22 de octubre:
No necesito ------ que realmente ----.
27 de octubre:
Hoy nuevamente he -----.
1 de noviembre:
¿----? Ese --- ---- realmente tú. No --- sonrías. Me ------ nauseas.
15 de noviem…:
------ la entrevista. Aun ---- su aroma en mi ropa.
16 / 11:
¿Se ----- que hoy --------- vernos?
30 de 11:
Hoy --- ----. No ----- para ti.
(?) tal vez enero:
Leí --- ----- que escribí. Soy patético.
(?) / (?):
Es ---- de ir a dormir. Toma ----- y silénciate.
Hoy:
------ una almohada ----- tu rostro.
Un día antes de ayer:
Creo ---- ---- no respira.
Aunque omita información. El diario no tiene sentido. No la tiene. No la tiene. No la tiene. No la…
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Frente a la puerta y volvió a llamar. Espero un momento y nada. ¿Tal vez había huido?
“Espera. ¿Se supone que deba actuar de esta manera? Mira el suelo. Esta cubierto de ropa.”
“No quiero importunar. He oído que no quieres permanecer aquí, Kai… ¿Qué sucede?”
“Debes irte. Es tarde.”
“Es inútil”
Y se marchó. No quiso permanecer un segundo más frente a él. Tomó su decisión.
Si quieres pudrirte no lo hagas en frente de mi, amigo.
Uruha ya no se encontraba allí. Volvía a estar solo.
13 de febrero:
Observó nuevamente el panel de información del salón de reuniones. No rastros de Kai. Había pedido retirar su horario. Era un misterio.
“Tengo una pregunta” Escucho a Reita.
“Se trata de Kai ¿Verdad?” Ruki le observó en silencio. Volteando un poco hacia el alto.
“¿Tiene que ver con…” Y silencio. Ruki negó. Reita asintió y apoyó la mano derecha en su hombro izquierdo.
“Creo que acabó con él. El trabajo es como el cáncer” El hombre de cabellera castaña observó de reojos una vez mas el panel, encontrando el hueco que el papel retirado había dejado. Su estómago se contrajo.
“”El cáncer de los pobres” Dicen”
“O de los amantes” Ruki retiró la mano sutilmente. Y dejo al bajista parado en silencio, frente al panel.
Lo observó. Con curiosidad. El hueco era más claro al lado del horario del vocalista.
17 de febrero:
“No he sabido de ti. En general, no hemos sabido nada de ti ¿Estas enfermo? Llamé hoy a la oficina, pero no quisieron aclararme nada… ¿Se trata de tu madre? En fin. Se me acaba la batería del móvil. En cuando te sientas con ganas llámame ¿Si? “
Mensaje de voz guardado.
“¿Seria posible sentirme con ganas para eso, Reita?” Murmuró sin quitar la mirada de la pared. Recostado en su cama de frente a aquella pared.
La oscuridad de la habitación. El olor a encierro.
Mañana seria otro día. O es eso lo que siempre dicen.
Lo que siempre dicen.
25 de febrero:
“¡SE QUE ESTAS ALLI! ¡SE PERFECTAMENTE QUE ESTAS ESCUCHANDOME! ¡¿QUE PASA CONTIGO?! ¡¿QUE MIERDA SUCEDE?! ¡¿ACASO NO MERESCO SABERLO?! ¡NI UNA SOLA LLAMADA! ¡NI UNA MALDITA LLAMADA! Y… es inútil. Quédate allí y no hagas nada. ¡SIMPLEMENTE NO HAGAS NADA!”
Mensaje de voz guardado.
Si aquellas palabras de Aoi estuvieran escritas. Enormes letras negras llenarían su cabeza ahora mismo.
Apretó la almohada contra su cabeza y ahogó aquellas letras. Letras negras. Vacilantes. Se dibujaban, crecían, se estremecían, retorcían en su cabeza y las ahogó.
Silencio. Abrió sus ojos y se encontró solo. La estática dela televisión a un volumen bajo. La estática que ahora resultaba interesante observar. Se perdió allí. Se perdió en la estática y dejó de pensar.
3 de marzo:
“¿Aun te preocupa?” Sus manos entrelazadas. El peso del cuerpo ajeno sobre su pecho.
“Claro… Que haga estas cosas contigo no significa que olvidaré lo más importante que me rodea” El castaño entrelazó con un poco más de fuerza sus dedos. Removió levemente sus piernas.
“Soy lo que te rodea ahora mismo... ” Observó la espalda del más bajo lejos de él. Entendió al ya no tenerlo en sus brazos. Si quería acercarse a él. Debía cerrar su boca antes. Pero tal vez no antes de agregar lo último en esa noche.
“Si él te observara ahora… de esta manera. ¿Qué crees que pensaría de ti?” Reita se sentó en la cama y prendió un cigarrillo con tranquilidad. La tenue luz anaranjada y el humo llenando la desordenada habitación.
