amaba a Shuichi y lo había decepcionado.
¡Ilógico!
¡Se sentía la peor basura del mundo! Alguien que no merecía el amor de Shindou Shuichi. Y...Así era, el nunca se lo mereció. Tal vez…solo tal vez… hubiera sido mejor si se hubieran despedido correctamente. Ahora lo único que quería era darle un beso a su pelusa rosada; ese que debió dárselo aquella noche.
Me miro y lloro en el espejo y me siento estupido,
ilogico,y luego te imagino toda regalando
el olor de tu piel,tus besos,tu sonrisa eterna
y hasta el alma en un beso,en un beso va el alma
Y en mi alma esta el beso que pudo ser.
Ahhhh,ahora a quien?
Sus ojos brillaron producto de las lágrimas que había estado reteniendo. No debía llorar en momentos como ese.
Rápidamente volvió a su recamara tumbándose en la cama de nuevo. No deseaba salir por un buen tiempo, al menos, hasta que el recuerdo del cantante dejara de atormentarlo.
Pronto cerró los ojos.
Eso iba a ser imposible. Shuichi había quedado marcado como fuego en su piel, incluso mas que él recuerdo de Yuki Kitazawa.
¿Con quién estaría Shuichi en estos momentos? ¿El loco del conejo? ¿su manager?
—Idiota—Se recrimino a si mismo al imaginarse una escena de K y su ex pareja. Si eso pasaba podría jurar que no solo se desmayaría de la impresión, sino que iría a arrastrar a Shuichi de las orejas por no tener buen gusto.
Vale, había sido un sarcasmo. Normalmente era Shuichi quien le agarraba de las orejas a él.
A quien le dejaras tu aroma en la cama?
A quien le quedara el recuerdo mañana?
A quien le pasaran las horas con calma?
Y luego en el silencio deseara tu cuerpo
Se detendrá el tiempo sobre su cara
Pasara mil horas en la ventana
Se le acabara la voz llamándote
¿Ahora quien?
¿Ahora quien?
Por un momento recordó los intensos y grandes ojos de Shuichi producto de una noche pasional del que ék había sido la razón. Pronto descubrió que esas orbes eran únicas … irremplazables. Todo él era único.
Y como Yuki Eiri había querido etiquetarlo como propiedad exclusiva de él.
Tarde se dio cuenta que él siempre había sido suyo. No había necesidad de acciones ni hechos. Con solo un ``te quiero´´ del cantante bastaba.
Ahora quien si no soy yo?
Me miro y lloro en el espejo y
me siento estúpido,
ilógico luego te imagino toda regalando
el olor de tu piel,
tus besos, tu sonrisa eterna
y hasta el alma en un beso,
en un beso va el alma
Y en mi alma esta el beso que pudo ser.
Se echó lentamente boca arriba en la cama, con una expresión indiferente pero que internamente solo deseaba gritar ty salir a buscar al cantante. Tan solo dos días y el estaba devastado.
Quizás la culpa era la que no lo dejaba dormir.
Quizás el pensar que había sido un idiota no lo dejaba ir en su búsqueda.
Quizás…solo ‘’quizás’’ nublaban su mente en esos momentos.
Los hubiera no existían, los ``para siempre´´ tampoco, los ``nunca´´ solo era invenciones de la gente para tapar sus excusas. Pero los ``quizas´´… esos eran los que mas le dolían a Eiri.
Un ``quizás´´ que hubiera podido convertirse en una realidad.
Quizás…
Tus besos,tu sonrisa eterna
y hasta el alma en un beso,
en un beso va el alma
Y en mi alma esta el beso que pudo ser
—Shuichi—Lo nombró como queriendo que con su voz el viniera como siempre a su lado—Ahora quién…—Susurró con voz ronca— Ahora quien…
No pudo resistir más y dejo salir lágrimas de dolor.
Lágrimas que sabía muchas veces había derramado el cantante por su persona.
Ahora esas lágrimas regresaban como estacas que se clavaban en su corazón.
Ahora era él quién lloraba por Shuichi.
Deseo que todo fuese una pesadilla y que cuando el despertara todo volvería a la normalidad… si es que su vida era normal.
Pero sabía que Shuichi no volvería. Y se debatió internamente su amor.
Pasarían los días, los meses, los años… y Shuichi no volvería.
Y él seguiría anegándose en lágrimas al recordarlo.
—Te amo, Shuichi.
Una declaración que nadie oiría, mas que su propia soledad.
No era frialdad: no era indiferencia.
Simplemente porque lo amaba lo dejaba ir…
Ohh ¿Ahora quien ?