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Aunque tú no lo sepas por Yais

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Notas del capitulo:

Saludos.

Disculpen el retraso de 2 días U_U y que éste sea, practicamente, un capítulo de relleno. 

Ya no tenía caso fingir consigo mismo; había estado asustado. Sasuke Uchiha experimentó ese horrible sentimiento cada vez que tuvo la intención de declarar sus sentimientos a Naruto y por ello falló la única vez que lo intentó.

Itachi le dijo que sólo debía ir y confesárselo, como cualquier cosa, pero para él no era tan simple. Puede que Naruto fuese la persona más fácil de manejar y de la que, definitivamente, jamás te arrepentirías de expresar tus sentimientos, pero no pudo decírselos pues siempre que lo intentaba terminaba por resolver que sería rechazado.

Era doloroso recordar aquella vez que trató y Naruto no le permitió terminar. En cambió lo escuchó bromear diciendo que ellos juntos era algo bastante ridículo – “Más porque para mi, tú y yo somos iguales” –. Su amigo era tan dobe que le daban ganas de golpearlo una y otra vez.

Y desde entonces habían pasado muchas cosas. Naruto se había ido de Konoha y tenían esas fantásticas, pero después de un tiempo desilusionantes, citas por video llamada.

El primer año estuvo bastante bien. Naruto insistía, él fingía que le daba lo mismo y, al final, esos pocos minutos que conversaban les ayudaban a mantenerse felices el resto de la semana. Tiempo después Naruto comenzó a portarse extraño y Sasuke, cada día, más desesperado. Luego la calma y ahora, cuando tenían 2 años comportándose de esa manera, varias cosas habían cambiado mientras que muchas otras seguían siendo las mismas.

Aun había silencios agradables, sonrisas felices e insultos sanos entre ellos, pero cada mes que pasaba Sasuke se sabía odiosamente melancólico y a menudo se preguntaba ¿Qué era lo que quería? o ¿Qué estaba esperando de aquello?, ¿De verdad creía que Naruto despertaría un día y se daría cuenta que también lo amaba?... comenzaba a crecer y poco a poco iba aceptando que las cosas jamás serían así. Incluso se cuestionaba si realmente amaba a su amigo o si estaba empecinado en que lo mirara “sólo porque sí”.

Pero cuando llegaba el viernes y podía verlo, volvía a desprender toda la serotonina contenida y concluía que, aunque ya no aspiraba a ser correspondido por Naruto, eso no evitaba que lo amara.

– Sa..zuge – Naruto mencionó el nombre de su amigo, o parecía que lo decía, pues no se le entendía nada porque su boca estaba llena de ramen instantáneo –  nho woy ah jonoa aas ahaiones –

Sasuke hizo una mueca de disgusto – Termina de comer antes de hablarme –

El rubio se pasó el bocado al tiempo que sorbía el resto del líquido en el vaso – ¡Ah! – exclamó feliz – eso estuvo delicioso. Moría de hambre – En respuesta Sasuke resopló – Todo el día he estado de un lado a otro y ni siquiera había podido comer –

– Si dejas todo para el final siempre te ocurrirá eso – lo reprendió con un gesto de superioridad.

– si, si, lo sé – Naruto desechó su comentario con un movimiento de mano y ojos cansados.

Sasuke arrugó el ceño – ya tengo bastantes cosas que hacer como para que cuando vengas me obligues a ayudarte con tus deberes de verano –

El rubio negó – ¡Jamás te he obligado!, sólo los haces porque quieres lucirte frente a mi –

– ¿Y por qué querría lucirme frente a un Dobe?, más porque cualquiera es mejor que tú. –

– argh Teme, tú ya no sabes nada sobre eso. Además – elevó el rostro con un gesto de dignidad – este verano no tendrás que ayudarme porque no iré a Konoha y aunque fuera no te dejaría tocar mis deberes –

– ¿No vendrás? – Sasuke olvidó lo bien que se sentía por imaginar el verano junto a Naruto – ¿Por qué? –

– Es… – sin embargo no terminó de hablar porque tocaron a la puerta – ¡Voy! – respondió ante el sonido, mientras que a él le hizo un ademán para que esperara un momento antes de levantarse de la silla frente a la computadora.

