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¿Jugamos? por PukitChan

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Notas del fanfic:

Disclaimer: Harry Potter, sus personajes y cualquier mención a su mundo pertenecen a J.K. Rowling y no sé cuáles más. Este fanfiction es escrito por puro relajo e insana diversión, sin fines de lucro. Seguiré soñando con el día en el que los derechos aparezcan bajo mi almohada.

 

Comentarios: ¿Qué hace esta escritora cuando está redactando dos historias llenas de una fuerte carga emocional? ¡Se pone a escribir humor para tratar de aliviarse!

 

Advertencias: Éste es un relato que narra una relación homosexual y contiene escenas que podrían ser consideradas como ofensivas para algunas mentes. Si no te sientes a gusto con el tema, ruego abandones este fanfiction. Dicho está, sobre aviso no hay engaño.

Notas del capitulo:

En realidad no pretendo que sea una historia muy larga. ¿De cinco a siete capítulos cortitos a lo mucho? xD 


¡Espero que lo disfruten como yo al escribirla y se rían un ratito!

¿Jugamos?

 

Por:

PukitChan

 

Capítulo 1. En Slytherin no hay sólo serpientes.

(O sobre los hurones malhumorados)

 

 

¿Cómo Draco había acabado recostado en su pecho, mirando a Harry Potter dormir sin que esto le molestara en absoluto? Todo había comenzando tres días atrás por culpa del estúpido de Zabini y también un descuido propio que jamás admitiría, porque, ¿en qué absurdo momento se le había ocurrido dejar su cuerpo expuesto? ¡Claro! El chico era su amigo pero era claro que Blaise era de cuidar. Si antes lo sabía, ahora Draco lo confirmaba, aunque eso no evitaba que el rubio se sintiera estúpido. Muy estúpido. Tal vez demasiado.

 

Y ¡NO! No era por el cuerpo que tenía sino por con quién estaba y lo que comenzaba a formarse dentro de él. El hecho de sentir algo por Potter no era nuevo, lo que sí lo era, es que sus sentimientos parecían haberse dado el giro completo para reconsiderar ver a ese cara rajada bajo una luz distinta. Exageradamente diferente.

 

Draco trató de incorporarse un poco, lo suficiente para mover la mano de Harry que comenzaba a aplastar su cuerpo. Se movió lentamente pero al parecer fue lo bastante molesto para que el moreno  medio despertara y le dedicara una intensa mirada con sus ojos verdes —aquellos que Draco nunca antes había visto tan cerca pero que sabía perfectamente de qué color eran—, sonriéndole.

 

—¿Pretendes escapar, pequeño? —dijo con una voz adormilada, levantando una vez más la mano para acariciar el cuerpo blanco que estaba sobre él. Harry notó cómo se estremecía y se agitaba. Aquello le ocasionó una risa baja.

 

Y por enésima vez en esos tres días, Draco agradeció a Morgana que su cuerpo fuera el de un pequeño hurón delgado y blanco,  y no el de un humano, porque de lo contrario sería muy vergonzoso admitir y tratar de ocultar que sentía tan estúpidamente ruborizado como un Hufflepuff enamorado.

 

Harry miró al hurón que reposaba en su pecho, cediendo a sus caricias. Después de estar tanto tiempo solo en Grimmauld Place, aquella inesperada compañía que había encontrado tres días atrás, comenzó a alegrar su vida nuevamente.

 

Draco cerró sus pequeños ojos grises y en su interior, dado que no podía hablar, maldijo a Blaise. Definitivamente, en cuanto pudiera regresar a su forma original, le lanzaría un Avada Kedavra. ¿Acaso creía que estar bajo el dominio de las caricias de Potter era reconfortante?

 

¡Porque no lo era! ¡De verdad que no lo era!

 

¿…verdad que no?

 

 

*

 

3 días antes.

 

            Los sonidos parecían amplificados y la oscuridad cada vez más densa. No recordaba cómo había llegado a ese lugar muggle —bastante interesante, por cierto, pese a ser lo que era—, que Blaise había escogido con mucho tino. Pero la verdad era que Draco la estaba pasando realmente bien. El estrés después de la guerra, la reputación de su familia, los juicios y las malas miradas cansaban a cualquiera. Por eso, cuando su amigo de la escuela le había sugerido una pequeña reunión para divertirse y explorar nuevos sitios, Draco no opuso mucha resistencia. Necesitaba olvidar todo lo más rápido posible. Bueno, tal vez no olvidarlo por siempre pero sí al menos por una noche.

 

 

—¡Hey, Draco, ya basta! ¡No volveré a llevarte hasta Malfoy Manor cayéndote de borracho para que Narcissa me mire como si te hubiera cruciado! —gritó Theodore, intentando arrebatarle la bebida alcohólica que el rubio en ese momento llevaba a su boca, bebiéndolo con éxito.

—¡Déjalo, Nott! —intervino Blaise, carcajeándose—, es bastante divertido ver a Draco de esta forma. Además, ¡hace mucho que no se divierte! Debe ser muy aburrido intentar conservar tu reputación limpia.

