El dolor me oprimía el pecho, me impedía pensar con claridad y todo lo que sabía me resultaba doloroso. No podía seguir adelante, no quería continuar viviendo la mentira en que se había convertido mi vida.
Estaba solo en la azotea de aquel hotel, en algún lugar que no quise recordar.
Me acerque a la barandilla, hacía mucho frío y había dejado mi chaqueta en la habitación, de todas formas no importaba, ya no la iba a necesitar nunca más.
Las lágrimas se escapaban de mis ojos y me nublaban un poco la vista, no quise mirar abajo, eso me acobardaría.
Me senté en la barandilla, un pequeño empujoncito y caería al vacío.
"Vamos Bill, un último esfuerzo", pensé.
Recordé el videoclip de Spring nicht y empecé a cantar en un susurro:
"Über den Dächern
Ist es so kalt
Und so still
Ich schweig Deinen Namen
Weil Du ihn jetzt
Nicht hören willst"
Los sollozos me impidieron continuar.Qué ironía encontrarme en esta situación, aunque había una diferencia, por mi no saltaría nadie.
Respire hondo, cerré los ojos y me prepare para saltar. Entonces, unos fuertes brazos, me abrazaron. No necesite mirar, para saber que era él, la persona que más quiero en el mundo, mi hermano, mi reflejo, mi amor, mi Tom.
Note su aliento en mi nuca y un escalofrío me recorrió la espalda.
-¿Qué ibas a hacer?, ¿Me ibas a dejar sólo? - Su voz sólo era un susurro, pero se le oía fatigado.
¿Qué debía contestarle?, ¿Acaso debía decirle que no podía seguir ocultando mi amor por él?, ¿Qué sentía que moría cada vez que le sonreía a alguna chica?
-Estarás mejor sin mí.
-Sabes, te necesito como al aire que respiro, ¿Quién puede estar mejor sin aire? No sé explicarme, solo te diré una cosa, si tú saltas yo salto. Me siento débil, se que si te tiras no podré sujetarte; pero no pienso soltarte, si caes yo caigo contigo, nacimos juntos y moriremos juntos. Al menos por mi parte. Si me dices que ya no me quieres, me alejaré y te dejaré seguir con tu vida sin mí, pero si tu saltas yo salto, aunque este en la otra punta del mundo.
-No lo entiendes, yo ya no te quiero como a un hermano, te amo Tomy, soy un monstruo… - Le confesé mis sentimientos.
-¿Ese es el problema?, ¿Por eso me ibas a dejar? - No entendía por qué su voz sonaba aliviada - Dios Bill, si yo te quiero más que a mi propia vida, eres el centro de mi universo. Pensé que estaba tan claro, creí que tu lo sabías y no hacías nada para no dañarme porque no sentías lo mismo. Me sentía tan solo.
Tiro de mí, me depositó en el suelo y me miro a los ojos.
-Tomy... Yo... Lo siento tanto - nuevas lágrimas se unieron al las anteriores, él también lloraba.
-Ssss, tranquilo mi vida - me abrazo - ahora estamos juntos, eso es lo único que importa.
Unió sus labios con los míos, en un beso dulce, que poco a poco, se volvió desesperado.
De nuestros labios sólo se escapaban pequeños jadeos y algún que otro "te quiero".
No supe cómo llegamos a su habitación, ni cuando nos quedamos desnudos. Pero aquella noche fue la primera, de una larga lista, en la que nos fundimos y nos convertimos en uno, como siempre debimos ser.