Sentado en un banco del colegio yacía con su chaqueta negra y su capucha puesta, su flequillo color chocolate cabria su rostro, sus ojos color miel eran ocultados tras ellos, su mirada triste, escapaba por la separación de esos cabellos, miraba hacia aquella ventana, en la que se veía aquel cielo hermoso y despejado, que siendo tan bello a él le era tan indiferente, no sabía qué hacer, iba casi la mitad de la última hora, al profesor ya le había perdido el hilo, no entendía nada lo que estaba diciendo, estaba tan concentrado, repasando cada uno de los movimientos que ese día realizaría, pero allí estaba, sin querer llamar la atención por primera vez, sin querer ser aceptado, como siempre, ya su corazón había renunciado, ya había dado aquel paso hacia atrás. Porque nadie podía notarlo? Se preguntaba, porque, nadie podía apreciar su sonrisa? Pensaba, siempre era lo mismo, entrar al aula mover su flequillo hacía en costado enseñar sus brillantes ojos y sonreír, sonreír para intentar que alguien se dé cuenta de su existencia, pero no, nunca, nunca sucedía, así siempre terminaba con sus ojos tristes, con su aspecto de muerto sus labios resecos, su apagada vida, ser hijo único no era fácil, pero porque? Si al nacer él tenía un dos hermanos, porque, se habían ido sin pensar en el? No era fácil, menos si tu padre es alcohólico y tu triste madre repara en ti como su único orgullo, tanto drama y tristeza inundaban su vida, Porque?
El timbre de fin de clases lo despertó, aturdido casi en shock, se levantó de aquella silla, sus piernas pesaban, su andar era lento, "que extraño" deberían pensar sus compañeros, "si ese chico siempre tiene un andar que asparse energía y felicidad" debían de recordar, pero, quien recordaría si nadie lo nota? Pensaba el muchacho, como nunca caminaba, como siempre con su capucha puesta, sus ojos se cristalizaban y por sus hermosas mejillas filosas lágrimas iban rasgando su rostro, su recorrido no era el mismo, con fuerza y temor apretaba la correa del bolso que cruzaba su torso, caminaba por aquellas calles, cruzando sin mirar, iba con un andar suicida, suicida, el viento soplaba arrastrando su capucha hacia atrás, tirando su flequillo apartándolo de su rostro, su andar iba siendo más pesado, por aquel cálido viento en contra, aquel agobiante calor, lo cansaba lo asfixiaba, todo se volvía tan pesado, triste seguía avanzando hasta llegar a una especie de edificio abandonado, debía tener unos cinco pisos, miraba con tristeza, quizás esperanza la cima de la vieja estructura, adentro de aquel se metió, sin temor, sin pensar en el peligro que podría haber allí dentro, por suerte no lo había, aunque a él no le hubiese molestado que así fuera.
se encontraba en la terraza en el borde de aquel paredón se sentó, sus ojos serró y nuevamente lágrimas volvieron a caer, triste lloraba, por su maldita vida, no podía evitar sonreír, no sabía porque, aun así aquella débil sonrisa lo consumía, sus manos aferradas a aquella pared lo sostenían, lentamente fueron despegándose de ella su cuerpo comenzó a inclinarse hacia adelante, con el su flequillo, sus lágrimas comenzaban a caer a aquel vacío que lo esperaba, ya sentía como su alma comenzaba a despegarse de su cuerpo, sus ojos brillaban empañados como ansiaba acabar con eso
-queeee haceeeeees?- escucho que una voz le gritaba, una voz conocida, una voz que ya antes había escuchado, rápidamente soltó sus manos para dejarse caer, al fin, pero allí se encontró, sus ojos miraban el piso, antes que aquel sus piernas colgando, sentía una fuerte presión en su pecho, lo lastimaba, empezó a desesperarse al estar tan al borde de la caída, fue cuando dirigió su mirada hacia arriba, cuando lo vio, rodeando su cuerpo desde el pecho con sus fuertes brazos pasados por debajo de los suyos- Leonel?- se preguntó recordando a aquel muchacho, unos hermosos ojos celestes lo miraban con preocupación, le regalo una sonrisa, que el no quiso aceptar, lentamente comenzó a levantar sus brazos, para así deslizarse del agarre.
-no dios mío, Daniel, no, no dejare que lo hagas- le grito desesperado, aquel muchacho, lo tomo con más fuerza aferrándose a la chaqueta que el castaño usaba y comenzó a subirlo- sabia, que hoy no eras el mismo- comenzó a decir- hoy no me dejaste disfrutar esa hermosa sonrisa- le dijo, Daniel hacia oídos sordos, comenzó a retorcerse y quejarse, aun así ninguna palabra salían de sus labios, fue cuando ya estuvieron los dos tirados en el piso de aquella terraza, cuando el muchacho rubio lo encerró con sus brazos uno a cada lado del rostro de Daniel, contra aquel piso de cemento para que no hiciera ninguna idiotez
-hoy, no tomaste el camino de siempre, estuviste muy raro en clase, Dios mío, Porque?
-sueltameee!!!-le grito furioso comenzando a azotar con sus puños el pecho de aquel-que me suelteees!-le dijo débilmente rompiendo en llanto- por favor sueltamente- le rogo
-nunca...-le respondió en un cansado suspiro- nunca....- le repitió, aquella tarde el rubio había seguido al muchacho que tan extraño, se mostraba. Centrando su mirada cielo, en los ojos del moreno nuevamente las lágrimas de aquel se asían presentes, tendido en el piso, aquellas gotas de aguas salinas caían por los costados de su rostro, humedeciendo sus oscuros cabellos. Ahora el muchacho no solo lloraba sino que también de sus labios brotaban desgarradores sonidos, fue la sorpresa la cual lo invadió cuando el rubio asalto sus labios con sus ojos serrados fuertemente, el castaño lo miraba sorprendido, lentamente sus ojos comenzaban a serrarse y comenzaba a corresponder aquellos dulces e insistentes labios
Fin(?