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Aunque tú no lo sepas por Yais

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Notas del capitulo:

Actualizo ahora, antes de que me arrepienta del capítulo y vuelva a hacerle modificaciones.

 

Al despedirse. Itachi le había hecho prometer que, sin importar lo que ocurriese, si llegaba a sentirse incómodo en aquel lugar dejaría su actitud de poderlo todo y volvería a su lado.

En ese momento le dedicó una mueca y a pesar de que Itachi quiso creer que se debía a que “jamás lo iba a hacer”, lo embargó un desagradable sentimiento.

– Sasuke – le llamó antes de que abordara al tren que lo llevaría a la alianza, pero, como siempre, tuvo la sensación de que ya no lograba descifrar lo qué escondía la mirada de su hermano y al saberse sin palabras lo dejó ir.

 

[Capítulo 5]

 

La alianza era una ciudad grande, la metrópolis de su continente y el lugar más avanzado, tecnológica y socialmente, que hubiera pisado antes. Era por eso que, como cualquier lugar bullicioso y pintoresco, le desagradaba; tanto que casi vuelve a subir al tren del que recién se bajó a esperar que volviese a Konoha. Sin embargo ya estaba ahí y a pesar de que cargaba una maleta diminuta pensaba quedarse por una larga temporada.

Mientras se deslizaba por la estación, guiado por los señalamientos, se dio cuenta de que la mayoría de la gente estaba tan metida en sus asuntos que no se paraba a prestarle atención a lo que le rodeaba. Todos iban a prisa y él tan lento que si se escribía en la frente “vengo de provincia” sería menos evidente.

Antes de salir de Konoha le informaron que un enviado de la alianza lo escoltaría hacia la academia y a pesar de que había declinado la oferta; lo habían ignorado. Sin embargo, como tenía varios motivos para no desear una escolta, decidió pagarles con la misma atención y llegó un día antes de lo planeado.

De improvisto sintió un empujón y como reacción inmediata tomó de la muñeca a su agresor. Sin embargo al sentirla tan delgada y escuchar una suave voz se sorprendió y soltó el agarre – ¡Oh!, disculpa – Sólo tuvo que fijar la vista para quedar curiosamente perplejo por la cosa contra la que había chocado: Una mujer. Tenía, aproximadamente, 10 años sin ver una en vivo y mucho menos tan de cerca – Ha sido mi culpa, iba distraída –

Se hizo hacia atrás para dejarla pasar y la vio responder con una sonrisa tímida antes de seguir su camino con pasos apresurados. Aparentemente para ella y el resto de los ciudadanos no era una novedad su presencia pero para él si lo era.

Muchos años antes de que el calendario de la nueva era iniciara, todas las mujeres habían emigrado al otro continente. Apenas a inicios de ese milenio habían abierto sus fronteras y a pesar tenían un régimen migratorio estricto cada vez se podían ver más mujeres en la capital. Pero sólo ahí, en Konoha no había ni una.

– Uchiha Sasuke – Una voz seria lo llamó y al girarse se topó con un joven más alto que él, de cabellos naranja y ojos castaños. No le respondió afirmativa o negativamente, pues el recién llegado parecía saber perfectamente que él era a quien llamaba, en cambio lo evaluó disimuladamente e identificó inmediatamente el uniforme y el emblema de la academia. Su pose, expresión corporal y chapas adornando su pecho le dijeron que aquel era un soldado condecorado.

De todos los escenarios planteados se había esperado que el inútil del Hokage, informado por su sobreprotector hermano, comunicara que llegaría antes. Ellos pretendían fastidiarlo más de lo que ya estaba.

– Soy Jyugo Juugo – el recién llegado lo reverenció y después le tendió la mano para que le entregase su equipaje pero al no ver reacción de su parte, le dedicó un gesto serio mientras le señalaba con la misma mano un camino – Me han enviado para acompañarlo a su destino. Sígame, es por aquí –

No iba a negar que le agradó la sensación de saberse importante y aceptando que como representante del Hokage tendría que seguir el protocolo le dedicó una ligero movimiento de cabeza a Juugo y fue con él.

El recién llegado lo condujo hasta el estacionamiento del lugar. Lo vio pararse a un lado de un auto color gris plomo, de nuevo con el emblema de la alianza, y abrirle la puerta del copiloto. Sasuke apenas y lo miró mientras entraba al auto pues no le gustaba ser tratado de forma condescendiente.

