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Aunque tú no lo sepas por Yais

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Notas del capitulo:

Después de miles de años ¡HOLA A TODOS! =^o^=

Bueno pues han ocurrido muchas cosas, tantas, y entre esto y aquello escribí el capítulo 10 como unas 3 veces >_<... tan patético que hasta resulta gracioso T_T.

En fin, como el tiempo sigue pasando preferí dejarlo por la paz y me dediqué a escribir aquello que les debía "El flashback con la perspectiva de Naruto". Me estaba negando a escribirlo porque es un capítulo que no planeé pero WTF, por mucho que lo arruine "Estoy segura que no pueden detestarme más" (¿No pueden o sí? O.o).

Este chap es la parte 1 de 2. Tenía planeado publicarlo completo pero ayer llegué al RR 145 y ¡Adoro los múltiplos de 5!... ¬¬U.

 Flash Back (Parte 1)

 

 

 

Cumplir con las horas de estudio reglamentarias en la biblioteca de la academia, era una de las actividades que Naruto más detestaba practicar. No porque no le gustara estudiar, sino porque para él representaba una pérdida de tiempo dedicarse a la teoría cuando era mucho más sencillo comprender las cosas mediante la práctica. De cualquier forma ¿Cuál era el objetivo de aprender el nombre de los músculos que golpeaba?

 

Sin embargo, a pesar de su pensamiento típico, las objeciones que tenía en ese momento no eran causa de lo anterior, sino al hecho de que el silencio y el tiempo que pasaba, con agobiante lentitud, le proporcionaba la oportunidad perfecta para pensar en cosas que no lo dejaban concentrarse. Las mismas que, desde que volvió de sus vacaciones en Konoha, le causaban insomnio.

 

– Gaara – Naruto llamó con voz queda a su compañero de estudio, quien leía un pergamino y 2 libros, al mismo tiempo que hacia anotaciones – ¿Cuánto tiempo falta para que podamos irnos? –

 

Como respuesta su compañero negó levemente con la cabeza, sin apartar la vista de su lectura – Quince minutos –

 

Al escucharlo el rubio dejó caer medio cuerpo a la mesa de estudio, tras la que estaba sentado, y lanzó un bostezo – tengo mucho sueño… ayer no pude dormir –

 

– ¿Por? – el pelirrojo siguió con su trabajo.

 

– Pensaba en muchas cosas – Naruto acunó su cabeza entre sus brazos y entrecerró los ojos para tomar una siesta breve.

 

– ¿Te sientes bien? – Gaara dejó de lado la pluma con la que escribía y miró a su amigo con preocupación. La verdad era que últimamente lo notaba ausente, así que intuía que tras su cansancio se escondía algún tipo de problema.

 

– Estoy bien… – Naruto rascó la superficie de la mesa con la uña de su dedo índice – es sólo que he estado pensando mucho en Sasuke –

 

Gaara dejó escapar el aire lentamente – ¿Qué tiene Uchiha? –

 

– Nada – el rubio se sonrojó –… es que no puedo dejar de pensar en él –

 

Su compañero de mesa volvió a tomar su pluma e inconscientemente hizo un garabato en la hoja de su cuaderno, un circulo que comenzó a repasar una y otra vez durante diez segundos antes de decidirse a volver a hablar – ¿Sobre qué? –

 

Uzumaki no le respondió, en cambio cerró los ojos y en la oscuridad visualizó a su amigo de la infancia. Esas vacaciones fueron las de invierno, así que la imagen más vívida que tenía de Sasuke era la de sus mejillas sonrojadas y sus temblores esporádicos, a causa del frío, mientras lo acompañaba a casa después de que fuesen a cenar a Ichiraku.

 

De aquel momento recordaba que la idea de que su amigo estuviera afectado por clima fue la excusa que usó para mirarlo, primero con una vaga curiosidad respecto de su ropa invernal y, después, cuando tomó valor, con absurdo detenimiento; absurdo porque llevaba más de una hora juntos.

 

 

 

– Sasuke –  Naruto frotó sus manos y sopló sobre ellas para proporcionarse calor – ¿Estás bien?, ¿Tienes frío?–

 

El mencionado lo volteó a ver de reojo y negó con suavidad – No, estoy bien –

 

– ¿Estás seguro? – se acercó a él e intentó tomarlo de la mano para corroborar la respuesta que obtuvo pero Sasuke lo apartó tan pronto sus dedos hicieron contacto.

