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Aunque tú no lo sepas por Yais

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Notas del capitulo:

¡Saludos!

[      Flash Back 2      ]


 


 


A mediados del año pasado se comenzaron a reportar muertes y desapariciones en la zona este de Mizu, y para esas fechas el número de casos era alarmante. En un principio los altos mandos quisieron mantener la investigación en secreto, pero cuando el número de víctimas sobrepasó lo tolerable la situación se les fue de las manos.


Gracias a los cadáveres recuperados y los informes del equipo de investigación, se sabía que la finalidad de los plagios era utilizar a las victimas como sujetos de prueba para el desarrollo de armas químicas que en su mayoría causaban ataques cardiacos y, evidentemente, dada la naturaleza de los sucesos, el gobierno del país del agua solicitó ayuda a la alianza.


Ese verano varios soldados, entre los él que estaba incluido, fueron asignados a una misión de búsqueda del laboratorio donde realizaba los experimentos. Debido a que el área a cubrir era amplia y de difícil acceso se les aconsejó que fueran en extremo cuidadosos pues la asistencia sería nula si algo les llegaba a ocurrir. Pese a eso, estaba muy emocionado pues aquella sería su primera misión de alto riesgo desde que obtuviera su rango de chunnin.


La misión comenzó de manera normal, a él lo agruparon con sus amigos, y estaba bajo el mando de Shikamaru. Para su investigación la zona fue dividida en un bloque de 2X3 y a ellos les tocó el área B2, la cual era bastante difícil debido a que incluía un bosque nuboso con arboles tupidos que no dejaban pasar el sol.


Durante las primeras 3 horas Shikamaru se mantuvo en comunicación con los jefes de los otros equipos de manera normal y ninguno de ellos reportó incidentes. Sin embargo había algo en la atmosfera que lo hacia sentir inquieto.


Shikamaru también pareció compartir aquel sentimiento y siendo él el más cercano en su formación, lo llamó con disimulo al tiempo que le extendía una pequeña caja negra. Cuando tuvo la cajita en la mano se dio cuenta que era el receptor del intercomunicador, aunque tuvo dudas pues vio a Shikamaru mantener la comunicación con los otros equipos los próximos cien metros que caminaron.


De pronto, la ansiedad se intensificó y su preocupación se justificó, pues de la nada se vieron emboscados por un grupo de rebeldes.


Los superaban en número y parecían conocer sus habilidades y limitaciones, pues separaron su formación con absurda facilidad. Él se enfrascó en una batalla de reflejos y a pesar que le costó trabajo acabar con su oponente, lo logró. Después fue directo en ayuda del resto de sus compañeros.


Al primero que localizó fue a Shikamaru, tras él habían ido 3 rebeldes y aunque parecía haberse encargado de dos, el tercero pudo con él y ahora lo tenía acorralado contra un árbol a nada de degollarlo.


– ¡Shikamaru! – gritó al tiempo que lanzaba un par de kunais al rebelde, y gracias a una intervención precisa logró alejar del peligro a su amigo. El enemigo al saberse en desventaja huyó del lugar.


– Naruto – a pesar de que Shikamaru estaba terriblemente herido suspiró – ¿aún lo tienes?


– Sí


– Bien, ellos se llevaron el micrófono pero lo que necesitan es el receptor. No dejes que te lo quiten, con él pueden localizar la señal del resto de los equipos – tosió sangre y se precipitó al suelo – Encuentra al equipo B1. No deben tomarlos desprevenidos.


No deseaba abandonar a Shikamaru, pero tuvo que hacerlo. Los miembros de los otros 5 equipos asignados estaban en peligro.


Fue en dirección noroeste, pero al darse cuenta que un grupo lo seguía cambió de dirección. Corrió sorteando los difíciles obstáculos naturales que para sus oponentes parecían un paseo en el parque, y cuando creyó que por fin los había perdido en realidad lo que ocurrió fue que cayó en una trampa. Aparecieron más rebeldes y con tres golpes lo tiraron al suelo.


Desde el piso luchó por proteger la cajita que Shikamaru le había confiado. Se hizo un ovillo, dispuesto a no soltar su preciada carga a menos que se la arrebataran de sus manos frías, pero una certera patada a su nuca lo hizo ver negro y quedar en estado de shock.


Le arrebataron el receptor.


 


Mientras se debatía entre la conciencia e inconsciencia escuchó el amortiguado sonido de explosiones y vio como el cielo se iluminaba por las llamas del fuego.


