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Lazos rotos por mei yuuki

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Notas del capitulo:

Hola, esta ves estoy actualizando muuuy pronto, es ke como ya tenia el segundo capitulo terminado lo quise subir de una vez, disculpen si hay algun error ke pase por alto, no tuve tiempo de revisarlo mucho

sin mas, aki esta la lectura ^^

Lazos rotos

 

·Segunda parte - Nostalgia·

 

 

 

 

 

Caminaba con las manos en los bolsillos por las calles desiertas ya a esas horas por su querida ciudad. No hacia frío y la luna menguante brillaba con aire misterioso en el cielo oscuro.

 

Llegó a su antigua escuela con paso lento y con un sentimiento de nostalgia y anhelo. Cuanto había extrañado ese lugar todos esos años lejos.

 

“¿Qué habría pasado si tan sólo no me hubiese ido?, si el ese día me hubiese pedido que me quedara...¿yo lo habría hecho?"

 

 

Sus pensamientos se entremezclaban con la noche trayendole una vez más emociones y sentimientos que ya creía perdidos u olvidados en el pasado, cuando había compartido aquella relación con el peliazul. Ese lazo que luego tan fácilmente se había destruido, llevándose su corazón y dejándole un vacío que nunca había podido llenar de nuevo.

 

Suspiró dándolse cuenta de que desde que regresó había estado acordándose más a menudo de Mukuro, era cómo si todo le recordar a el.

 

“No importa de todos modos, probablemente nunca vuelva a verlo de nuevo...“

 

 

 

¤:.::·.·::.:¤

 

 

 

Tras estar allí un rato en la puerta de la que fué una vez su escuela bajo el manto oscuro de estrellas, echó a caminar de nuevo, cerrando los ojos y respirando profundamente el fresco aire nocturno.

 

Sin darse cuenta de cómo, mientras caminaba sin rumbo sumergido en sus propios pensamientos y en la noche, fué alejándose hasta que llegó cerca del río que atravesaba la ciudad.

 

El sonido del agua lo sacó de sus pensamientos y dirigió la vista hacia el origen de aquel ruido, la orilla del río y el agua oscura, y fué cuando se percató de la presencia de alguien sentado en el césped cerca de la orilla que lanzaba pequeñas piedras al río. En ese momento detuvo su lento anda y lo observó.

 

Repentinamente aquel extraño despertó su curiosidad, porque si ya era suficientemente extraño que hubiera gente en la calle a esas horas de la madrugada, lo era aún más el que alguien estuviera sentado a la orilla del río en medio de la oscuridad lanzando piedras al agua cómo si fuera el mediodía y no las cuatro y media de la mañana.

 

Hibari estaba a pocos metros de él y no alcanzaba a ver bie su rostro por la oscuridad que había, pero si pudo ver que tenía el cabello largo y de un azul profundo como el océano, recogido en una coleta que ondeaba con el viento que de vez en vez acariciaba su rostro, también pudo ver que su piel era clara como la luna que los iluminaba.

 

Azul. Su cabello era del mismo color que el de él. Algo se removió en su interior y sin estar seguro de lo que hacia, caminó hasta él con una sensación extraña que le invadía el pecho.

 

El crujir de sus pasos ocasionó que finalmente aquel hombre girara el rostro y lo mirase directamente con una expresión vacía y despreocupada. El azabache se detuvo a mitad de un paso en cuanto sus ojos se clavaron en los suyos. Se sorprendió, se sorprendió mucho al ver esos ojos bicolor y ese rostro conocido, que a pesar de la escasez de luz y del tiempo transcurrido, reconoció al instante. Era Mukuro, de eso no tenía duda alguna; una chispa de reconocimiento iluminó también los ojos del peliazul, que en ese mismo momento dejó caer al suelo la piedra que había estado a punto de lanzar al agua recién.

 

Se observaron mutuamente con asombro por un lapso de tiempo que les pareció eterno, pero que sin embargo sólo duró unos minutos. Al final, Kyoya desvió la mirada primero y frunció los labios sin saber que hacer o que decir

 

-oya oya, ¿podría ser que tú fueras Hibari Kyoya?