 

– Estoy seguro –

 

Él le lanzó una mirada de duda. En ese momento su amigo sólo usaba una playera de manga larga color negro por debajo de su típica playera azul de cuello ancho y largo; y un pantalón blanco con delgadas franjas negras en la base. Intuía que le mentía porque aquella ropa era abrigadora pero no lo suficientemente para el repentino descenso de temperatura que enfrentaban, la tela de su playera se notaba delgada y ondulaba ante la más mínima corriente de aire.

 

Le sorprendía que Sasuke hubiese realizado una elección tan mala, aunque, no iba a negar, a pesar de que el atuendo no era funcional le quedaba bastante bien; desde que lo encontró en el restaurante llamó su atención.

 

– No es verdad – dijo arrugando la nariz a causa de la afirmación de su compañero –  estás temblando – entonces lo tomó de aquella mano que antes se le había escapado – y estas frío –

 

Sasuke gruñó – ¿Qué esperabas?, hace nada estaba nevado –

 

Naruto obvio su tono irritado y, como antes hiciera con las suyas, usó su vaho para calentar la mano de Sasuke. Al principio sintió que su acompañante tuvo un espasmo y jaló, así que creyó que le exigiría que lo soltara pero no lo hizo – Dame la otra – le pidió después de soplar un par de veces. Su amigo dudó unos instantes, pero terminó por estirar la mano restante y dejar que exhalara sobre ella – Ya está – le dijo después de unos segundos, cuando sintió habían recuperado calor. Cuando incluso él se sentía con menos frío.

 

– uhm – Sasuke soltó una especie de pujido leve, que sonó a afirmación, y cuando Naruto lo miró notó que a pesar de que le escondía el rostro, la punta de su nariz aún seguía coloreada y que el rojo en sus mejillas era un poco más intenso.

 

– Teme – le llamó y, acortando aún más la distancia entre ellos, le pasó un brazo por la espalda, un poco más arriba de la cintura, mientras con la otra pasaba su chaqueta por encima de ambos – pégate a mí – le hubiese gustado traer un abrigo amplio, pero cuando salió de casa no pensó que la temperatura bajase tanto, ni que lo iba a necesitar para cubrirlos.

 

Sintió como su amigo se estremeció en su abrazo y paró sus pasos – ¿Qué haces? – le preguntó.

 

– Tendrás menos frío si compartimos calor – Naruto  se giró para encararlo pero se topó con que su acompañante no lo miraba, sino que se mantenía en una pose rígida observando al frente. Debido a eso alcanzó a respirar su esencia y sintió un cosquilleo recorrerle todo el cuerpo.

 

– Ya te he dicho que no lo tengo… y no te me acerques –

 

El rubio chasqueó la lengua al tiempo que negaba – camina – lo jaló y con dificultad logró que diera un par de pasos – Yo sí tengo frío – Naruto no tenía idea del motivo por el que Sasuke no quería aceptar que el frío le estaba calando los huesos, así que intentó convencerlo a caminar, diciéndole que era él quien sufría por el clima.

 

– Eso no es mi culpa. Dobe… no me puedes abrazar – Naruto comenzaba a pensar que los temblores en su amigo, así como el tono de su voz, se debían a algo que para nada tenía que ver con la helada – ¡Alguien puede vernos! –

 

Justo cuando Sasuke lo apartó de sí con un empujón Naruto experimentó un vació, casi como si al perder el calor de su amigo hubiese perdido la paz – Y eso ¿Qué tiene de malo? – aquella sensación la tradujo en confusión.

 

Ante sus palabras su amigo lo fulminó con la mirada, para después seguir con su camino – Nada – le gruñó.

 

Lo vio adelantarse y al quedarse detrás tuvo la perfecta oportunidad de observar su suave andar, diferente al usual pues sus zapatos de se hundían ligeramente en la nieve; así como su espalda. No lo pudo evitar, descendió su vista por ella hasta llegar a su trasero el cual, a pesar de las usuales ropas holgadas que usaba, dejaba ver una forma redonda que seguía perfectamente el contorno y era contraste entre su espalda baja y piernas. El pantalón no le permitía ver sus pálidas extremidades pero sabía que eran firmes, con los músculos marcados, y tan bellas como en su conjunto era… la perfección que representaba Sasuke.

 

Sus pensamientos lo sorprendieron, así que negó con la cabeza para sacárselos y decidió ir tras él.

 

Mientras lo miraba, la siguiente idea que inundó su mente fueron los comensales de la mesa contigua a donde cenaron y la pareja sentada en la barra. Aquellos hombres habían lanzado vistazos disimulados a su compañero desde que llegó y parecían querer bebérselo o, mínimo, convertirse en los palillos que tocaban sus labios cada vez que probaba bocado.

