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El despertar por Lucia_BANA

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Notas del capitulo:

Aqui va el sexto. va  con una extraña sorpresa que espero que os guste <3

Me desperté cuando él deshizo el abrazo que había formado a mi alrededor. Lo hizo de forma muy sutil, para no molestarme, pero soy de sueño ligero. Quise atraerlo de nuevo hacia mí, pero él se resistió. Fue entonces cuando abrí los ojos.

Había mucha luz en mi habitación y toda parecía querer acariciarle a él. Y con motivo, pensé mientras me tumbaba de lado para poder observar la belleza del torso desnudo de Dong Woo iluminada por el sol recién nacido.

- Anoche soñé que nevaba.

Parecía triste cuando lo dijo. Miraba al techo, pensativo. Sentí curiosidad por lo que habría allí arriba para llamar tanto su atención, pero no podía apartar la mirada de él.

- ¿Qué crees que significa? – me preguntó.

- Que tendrás frío – tomé sábana que le tapaba justo por debajo del ombligo e intenté subirla para que le cubriera un poco más, pero su mano detuvo la mía a mitad del camino. Me miró por primera vez.

- ¿En agosto?

- El frío no solo se siente por la temperatura. También se produce por el miedo o la tristeza.

- Así que algo me asustará o me hará sentir triste...

- Solo fue un sueño, Don Woo.

- Sí, supongo.

Sonrió, y yo le devolví la sonrisa. No huiría esta vez. CNU me gustaba y no iba a alejarme de él. Me incliné para besarle. Justo cuando nuestros labios se rozaron comenzó a sonar un móvil.

- Es mío – me dijo tras deshacer el beso.

Se levantó para buscarlo y lo cogió. Me quedé en la cama esperando a que volviese. Pero la conversación era demasiado...¿formal? Alguien le había dado una orden a CNU. Colgó y comenzó a vestirse.

- ¿Ocurre algo? – pregunté.

- No – sonrió -. Al menos eso espero. El jefe quiere verme.

- ¿Ahora?

- Eso parece - se acercó a mí y me plantó un beso en la mejilla -. No te preocupes. Volveré antes de que el resto de la casa se despierte.

- Te esperaré.

Le besé en los labios y dejé que se marchara. Apenas unos minutos después volví a quedarme dormido.

 

END POV BARO

 

* * *

 

POV CNU

 

Salí del dormitorio de Baro preguntándome por qué me habría llamado el jefe. Lo único que había dicho es que quería verme. ¿Tenía que asustarme?

Me preparé unos cereales para desayunar mientras pensaba en la noche anterior. Cuando nos habíamos hartado del escaso espacio del baño de la discoteca para irnos directos a casa y continuar allí con “la fiesta”. Los demás se quedaron hasta más tarde; los oí cuando llegaron armando un buen jaleo. Baro y yo habíamos pasado la noche juntos. Todo sería fantástico si no me hubiese despertado con esa GRAN resaca bien merecida haciéndome retumbar la cabeza. Y si el jefe no me hubiese llamado, claro.

Yo, por mi parte, no había sufrido tanto como al última vez, ya que Baro había decidido ser “considerado” y “romántico”. Yo había asumido humildemente que era el uke de nuestra...¿relación? ¿Qué éramos?¿Novios? Era obvio que él no me “amaba”. Pero sí que le gustaba...entonces...¿Amigos con derechos?

Pensé que resolvería esa duda más tarde y, tras desayunar, me dirigí al dormitorio de líder.

Abrí la puerta sin llamar y me encontré unas de las imágenes más impactantes que se podría imaginar. Jin Young estaba sobre Gongchan, quien estaba tumbado bocabajo, lanzando esos tan conocidos para mí gemidos de placer y siendo recorrido por la ansiosa lengua de líder. Por suerte para mí estaban tapados hasta la espalda por una sábana, pero no había que ser muy listo para imaginar que bajo ella estaban desnudos. Esto... ¿Gongchan con Jin Young? ¿Jin Young con Gongchan? Da igual como lo dijese, no me cabía en la cabeza.

Se sobresaltaron y yo también. Di un paso atrás y cerré la puerta, sintiendo como me sonrojaba. ¡Dios, que vergüenza!