Sasuke no podía ver al recién llegado desde donde estaba y como su amigo le daba la espalda aprovechó el tiempo para lamentarse por la reciente notica.

– ¡De verdad! – la exclamación de alegría del rubio, seguido de un salto lo hizo volver de su dilema existencial – Ven, no, espera… ¡Sasuke! – Naruto corrió de vuelta a la computadora y casi se pegó a la cámara – ¡en un momento vuelvo, no te vayas! – Sasuke asintió lentamente, sorprendido e intrigado por la actitud del rubio.

Justo cuando Naruto volvió a caminar hacia la puerta Uchiha pudo distinguir al portador de la noticia que había puesto tan feliz a su amigo: un chico pelirrojo y de gesto serio que lo miraba fijamente.

– Gaara – el rubio hizo un ademan para que recién llegado se apartara de la puerta y lo dejara salir, pero al notar que no le ponía atención, decidió girar el rostro para adivinar qué lo tenía tan concentrado y descubrió que escudriñaba a Sasuke.

Naruto compuso una mueca de incomodidad momentánea y justo después formó una sonrisa – Gaara él es Sasuke, Sasuke – elevó la voz porque el pelinegro estaba lejos de ellos – él es Gaara ¿Por qué no platican un poco en lo que vuelvo? – y sin dejar que alguno respondiera, como si creyera que no fueran a hacerlo, salió de la habitación.

Sasuke experimentó un grado de disgusto con el rubio por dejarlo con un desconocido y un notorio rechazo cuando el pelirrojo dejó de mirarlo y entró al cuarto como si fuese suyo. Lo que más le fastidió fue que en vez de quedarse parado frente a él o acomodarse en el escritorio, fue a la cama de Naruto y se sentó en ella.

Era verdad que ya no aspiraba a que su amigo le correspondiera, pero eso no evitaba que los celos lo carcomieran cada que imaginaba a Naruto relacionándose con otras personas que no fuesen él o no le atormentara la idea de un horrible futuro en el que el rubio se conseguía una pareja, a pesar de que estaba convencido de que cuando llegara ese momento podría lamerse la herida y continuar sin problemas.

Pese a sus amargos pensamientos, como cualquier Uchiha, Sasuke logró que no se notara la molestia que el desplazamiento del recién llegado le causó. Aquel pelirrojo no podría sospechar siquiera que deseaba quebrar cada hueso que sostenía su cuerpo.

Se mantuvieron en silencio. El recién llegado deslizó la mirada por toda la habitación de Naruto y jugueteó los dedos con los pliegues del cubrecamas, sobre el que estaba sentado, antes de volver a mirar a Sasuke. Como respuesta el pelinegro prefirió ignorarlo.

Tras unos minutos la situación era ligeramente incómoda y sólo después de que, aparentemente, el pelirrojo se cansó de analizarlo se levantó de la cama y quedó parado frente a él – Soy Sabaku no Gaara, tú debes ser Uchiha Sasuke. Naruto me ha hablado mucho de ti, es un gusto conocerte – al decir aquello usó un tono de voz plano.

Sasuke no cambió su expresión en momento alguno – igual – contestó cortante. Quería agregar que Naruto jamás lo había mencionado pero se contuvo, a diferencia del rubio, Gaara parecía ser alguien observador y no deseaba permitir que se notaran sus celos.

– ¡Volví! – el rubio entró a la habitación con una sonrisa y no le sorprendió ver que sus dos amigos no conversaban, miró a Gaara unos instantes antes de sentarse en la silla frente a la cámara – Sasuke – le sonrió al tiempo que le mostraba el símbolo de la victoria – ¡Ya soy chunnin! –

– Ya era hora – respondió el mencionado autosuficiente, fingiendo que todo iba perfectamente normal – A este paso creí que nunca lo lograrías – lo incordió porque él había obtenido el grado meses antes.