 

Él no era ajeno a las emociones que su amigo provocaba al resto y, la verdad, era algo bastante común. Recordaba que cuando era más joven tuvo una severa cantidad de ataque de celos y muchos complejos respecto a eso, después, llegó al momento en el que prefirió fingir que no se daba cuenta y, salvo aquellas ocasiones cuando alguien lleno de celos lo agredía porque él tenía el privilegio de esta a un lado del Teme, no le partía la crisma a quienes pretendían a su mejor amigo.

 

– Entiendo – susurró y por fin se convenció a dejar de hipnotizase con el andar de Sasuke e ir a su par – Teme, aunque alguien nos viera, todos saben que somos como hermanos – después de decir aquello se sintió inquieto, más cuando su amigo se giró para mirarlo con la peor cara de enfado que le hubiese visto.

 

– Pero no somos hermanos – le espetó en un gruñido.

 

Naruto, otra vez, se sintió intranquilo. Era verdad, Sasuke no era su hermano y, aunque no le tomara importancia, tenía un GEN opuesto al suyo. Iruka sensei le mencionó que a su edad, si quería conseguir una pareja, debería comenzar a interesarse sobre la opinión que tenía el resto sobre él y dejar de tomarse confianzas con Sasuke, “para evitar malinterpretaciones” le dijo. A él le iba y venía lo que el resto pensara... aunque, al parecer, a Sasuke no.

 

¿Por qué?

 

Arrugó el entrecejo. La idea de que a su acompañante tal vez le inquietaba que alguien en específico los viera hizo que le ardiera el estómago. Se sintió celoso, terriblemente celoso.

 

– ¿Por qué te preocupa eso? – le preguntó en tono de riña al tiempo que entrecerraba los ojos y cuando Sasuke lo ignoró, el ardor en su estómago acrecentó – El resto puede ir pensando lo que le venga en gana, yo no voy a dejar que te congeles… y no protestes, si no quieres que alguien nos vea mejor apúrate – volvió a cubrirlos a ambos con la chaqueta.

 

Esperaba que Sasuke rezongara pero, en cambió, le desafió con la mirada antes de chasquear la lengua y hablar – No camines tan lento – Después de esas palabras pasaron el resto del trayecto en silencio. Compartiendo calor.

 

Durante el viaje a la casa Uchiha, Naruto deseó que todos los vieran, quería que el resto supiera que aquel era su amigo y que estaría todo el tiempo a su lado.

 

A pesar de que no era usual en él tener pensamientos posesivos, lo dejó pasar porque supuso que era un sentimiento normal, después de todo acababa de cumplir su primer año en la academia y aquella era la primera vez que lo dejaban salir, no le veía nada de malo a querer pasar todo su tiempo a un lado de su amigo sin nadie más rondándolos.

 

 

 

Una vez que llegaron a casa de Sasuke, intercambió algunas palabras con Itachi y se despidió para después ir directo a casa de Ero–sennin, su casa desde que Jiraya fuera nombrado su tutor.

 

Para todos, su mentor era un respetable detective privado jubilado que ocupaba su amplió tiempo libre para escribir novelas románticas y/o eróticas, de acción y misterio con alta demanda. Sin embargo, a pesar de que lo estimaba en exceso, para Naruto era un viejo pervertido, así que cuando entró a casa no le sorprendió verlo en la sala de la casa, bebido y riendo con un par de muchachos que no dejaban de adularlo y susurrarle cosas al oído.

 

Intentó llegar a su habitación sin hacer ruido pero Jiraya lo descubrió en su intento por escabullirse y lo llamó entre risotadas – Naruto, estas aquí, ven, acompáñanos –

 

El mencionado se estremeció y agachó la cabeza, resignado por haber sido descubierto – Tadaima – anunció – …estoy cansado, voy a mi habitación – No dejó que su sensei le dijese más, se encerró en el cuarto y se cubrió el rostro con su almohada rogando por no escuchar nada inquietante, pero no tuvo suerte.

 

A sus diecinueve años, al igual que la mayoría de sus compañeros, jamás había tenido sexo y aunque no le faltaban ganas por practicarlo sabía controlarse. Para buscarlo de manera casual debía tener mínimo veintiuno, edad legal para comprar compañía, y comprometido sólo casándose porque el sexo premarital, aun con condón, no era una opción.

 

Afortunadamente, a pesar de las tentaciones que Jiraya le hacía rondar, había aprendido bastante bien lo que sus padres le dijeron respecto a ello: No valía la pena un minuto de placer si se arrepentía de ello el resto de su vida. Él jamás debía tener sexo sino que debía hacer el amor, y eso tendría que hacerlo, justamente, con su persona predestinada, aquella que amaba.

 

La persona de la que no se arrepentiría… ¿Cómo sería?