La puerta se abrió tras de mí y al volverme me encontré al líder enroscado de cintura para abajo por la sábana. ¡Tierra, trágame!

- ¿Ocurre algo? – me preguntó.

- No...yo...em...

- No se si te has dado cuenta de que estoy ocupado.

- Sí, me he fijado – no entendía por qué me estaba cabreando -. ¿Sabe Sandeul cómo “ocupas” tu tiempo libre?

- Ni lo sabe – me lanzó una mirada asesina – ni le importa. Fue él el que decidió irse a dormir con esa chica.

- ¿Está en casa de una chica?

- Sí, así que no creo que le moleste que el maknae halla invadido su habitación por una noche. Y ahora, ¿Se pude saber qué quieres?

- Solo informarte de que el jefe quiere verme. Iba a preguntarte si querías acompañarme, pero veo que tienes mejores cosas que hacer.

Me di la vuelta sin esperar a su respuesta. Salí de casa y empecé a bajar las escaleras de dos en dos. Cuando llegué a la gran puerta de fuera casi me como a Sandeul, que entraba despeinado y con cara de no haber dormido en toda la noche.

- Buenos días – me saludó.

Me sentí tentado de contarle que mientras nos saludábamos su ex-novio estaba acostándose con mi ex-novio, pero me mordí la lengua.

- Buenos días – dije, forzando una torpe sonrisa.

Salí de casa preguntándome que me fastidiaba más, si que el líder traicionara así a Sandeul después de haberme confesado el día anterior que aún seguía enamorado de él o si que el maknae me hubiese traicionado a mí después de dejarme tan claro lo mucho que le molestaba que Baro y yo estuviéramos juntos.

* * *

 

Entré en la oficina del jefe y me senté frente a él. Como de costumbre, tenía un cigarro en la mano. Me ofreció uno. Normalmente lo rechazo – no me gusta fumar – pero estaba tan nervioso aún por haber descubierto a Jin Young y Gongchan que lo acepté agradecido. Me pasó el encendedor y, tras un par de caladas, noté como mi desbocado pulso volvía a la frontera de lo normal. El líder me mataría si me viese fumando, pensé, el humo podría estropear mi voz. Pero al momento me vino de nuevo esa maldita e impactante imagen y no me quedó más remedio que dar otra calada si no quería ponerme a gritar.

- Al parecer – comenzó a decir el jefe – anoche os fuisteis de fiesta.

Me limité a asentir, preguntándome cómo lo sabría. El jefe lo sabe todo, me había dicho Sandeul una vez en broma. Pobre. Lo habría pasado mucho peor que yo al encontrar el espectáculo que había montado en su habitación. Me sentí culpable por no haberle avisado.

- ¿Os divertisteis?

Asentí de nuevo, pensando en mi noche con Baro y me prometí que conseguiría que se enamorara de mí a cualquier precio.

- Al parecer, algunos os pasasteis con el alcohol.

¿Para qué negarlo? La resaca me golpeaba con fuerza la cabeza como si de un tambor se tratara. Ni siquiera la aspirina que había tomado antes de salir me calmaba del todo. Odio las resacas.

- ¿Sabes qué? – el jefe hablaba sin imaginar lo que pasaba por mi mente – Anoche, cuando estaba a punto de irme a dormir alguien envió a mi móvil una foto muy interesante. ¿Quieres verla?

¿Una foto?, pensé. ¿Por qué querría el jefe enseñarme una foto? No esperó a mi respuesta, sino que deslizó su móvil por la mesa. Lo cogí y por segunda vez en esa mañana vi una imagen que me impactó hasta dejarme sin palabras.

En la pantalla aparecíamos Baro y yo en el baño de la discoteca. Nos abrazábamos y besábamos con pasión como si el mundo fuese a acabarse de repente. Era una buena foto. No era una foto pervertida con desnudos y sexo, solo nos estábamos besando.

¿¡En qué estas pensando!? ¡¡El jefe tiene esa foto!! ¿¡Cómo ha llegado esa foto a sus manos!?

Palidecí; el jefe me observaba con atención.

