POV JIN YOUNG
No estaba nervioso. Bueno, vale, quizás un poquito. Pero bueno, ¿es malo ponerse nervios quince minutos antes de salir a un programa en directo? No, claro que no. Es algo que le pasa a todo el mundo... ¿no?
Miré a mi alrededor. No, no le pasa a todo el mundo. Gongchan se dedicaba a mandar mensajitos por el móvil y la parejita del momento charlaba en un sofá, lo suficientemente cerca para poder oír sus susurros y poder cogerse disimuladamente de las manos, pero lo bastante lejos para que los técnicos y demás personas que pasaban por la sala pensaran demasiado.
Y mi novio... Ahí estaba, sentado junto a mí, más atento a su móvil que al hecho de que dentro de unos minutos miles de personas nos iban a observar y juzgar. ¡Arg!
Los nervios me pudieron y me levanté. Me dediqué a pasear por la sala, desde el sofá en el que estaba antes hasta el que ocupaba Gongchan, a unos tres metros, para volver de nuevo y empezar otra vez.
- Hyung, ¿te encuentras bien? – me preguntó Sandeul cuando mi caminata me llevó hasta él.
- Sí, no te preocupes – murmuré con el tono más neutral que pude poner.
Sentía el corazón a mil por hora y me temblaban las manos. Si las fans supiesen cuánto miedo me da el directo... Las luces que te apuntan directamente a la cara, el presentador haciéndote preguntas incómodas que te hacen quedar en ridículo si las contestas y como un antipático si no lo haces. Y el público... aplaudiendo, riendo, comentando y hablando de ti.
- ¡Ngh! – reprimí un grito de desesperación.
- ¡Jin Young!
Sandeul me obligó a sentarme a su lado. Bajé la cabeza colocándola entre las manos y me miré los pies, intentando tranquilizarme. Estaba empezando a sudar y todo me daba vueltas.
Oí la risa suave de mi dongsaen. ¿De verdad iba a reírse de mí en una situación así?
- Vaya, Jin Young, no puedo creer que después de tantos años, sigas poniéndote así antes de salir al plató – me dijo con voz dulce.
Como única respuesta, gruñí. Me puso su mano en el pelo y me acarició. Sorprendentemente, segundos más tarde, estaba más relajado.
- No sé por qué te preocupas tanto. en cuanto encienden las cámaras, te tranquilizas y actúas como si el mundo del directo fuese tu hábitat natural.
Cerré los ojos, atento a la bonita voz de Sandeul y en sus suaves caricias sobre mi pelo. Pensar que habíamos vuelto hacía solo unas semanas... Todo era tan fantástico ahora. Hasta que no le besé por primera vez no me di cuanta de cuanto había echado en falta sus besos. La cercanía de su cuerpo ya no me resultaba una tentación peligrosa; cada vez que tenía ocasión le abrazaba y me obligaba a mi mismo a recordar que no se iría, que no se esfumaría de entre mis dedos como humo, que él también me quería.
Te amo. Estoy locamente enamorado de ti, Sandeul. ¿Por qué no podía decírselo antes? ¿Por qué me daba tanto miedo?
Había pasado alrededor de un año desde que se había cansado de mis inseguridades, mi estrés y mi pánico a que nos descubrieran. Un año horrible en el que solo había aspirado a poder observarle sin que me viera, a oírle cantar en los ensayos y a captar su olor a fresas cuando pasaba por mi lado.
Simplemente me desesperé cuando vi a Sandeul besándose con esa chica en la discoteca. Lloré, lo admito, pero no tanto como Gongchan cuando CNU rechazó sus insinuaciones y prefirió a Baro. ¡Pobre maknae! Él estaba tan enamorado de Dong Woo como yo de Sandeul.
Volvimos a casa juntos para intentar tranquilizarnos el uno al otro. Al principio esa era la idea. Nos quedamos dormidos después de derramar suficientes lágrimas para inundar un desierto. Y al despertarse y sentir mi cuerpo junto al suyo, lloró aún más, por haber creído que yo era Dong Woo y llevarse la decepción de verme a mí.