Durante el camino Juugo sorteó el tráfico y le hizo algunos comentarios sobre las construcciones o lugares relevantes que se podían ver desde la ventanilla, aunque como no eran muchas el trayecto fue silencioso. Lo único que a Sasuke le pareció relevante fue cuando se detuvieron en un cruce y un niño, completamente emocionado por ver a un militar, fue a saludar al conductor y éste le acarició la cabeza con una sonrisa.

No quiso sentirse aturdido por la sensación y apretó las uñas contra la palma de sus manos para distraerse con el dolor antes de decidir ignorarlo.

Después de un tiempo Sasuke divisó una especie de ciudadela separada del resto de las construcciones gracias a una muralla y al atravesarla identificó rápidamente el conjunto de edificios que formaban la entrada al lugar. Justo como en las fotos que alguna vez… vio.

Al bajarse del auto Juugo lo condujo hasta la puerta del edificio más grande y entraron a la recepción. Aquella era la construcción principal y ahí se encontraban todo el órgano administrativo de la alianza. Él estaba ahí como representante del Hokage y, como tal, la primera orden que tenía era entregar todo el papeleo relativo a su presencia.

Mientras caminaba por el lugar notó que varias personas se paraban para observarlo. Debido a que su primera intención era introducirse en la academia como un visitante común, estaba vestido de manera sobria pero casual y no traía encima ni un solo emblema que lo identificara como miembro de Konoha o del famoso Clan Uchiha, era por eso que perfectamente identificó que el tipo de miradas que recibía no eran de respeto o admiración. Sabía que alguien como él era inusual en un lugar como aquel, primero por su condición genética y en segundo porque, en palabras de Orochimaru “Era demasiado lindo como para dedicarse a eso”. Detestaba que le dijeran de esa manera.

Los ignoró mostrando la misma aura indiferente que siempre lo rodeaba y lanzó un bufido leve. Aparentemente los habitantes de la alianza no eran tan avanzados y abiertos de mente como se jactaban de serlo.

– ¿Ocurre algo Uchiha san? – Juugo se detuvo frente a una puerta de roble y lo cuestionó antes de tocarla.

– Nada –

– En ese caso, lo esperaré aquí hasta que termine sus asuntos –

Dentro del despacho, detrás de un escritorio más grande para su cuerpo identifico al Tsuchikage Ōnoki. Nunca lo había visto personalmente, pero sabía que él era el actual encargado del lugar.

– Tsu, ese tonto Hokage, no sólo ignora sus deberes enviando a un representante, sino que lo hace mandándome a un mocoso – Aquellas fueron las primeras palabras que recibió y aunque las que siguieron también incluían quejas hacia Konoha en general, Sasuke las escuchó sin inmutarse – Y hoy no esperes un gran recibimiento, tu presentación ante el resto será el día de mañana como estaba planeado –

Ōnoki sólo lo había mirado cuando lo vio entrar al despacho y después de eso, a pesar de estarse quejando con él, no le sostuvo la mirada. Por eso cuando Sasuke depositó un folio firmado por Obito sobre los papeles en los que trabajaba, interrumpiéndolo aun sin decir una sola palabra, tuvo que volver a mirarlo.

– Me retiro –

Al salir del despacho escuchó a Ōnoki murmurar “Uchiha” con enfado y entendió otra de las razones por las que Obito no había querido presentarse en aquel lugar. Lo imaginó rezongándole al Tsuchikage.

Como Juugo había dicho, lo esperaba pero no lo hacía solo, estaba acompañado de otro joven, mayor a ambos, de cabello blanco y ojos verdes que le presentó como Kaguya Kimimaro. Él recién llegado trabajaba en el área administrativa y se encargaría de acompañarlo a partir de ese momento.

Kimimaro le indicó que lo siguiera hasta a la que sería su habitación y al llegar lo dejó para que se instalara prometiendo que volvería dos horas después para mostrarle la alianza.

Una vez Sasuke estuvo solo desempacó y acomodó todas sus cosas. Al terminar se dejó caer sobre la cama y dormitó un poco, aun no era medio día pero ya estaba agobiado. No era una persona que gustase de los cambios y hoy ya había dado muchos pasos. Cerró los ojos e intentó no pensar en nada.

Dos horas después escuchó como tocaban a su puerta y al abrir se encontró con Kimimaro preguntándole si ya estaba listo para comenzar el recorrido.

La alianza se dividía en 4 grandes secciones. La primera era el área administrativa, la segunda era la sección de los oficiales, el lugar donde él estaba; la tercera eran las instalaciones de la academia y la última las habitaciones de los estudiantes.