– Felicidades Naruto – Gaara, quien decidió regresar a la cama del mencionado, le dedicó una sonrisa y el rubio le devolvió el gesto antes de volverse hacia Sasuke.

– Deberías ser más amable conmigo, así como Gaara – y le mostró un puchero que pretendía acusarlo.

Sasuke sintió que algo se le atoraba en la garganta y lanzó un resoplido al tiempo que elevaba la barbilla. Tenía ganas de retorcerle el cuello – Has tardado mucho y eso no va a cambiar Dobe –

Naruto gruñó en respuesta e hizo un ademán de querer golpearlo pero paró sus impulsos porque el teléfono móvil de Gaara comenzó a sonar y ambos lo vieron contestar. Unos segundos después el pelirrojo le hizo  un gesto de despedida a Naruto y le dedicó una suave reverencia a Sasuke al tiempo que salía de la habitación; parecía una conversación importante.

El rubio observó la puerta y se entristeció  – Tengo una misión especial, fuera de la alianza por eso no puedo ir a Konoha –

Sasuke sintió una desagradable opresión – ¿Durante todo el verano? –

Naruto asintió con seriedad – Eso parece –

A ambos los inundó un sentimiento de pesar. Conforme pasaban los años y mejoraban sus habilidades, sus misiones se hacían más largas, complicadas y peligrosas. Era un hecho que nada se compararía al tiempo en que estaban en guerra pero, aun así, no les gustaba la sensación de despedirse.

– Sasuke – Naruto lo miró con seriedad – todos los días pienso en ti –

El mencionado sintió un vuelco en el estómago. Aproximadamente un año atrás Naruto había dejado de expresarle aprecio, a decir verdad desde ese marzo ni siquiera lo había vuelto a llamar amigo.

– Voy a cumplir esta misión porque quiero proteger a las personas que son más importantes para mi. A ti –

– Dobe – Sasuke pudo combatir el nudo que se le formó en la garganta – no vas a morir – afirmó molesto sólo porque Naruto le había hecho contemplar aquella posibilidad.

– Claro que no – le sonrió brillando como acostumbraba.

 

Poco después, Sasuke se enteró que su amigo había partido en una misión altamente peligrosa para combatir un brote de guerra impulsada por rebeldes de la zona oeste  y que no sólo su equipo había cumplido la misión de manera satisfactoria, sino que la mayoría regresó con títulos de honor. Para todos Naruto era incluso más de lo que podía esperarse del hijo del antiguo Hokage Minato.

Estaba orgulloso, ligeramente envidioso y resignado a que su amistad, eventualmente, sería desplazada por asuntos más importantes.

 

  

 

[      Capítulo 4      ]

 

Sasuke tocó la puerta del despacho del Hokage y al hacerlo ésta se abrió haciendo un leve rechinido. Dentro pudo ver a Obito recargado en la ventana y con casi medio cuerpo de fuera observando, desde el cuarto piso, al exterior.

– ¡Ah! Sasuke – el Hokage introdujo la cabeza a la habitación – pasa – pero no dejó de mirar de reojo la ventana – que bueno que vinis… – y no terminó de hablarle porque intempestivamente volvió a sacar el cuerpo tan rápido que casi se resbala; pero no pareció importarle – ¡¿Qué demonios se cree ese que está haciendo?! –

El recién llegado se mantuvo serio pero, como siempre, se perturbó por la inestabilidad mental del que se suponía era su sabio líder.

– Sasuke ven – Obito le hizo un ademán con la mano para que se acercara y él no tuvo elección más que atender a su pedido – ¿Ves eso?, ¿ves lo mismo que yo? –

Sin mayor opción se asomó por la ventana y cuatro pisos más abajo, en la puerta de entrada a la torre Hokage, creyó distinguir a su sensei Kakashi y a su amigo Gai. Estaban frente a frente, el segundo tenía agarrado de ambos hombros al primero y parecía que su charla era bastante amena pues sus lenguajes corporales los delataban bastante cómodos.