- ¿No te gusta la foto? – preguntó con sarcasmo – Es bonita. Deberías ponerla en tu perfil de Facebook.

Comprendí qué quería decir. Me imaginé a las fans de todo el mundo twiteando sin parar acerca de la foto. Me la imaginé en los programas de prensa rosa. ¿Es cierto el Fan Service?, se preguntarían las fans. ¿Quién me decía que no estaba ya en Internet? Recordé el sueño de esa mañana. Frío. ¿Existían los sueños premonitorios o era casualidad? Me iba a dar algo, un infarto, por ejemplo.

El jefe lo notó y decidió tranquilizarme.

- Relájate – me ordenó, más que me pidió -. Nadie más que yo tiene la foto – suspiré con alivio -. O al menos eso espero. Le pedí a vuestro maknae que la borrara. Espero que lo halla hecho.

El miedo y el nerviosismo se transformó en rabia. Me entraron ganas de salir del despacho, coger de nuevo el ajetreado metro y volver a casa solo para poder tirarlo por la ventana.

- Gongchan – murmuré con rabia.

- Sí, Gongchan...y quizás deberías agradecer que fuese él quién os viese, y no cualquier otra persona que habría subido la foto sin dudar haciendo que las fans se volvieran locas.

Comprendía la crudeza de la situación, pero era incapaz de ver a Gongchan como el bueno de la película.

Cerré los ojos y me eché hacia atrás en la silla. Me había terminado el cigarro y rezaba porque el jefe me ofreciese otro. No lo hizo.

- Podría despedirte – me soltó.

 

END POV CNU

 

* * *

 

POV SANDEUL

 

<<¡¡Cómo me duele la cabeza!!>>, pensaba mientras trataba de abrir la puerta de nuestro edificio. Me había pasado bebiendo. Me había pasado tanto que no recordaba como había llegado a la cama de esa rubia. Tampoco recordaba lo que habíamos hecho, aunque los horribles arañazos que me recorrían la espalda me daban alguna pista. Al fin conseguí meter la llave en la cerradura. <<Eres genial, Sandeul. En lugar de seguir tu sencillo plan consistente en emborrachar a  Jin Young para  luego seducirlo y reconquistarle, acabas emborrachándote tú y acostándote con una mujer que, además de sádica, ha resultado ser fan. Librarte de ella ha sido muy fácil. ¡O sí! ¡Sencillísimo!>>

Mis pensamientos fueron interrumpidos por CNU, que casi me atropella, pero frenó justo a tiempo al verme.

- Buenos días – le dije.

Abrió la boca con cara de estar enfadado y fue a decir algo, pero se arrepintió y sonrió en un intento de suavizar su ira.

- Buenos días – saludó.

Pasó por mi lado a toda velocidad. ¿A dónde iría tan temprano?, pensé. Pero pensar me daba dolor de cabeza, así que me limité a darle al botón del ascensor. Ah, mierda, no funciona. Comencé a subir las escaleras con desgana. En cuanto llegase, me dije, me daría un baño de más o menos una hora y media mientras los demás me gritaban al otro lado de la puerta para que me diese prisa. Intimidad. Soledad. Tiempo para mi mismo. ¿Por qué yo no puedo tener de eso?

Me dirigí a mi dormitorio para coger la ropa antes de bañarme. Porque iba a bañarme, no a ducharme rápido. ¡Qué le jodan al medio ambiente y a mis compañeros! ¡Necesito relajarme!

Iba tan metido en mis pensamientos que no escuché los gemidos de placer que se oían claramente al otro lado de la puerta. La  abrí, interrumpiendo al momento la “divertida forma de pasar el rato” de Jin Young y Gongchan. El segundo me miró más molesto que sorprendido, como si yo no fuese el primero en irrumpir en la habitación sin llamar. El primero se quedó muy quieto al verme, como asustado.

- Ah...- atinó a decir. Estaba sonrojado por el, llamémoslo esfuerzo físico y la voz le salió entrecortada y llena de adrenalina -...Sandeul...¡Espera!

Pero yo ya había salido de mi habitación. Cerré la puerta y me quedé apoyado en ella un solo segundo, pensando qué debía hacer. La resaca no dejaba que las ideas llegasen a mi cabeza. Sentí como el pomo de mi puerta se movía, abriéndola, y salí corriendo.