 

-...-se dio la vuelta sin decirle nada y echó a caminar

 

-oye espera, ¿eres tú, verdad? -se piso de pie rápidamente, lo alcanzó y lo tomó del brazo, haciendo que se detuviera y se volteara para que lo mirase -no te vayas así...de nuevo

 

Hibari lo miró a los ojos y frunció el entrecejo

 

-claro que soy yo, Rokudo ¿o después de diez años ya no me reconoces? -soltándose de su agarre

 

-kufufufu~ claro que te reconosco, te reconocí de inmediato cuando te vi -acercó su rostro al suyo y acarició su mejilla -te reconocería en cualquier lugar sin importar el tiempo que pasara. No has cambiado en nada, sigues siendo igual de hermoso o incluso más que antes.

 

El pelinegro se sonrojó y dio un paso atrás. A sus ojos Mukuro también estaba casi exactamente igual como lo recordaba, excepto por el cabello largo ahora, pro seguía igual de seductor y con esa sonrisa de suficiencia curvándole sus sensuales labios, y por supuesto que seguía provocando lo mismo en él que antes. Los sentimientos que creía guardados en el fondo de su corazón salieron de nuevo a la superficie y no supo que hacer con eso; por un lado, estaba con Dino y podría decir que era feliz, pero por otro lado, en el fondo nunca había dejado de pensar en Mukuro y siempre quiso encontrarlo de nuevo, por eso era que soñaba con él en las noches

 

-N-no digas cosas como esas a alguien que no has visto en años

 

-¿por qué no?, justamente por eso te lo digo. Yo nunca te olvidé y he esperado por ti todo este largo tiempo -y lo miró con tanta ternura que Hibari se le encongió el corazón -no sabes lo feliz que estoy de que finalmente regresaras...de que volvieras a mi

 

-...de todos modos, ¿que haces aquí a estas horas? -inténtando cambiar de tema

 

-vengo aquí de vez en cuando para estár solo y reflexionar, además esta noche es bella y hace buen clima, así que salí a caminar un rato y acabé aquí

 

-ya veo

 

-y tu, ¿cuando volviste y por qué viniste aquí esta noche? -le preguntó mirándolo detenidamente

 

-regresé hace un mes, sólo salí a caminar llegue aquí sin darme cuenta-

 

-destino.-Muluro interrumpió sus palabras

 

-¿eh? -el pelinegro lo miró interrogante

 

-el destino hizo que nos reencontráramos esta noche y en este lugar. No sé tu, pero yo no creo en las conicidencias, ave-kun -respondió con una sonrisa

 

-si, claro, el destino -se dio media vuelta y dijo -yo...tú..., quiero decir que puedes pensar que ya que nos encontramos de nuevo, todo será como en ese entonces entre nosotros, pero no. Yo...estoy con alguien más ahora.

 

Mukuro no respondió, se acercó a él y lo tomó por la muñeca para que se volteara a mirarlo -lo entiendo, no puedo culparte por encontrar a alguien más, Kyoya -lo miraba a los ojos intensamente y su voz era suave -pero eso no significa que lo acepte. No soy tan buema persona como para entregarte a alguien más así como así, y además -se acercó a su oido y le dijo casi en un susurro -hace diez te prometí que cuando nos volviéramos a ver, no te dejaría ir fácilmente.-dicho esto presionó sus cálidos labios contra el cuello blanco de Kyoya.

 

Cerró sus ojos momentáneamente al sentír sus labios contra la piel de su cuello; no podía mover su cuerpo, de alguna forma se sentía hechizado por el. Y también había una lucha en su interior, estaba engañando a Dino y eso estaba mal, pero también finalmente estaba frente a aquel en él que había pensado y amado durante más de diez años, y todo en el lo atraía terriblemente. La cadencia de su seductora voz, su aroma fresco y masculino que le embriagaba el pecho y sus labios suaves que en esos momentos acariciaban delicadamente su cuello, como si lo probara antes de devorarlo.