Después de identificar la escena fijó la vista en el mayor y vio como éste parecía que tenía ganas de llorar y matar a alguien – No lo toques – dijo entre dientes – ¿por qué dejas que te toque? –

Sasuke se dio cuenta de que el Hokage pasaba de ese carácter bondadoso y amable que tenía (tan estúpido como el de alguien a quien no quería recordar) para comenzar a emanar un aura negativa.

De pronto y como si el par en el piso inferior supieran que eran observados giraron la mirada hacia arriba.

– ¡HOLA! HOKAGE SAMA – Gai soltó a Kakashi para poner sus manos alrededor de su boca simulando un megáfono y gritar antes de agitar la mano a modo de saludo – SASUKE KUN –

Sasuke no pudo distinguirlo perfectamente pero se imaginaba que Kakashi había compuesto su típico gesto cansado mientras que, al igual que Gai, levantaba la mano a la altura de su hombro y los saludaba.

Obito bufó y se metió a la oficina para dejarse caer en su silla detrás del escritorio al tiempo que hacia una rabieta al saberse descubierto espiando. El menor pensó que era por ese tipo de actitudes que al único que tenía respeto era a Kakashi.

– Sasuke, necesito un representante de Konoha en la alianza – El Hokage pareció recordar que debía comportarse – y creo que eres la persona más adecuada para el trabajo, es por eso que tus nuevas ordenes son trasladarte a la capital en dos días –

Sasuke no se esperaba aquello y se mostró sorprendido, unos milisegundos, antes de recuperarse – ¿A la alianza? – Preguntó indiferente – No creo que sea la persona adecuada –

– Claro que lo eres – Obito abrió un expediente y comenzó a leerlo en voz alta – Uchiha Sasuke, jounin, haz completado todas tus misiones con éxito e incluso 4 fueron de rango S. Estuviste al mando de tu propio equipo, puedes trabajar bajo estrés y de manera eficiente; Tienes un año de trabajo independiente en misiones secretas, candidato para anbu y… eres soltero – lo último lo agregó como si fuese un detalle muy importante.

– Entonces – Sasuke elevó la barbilla – me niego –

– ¿Cómo? – Desde que Obito era Hokage ya no estaba acostumbrado a que la gente le llevase la contraria. Pero ¡claro! No sólo olvidaba que hablaba con un Uchiha sino que ese era Sasuke – No te niegas – lo presionó.

El menor lo retó con un gesto que decía “Mírame hacerlo” – Si eso era todo, me retiro –

– ¡Sasuke! – Obito se levantó del asiento y golpeó el escritorio – En estos momentos soy el Hokage. No tu tío, no tu amigo y no el “novio llorón” de tu sensei – lo último lo dijo con un deje de resentimiento.

El mencionado se permitió mirarlo fijamente porque, por lo que había presenciado antes, Obito aún lo era. El Hokage le devolvió la mirada. No era como si alguno fuese a ceder.

– Are are – Ambos escucharon la puerta abrirse y vieron a Kakashi entrar por ella con el mismo gesto aburrido que portaba en cada ocasión que su esposo y pupilo peleaban – Deja a Sasuke, si no quiere ir a la alianza es porque seguro no se siente capaz de representar a Konoha – Hatake sonrió y como respuesta Sasuke gruñó.

Kakashi llegó hasta donde estaba Obito y le acarició el hombro como si pretendiese calmar a uno de sus perros pero su esposo se retiró; aparentemente enfadado – O ¿Tienes otro motivo Sasuke?, a parte de que no te crees capaz de cumplir una misión tan sencilla – parecía no importarle ser el receptor del rencor de dos Uchiha.

El mencionado desvió la mirada – No me interesa ir a la alianza –  y sin más se dio la vuelta para salir de la oficina.