Fue entonces cuando empezamos a besarnos, a acariciarnos desesperados y ansiosos, como muñecos rotos y abandonados que juegan juntos para superar su soledad. Después de la interrupción de CNU, se puso más ansioso aún, tratando de borrar el rostro del chico del que aún seguía enamorado de su mente. Y cuando fue Sandeul quién nos interrumpió... quise morirme. Si aún me quedaba alguna posibilidad de recuperarlo, se esfumó con el portazo que dio al salir.
Me recordé a mi mismo que debía dar las gracias a Dong Woo. Después de todo, si no fuera por la pelea que desencadenó, jamás había vuelto a tenerle a mi lado, sentado acariciándome el pelo, tratando de relajarme antes de salir al plató.
En cuanto a Gongchan, últimamente está quedando con un chico. De hecho, juraría que se veían desde antes de la gira. Me ha dejado caer que solo es un amigo, pero yo sigo sospechando de esas largas tardes en la “piscina” y de las muchas agujetas del día siguiente. De todas formas, me alegro por él. Cuanto antes se consiga quitar de la cabeza a CNU, mejor.
- Jin Young – me llamó el hombre al que más amo con voz dulce, devolviéndome a la realidad -, salimos en unos minutos.
Suspirando, me levanté, preparado para fingir ser el líder sereno y sonriente que todos creen que soy. Sinceramente, creo que debería dedicarme al cine.
END POV JIN YOUNG
* * *
POV GONGCHAN
La voz de Jin Young me hizo levantar le vista del móvil.
- Vamos, chicos – decía -. Ya nos toca salir.
Me despedí de Zico con un mensaje y me guardé el móvil en el pantalón después de ponerlo en silencio, casi sin esperar una respuesta por su parte.
Zico era un chico estupendo, eso era indiscutible. Nos conocimos hace ya bastante tiempo en un programa de televisión en el que B1A4 coincidimos con Block B. Nunca llegamos a perder el contacto desde entonces y hemos llegado a ser buenos amigos. Su desbordante energía, su sarcasmo asesino y su caradura hacían que cada vez que me despedía de él ya estuviese pensando en la próxima vez que volvería a verlo.
Por supuesto, solo éramos amigos. Zico es un chico heterosexual hasta la médula. Cada vez que una chica paseaba a su trasero frente a nosotros, él la seguía con una mirada un tanto lasciva que a mí me resultaba horriblemente sexy. Solo le faltaba ponerse una camiseta en la que pusiera algo así como <<Hetero famoso busca zorra para una noche>>. Pero quitando el “pequeño” detalle de que era un chulo de primera, me caía bien. Incluso aventuraría a decir que me gustaba un poco. Además, CNU y yo éramos los primeros que tonteábamos de vez en cuando con chicas para disimular; quizás él también lo hacía.
De todas formas, yo no tenía ninguna intención de volver a enamorarme en mucho, mucho tiempo...
Mientras me retocaban el maquillaje, me di cuenta de que en realidad, CNU había sido mi primer amor. En aquella época, yo solo era un crío que se quedaba mirando sus geniales pasos de baile; recordaba como se me aceleraba la respiración cuando después de los ensayos, se cambiaba en el vestuario y yo no podía evitar mirarle, a él y su perfecto cuerpo cubierto aún del agua de la ducha, con gotas deslizándose por las curvas de sus músculos hasta caer a sus pies. Más de una vez me había quedado observando con la boca abierta y Sandeul, disimuladamente pero con una sonrisa divertida en la cara, me la cerraba con un golpecito en la mandíbula.
Antes de conocerle yo jamás me había sentido tan atraído por nadie. Yo atribuía mi indeferencia frente el sexo femenino a que siempre tenía muchas cosas en la cabeza, demasiadas aspiraciones con respecto a la fama y la música. Esos nuevos sentimientos me confundían. ¿Me gustaba Dong Woo? Ahora puedo decir con seguridad que sí, pero recuerdo cuánto lloré al confesárselo. Entonces él me besó. Entonces yo perdí mi corazón para siempre.