Luchó por incorporarse pero no lo logró. Alguien puso un pie sobre su cabeza y lo restregó contra el suelo con saña. Tragó tierra y sintió a las piedrecillas rasguñarle el rostro.


Probablemente se le rompió una costilla y de su boca comenzó a salir sangre causándole dificultad para respirar.


– ¡Naruto! – después de interminables minutos de agresión, escuchó la voz de Gaara llamarlo y cuando la presión que la bota ejercía sobre él disminuyó, pudo ver que estaban rodeado por varios rebeldes.


Eran más del doble de los elementos enviados por la alianza. Con ellos llevaban a su amigo y a los 4 líderes restantes de los otros equipos. Todos en estado peor que el suyo.


Con otro golpe, volvió a ver negro.


 


Cuando despertó lo hizo solo, dentro de una celda en el bloque C. La letra amarilla que marcaba la nomenclatura del bloque estaba dibujada en la pared del fondo.


Aparentemente él era el único habitante ahí, así que durante un tiempo sólo se escucharon sus pasos desacompasados. Tenía poco más de 3 horas de haber despertado de la horrible inconciencia, y lo que más le agobiaba no era su situación sino el desconocer la de sus compañeros. A pesar de haber sido capturados juntos no tenía idea de a dónde se los habían llevado.


De pronto un hombre corpulento y un par de gemelos ingresaron a la bodega llevando a Gaara consigo.


El rubio se pegó a los barrotes de su celda para tener una mejor visión del estado de su amigo, y distinguió que no se veía mejor que él. Cuando llegaron a la puerta de la celda, uno de los gemelos le apuntó con un arma para que se hiciese hacia atrás, mientras que el otro abrió la reja y el hombre corpulento; con una patada, lanzó al pelirrojo dentro antes de cerrar con rapidez.


– Gaara – Naruto fue directo a detener la probable caída del mencionado tomándolo del hombro y el abdomen. El pelirrojo no emitió sonido alguno, ni siquiera cuando fue pateado, y lo primero que hizo fue apartarse de él empujándolo con fuerza vana antes de ir a sentarse en una esquina de la celda.


A pesar de que Naruto imaginó que después de que se encargasen de Gaara los otros tres irían por él, se fueron sin mirarlo.


– Gaara – volvió a llamar su atención, pero su amigo siguió sin responder. Permaneció pegado a la fría pared con las pupilas perdidas en un punto indefinido. – ¿Estás bien? – preguntó inquieto, al verlo herido y perturbado.


No obtuvo respuesta, ni siquiera un signo de haber sido escuchado y eso lo hizo apretar los dientes frustrado. Alargó una mano examinar las heridas en sus brazos de Gaara, pero éste le apartó la mano de un golpe. – Tranquilo, déjame mirar qué tan grave es eso.


Levantó la tela donde estaban los cortes y al examinarlos distinguió en ellos un patrón de heridas de aguja similar a los que los rebeldes hacían en sus sujetos de prueba. No puedo evitar mirar  a su amigo directo a los ojos, como si nunca antes lo hubiese visto.


Gaara siguió sin responder pero lo miró un ínfimo segundo antes de resbalarse hasta el suelo para enterrar la cabeza entre sus piernas y taparse los oídos con las manos, en un intento por crear una barrera entre su entorno y él.


Ante Naruto poco a poco se cernieron escenarios perturbadores. – Gaara – llamó y lo obligo a alzar la vista para que dejara de ignorarlo. No sabían cuanto tardaba un infectado en tener un ataque y morir.


– Maldición –Sintió una terrible rabia, impotencia y culpa.


Antes de que todo eso se acumulara volvió a apretar al pelirrojo contra sí, intentando reconfortarlo. Aquellos habían envenenado a su amigo porque él no pudo proteger el receptor. – Lo siento – se disculpó al tiempo que la sangre resbalaba de su labio recién mordido.


Sin embargo su acción no ayudó a Gaara, fue bastante evidente cuando lo volvió a rechazar, esta vez con un empujón más fuerte – ¡Cállate, ya… – le gritó y sus ojos se empañaron de lágrimas – ¿Por qué tienes que ser tú?, ¡¿Por qué no te puedes callar?! –


En respuesta Naruto se apartó sorprendido antes de bajar la mirada – ¿Ellos te…


– ¡Aún no… –  Gaara cortó sus palabras –… y no es tu culpa. Pudo haber sido el intercomunicador de tu equipo o el de cualquier otro.