 

– Te dije que se negaría – Kakashi comenzó a acomodar papeles intentando encontrar errores en el trabajo de su compañero – Te lo repito, no tiene caso que lo envíes a la alianza –

Obito observó a su esposo corregir su trabajo – Claro que lo tiene, ¿Acaso no te importa? –

– Ellos ya son bastante mayores – Kakashi paró su trabajo y caminó un par de pasos hasta la puerta para cerrarla – nada bueno ocurrirá si pretendes obligar a Sasuke o si presionas cosas que ya no deben ser –

El Hokage lanzó un bufido. No entendía cómo Kakashi podía identificar lo que debía o ya no debía ser pero, como lo vio tan seguro y porque tenía otro asunto molestándolo, aceptó su derrota – Y ¿Qué hacías con… Gai ese? – cuestionó celoso.

– ¿A ti qué te parecía? – Kakashi fingía ignorarlo.                

– Me parecía que lo enviaré a otra misión larga y lejana –

– No tienes idea de lo feliz que lo pondrá eso – dijo el peliplata consiente de que Gai creía que Obito lo enviaba siempre de misiones porque lo apreciaba y confiaba en él.

 

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Sasuke sintió un creciente disgusto en el pecho mientras abandonaba la torre Hokage. Estaba molesto con Obito, porque tenía ideas absurdas; con Kakashi, por desestimarlo de esa manera y con él mismo porque, se suponía, que ya no le afectaba ni le importaba.

Llevaba todo un año sin recordar a Naruto pero tan pronto pisó Konoha no dejó de asociarlo con diversos sucesos y, peor aún, se había negado a cumplir una misión por su causa. Se recriminó y pisoteó esa desagradable confusión que quería nacer en él para sustituirlo con un sentimiento de odio, con el que se sentía más afín, y así logró calmarse al tiempo que el mundo parecía mucho más claro.

Después de que logró calmar su tormenta interior aprovechó que era hora de visitas en el lugar donde su hermano estaba internado y decidió ir a verlo.

Caminó por el amplio pasillo del hospital y al pararse frente a la puerta de la habitación 16 escuchó la alterada voz de Deidara; lo que detuvo su impulso por abrirla.

¿Te estás escuchando? – las palabras amortiguadas atravesaron la puerta siendo bastante claras. Sabía perfectamente que aquel era el rubio y que probablemente le estaba gritando a su hermano quien no le devolvió palabra alguna.

¡No tiene sentido! – se hizo un silencio corto y Sasuke apretó los puños. Deidara, fuese quién fuese, no debía molestar a su hermano cuando estaba en recuperación  – ¿Por… por qué no dejas de usar de excusa a tu hermano y mejor me lo dices de frente? No me amas lo suficiente como para querer casarte conmigo. ¡No me amas! sólo eso

El Uchiha menor se tensó al escuchar que era mencionado por la furiosa y dolida voz de Deidara. No estaba seguro de entender lo que ocurría o qué vela tenía él en aquel entierro.

Deidara – la potente voz de Itachi se escuchó y Sasuke supo que su hermano estaba decepcionado. Conocía aquel timbre perfectamente – No te pido que comprendas el significado de la promesa que le hice a Sasuke

Entiendo perfectamente – el tono alterado de Deidara pasó a ser despectivo – pero ¿Acaso no te das cuenta de que ya es un adulto? Debes de dejar de sobreprotegerlo

Es mi deber

¡Y una mierda! – gritó Deidara – Sasuke es un imbécil porque así lo decidió y tú… igual. No lo soporto – se escuchó una especie de zapatazo y el rubio salió de la habitación de manera intempestiva, tan rápido que el Uchiha menor fue incapaz de reaccionar hasta que lo tuvo frente a frente.

Se miraron fugazmente y Sasuke pudo ver que los ojos de Deidara estaban aguados. Aun así el rubio le dedicó un gesto despectivo y él le respondió con indiferencia.