Instintivamente, me refugié en el dormitorio de Baro. Se despertó por el ruido y me miró, entrecerrando los ojos, aún medio dormido.

- ...¿Dong Woo? – preguntó sin pensar.

Las lágrimas empezaban a inundar mi rostro. Me lancé a los brazos de mi amigo llorando, quien me abrazó más por inercia que por consolarme. Escondí la cara en su cuello para ahogar los hipidos.

- ¡Sandeul! ¿Qué...pasa? ¿Estas bien?

No le respondí, sino que seguí llorando sin parar. Oí cómo alguien llamaba a la puerta.

- ¿Sandeul? – era Jin Young - ¿Estas aquí?

- ¿Estás? – Baro me estaba preguntando si debía dejar pasar al líder o si tenía que mandarlo a paseo. Me las apañé para negar con la cabeza - ¡Jin Young, lárgate! ¡Estaba durmiendo!

- ¡Ah, lo siento! – su voz se alejó por el pasillo – Perdona, sigue durmiendo...

Baro comenzó a subir y bajar su brazo por mi espalda en un triste intento de caricia consoladora. Se le notaba tenso. ¿Quizás ahora que sabe que además de las chicas me gustan los chicos se siente incómodo por mi cercanía? ¡Qué mas da! Me abracé a él como si de un osito de peluche se tratara y comprendí el motivo de su tensión. Estaba desnudo. ¿Baro duerme desnudo? Ahora era yo quien estaba incómodo.

- Per...perdona – conseguí decir deshaciendo el abrazo.

- Dios, Sandeul, estás temblando. ¿Qué ha ocurrido?

- Te...te lo contaré cuando te vistas.

Él sonrió y me hizo un gesto para que me diese la vuelta. Lo hice e intenté calmarme, pensando en como darle forma a la escena que acababa de presenciar para poder contársela a Baro. Nada, no tenía ni pies ni cabeza. ¿Acaso no quería Gongchan a CNU? Por eso se acostó con Baro, ¿no?, para ponerle celoso. Entonces, ¿por qué de repente...?

- Ya estoy – dijo Baro.

Me volví de nuevo hacia él y me lo encontré con pantalones y una camiseta medio puesta. Sacó la cabeza por su cuello y el pelo salió disparado en todas direcciones. La imagen me hizo gracia; un Baro despeinado no es algo que se vea todos los días.

- Bueno, hyung, ¿me cuentas?

- Si, claro...yo...- las lágrimas volvían a empañarme la vista. Baro tenía razón, estaba temblando.

- Sandeul, tranquilo...- me abrazó y me acunó como a un niño.

El lento balanceo de Baro me trajo recuerdos de mi infancia... Aquel niño se había metido conmigo. Ni siquiera sé por qué lo habría hecho aquella vez, quizás me había visto cantando y bailando la nueva canción de aquel grupo americano tan de moda y había decidido burlarse de mí. Yo no quería decírselo a mamá, no quería que supiese que siempre era así para mí, pero aceptaba gustoso sentarme en su regazo y dejar que me acunara y me consolara...

Pero, ni yo era un crío de ocho años, ni Baro era mi mamá, ni mis problemas se reducían a las burlas de un niño. Así que me separé de él y volví a tratar de calmarme.

Baro me miraba sin meterme prisa. No me mires así, quise decirle, no me gusta que me vean llorar. No quiero que pienses que soy débil, porque no lo soy. Cumplí mi sueño, ¿no? Soy un cantante famoso; con esto me gano la vida y no podría sentirme más orgulloso de mis logros. No soy débil, pero basta una mala mirada de Jin Young para hacer que me tiemblen las piernas... ¿Por qué él es la única persona capaz de hacerme llorar solo con un par de palabras? ¿Por qué me importan tanto?

Casi en trance, comencé a relatarle a Baro lo que acaba de presenciar. La imagen del que bien podría ser el amor de mi vida tocando al maknae me repugnaba, me entristecía y me asustaba a la vez. ¿Cómo podía mi hyung hacerme algo así?