– Pero fue el que yo tenía que proteger – Naruto bajó la mirada unos segundos antes de recordar  la convicción con que Gaara dijo “aún”. Debía encontrar una manera de ponerse a salvo. Sin embargo sus ideas fueron paradas por un gesto de mano por parte del pelirrojo.


– Hace un momento, no sé qué me hicieron – se revisó los brazos – pero…


– Tenemos que huir – lo interrumpió mirando en todas direcciones. Antes de que algo peor les ocurriera. Tenía que llevar a Gaara al hospital de la alianza, ellos tenían un equipo de investigación – ir por los otros.


Gaara lo miró con un gesto vació – ¿Cuáles otros?


–… los líderes de los otros equipos – contestó con miedo.


– Están muertos – le dijo con frialdad – nos torturaron para conseguir información y cuando se dieron cuenta que en la alianza somos sólo peones los mataron. Yo, si estoy vivo es porque quieren experimentar con mi GEN.


Lo miró fijamente, como si se estuviese despidiendo. Y entonces entendió que al tener un YY a él también lo matarían. Aunque no sabía por qué aún no lo hacían.


– ¿Cómo?…


Después de escucharlo preguntar, el pelirrojo inundó sus ojos de lágrimas y  volvió a esconder el rostro entre sus rodillas. Sabía que Gaara no era alguien débil, así que si estaba traumado a tal grado seguro era porque lo ocurrido con los otros fue horrible.


Lo que seguro también le harían.


A pesar de que sentarse junto a Gaara no era lo mejor, lo hizo porque quería reconfortarlo y se dio cuenta que tras ser capturados no había nada que hacer. A menos que sus captores se descuidaran no podían escapar. Nadie de la alianza iría por ellos.


Pasaron una eterna media hora en silencio hasta que Gaara volvió a levantar el rostro, para mirarlo, y rompió el silencio para recargarse en él – Naruto te amo, desde la primera vez que te vi – se lo confesó de la nada.


El rubio era incapaz de comprender la absurda resignación con la que Gaara afrontaba lo que ocurría – Vamos a salir de aquí – le contestó pasándole un brazo por detrás del cuello – te lo prometo, no permitiré que te hagan daño.


Gaara le sonrió con un gesto triste en respuesta, como si supiera que no podría cumplir con aquella aseveración.


 


Él cerró los ojos. Intentando pasar el resto de sus horas imaginando a Sasuke. Le había asegurado que nada malo le iba a ocurrir, que volvería, pero le había mentido. Moriría.


 


Pasada otra media hora los gemelos y el hombre gordo volvieron a presentarse pero esta vez fueron por él. Lo llevaron a empujones por un pasillo hasta que llegaron a un sucio laboratorio donde otro hombre y una mujer lo esperaban.


No se pudo dar el lujo de insultarlos como había deseado, pues tan pronto lo vieron le aplicaron una fuerte descarga que le hizo perder el conocimiento.


 


 


Se sentía abrumado, por la certeza en la muerte de los líderes de equipo y no saber qué había ocurrido con sus otros amigos en el campo o con el mismo Gaara al cual no había vuelvo a ver.


Soportó tres días de pruebas, inmóvil a causa de una sustancia que le suministraban. Estuvo así, sin tener idea de porqué no moría, hasta que gracias al descuido de un supervisor omitieron suministrarle la dosis de paralizante.


Cuando se dio cuenta que podía mover sus brazos, lo cuales estaban repletos del mismo patrón de heridas que había visto en Gaara, se emocionó. A su lado, revisando un monitor con sus signos vitales, estaba la mujer quien sin notar que ya había recobrado la movilidad lo dejó solo en el laboratorio. Una vez que confirmo que no iba a volver, se incorporó y comenzó la huida.


No tenía idea de por qué lo habían descuidado de aquella manera, pero sin perder el tiempo tomó todos los objetos punzocortantes que tuvo a su alcance y salió del laboratorio en busca de Gaara.


 


 


Y así, solo, derribó a los gemelos cuando los encontró en el pasillo y acabó con el hombre gordo con un lanzamiento de cuchillo al estilo ninja. A pesar de que se sentía sin energía, fue por todas las celdas hasta que logró encontrar y liberar a Gaara junto a las otras pocas víctimas civiles que aún estaban con vida y se topó en el camino.