 

Se destapó el rostro y clavó la mirada en el techo.

 

En aquella oscuridad se concentró tanto en visualizar a su persona indicada, que olvidó el ruido de fondo que su tutor y sus acompañantes hacían. ¿Quién le gustaba?… ¿A quién quería a su lado? a…

 

Sasuke.

 

Tan pronto como la imagen de su amigo se materializó en el techo de la habitación Naruto se atragantó y tuvo que incorporarse para no ahogarse con su propia saliva. Después del ataque de tos, cuando pudo llevar aire a sus pulmones, permaneció con una mano en el pecho intentando calmarse, procesando el hecho de que no era una idea absurda o una sugerencia pasajera y ni siquiera desagradable, de verdad, imaginar a Sasuke como la persona con la que quería pasar el resto de su vida era… una buena idea.

 

 

 

– Naruto – Gaara lo volvió a la realidad haciéndolo despertar del estupor del sueño en el que se sumergió momentáneamente – ya es hora –

 

El mencionado se levantó de la superficie de la mesa y miró al pelirrojo como si no entendiera por qué estaba en la biblioteca, pero aquello sólo le duró unos segundos porque inmediatamente sus mejillas se colorearon levemente. Asintió con lentitud – aah –

 

– Naruto, ¿Estas bien? – Gaara apretó su libreta con aprensión antes de guardarla en su mochila. El rubio jamás respondió la pregunta que le hizo con anterioridad.

 

– Sí – el mencionado se estiró – sólo le estoy dado vueltas a lo mismo una y otra vez, creo que ir a comer algo me ayudará, vamos a la cafetería –

 

Caminaron por los pasillos de la academia en silencio, con él bostezando y tallándose los ojos para mantenerse despierto, hasta que Gaara habló.

 

– ¿Puedo ayudarte con eso? –

 

– Eh… – Naruto lo volteó a ver con un gesto ido – ¿Con qué? –

 

–… con lo que te preocupa –

 

Después de unos segundos le sonrió y negó con la cabeza – No, es algo que debo resolver yo solo – volvió a bostezar – pero gracias por preguntar – intentó seguir con su camino a la cafetería pero Gaara lo detuvo tomándolo de la mano.

 

– Naruto, tú me… – a pesar de que el pelirrojo había comenzado a hablar viéndolo fijamente no pudo permanecer así mucho tiempo – Eres muy especial para mi, cambiaste mi vida y todo lo bueno que hay en ella ahora es por ti, gracias –

 

Debido a lo extraño que sonaba el comentario el mencionado no supo qué contestar. Se avergonzó ligeramente y rascó su mejilla derecha – Yo, de nada, tú también eres especial para mi –

 

Gaara le mostró una sonrisa leve – Eso que te preocupa, seguro todo irá bien… porque se trata de ti –

 

Uzumaki parpadeó un par de veces, aquellas palabras lo hicieron sentir bien. Así que a pesar de que ya tenía una decisión respecto a lo que haría, y no buscaba consejo, decidió desahogarse y contarle a su amigo lo que había descubierto esas vacaciones.

 

 

 

Como era típico en él, Naruto dejó las tareas para el último día de vacaciones e igual, por mucho que lo reprendiera, Sasuke siempre se sentaba a un lado suyo, en el escritorio de su habitación, para ayudarle a terminar. Sin embargo, a pesar de que representaban un cuadro normal, no estaban en una situación cotidiana. Para Naruto era un “problema”  tener a su amigo ahí, recordándole esa “absurda” idea que había tenido la noche anterior.

 

– ¿Se puede saber qué tanto me miras? – Sasuke gruñó al darse cuenta que Naruto lo estaba observando demasiado.

 

– ¡Ah! – el rubio sacudió la cabeza en negación al tiempo que se sonrojaba al haber sido descubierto – ¡Nada!, yo ¿Por qué te tendría que estar mirando? –

 

Su amigo entrecerró los ojos – No pierdas el tiempo –

 

Naruto hundió la cabeza en sus hombros e hizo una rabieta mental. Sabía perfectamente que Sasuke se estaba comportando como siempre, que no había nada diferente en él, ni extraordinario. Volvió a mirarlo de reojo, intentando entender por qué estaba tan atraído… seguro estaba alucinando.

 

Sin embargo ver los flecos negros de Sasuke acariciar su frente y sus labios carmesí murmurar respecto de las ecuaciones que leía, todo, desde el más pequeño hasta el más notorio de sus gestos; hacían que su cuerpo se estremeciera de gusto e inseguridad.