De la primera y segunda sección Kimimaro le explicó sólo lo básico porque el día de mañana se presentaría con el resto del personal y los oficiales, el área que correspondía a los estudiantes incluía los dormitorios y las salas comunes, por lo que no había mucho que ver; así que el lugar donde se concentraron fue en las instalaciones de la academia. Ahí se encontraba el comedor, salones de clases, campos de entrenamiento, biblioteca, espacios de usos múltiples y el auditorio.

La composición era básicamente la misma que tenía Konoha sólo que todo era a mayor escala. Había muchos alumnos yendo y viniendo de un lado a otro.

– El día de hoy tenemos un evento en el auditorio – Kimimaro le informó con una leve nota de entusiasmo cuando estaban a unos pasos de aquel lugar – Los últimos colegios femenino y masculino hacen su visita anual ¿Le gustaría entrar? –

Sasuke experimentó la misma punzada que tuvo en su trayecto desde la estación y miró a Kimimaro dispuesto a negarse. Desde que el primer momento que lo vio, a pesar de que no se le notaba, Sasuke se había dado cuenta de que su acompañante estaba embarazado y lo confirmó cuando lo vio acariciarse el vientre de manera inconsciente mientras esperaba su respuesta.

– ¡Kimimaro san! – Alguien interrumpió las palabras no pronunciadas de Sasuke y al girarse pudieron ver a un hombre de cabello castaño salir del auditorio y casi correr hacia ellos – Que bueno que lo veo –

– Iruka san – Kimimaro le saludó – ¿Qué ocurre? –

– Lo de siempre – formó un gesto de pesar – tuvimos un par de problemas con el proyector y aunque lo manejamos creo que los niños comenzarán a impacientarse. Además no podrán ver la película después de la plática –

– ¿Llamaron al técnico? –

– Si – Iruka se rascó la barbilla nervioso – pero dice que es un problema de… notengoidea y tardará en repararlo, ¿podrían prestarnos el de su oficina? – pidió, casi rogó.

– Claro, sólo tengo que hacer una llamada – Kimimaro asintió y al momento sacó su móvil para comunicarse con su planta.

Durante la plática Sasuke fue ignorado por el par hasta que Iruka reparó en él y formó un gesto de sorpresa – ¡Sasuke! – le sonrió – Hace mucho tiempo que no te veía –

Iruka fue su maestro en Konoha cuando era un niño y, realmente, tenía mucho tiempo de no verlo. Desde que el castaño se trasladó a la alianza para impartir sus clases en esa ciudad ya habían pasado cinco años.

– Has crecido mucho – Iruka le acarició la cabeza como si aun fuese un crio – ¿Qué haces ahora?, ¿Trabajas aquí o viniste a visitar a Naruto? –

Sasuke no se apartó sólo porque tenía respeto por su antiguo sensei pero se incomodó y algo en su lenguaje corporal debió delatarlo pues Iruka ensanchó la sonrisa – Pero no has cambiado mucho –

– El Hokage me envió como representante – respondió seco.

– Eso es estupendo. Siempre supe que eras alguien digno de confianza y que serías muy bueno en lo que quisieras hacer – entonces pareció tener una idea – ¿Podrías hacerme un favor y venir conmigo? –

No estaba seguro de querer ir con él, pero como Iruka estaba entusiasmado con su idea tomó su silencio como una afirmativa y lo asió del brazo para llevarlo hacia el auditorio – Quiero presentarte a mis alumnos, estoy seguro que serás un buen ejemplo de lo que pueden llegar a ser si son dedicados como tú –

El auditorio era amplio, con una tarima y el suficiente espacio para albergar a 500 personas. Sin embargo el lugar apenas estaba lleno a un cuarto de su cupo con niños y niñas de máximo 12 años; cuchicheando y mirándose entre ellos.

Aparentemente, como Iruka había mencionado, el proyector no funcionaba y a pesar de que al frente se encontraba una joven de cabellos largos y castaños continuando con la plática informativa tanto los niños como las niñas comenzaban a distraerse.

 – En conclusión – La joven se movió por la tarima – para hacer nacer a una niña, las mamás no tienen contacto físico. Sino que se une el ovulo de una mamá con el de otra en un laboratorio y se implanta – hizo un movimiento como de inyectar – en la mamá que quiera llevar a cabo la gestación. Recuerden que, a diferencia de los hombres, todas las mujeres pueden ser progenitoras o gestantes – les sonrió – ¿Alguna duda? –

Los infantes se mantuvieron en silencio hasta que un niño rubio de lentes alzó la mano – Ammm yo quiero saber si nosotros podemos hacer eso… lo de la insemina algo –

– Inseminación artificial – contestó la castaña – Pues… tengo entendido que pueden hacerlo pero sería un proceso de más de una vez, ¿No es así? – