Regalo de navidad
Era 24 de diciembre, día de navidad: en donde todo lo que debe haber es paz y amor. Pero para un rubio aquel día le parece tan común y corriente como los otros días, él cree que ese día solo lo crearon las empresas que venden juguetes para que compren sus productos, diciendo que hay un señor gordo y viejo, con una gran barba blanca y su traje color rojo que, durante toda la noche de navidad viaja alrededor del mundo entregando regalos a los niños buenos.
Watari, cuidador y fundador del orfanato en donde vivía, había propuesto un intercambio de regalos, el nombre de la persona que le tocara le tendría que dar algo que pudiese pagar, (durante los fines de semana de todo el año Watari se encargaba de dar 5 dólares a cada niño).
Mihael Keelh, mejor conocido como Mello, le había tocado una de las personas a quien más odiaba, Nate River, conocido como Near, el número 1 en todo el orfanato, le odia porque siempre le supera en todo lo que se propone y lo que más le da rabia es que Near actúa como indiferente a los halagos que le hacen, es como si fuera un creído.
Durante toda la tarde se la paso gritando y quejándose del porque tenía que haberle tocado esa persona. Matt, su mejor amigo, estaba jugando con la consola de videojuegos pero al mismo tiempo escuchaba los insultos que mandaba Mello al aire. A Matt le daba igual quien le tocase, pero al enterarse de la persona a quien le tendría que dar algo…Dios, se puso histérico y comenzó a golpearse contra el escritorio de su habitación para después comenzar a gritar incoherencias de que morirá, lo castraran y terminara sin hijos. Pero luego se calmo y lo acepto como parte del cruel destino.
-Oye Mello, ¿De qué te quejas? A mí me ha tocado con alguien realmente escalofriante- dijo Matt guardando su videojuego- tu problema es que aun no asimilas el hecho de que Near te venza en todo.
-Idiota, no es cierto.
-Sabes que sí. Escucha, es solo comprarle un puzle o un cubix, cosas simples que le pueden gustar. No te será difícil encontrar un regalo para él.
-Posiblemente tengas razón- Matt le hizo un gesto de ‘lo sé’- pero él tiene que darme algo que me guste, como ese chocolate importado de suiza que me invitaron. Oh, Dios fue el mejor chocolate que haya comido en mi vida.
-El único chocolate que te ha hecho una persona pasiva, al menos esos fueron mis 5 minutos de tranquilidad.
-Pues tendrás que esperar una eternidad para que vuelva a ser así. Además, no creo que me vaya a dar eso, tal vez me de uno de sus robots viejos, je.
-Posiblemente, seria obvio ya que a él le da igual todo- reflexiono Matt- bueh, yo estoy más preocupado por mí, ¿Qué cosa le daré a...? –Trago grueso- Beyond.
-Woow, no es tan difícil, dale una cuchilla o un gran tarro de mermelada.
-No sé, creo que espera algo mejor, ¿no recuerdas al chico que le toco Beyond y le regalo un tarro de mermelada, y al día siguiente desapareció?
-No.
-Exacto, nadie más que yo lo recuerda.
-¿Y cómo es que tu si te acuerdas y yo no? – pregunto Mello.
-Él fue con la última persona con quien hable ese día.
-Bueno mí querido Matt iré preparando tu tumba, porque no creo que vayas a salir vivo de esta –bromeo.
Matt se estiro sobre su mullida cama, estaba preocupado y algo aterrado de lo que pudiese pasar si no le daba algo que quisiese Beyond; aquél chico sí que le daba miedo.