—¿Cuándo me dejarás en paz? —un chico yacía en el suelo friolento de aquel lugar asqueroso.
—Ja ja sabes la respuesta lindo, de aquí nunca saldrás —el hombre se acomodaba la vestimenta. Veía al chico pelirrojo con lascivia, se relamió los labios, a su vista era realmente exquisito.
Había esperado tantos años para tenerlo a su merced y ahora allí estaba, solo para él no le pertenecía a nadie más y nunca lo compartiría con ninguno de sus hombres.
—Eres un…
—No te atrevas a decirlo, sabes qué pasa cuando me molesto. Mañana te dejaré en paz, hoy me divertiré contigo Kao-kun.
—Eso me mencionaste ayer y no lo cumpliste.
—No lo cumplí por tu capricho de quererte escapar —el hombre se acercó a su presa y se arrodilló tomando el mentón del chico.
El pelirrojo rechinó los dientes, le invadía la furia porque no podía hacer nada, si lo hacía le iría peor que la noche pasada.
—Te quiero demasiado…
—Si fuera cierto me dejarías en paz y no me forzarías a hacer algo que no quiero —le interrumpió el menor— No me harías daño.
—No seas grosero lindo, parece que aun no entiendes, ya no quiero dañar tu hermoso rostro ni tu cuerpo, será mejor que me obedezcas
—Tsk —no podría hacer nada, en ese instante se sentía impotente. Odiaba hacerse la idea de quedarse con ese maldito, intentaba huir y siempre resultaba igual…lo descubrían.
—Espero y te quede claro, no vuelvas a escapar, si lo haces te irá peor.
—Porque simplemente no me matas como lo haces con los demás y acabamos con esto.
—¿Qué cosas dices? Yo jamás haría una barbaridad como esa, claro no contigo —sonrió maliciosamente— recuerda que tú me perteneces Kao-kun
Kauro mostró una mueca de repulsión, odiaba a Tura, si nunca lo hubiese conocido de pequeño, si no hubiera aceptado jugar a las escondidas y si no se hubiera caído de ese estúpido árbol en este instante no le estaría pasando esto, sin embargo, el hubiera no existe.
El hombre besó agresivamente al pelirrojo mordiendo sus exquisitos labios, abriendo la herida que en momentos atrás le había hecho.
El ojimiel no se defendió como lo hacía meses atrás, ni siquiera le reclamó, porque sabía las consecuencias que le traería si realizara aquello, los últimos 5 meses le habían enseñado algo…jamás trates de oponerte a Tura.
El pelinegro se separo relamiéndose los labios, observó al chico y sonrió. Su mejor propiedad hasta ahora. Nunca lo dejaría irse, era su trofeo. El ojiazul salió de la habitación dejando al chico solo.
Volteó hacia la cama observándola completamente vacía, se agachó comenzando a sollozar recordando aquella tragedia.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Flash Black~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~—Les dejaremos el agua —les mencionaba un hombre moreno a los dos chicos.
—Los desataré —decía un ojionix.
—Tura no nos dejo hacer eso —le replicó su compañero
—Lo sé sora…solo será esta vez.
—Haz lo quieras Jin, pero si Tura te descubre no hare nada ¿entendido?
—Me atendré a las consecuencias —dicho lo siguiente soltó a ambos chicos, dejándolos libres de la cadenas— no hagan nada estúpido —les advirtió
Una vez los liberó el moreno, salió el castaño de la habitación dejando a su compañero atrás, cuando menos lo esperó el platinado le golpeó derrumbándolo, dejándole inconsciente con el golpe. Ambos chicos salieron de la habitación corriendo mas no se esperaban que Sora estuviese alerta y los atrapara.
Los regresaron a la habitación volviéndolos a encadenar, Tura se encaminó a esta bastante molesto.
—Les dije que no quería que causaron problemas, han sido unos idiotas por desobedecerme— el hombre se acercó al ojiazul pateándole el rostro rompiéndole la nariz al instante
—¡Daisuke!— el pelirrojo forcejeó con las cadenas sin tener el éxito de liberarse— ¡detente! ¡déjalo! ¡Fue mi idea! —gritaba desesperado observando cómo golpeaban al chico que en poco tiempo se había convertido en su amigo.
El hombre no hacía caso a las peticiones, tomó un machete que le habían llevado sus compañeros y comenzó a golpear al platinado.
La sangre salpicaba por toda la habitación cayendo incluso encima de Kaoru, los gritos despavorecidos resonaban por esta. El pelirrojo no hizo más que vomitar empezó a llorar y suplicar por la vida de su compañero. Los gritos cesaron dando aviso a la muerte de aquel chico.
—¿querías esto no? —el pelinegro se acercó al menor.
—Eres un monstruo —dijo aguantándose las ganas de vomitar, no se atrevía a levantar la vista.
—Seguirá tu castigo —se acercó al más joven. Arrojó el machete y se acuclilló quedando a la medida del ojimiel. Le obligó a mirarlo y le beso salvajemente.
Kaoru se moría del asco, este era el completo infierno, quería morir, desaparecer, pero sabía que aquel hombre le iba a mantener con vida para siempre.
Empezó a acariciar su cuerpo por debajo de la ropa
—¡déjame! —gritó al sentir aquellas manos recorrer cada centímetro de su piel— El ojiazul no se detuvo empezando a lamer su cuello y morderlo— ¡maldito cerdo déjame de una vez! —. Tura le propinó un golpe en el estomago sofocándolo por completo.
—Mira mocoso cállate o va a ser peor.
—¡suéltame! —forcejeaba con las cadenas, sus muñecas comenzaron a sangrar por sus insistentes movimientos.
—Sí sigues gritando —el hombre levantó a Kaoru del cabello— Te pasará lo mismo que a él —apuntó hacia el cadáver amorfo que yacia en el suelo.
—¡no por favor! —el pelinegro empezó a despojarle de las prendas. En un movimiento brusco le posicionó en cuatro abriendo sus piernas y lamiendo aquella virgen entrada— ¡no, por favor, no lo hagas! —el menor lloraba de impotencia, tenia temor.
—¡cállate mocoso! —le volteó el rostro hasta donde podía empezando a besarlo. Se bajó el pantalón, acercando su erección al ojimiel. Le mordió los labios sacándole la sangre.
—¡ah! —aquel gritó resonó por la habitación y hasta el edificio escuchándose más gritos y suplicas después de ese.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~Fin Flash Black~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~Desde ese entonces ya no había tratado de huir o resistirse a ese hombre. Solo deseaba el momento de su muerte.