 

– Arghh – gruñó y comenzó a darse topes contra la mesa. Seguro había tomado algo por error, alguna de las basuras extrañas que Jiraya tenía regadas por toda la casa, o tal vez el que había ingerido algo era Sasuke, eso explicaría porque estaba despidiendo un aroma tan atrayente o porque se le antojaba acariciarlo con una intensidad que jamás había sentido.

 

Antes de ese preciso momento, tenía que entrecerrar los ojos y darle una y mil vueltas a su amigo para encontrar en él esa inmaculada belleza que, con su “dulce” personalidad, causara el encandilamiento que muchos tenían por él; y ahora, sin meditarlo, no podía hacer otra cosa más que estar de acuerdo con todos. Sus cualidades y aspecto aplastaban todos sus… ¿Cuáles eran sus defectos?

 

– Dobe, ¿Qué estas haciendo? – Sasuke arrugó el entrecejo – ¿Qué es lo que te pasa? –

 

– Nada… –  el rubio dejó pegada la frente a la madera de la mesa.

 

– Estas actuando muy extraño desde la mañana –

 

Naruto suspiró – Sasuke, ¿Crees que he cambiado en este último año? –

 

                – …no mucho –

 

– Yo creo que tú sí, has cambiado mucho – se incorporó para mirarlo fijamente.

 

– Es por eso que me estaba mirando tanto, ¿En qué he cambiado? – Sasuke se meneó ansioso sobre su lugar.

 

En ese momento Naruto se descaró para mirarlo, y a pesar de que se dio cuenta que su compañero se incomodó lo ignoró. Fue hacia él y puso una mano sobre su frente para despejar su rostro. Ahora Sasuke no sólo tenía una figura más atrayente, sino que sus ojos tenían un brillo oscuro que lo deban ganas de nublar de placer.

 

Sasuke se hizo para atrás instintivamente, y a Naruto, quien estaba obsesionado por notar la rapidez con la que parpadeaba, ni siquiera le importó.

 

                – ¿Qué haces? –

 

Extrañamente no le sobrecogía la revelación que se cernió a través de su alma, pues era algo que su inconsciente ya sabía, le sorprendió que hasta ese momento se diera cuenta de aquello: que estaba enamorado de Sasuke.

 

Tal vez poner tierra de por medio, le abrió el panorama para darse cuenta de que a pesar de que lo trataba “como si lo fuera”, en realidad, no era su hermano. La idea de cambiarle el titulo a novio era tan emocionante que abrió la boca para soltarle lo que había descubierto sin meditarlo, pero un estruendo proveniente de planta baja evitó que hablara.

 

El bom los hizo a ambos saltar sobre su lugar.

 

– ¿Qué fue eso? – Naruto se separó inmediatamente de Sasuke y salió de su habitación, corriendo para ir a la fuente del escándalo. En la alianza, a diferencia de Konoha, los ataques terroristas eran muy comunes así que él siempre estaba preparado para lo peor.

 

Bajó los escalones de dos en dos y paró en seco cuando, al llegar a la sala, se topó con una humareda. Sasuke tardó menos de 2 segundos en alcanzarlo.

 

– ¡Ero sennin! – llamó buscando a su tutor y como respuesta lo escuchó toser.

 

– Estoy bien, cof-cof, Naruto, sólo tuvimos un pequeño problema –

 

El rubio batió los brazos para poder despejar el humo y al otro lado de la habitación Jiraya hizo lo mismo. Cuando tuvieron visibilidad tanto Sasuke como Naruto apreciaron un aparato del tamaño de un microondas humeando sobre la mesita de centro de la sala y a Orochimaru a un lado de las ventanas recién abiertas.

 

– ¿Qué pasó? – Naruto se acercó al aparato para examinarlo.

 

– Mejor no lo toques, debe estar caliente y tal vez vuelve a explotar – el médico le advirtió con voz pausada.

 

– Perdón por asustarlos – Jiraya se disculpó – no creímos que podía pasar esto –

 

– Sí – Orochimaru miró a los dos menores con un gesto serio – Será mejor que me encargue – le hizo un gesto a Naruto para que se apartara.

 

– Eeeh, Naruto, Sasuke ¿Por qué no van a otro lado?, vamos a estar haciendo mucho ruido y no van a poder trabajar – Cuando Jiraya habló hizo evidente que no los querían ahí. Implícitamente le ordenó que se fuera y él obedeció con cierta renuencia. Estaba preocupado pues siempre que Jiraya y Orochimaru se juntaban era porque traían algo serio entre manos.

