-Siempre debimos, y lo conservamos en secreto. ¿Y de qué sirvió? De nada. Nos separaron, durante años.
Yo te creí muerto. Había dejado de sonreír, de tener alegría por vivir, total ¿con quién iba a compartir yo mi vida que no fueses tú? Nunca había temido tanto a la muerte que cuando estaba contigo, por el temor a que te separaras de mí, pero desde aquel día, ese maldito día, la vida perdió sentido para mi, igual que otras muchas cosas
Pero ellos no lo entendían, todos pensaron que yo era así. Pobres idiotas, los engañé como críos.
Pero a ti nunca logré engañarte.
Por mucho que te insultase, por mucho que me riese de ti, por mucho que te amenazase para que te alejaras de mi…siempre estabas ahí, con tu sonrisa de oreja a oreja, que en cierto modo era lo que amenizaba aquellos terribles y oscuros días.
Y nunca te tomabas mal mis comentarios mordaces, quizás… quizás tú ya sabías lo que yo sentía en el fondo, y por eso ignorabas aquellas brutales palabras, y te centrabas solo en lo bueno.
-En tus gestos. Por mucho que te enfadaras, y gruñeras, y maldicieras a los cuatro vientos, bajabas la cabeza y desviabas la mirada con vergüenza, y eso era adorable Yû.
-Cállate, idiota.
-…-
-Lo siento. Como ves no he cambiado quizás tanto como hubiera deseado. Cuando te fuiste….me sentí culpable, acababa de eliminar a la única persona que supo darme una autentica sonrisa, incluso aunque no tuviéramos fuerza para siquiera sonreír, ahí estaba. Y era lo único que necesitaba para aliviar el dolor.
Y quise enmendar mi error, manteniéndome fiel siempre a nuestra promesa.
-¿Aún la recuerdas? Eso me hace feliz, Yû…
-Claro que la recuerdo…Tsk, a mi las cosas no se me olvidan tan fácilmente como a ti.
-¿Ni en esta situación puedes dejar tus indirectas?
-…Está bien….vamos, cuéntame todo lo que recuerdes…y por favor…no cierres los ojos…
-Recuerdo….recuerdo las sesiones de entrenamiento…eran muy duras, siempre salíamos de allí realmente mal…y aún teníamos fuerzas para reñir y pelearnos hasta las mas graves lesiones…
-Era culpa tuya, que me picabas.
-Sí. Reconozco que en esa ocasión la culpa fue mía. Pero verte enfurruñado era muy divertido.
-No entiendo que puede tener de divertido que te insulten, Alma…
-Como ya te he dicho, cuando te ponías a la defensiva…desvelabas como te sentías auténticamente. Sí estabas triste, dabas fuertes pisotones en el suelo mientras gritabas, y si tenías vergüenza, te cruzabas de brazos y te girabas para darme la espalda. Y eso era….
…..
….
¡AI!
-Te dije que no cierres los ojos, idiota.
-Lo siento…estoy cansado…
-Pero sabes lo que supondrá si cierras los ojos, y me niego a que ocurra.
-Perdona… ¿por dónde iba?
-Por la parte en la que te tirabas por la ventana.
-…¿¡Eh!? ¡Yo nunca hice eso!
-Vale, no divagabas… Pensé que ya estabas atontado…
-Eres cruel, Yû…
-¿Y eso supone para ti algo nuevo?
-La verdad es que si. Yo nunca te vi como nadie cruel, quizás esos nuevos exorcistas de ahora te teman…pero yo nunca caeré en esa trampa del caparazón, porque caí en otra mucho mejor en el momento en el que te conocí.
-¿Ah, sí?
-En tus ojos. Siempre sabía lo que querías decirme a través de tus ojos…y me daba igual ese caparazón en el que pretendías atraparme…porque yo ya estaba atrapado en tus ojos…
-…Tsk, qué cursi.
-Sí, ¿verdad? Pero ya que es una despe…
-No, no lo es, y ni se te ocurra pensar que lo es, ya te lo he dicho, me niego.
-Yû…Nuestra lucha ya ha terminado…y yo me declaro vencido…pero ganador…
-¿Ganador?
-Sí, soy el ganador de tu mirada una vez mas…Yû…te a….
….
…
…
-…Yo también a ti, Alma..