Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Olvidar trae consecuencias por kekka

[Reviews - 63]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

tarde mucho en actualizar, gommen, pero gracias a mir hermanitos la compu tiene virus y anda super lenta y aveces no me abre nada, y el celular no me deja comentar en esta pagina ._.u si alguien sabe porque les agradeceria q me ayudaran u.u bueno regresando al tema

este cap he de decirles q es bastante corto (falta de inspiracion) pero os prometo q el sig sera de al menos 6 pags en word para compensar

espero les agrade y gracias por comentar n.n7

—Tura ya es momento de venderlo —decía molesto castaño.

—Sora tiene razón —mencionaba un rubio—, no has cumplido el trato.

—Issei ya les dije cientos de veces que no lo venderé —respondió el nombrado con bastante molestia.

—En primera habíamos acordado que nadie tocaría a ese chico para venderlo a un mayor precio —terció un ojimiel— y a ti te valió una mierda y ya le has hecho de todo, no nos darán ni un quinto por él —su enfado se observaba con tan solo verlo.

—Sera mejor que te calles Arata —el ojiazul le miró amenazante mientras rechinaba los dientes—. Yo sabré lo que hago con ese idiota.

—El hermano de ese idiota casi nos atrapa a nosotros y recuerda que ya ha asesinado a dos de los que colaboran con nosotros por fuera, di que fue suerte que esos estúpidos no abrieran la puta boca —volvió a hablar el ojimiel fastidiado— es mejor que lo vendamos o ya pidamos el recate.

—Yo sabré cuando lo venderé y si no les parece pueden retirarse, por desgracia, si se largan los asesinare por traición.

>>si tanto miedo le tienen a ese mocoso es su problema, recuerden que tenemos a su lindo hermano lo podría chantajear en cualquier momento y nos dejaría en paz.

>>ustedes deciden, se quedan y se aguantan hasta que decida vender a mi premio o se largan y los mato.

La sala se quedó en completo silencio, era tanto temor el que le tenían a su jefe que preferían callarse todas las maldiciones que querían soltar en ese momento.

—vayan a alimentarlo no quiero que se muera —ordenó el ojiazul.

Jin se marchó junto con Arata para acatar aquella orden. Subieron al segundo piso caminando por aquellos pasillos.

—Maldición todavía tenemos que alimentarlo —se quejaba el ojimiel.

—Si tura te llega a escuchar te matará —advirtió el moreno.

—Es la verdad Jin. ¿Cuándo habíamos alimentado a los chicos que secuestrábamos? Nunca, solo los usábamos para satisfacer nuestros deseos sexuales y luego los vendíamos o matábamos. Además el maldito de Tura no nos deja tocar a ese inútil y aun no cumple el trato.

—Arata sabes que no podemos desobedecerlo…

—pero no niegues que ese chico es realmente lindo, y lo es más cuando lo droga no se resiste a nada —sonrió maliciosamente.

—Ya deja de parlotear —llegaron a la habitación abriéndola para dejarle aquel plato al pelirrojo que yacía en el suelo como si estuviese muerto.

—  ¡despierta! —el ojimiel se acercó al joven y se relamió los labios— cuanto me muero por estar dentro de ti.

—Maldito cerdo asqueroso —el chico volteó encarándole. Le miraba con repugnancia y odio.

—Te aseguro que si pudiera, ya te hubiera golpeado y estarías en el puto suelo retorciéndote como un gusano.

—Arata ya vámonos —los hombres salieron de la habitación regresando a la sala.

El chico con hastío empezó a comerse aquel platillo, realmente no sabía qué era y no le gustaba en absoluto, pero su estomago pedía tener algo dentro por lo que se comía aquella cosa.

—Nos encontrarán y asesinarán a este paso —murmuró Arata bajando las escaleras.

—Ya te he dicho que si Tura te escucha te va a matar será mejor que te calles.

—Ese Hitachiin no es idiota, y si Tura sigue haciéndose el pendejo nos van a matar a todos…

—Me vale una mierda lo que ese estúpido haga —el nombrado que estaba cerca y logró escuchar aquello se acercó hasta su compañero— lo importante es que aún no atrapa al mejor que tenemos, te aseguró que Kai lo tiene todo controlado.

—Sobre eso… —habló el moreno— lo asesinó hace algunos días y…

— ¡¿Qué?! —le interrumpió— por qué no me lo habías comentado.

—Porque has estado muy ocupado con el Hitachiin —mencionó el ojimiel— tan ocupado que no te interesa ponernos a todos en riego por ese idiota.

Tura subió las escaleras con bastante molestia. Cada paso que daba retumbaba por aquellas escaleras.

— ¡Tu! —el pelinegro azotó la puerta, entró velozmente y se acercó al pelirrojo tomándolo del cabello para levantarlo y empezar a golpearlo sin pudor alguno. El rostro de Kaoru estaba sangrado mientras sentía cada puño estrellarse en alguna parte de cuerpo.

— ¡Tura lo vas a matar! —entró a auxiliarlo el moreno, detuvo el brazo de su jefe evitando que otro golpe diera con el pequeño y frágil cuerpo del pelirrojo.

— ¡Suéltame Jin! ¡Ese bastardo lo mato! —rechinaba sus dientes con fuerza. Forcejeaba con su compañero para que lo soltase.

El nombrado al fin hizo que soltara al menor, el cual cayó al piso tosiendo y escupiendo aquel líquido rojizo.

— Ese asqueroso gusano lo asesinó —tomó a Kaoru de su cabello obligándolo a levantarse—, al parecer el estúpido de tu hermano no entiende.

— Vete al infierno —tras decir esas palabras le escupió en el rostro, como respuesta recibió un puñetazo en la boca del estomago. El pelirrojo cayó nuevamente al suelo comenzando a toser y tratando de tomar oxigeno.

— No estoy humor para tus chingaderas —sacó una navaja de su bolsillo.

Todos sonrieron con malicia a excepción del moreno que le miraba con lastima, no podría interponerse.

— Al fin le darás su merecida —mencionó el ojimiel relamiéndose los labios—. Porque no le llamas a su hermano, ya sabes para que no se vuelva a meter en nuestro camino.

— Todos salgan, menos tu Jin, tú me ayudarás —el pelinegro volteó a ver al nombrado.

—Sabes que no me van los hombres

—Me vale una mierda si te van o no, harás lo que te ordene o… ¿quieres que le haga una visita a tu hija? —el moreno se paralizó al escuchar esas palabras, tembló un poco y se agachó asintiendo.

—Tura yo te ayudo —se ofreció el ojimiel con una sonrisa maliciosa

—Jamás dejaría que tu toques algo mío, ahora lárguense —todos obedecieron, dejando a los dos hombres solos con el pelirrojo.

—Agarra la navaja, tú te encargaras del trabajo sucio —abrió sus ojos impresionado, no podía desobedecer solo se lamentaba por el menor.

El pelinegro sacó un celular, aquel aparato por el que se comunicaba con el Hitachiin mayor; marcó el número, poniendo el altavoz. Sonó tres veces y hubo respuesta.

—llevabas tiempo sin llamar —la voz que se escuchó de la otra línea fue reconocida por el pelirrojo y un escalofrió le recorrió la espina dorsal, esta llamada no traería nada bueno.

Notas finales:

esto es todo chicos y ps tratare de ponerme mas al corriente, o lo q me deje la compu, espero y segur leyendolos hasta la prox .3.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).