 

– Sasuke – oyó a Itachi llamarlo y tardó unos segundos en atenderlo pues asimilaba lo ocurrido.

Cuando ambos hermanos estuvieron en la habitación el mayor hizo un gesto de pesar y el otro optó por sentarse en la silla que estaba a un lado de la cama.

– Volviste antes de tiempo – Durante su estancia fuera de Konoha Sasuke e Itachi habían mantenido una estrecha comunicación así que todo ese año, en el que no se habían visto, a ambos les parecía menos de un día.

– Me dijeron que el accidente había sido grave – comentó manteniendo una pose rígida.

– Si, algo así – Itachi se acarició las sienes y suspiró – ¿Nos escuchaste? – preguntó después de unos segundos; aunque ya sabía la respuesta.

– Sería imposible no hacerlo – Sasuke se relajó levemente y le dedicó una mirada seria – No recuerdo que me prometieras no casarte –

Su aniki formó una especie de mueca que casi parecía una sonrisa – Jamás te prometería una cosa como aquella –

– ¿Entonces Deidara es sólo un estúpido histérico? – Sasuke rumió entre enfadado y sarcástico – o es que sigues obsesionado con esa idea de que no soy feliz –

Como respuesta Itachi volvió a suspirar, negando levemente – lo arreglaremos, realmente no tienes que preocuparte –

El menor miró a su hermano fijamente y a pesar de sentir una grave presión en el pecho decidió guardar silencio unos minutos. En verdad no creía que cuestionar a Itachi fuera lo mejor en ese momento, principalmente porque ambos eran obstinados y porque él sabía que no cambiaría su actual forma de ser a pesar de que esta influyera en la toma de decisiones de su hermano. Sólo le quedaba intentar convencerlo de que su actitud era normal.

– Esta mañana – comentó cambiando de tema, dirigiendo su vista a un punto inespecífico de la habitación – me entrevisté con el Hokage. Me solicitó que me uniera a la alianza como parte de sus representantes – Itachi salió de sus cavilaciones y lo miró fijamente – y voy ir –

– ¿De verdad? – el mayor se notaba bastante sorprendido.

– Si – Sasuke soltó una especie de gruñido sin reparar en los gestos del mayor – Eso es lo que quieres ¿No? –

Los ojos de Itachi brillaron en entendimiento – no precisamente –

– Desde que prometiste no mencionarlo, sé que crees que soy infeliz porque Uzumaki hizo una vida sin mi – Sasuke frunció los labios – pero no me interesa y creo que aceptar ir a la alianza te lo dejará claro –

– No pareces muy convencido – comentó el mayor y como respuesta obtuvo un gesto vacío.

La verdad era que le parecía una tontería.

 

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Notas finales:

Gente hermosa ^______^, muchas gracias por leer y como siempre ¡Por comentar!.

Después de este capítulo le dirémos adiós por un tiempo a 3 cosas: ObiKaka, ItaDei y a los flash backs (Es decir más hojas para escribir el desarrollo de la trama y tiempo para resolver sus dudas).

En un principio tenía pensado introducir en este capítulo la llegada de Sasuke a la alianza pero, al parecer, estoy peleada con mis tiempos así que tendrá que ser en el próximo capítulo. Igual en 5° tendrán una detallada explicación de lo que es el GEN y, probablemente, lo que ha estado haciendo Naruto todo este tiempo.

Algunas personas me lo han estado pidiendo y ahora quiero hacerles una pregunta:

¿Quieren leer la perspectiva de Naruto?

En el caso de que sea así les digo que servirá para dejar algunas cosas claras (como su percepción de relación con Sasuke o la que tiene con Gaara) pero no haré avance en la historia. Sólo será sobre hechos que ocurrieron antes de que Sasuke llegue a la alianza.

En el caso de que su respuesta sea "Sí quiero leerla" [= sería para el capítulo 6.

Un bso a todos

Gracias de nuevo

Yais

 


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