 

 

 

Una vez Sasuke y él volvieron a su cuarto, comenzó a elegir lo que necesitaba para continuar con su tarea en otro lado. Al mirar sus apuntes recordó los no-pensamientos que tuvo antes de que aquel armatoste explotara y sus mejillas se colorearon instantáneamente. Recordar que estuvo a segundos de decirle a Sasuke que estaba enamorado de él no le permitió levantar la vista.

 

– ¿Podemos trabajar en tu casa? – preguntó sin mirar a su interlocutor.

 

– Naruto – Sasuke se recargó en la puerta y él sintió como lo estaba analizando.

 

– ¿No podemos? – siguió con la vista clavada en el suelo.

 

– …podemos –

 

– Sabes, mejor olvídalo, ¿Te apetece tomar algo?, yo invito, esto ya casi está terminado – No tenía idea de porqué su cuerpo comenzó a temblar o porqué imaginó que Sasuke le haría una pregunta que, ahora que lo pensaba, no podía responder.

 

Haber descubierto que el Teme le atraía rozaba la ambigua línea entre maldición y bendición. Esencialmente no le tenía miedo al rechazo sino a la reacción de Sasuke de ser ese el caso. La parte racional de su cerebro le advirtió, con letras grandes y parpadeantes, que una vez descubiertos sus sentimientos no podía ir simplemente y decírselo, necesitaba saber en qué grado sería correspondido.

 

No era cobarde, estaba seguro que no lo era… sólo, tal vez tenía un poco de miedo, tenía  bastante miedo. Las piernas le estaban temblando y su corazón bombeaba por la adrenalina ante la idea de que debía tentar a Sasuke.

 

¡Como si hubiera una forma de hacerlo!, ¡Como si no hubiese visto la cantidad de pretendientes que se habían quedado sin habla ante la crudeza de palabras de su amigo! Probablemente estaba condenado al fracaso pero él era Naruto Uzumaki y Sasuke lo tendría que considerar, ¡Lo haría!

 

 – ¿Qué es lo que estas pensando? – Sasuke interrumpió sus pensamientos con un gesto de alarma pues conocía perfectamente aquella expresión de obsesión que su amigo ponía de vez en cuando.

 

– Jeje – Naruto por fin se atrevió a levantar la mirada y se peinó su cabello con un gesto confiado – Ven, vamos a pasar todo el día juntos – tomó de la mano a Sasuke y lo arrastró fuera de la casa.

 

No tenía un plan específico, simplemente le parecía que hacer sus deberes no era actividad que le permitiera conocer los sentimientos de Sasuke. Su mejor opción fue pasearse con él por todo Konoha en lo que se le ocurría algo y, al final, lo único que hicieron ese día fue pasarlo recordando sus aventuras y lugares favoritos de cuando eran niños.

 

Naruto autonombró a aquello su “primera cita” y en ella probó tocar a Sasuke de manera descuidada. Aunque en un principio su amigo se alejaba, después, mientras comían helado y reñían sobre asuntos que se suponía ya habían olvidado, Uchiha bajó la guardia.

 

A un lado de Sasuke él se sentía feliz y despreocupado, como un niño pequeño. Pero sumamente confundido pues a pesar de que Sasuke le daba todo tipo de señales positivas, cuando intentaba, intentaba, decirle algo, su amigo le daba la vuelta.

 

Creía que tenía posibilidades pero… ¿Podría ser que estaba imaginando esas señales positivas?, ¿Sasuke también estaba enamorado de él o sólo veía cosas porque él quería que existieran?

 

Era consiente de que estaba muy emocionado y obcecado con la idea de que todos debían verlo con Sasuke (Para hacerles saber que sólo él tenía oportunidad) que probablemente no estaba evaluando bien las cosas.

 

Al final del día, Naruto decidió que Sasuke también sentía algo por él, pero que lo hacía de manera inconsciente. Como no quería acorralarlo ni presionarlo, prefirió darle algo de tiempo. En la distancia no sería sencillo desarrollar una relación pero aquello era una mejor idea que declarársele ahora y obtener una negativa segura.

 

Las vacaciones de invierno se le terminaron y ahora pasaba sus días en la academia imaginando a Sasuke y retorciéndose de ansiedad en espera de poder hablar con él. Pasaba las noches con insomnio y las mañanas soñando despierto.

 

 

 

Usualmente Naruto iba de un lado a otro con Gaara a menos que éste estuviera siendo atosigado por las ocurrencias de Lee o encerrado como el ratón de biblioteca que era, en esos casos pasaba el tiempo con sus compañeros de equipo Shikamaru, Chouji, Kiba y Neji; entrenando o simplemente vagando en los dormitorios.