 

-mmm...ah -escapó de aus labios entreabiertos

 

Mukuro despegó su boca de ese cuello de porcelana y tomó su rostro sonrojado entre sus manos

 

-Kyoya...-susurró y a continuación lo besó lentamente.

 

El tacto de sus labios sobre los suyos destruyó su lucha interna y mandó todos sus remordimientos al carajo. Movió sus labios al compás ajeno y los abrió permitiéndole entrar, alzó sus manos en busca de más contacto y enredó los dedos en los cabellos azulados, que eran tan suaves como recordaba. Mukuro bajó las manos de su rostro y lo atrapó entre sus brazos; el beso se profundizaba y sus lenguas se atacaban en una lucha aparentemente sin fin, que al final el peliazul ganó.

 

Ninguno de los dos quería terminar aquel beso cálido con tintes de desesperación y nostalgia. A Hibari el corazón le golpeteaba frenéticamente en el pecho y pensó fugazmente que si ese momento perfecto pudiera extenderse por la eternidad, entonces sería feliz finalmente y ya no tendría que vivir más aferrado a su recuerdo, siempre cercano a la soledad. Si tan sólo todo fuera fácil y sin ningún impedimento como antes y pudiera estár con él...

 

Pero la cruel y imperiosa necesidad de aire fué más fuerte y los obligó a cortar el beso, jedeantes los dos y con un hilo transparente que los unía, que de algún modo guardaba cierta semejanza con el lazo invisible, que aunque creían roto, los seguía uniendo, junto con su pasión casi incontenible y avasalladora

 

-Mukuro...-apoyó la cabeza sobre su hombro y cerró los ojos. Sus brazos lo envolvían y sostenían, y menos mal, porque en ese momento sentía sus piernas débiles como si fuesen de gelatina

 

-¿aún recuerdas lo que me dijiste ese día? -preguntó el peliazul luego de unos minutos

 

-¿mmm?

 

-ese día, tú prometiste que-

 

-que no te olvidaría, te prometí que no te olvidaría -lo interrumpió separándose de sus brazos y mirándolo de frente -y he cumplido esa promesa hasta el día de hoy -desvío la vista algo sonrojado de nuevo.

 

Mukuro sonrió cálidamente y le tocó una de sus mejillas carmín con los dedos

 

-después de todo sí valió la pena esperar tanto

 

-pero...no sé, tengo que pensar en todo esto. Necesito tiempo, no puedo tomar una decisión ahora

 

Estaba confundido, o más bien no sabía como afrontar esta nueva situación; su corazón le decía que se quedara con el hombre que tenía enfrente , después de todo, encontrarse así con Mukuro y que él siguiera sintiendo por el lo mismo que hace diez años, era una oportunidad única. Pero también estaba el rubio, le tenía cariño y estaba bien con él, aunque siendo sincero no creía que fuera a sentír algo tan fuerte por él como lo que sentía por Mukuro. Estaba confundido, y aunque quería quedarse con el peliazul ahora que por fin lo había hallado, sabía que no era tan sencillo.

 

-esperaré a que pienses esto entonces. Si ya te he esperado diez años, que más da un poco más -dijo con una semi sonrisa

 

-estás muy confiado ¿eh? -añadió el pelinegro alzando una ceja

 

-kufufu~ no creas, si no me elijes, probablemente te secuestre -lo tomó por la cintura estrecha y lo atrajo hacia si, con sus labios a escasos centímetros -por ti soy capaz de hacerlo, eso y más

 

-wao, me gustaría ver que lo intentaras, herbívoro -contestó con una pequeña sonrisa provocativa curvándole los labios

 

-mejor no me tientes...-y chocó los labios contra los suyos mientras se miraban intesamente a los ojos.

Notas finales:

bueno, ojala ke les gustara este capitulo, a mi por lo menos me gusto como me quedo, aunke eso si me costo bastante ke se me ocurriera una situacion para ke se encontraran, pero al final si pude .__.

gracias por leer ^.^

ojala me dejen algunos reviews, ke no les cuesta nada XD

el proximo capi es el ultimo, nos vemo^^


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