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Amor Yaoi
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Me dijeron que no me enamorara. por Vincenth

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Notas del fanfic:

Después de tanto tiempo sin entrar a Amor Yaoi -años, de hecho- Y de hacer una nueva cuenta pues las otras quedaron en el olvido, me decidí a venirles con un pequeñ cuento. Contendrá 4 sencillos capítulos. Sin más: 

Él tiritaba de frío. Con la camisa arrugada y grasienta, sus mejillas sonrosadas y lagrimillas por el bostezo, Ezequiel andaba por las congeladas calles de Manhattan.

El pantalón se le resbalaba de las caderas. Delgaducho como era, Ezequiel se amarraba uno de los cordones de su zapato hasta que sentía ceñida la tela. A gusto se sentía. Con calorcito. En esas épocas navideñas, las pasaba feas. Pero él sonreía siempre.

A las personas que se le pasaban cerca sin fijarse de él, les sonreía, y si tenía un poco de suerte, le brindaban unas monedas. También a Alfonso, o Rodrigo, o Alberto, nunca recordaba su nombre, aquel dueño de la panadería más sabrosa del mundo, donde por caridad le brindaban un pan cada día. El que él quisiera, y no era quisquilloso, siempre pedía uno simple. He igual, seguía siendo el más delicioso del mundo. Incluso a quienes lo echaban de sus negocios, ceñudos y grotescos con panzas prominentes, les sonreía y huía por la derecha, para no sentirse más derrotado. Apretaba sus ganas de llorar en los ojos y el hueco en su estómago y seguía andando.

No se sentía triste de recordar a Martica, su madre, y saber que ya no estaba con él. Poco antes de junio, ella había muerto por el hambre. Sin trabajo y con narcóticos en su cuerpo, pero una gran sonrisa. Siempre le decían que la de él era más bonita. Pero él no les creía, su mamá, de cabello negro y ondulado, y su piel más marrón que sus ojos, era muy hermosa.

Nada parecido a él. Lampiño de piel nívea y cabello seco. Marrón, para mentirse, pero más rubio y de ojos verdes. Alto, si era alto, pero flaco, muy flaco. Martica le dijo que era su hijo, siempre y siempre, abrazándolo contra su protuberante pecho y besándole la cabeza, y aunque él sabía que no era así, ella era su madre y punto. Y lo cuidaba allá donde estuviese.

Entonces el estómago le crujió muy fuerte, allí donde estaba parado frente a un gran árbol de navidad en el parque central, y atrajo la mirada de los que casualidad estaban en su rededor. Se sintió penoso, con la cara roja hasta las orejas. Una sonrisa nerviosa se le plató en las comisuras de los labios y huyó como sabía, siempre por la derecha.

Una vez pasó así, y esas miradas tan tristes que ocasionó su situación, le dolieron. Eran esas veces, donde le miraban con sus cejas curveadas hacia arriba y los ojos proyectando sentimientos, cuando le recordaban un Ezequiel que él no era. Un Ezequiel escondido en cólera; casi violento. Y así siguió caminando rápido, sin fijarse que muy cerca lo seguían.

Hubo un punto dónde se perdió. Andando sin andar ni mirar, cuando las calles se volvieron poco pobladas, donde una mano le atajó, muy fuerte. Incluso dejando impreso sus dedos en esa blanca piel suya. 

............

 

Perdonenme por colocar esto aquí, pero no me dejan publicar sin las 500 palabras, y este cap tiene 488. Disculpen las molestias visuales. 

Notas finales:

Decidme que tal estuvo. Gracias por detenerse a leerlo


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