 

Ellos cuatro también lo notaron extraño desde que volvió de vacaciones. Y aunque obtuvo todos los niveles de respuesta cuando confesó el motivo, desde la empatía de Chouji hasta las burlas incesantes de Kiba, a finales de enero estaba tan seguro que Sasuke correspondería sus sentimientos que todo le importaba poco. Aquella idea lo tenía tan feliz e ilusionado que pasó por alto el comentario de Kiba sobre su “idea ñoña” (en sus palabras) de declarársele al Teme el 14 de febrero.

 

Gama-chan engordó a causa del dinero que logró ahorrar para la causa y un par de días antes de San Valentín se plantó con una enorme sonrisa en la tienda de dulces importados. Por desgracia se llevó una gran desilusión al descubrir que los chocolates favoritos de Sasuke se habían agotado incluso antes de salir a la venta. Su falta de previsión dio como resultado el no imaginar que aquellos se conseguían sobre pedido y, en esa época, con semanas y no días de antelación.

 

Debido a eso no pudo sorprender a Sasuke, y como deseaba una declaración “perfecta” decidió hacer el pedido y esperar a que aquellos chocolates llegasen. En marzo le entregaría a Sasuke su regalo, junto con su romántica pero concisa declaración de amor.

 

Así fue como en vez de pasar el día siendo el hombre más feliz de la tierra (o desdichado, que seguro no sería el caso) estaba entrenando junto con sus amigos.

 

– Honestamente – Kiba habló mientras realizaba su rutina de calentamiento – No entiendo por qué no nos pueden dar este día libre –

 

– Y ¿Para qué quieres tener el día libre? – Preguntó Shikamaru sin la mínima intención de moverse de la banca donde estaba sentado – De igual forma lo pasarías solo –

 

En respuesta Inuzuka resopló – ¿Tú qué sabes?, a diferencia de ti yo sí tengo a alguien con quien quiero estar –

 

– Shikamaru lo sabe todo – Chouji sentado a un lado del mencionado hacía estiramientos con los brazos.

 

– Sí – Nara lo miró de reojo y esbozó una sonrisa de medio lado – Y Akamaru no cuenta como pareja de San Valentín… aunque como el parque es el único lugar donde podrían tener una cita, sería bastante barato –

 

– Eso es algo que no quiero imaginar – Neji intervino por primera vez en la plática de sus amigos logrando que todos formaran una imagen mental momentánea y censurada de Kiba y Akamaru en una “velada” romántica.

 

El rosto de Inuzuka adquirió un tono azulado antes de hacerle una seña obscena a sus amigos – ustedes cuatro son unos degenerados –

 

– Y ¿Por qué yo? – Naruto, quien recién despertaba de sus ensoñaciones se señaló ofendido – Yo no estaba diciendo nada –

 

– Y así estamos bien – respondió Kiba inmediatamente – por culpa de tus tonterías nos asignaron todas esas misiones absurdas –

 

– ¡Por mi culpa! – Naruto dejó de estirar sus piernas y miró a Kiba con curiosidad e indignación. Esa semana les había tocado realizar tareas que entre los alumnos eran consideradas castigos: tuvieron que hacerla de mensajeros, ayudar en las cocinas y ser intendentes mientras el resto de sus compañeros de generación hacían trabajos de campo de bajo riesgo. Era la vigésima vez que Kiba lo culpaba de aquello pero nunca le decía la razón por la que lo hacia.

 

Shikamaru tosió para distraerlos.

 

– Será mejor que comencemos a practicar – ordenó Neji buscando cambiar de tema y Kiba no tuvo más opción que lanzar un gemido hastiado.

 

Naruto tuvo ganas de protestar, pues estaba cansado de esa sensación de que sus amigos le ocultaban algo, cuando un grito lo interrumpió – ¡MINNA–SAN! – Lee iba corriendo hacia ellos, dando saltitos, sosteniendo en una mano una bolsa y con la otra arrastrando a Gaara consigo – Hola – les saludó jovial justo cuando llegó a su lado.

 

Todos le devolvieron el saludo y omitieron el hecho de que Gaara tenía una expresión asesina, con ansias centradas en Lee pero con notorias posibilidades de dirigirlas a ellos también.

 

– Mira Gaara kun – Lee, sin soltar al mencionado comenzó a batir en el aire sus manos – aquí está Naruto kun – El pelirrojo no contestó, en cambió forcejeó con Lee para que lo soltara.

 

– Kejimayuu, Gaara ¿Me estaban buscando? – Naruto dio un par de pasos hacia los recién llegados.

 

– Sí – contestó Lee mientras que el pelirrojo negaba con la cabeza y sus mejillas adquirían un tono similar al de su cabello – Gaara… – Rock por fin se dignó a soltar al mencionado y lo empujó suavemente hacia Naruto.