Mientras huían no vieron rastro de la mujer o el otro hombre. En todo su tiempo ahí, sólo había tenido contacto con los dos científicos y los otros 3 que había matado, así que, los científicos, al ser consientes de no poder detenerlos prefirieron destruir el laboratorio y toda información de los rebeldes. Le prendieron fuego a la instalación subterránea y ellos casi no salieron con vida.


A pesar de que creyó que habían salido librados de aquello, no fue así. La mayoría de las pocas personas que habían logrados rescatar murieron días después y la única razón por la que ni él ni Gaara los siguieron fue porque su exposición al químico fue baja y el equipo de investigación de la alianza pudo contrarrestar los síntomas. Además, de que, como había querido decirle Gaara, les habían suministrado una sustancia completamente diferente a la que ocasionaba el paro cardiaco.


No entendió cuando lo explicaron, sólo sabía que la nueva sustancia hizo estragos con sus hormonas y que tenía que llevar un tratamiento de casi un año para estabilizarse.


De aquella desastrosa misión los únicos que salieron con vida fueron sus compañeros de equipo – al haber sido los primeros atacados, los rebeldes no los explotaron con la misma saña con la que mataron a los otros – Gaara y él.


 


Ni Mizu ni la alianza quisieron que se supiera de los desastrosos detalles de la misión en conjunto y disfrazaron sus fracasos con una bonita ceremonia en la que rindieron honores a los caídos, les entregaron medallas, a los supervivientes y menciones de honor tanto a Gaara como a él, por haber desmantelado el laboratorio y rescatado a varias victimas.


Él no disfrutó la promoción, ni el reconocimiento, porque lo sentía a costa de sus compañeros. Pero Gaara, a diferencia suya, aprovechó el empuje y escaló en el esquema de la alianza sin miramientos. Le decía que pelear al frente no era suficiente, lo necesario era modificar el sistema desde el fondo.


 


Las cosas parecían ir bien, a él le asignaban misiones de alto rango y en cada una había cumplido su promesa de nunca más fallar o dejar morir a sus amigos. Sin embargo, un día, mientras estaba en revisión a causa de su tratamiento y su doctora se retiró, no pudo evitar fisgonear en búsqueda de su reporte y encontrarse con el de Gaara.


En realidad, a la fecha no sabía qué hicieron con su amigo, pero estaba seguro que con él fueron mucho más agresivos, el lado sádico que dejó aflorar mientras huían y su forma de evadir el tema lo decía. Así que leyó.


Había demasiados números e índices que no sabía interpretar, pero por muy poco que entendiera, 2 frases le quedaron bastante claras:


GEN: Activo


Pareja: Naruto Uzumaki


 


Cuando su doctora, Sakura Haruno, apareció lo primero que hizo fue cuestionarle esas dos líneas.


– ¡Oh!, Naruto – la joven se veía muy sorprendida –  Tú, no tenías por qué ver eso.


– Sakura chan, ¿Por qué mi nombre está ahí?


La mencionada sacudió la cabeza y se acomodó su cabello rosa detrás de la oreja – Tómate tu tratamiento y olvida eso.


– No – el rubio volvió a exigirle una respuesta – Contéstame o iré con Gaara – ella le sostuvo la mirada varios segundos hasta que se rindió lanzando un suspiro.


– Porque tu GEN activó el de Gaara.


– Pero yo jamás he… ¡De verdad!, ¡Jamás!, Gaara es mi amigo. Núnca… – Le contestó exaltado.


– Lo sé, Naruto – lo interrumpió – Gaara dijo lo mismo y no es tan extraño como crees – Se acomodó los cabellos y se sentó al tiempo que le indicaba a su paciente que hiciera lo mismo  – Como sabes, la base del arma química que utilizaron en ustedes era hormonal y actúa de manera diferente en los distintos genes. Aparentemente en Gaara estudiaron los efectos antes y después de activar el GEN y utilizaron tú código genético para proteger su identidad. Si alguna vez recuperábamos el cuerpo de Gaara o, como ocurrió, escapaba no se podría conocer la identidad de alguno de los rebeldes. Ya habían hecho otras pruebas de este tipo y siempre utilizaron el GEN de personas muertas u otros desaparecidos, en este caso tú. ¿Entiendes?


Naruto se quedó callado un largo minuto hasta que terminó por asentir.


– Ahora, por favor, tómate tu pastilla y no le menciones esto a Gaara san. Por alguna razón él no quería que te enteraras y merece que respetes su decisión.


Evidentemente no tenía planeado hacerlo.


 


 


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