Tuvimos una relación extraña. A él no parecía asustarle el hecho de que éramos dos hombres; a mí, en cambio, me daba pánico. Me torturaba diciéndome que eso estaba mal, no deberíamos estar juntos. Sin embargo... Cada vez que me sonreía sentía ese cosquilleo, ese que te indica que estar enamorado y que por mucho que lo intentes, no puedes hacer nada para evitarlo.
Y aún así, le dejé. Tenía demasiado miedo. Ahora sé que fui el idiota más grande del mundo. Lloré mares y adelgacé varios kilos hasta el punto de que Jin Young me obligaba a comer, porque decía que me quedaría en los huesos y me despedirían aún antes de debutar. ¡Qué más da!, le contestaba yo. Dong Woo ni siquiera había derramado una lágrima por mí; él solo tenía ojos para ese payaso de Baro.
Realmente no sé qué mosca me picó en España, yo diría que fue la temperatura, sino no sé cómo se me ocurrió algo como acostarme con Sun Woo. Creo que quería averiguar qué tenía ese chico que llamaba tanto la atención de mi hyung; me decepcionó no encontrar nada bajo esa carcasa de chico duro. Absolutamente nada. Solo el placer que ya había sentido con otros hombres a los que busqué después de Dong Woo. Solo algo de sexo.
Sin embargo, quise convencerme a mi mismo de que debía haber algo más. Me propuse enamorarlo. Me propuse volver a ser feliz con alguien.
La forma en qué me rechazó no me dolió, más bien me molestó. Al menos al principio. Me pasé las pequeñas vacaciones en casa en un preocupante estado de bipolaridad. Un día estaba cabreado por que Baro era demasiado idiota para darse cuenta de lo que se perdía, otro me despertaba preguntándome si de verdad era tan despreciable que no era capaz de hacer que nadie se enamorara de mi y el siguiente me lo pasaba soñando despierto que Dong Woo me perdonaba el haberle abandonado y volvía a mi lado. Soñaba con sus caricias en mi piel, me excitaba imaginando que eran sus manos y no las mías las que me recorrían. Entonces me daba cuenta de que CNU no volvería a tocarme jamás y lloraba. Y luego volvía a empezar de nuevo con ese círculo cerrado de sensaciones dolorosas del que no lograba salir.
Le había dicho a Baro que me olvidaría de su novio, pero eso era tan difícil... Al menos se había tomado la molestia de cambiarse de habitación; yo ya no tenía que soportar la tentación de meterme en su cama y rogarle que me abrazara.
- ¿Gongchan? – la voz de Sandeul me sacó de mi ensoñación – Ya vamos a salir al plató – me sonrió como solo él sabe hacerlo; me lo había perdonado todo, creo que jamás conoceré a alguien menos rencoroso que él -. Hazme un favor. Sonríe.
Y lo hice. Sonreí. El móvil vibró en mi bolsillo. Miré el mensaje de Zico en la pantalla:
<<¡Buena suerte, Channie! Voy a verte en directo, espero que estés tan mono como siempre. ¡Un beso!>>
Mi sonrisa se agrandó inconscientemente al leerlo. Lo haría. Me olvidaría de Dong Woo. Volvería a enamorarme. Sería feliz.
Me lo prometí a mi mismo mientras entraba en el plató. El público rugió al vernos, todos con nuestras respectivas máscaras de felicidad y despreocupación puestas, todos guapísimos y discretamente sexys, dispuestos a comernos el mundo.
Levanté la mano como saludo, lo que provocó una nueva oleada de gritos por parte de las fans. Ese era mi mundo. Las cámaras, las tímidas fans, las falsas sonrisas, la música... el mundo de la fama en general. Todo eso me encantaba. Un bonito espectáculo en el que yo era uno de los actores principales. Nada podía fallar y, si lo hacía, todo estaba preparado para disimular.
Pero era un mundo falso. Vivíamos dentro de una pantalla de televisión que proyectaba vidas que no eran la nuestra, personas que no éramos nosotros, solo reflejos de unos sueños de los que todos, tarde o temprano, tendríamos que despertar.