 

Después de eso quedaron en silencio, el rubio con una expresión de duda mientras que el resto de sus amigos se comían la escena con los ojos como si fuese el momento épico de alguna telenovela, tras unos segundos de tensión Gaara optó por dejar escapar el aire con lentitud y metió la mano al bolcillo de su chaqueta para entregarle a Naruto una pequeña cajita – Toma –

 

El rubio la recibió e inmediatamente esbozó una sonrisa pues era la primera vez que alguien le regalaba algo en 14 de febrero, sus amigos en Konoha no eran apegados a las fiestas y tampoco era muy popular – Gracias –

 

– Yosh – Lee hizo una pose feliz y miró a Hyuuga – Neji, hice esto para ti – le dijo mientras sacaba de su bolsa un paquete de similar tamaño al que Gaara le dio a Naruto y Neji, quién no se esperaba aquello, se quedó petrificado, su rostro se coloreó y cuando por fin pudo reaccionar tartamudeo.

 

– Gra…grca..cias –

 

Lee le sonrió como respuesta – Espero que te gusten –

 

– ¡Si! – Neji se puso rígido y poco le faltó para hacer un saludo militar, estaba tan nervioso que no sabía qué hacer – Gracias – repitió mientras escuchaba de fondo a Kiba cuchichearle algo a Shikamaru.

 

– Éste – Lee comenzó a rebuscar en su bolsa para sacar más cajitas similares a la que le entregó a Neji – es para Shikamaru kun… ésta para Kiba kun, dos para Chouji kun y éste es para Naruto kun –Todos recibieron con una sonrisa y los primeros tres comenzaron a burlarse de Neji con indirectas por su reacción ante el regalo, mientras Lee no entendía ni la mitad de lo que decían.

 

Gaara negó con la cabeza pues Lee no se enteró de lo emocionado que había puesto a Hyuuga ni el bajón que le dio, antes de mirar a Naruto con indiferencia fingida – ¿Cómo te fue con Uchiha? – le preguntó con un tono que pretendió ser neutro pero se le notaba enfadado.

 

Naruto no se dio por aludido – No lo hice hoy – contestó mientras desenvolvía su regalo y comía un chocolate – está bueno… gracias. Se habían agotado sus favoritos, dijeron que los tendrían para marzo –

 

Gaara hizo una mueca ligera – Hasta marzo – su tono de voz se volvió más enfadado – no entiendo porque quieres esperar –

 

– Porque debe ser especial –

 

– Entonces, deberías hacerlo en persona – su interlocutor se cruzó de brazos.

 

– ¿Tú crees? – Naruto se llevó una mano a la cabeza y miró al cielo – Eso sí sería esperar mucho – rió suavemente – Aunque tal vez deba pedir permiso o escapa…–

 

– No – Gaara lo interrumpió y en vez de tener los brazos cruzados parecía que se abrazaba a sí mismo –  hazlo como ya habías decidido, no se te ocurra alguna tontería –

 

El rubio se meció sobre sus pies, despreocupado – Era broma, además… no quiero decepcionarlo –

 

Gaara le ocultó el rostro antes de darse vuelta y zanjar su conversación – De… a tú equipo les van a asignar una nueva tarea, Lee y yo tenemos que volver, nos vemos –

 

– Nos vemos –

 

Lee fue detrás de Gaara cuando se dio cuenta de que lo dejaba, y en el momento en que él le dijo a sus amigos que tenían una nueva misión los cuatro gruñeron irritados.

 

– Si Yashamaru san nos hace limpiar las letrinas de los generales otra vez te mato – Kiba lo amenazó.

 

– ¡¿Por qué?! – Naruto seguía sin entender.

 

Kiba, dando zancadas directo a la oficina de misiones lo ignoró, al igual que Neji y Shikamaru. Chouji por su parte lo miró con empatía, la cual no duró mucho pues Yashamaru les indicó que no sólo debían limpiar las letrinas de los generales sino también las de los alumnos.

 

Cuando Yashamaru lo miró con enfado mal disimulado Naruto por fin les dio la razón a sus amigos, el soldado tenía un problema con él y era por eso que les estaba mandando misiones absurdas. No sabía qué le había hecho pero estaba seguro que nada. Antes de regresar de esas vacaciones de invierno Yashamaru siempre había sido amable con él.

 

 

 

(...)

 

 

Notas finales:

Muchas gracias por leerme y por los comentarios que han enviado.

Cuídense mucho.

PD. Estoy segura de que éste chap es la versión revisada, pero si encuentran una nota o cosa extraña entre el texto es porque me gusta hacer tonterias mientras escribo. Disculpen.


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