“…”
Una puta.
Eso pensaría el de mí.
Pero. El esta allí, muy, muy lejos del real mi. Lo que realmente soy.
Cubrió su cabeza completamente con las sabanas. Sentía vergüenza.
17 de marzo:
Tiene: 34 mensajes sin leer.
“Y se mantendrán” No quito la mirada neutra del teléfono, depositado en la máquina contestadora. Y un sentimiento le revolvió el estómago.
La puerta sonó tímidamente.
“Kai…Déjame entrar”
Aquella voz tímida.
No quería salir, pero tampoco quería entrar.
No podía irse, pero tampoco podía quedarse.
En este momento. Dentro de la mente de Kai. Imágenes distorsionadas. Imágenes de recuerdos, de situaciones futuras. Cuartos vacíos. Ruki. Las sonrisas se derriten frente a él y nuevamente Ruki allí. Sonriéndole. Su sonrisa se derrite. Cae, escurre, espesa falsedad al suelo y mancha sus pies.
Sus pies están manchados.
Sus pies y sus manos.
“ASESINO” escrito en el rostro de quien ama.
El cuarto vacío. Ya no hay nadie. Simplemente el. Y en sus manos el cuello del que una vez existió.
“¿Y crees que vale la pena encerrarte por quien cada noche abre sus piernas para mi? Pobre Kai…Pobre Kai… ¿Estas así por el? ¿Por qué no aceptas lo que sientes? Oye, el amar a un hombre no esta tan mal. Es lo mismo. Un hombre, una mujer, un agujero placentero que invadir y aun con esto ¿Sigues cuestionándote? “
Las palabras de Reita llenan su cabeza. “ASESINO” escurre por sus manos. Con horror se libero y cayo, secamente al suelo y siguió escurriendo allí, manchando sus pies.
Las risas. Se burlan de él. Se burlan y el simplemente cubre sus oídos, manchando su cabello con la prueba de lo débil y cobarde que es.
El miedo a ser burlado.
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“¿Sabes? No era muy tarde. Caminé bastante aquella vez, rodeando mi casa. No quería volver, por que sabía que tenía que refugiarme en mí… ¿No te has sentido así? ¿Fingir algo que no eres? En aquel entonces yo no sabia lo que era, pero sabia perfectamente lo que no quería ser para ellos…” Apoyó su mentón sobre sus brazos.
Ambos, observaban el oscurecer del cielo de Tokio, la ciudad comenzaba a tomar vida. Lejos, solo un poco lejos. En un puente lejos de las luces.
“Te entiendo” apretó sus dedos contra la baranda de metal.
“¿Enserio?” Sonrió y el hizo lo mismo. Suave brisa. Fresca brisa.
Aquí. Bajo la sombra del puente. Veo como todo se cae a pedazos.
Como ambos nos derrumbamos.
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Frente a él. Dos cuerpos moviéndose frenéticamente. Unidos por una pegajosa unión. Los ojos le observan.
“Pa-para… Él nos observa” Jadeos, incesables jadeos. El pequeño cuerpo se sacudia morbosamente. Arriba, abajo, arriba, abajo. Frente a él. Siendo penetrado frente a él.
“E-estas viéndole co-como realmente es ¿No, Kai? ¿Te gusta? Vamos, sabes que quieres entrar” Acomodándose, sin dejar de azotar el cuerpo de Ruki, le tomo por ambos muslos y lo expuso a él.
Kai cubrió su boca violentamente y vomito.
Las risas de Reita y los jadeos de Ruki, intensificándose más, cada vez más.
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Lo golpeo con sus puños desnudos. Una vez, dos veces más, tres veces hasta cansarse. Pero aquel cuerpo no se quejo. No cerró sus ojos. Sus vacíos ojos mirando a lo mas lejano. Lo mas lejano.
Se sentó a su lado y agachó su cabeza.
Juntó sus rodillas y las elevó al nivel de su mentón. Abrazó sus piernas y se consoló. Se sonrió a si mismo.
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“Yo creo que de lo que realmente huyes es de ti mismo. El “tu” que es para mi, el “tu” que es para ellos, inclusive el “tu” para ti mismo. Es el mismo. Siempre será el mismo”
Pronuncio con tranquilidad, sin dejar de observar las luces. Ruki sonrió sorprendido.
“¿Cómo es el “yo” para ti?
“¿El “tu” para mi?”
Ruki escuchó la respuesta y sonrió. No sin antes acercarse un poco más. Y tomar tímidamente su mano.
Kai no le rechazo.
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“Es lo más importante que me rodea” Pronuncio.
Se recostó al lado de Ruki. Tomó su mano, tal como en sus recuerdos y cerró los ojos.
Ahora solo quedaba dormir.
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