 

Theodore refunfuñó algo que sonó a: “Claro, como tú no has visto la cara de Narcissa” pero optó por dejar a Draco en paz. No es que negara a su amigo el permitirle relajarse, era que su madre daba tanto miedo cuando quería, que era fácil desear orinarse en los pantalones. Aunque pensándolo bien, no debía ser tan sorprendente considerando que Narcissa era la mujer que había traicionado a Voldemort por su familia.

 

—¡Vamos a bailar! —gritó alguien de los tres, mas no fue necesario especificar quién, pues pronto ellos estaban apoderándose de la pista de baile con sensuales movimientos que les hacían ganar más de una mirada que los devoraba y pretendía dejarles roto el culo. Aunque no es que fuera precisamente eso lo que más les importaba en ese momento. Se había vuelto un deporte el seducir e impedir que te sedujeran, el hacerte desear y no entregar nada. Tenerlos de la palma de tu mano, rogando por ti e impedir que te tocaran. Porque, ¡claro! Por muy atractivo que fuese un muggle, Draco no iba dejarse tocar por uno de ellos. Está bien que las cosas habían cambiado… pero tampoco era para tanto.

 

Y así fue como terminaron borrachos, riéndose, bromeando y caminando torpemente afuera de aquel lugar, dándose cuenta de que estaban siendo más bien patéticos en sus intentos por aparecerse en algún mejor sitio, porque a lo mucho lograban llegar a dos metros de distancia… porque se tambaleaban.

 

—¡Ya… no hagan más… Draco! mierda, ¡tú! ¡Cosa! Nott! —en un lío de palabras mal pronunciadas, otras altisonantes y unas cuantas más cuya existencia era ignorada por los mortales, los tres hombres trataban de mantenerse firmes, ideando la forma de llegar a una casa. Trataron de usar la Red Flu, pero luego de cinco minutos llenos de asentimientos vigorosos y festejando la brillante idea, se percataron de que no tenían ni una puta de idea de dónde estaría la chimenea más cercana.

 

Eso complicaba un poco las cosas.

 

—¿Y si… poba… prrrobamos algún heshizo…? —preguntó una voz pastosa. Draco entrecerró los ojos y comprobó que era Nott quien había dicho la idea, a la par que sacaba su varita.

—¡Sí, eso! —gritó Blaise, estirándose cuan largo era, como si ni siquiera borracho y viendo elefantes rosas pudiera olvidar su porte de Slytherin.  

—¿Y cuál va a ser? —preguntó Draco, tratando de mantener su integridad al máximo sin mucho éxito, sobre todo con ese rubor cubriéndole las mejillas y ese andar tan torpe que haría avergonzar a la mismísima comadreja.

—No… sé —meditó Blaise, sacando su varita para golpear su barbilla contra la punta reiteradas veces. Sólo se detuvo cuando notó que Draco se había alejado de ellos tambaleándose y parecía estar arqueando su cuerpo, dispuesto a vomitar—. ¡Draco, idiota, no gagas… hagas algo asquerosoooo!

 

Y lo señaló con la varita, tratando de lanzarle un Petrificus Totalus… o algo así. Un destello de luz clara brilló con fuerza y golpeó por la espalda a Draco, cuyo cuerpo comenzó a girar y encogerse hasta desvanecerse, dejando en el suelo frío sólo las prendas con las que el rubio había calzado su cuerpo…

 

—¡Mierda, Blaise! —chilló repentinamente Nott, con los ojos muy abiertos—. ¡Ya mataste a Draco! —Volteó hacía Zabini, sacudiéndolo por los hombros—¡¿Sabes lo que has hecho?! ¡Narcissa nos va a colgar de los huevos cuando se entere!

—¡Tú eres el responsable, cabrón! ¡Yo quiero conservar mis bolas enteras!

—¡Tú lo mataste!

 

La discusión seguía sin que ninguno de ellos se diera cuenta que, debajo de la ropa, un bulto comenzó a moverse. Luego, una cabecita blanca acompañada de unos bigotes surgió. Aquella pequeña criatura desorientada comenzó a moverse de un lado a otro, chocando contra una pared, hasta que finalmente atrajo la atención de quienes peleaban.

 

—¡Draco! —gritó Blaise, aliviado de que su integridad seguiría a salvo, cuando reconoció en aquella criatura a Malfoy—. ¡Es Draco, Nott!

 

Pero Draco no parecía escucharlos. La criatura siguió tambaleándose, viendo todo de cabeza y sin conseguir orientarse del todo, comenzó a correr desesperado, siendo perseguido por los dos hombres que al inicio de la velada eran sus acompañantes. En algún momento logró ingresar a un agujero que lo llevó a un callejón más oscuro… y mierda, entonces, se había perdido.

 

Ante sus ojos, las imágenes en blanco y negro se comenzaron a hacer borrosas, los sonidos irritantes y su cuerpo había dejado de ser el mismo… ¿dónde estaba? Y joder… ¿por qué aún no conseguía vomitar? La resaca al día siguiente sería espectacular…

 

—¡Cuidado!

 

Y entonces, unas cálidas manos rodeando su tibio cuerpo… 

Notas finales:

:3 Cualquier queja, comentario, risa, malevolo plan, maldición imperdonable a un review de distancia. 

¡Gracias por leer y si se animan, gracias por dejarle un review a su humilde escritora!


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