- Pero – me interrumpió Baro de repente. Hasta entonces, había estado escuchando en silencio y asintiendo de vez en cuando – ayer me dijiste que el líder y tú lo dejasteis – asentí – y ya no quedaba nada entre vosotros.

Quise asentir de nuevo pero me detuve. ¿Nada? ¿De verdad no queda nada? Las lágrimas aparecieron de nuevo.

- Eres un mentiroso, hyung – miré a Baro sin comprender -. Aún le quieres, ¿verdad?

Sí, aún le quiero. ¡No, claro que no! ¡No lo sé! Puede que sí, puede que no. Tantas respuesta que se me ocurrieron, pero no dije ninguna.

Volvían a llamar a la puerta.

- Sandeul, sé que estás aquí. ¡Baro, abre la puerta!

La voz de Jin Young sonaba molesta. Baro se levantó y fue a abrir. Se tomó su tiempo para llegar a la puerta. Bostezaba y se estiraba por el camino mientras Jin Young seguía dando golpes sin parar.

- ¡¡Baro, abre la puta puerta o te juro que la echo abajo!!

Al fin, la mencionada ardilla entreabrió con toda tranquilidad una pequeña rendija. Desde yo estaba no podía ver al líder; Baro lo tapaba con el cuerpo.

- Me temo, hyung – decía mi dongsaen muy serio – que a Sandeul no le apetece verte ahora... y personalmente, creo que con razón.

- ¡Baro, quítate de en medio o...!

- ¿O qué? ¿Me vas a pegar? Ya estoy harto de tus amenazas de líder de pacotilla.

- ¿¡Cómo te atreves, idiota!? ¡Aparta de una vez!

Jin Young dio un fuerte empujón a la puerta que Baro, aún adormilado, resistió a duras penas. Yo me levanté se un salto, previendo la pelea que estaba a punto de producirse.

- ¡Ya basta! – grité, arrepintiéndome al momento. Sentí las miradas de los otros dos sobre mí. ¿Ya basta?, me reprendí. ¿No se te ocurrió algo mejor, idiota? Al menos mi vacilante intromisión sirvió para que dejasen de discutir – Yo...- comencé a decir – Me gustaría que te fueras, hyung – eso le dolió, lo sé; vi el dolor reflejado en sus ojos -, necesito tranquilizarme...Lo entiendes, ¿verdad?

- Si... – susurró.

Como muerto, salió por el pasillo y se metió en el dormitorio que compartíamos. Me sentí como un globo al que hubiesen sacado todo su aire, sin fuerza, sin vida, sin nada.

Me dejé caer sentado en la cama y mi amigo me imitó.

- No hacía falta que le insultaras, Baro – le reprendí sin ganas -. Sabes de sobra que Jin Young es el mejor líder que podríamos tener. Siempre nos escucha y hace lo que cree mejor para todos noso...

- Lo sé, lo sé. No hace falta que me des el sermón, Sandeul... – se echó hacia atrás en la cama.

- Si ya sabes cuanto le molestan esos comentarios, ¿por qué los haces? ¿Te divierte provocarle?

- En general, sí – su sinceridad era abrumadora -. Pero esta vez ha sido porque se merecía un puñetazo en el orgullo... y quizás otro en la cara. Nadie hace llorar a mi mejor amigo y sale vivo, o al menos sano.

Me fijé en que Baro hablaba mirando a techo. Se había...¿sonrojado? El orgullo de Baro puede llegar a ser inmenso. Imaginé cuanto le habría costado decir eso. Soy su mejor amigo y él me va a proteger de quien sea y sin importarle las consecuencias. Le mandé una triste sonrisa.

- Supongo que sabes – susurré – que tarde o temprano tendremos que salir de esta habitación. Entonces tendré que enfrentarme a Jin Young y a Gongchan.

- Sí...- contestó él en otro susurro – Pero hasta entonces, quiero dormir un rato más.

Se volteó y, abrazándose a la almohada, se durmió extraordinariamente rápido.

 

Notas finales:

Espero que os haya gustado la sorpresa entre Gongchan y Jin Young, jeje. Tranquilos, no me coman...tiene explicación lógica ;)


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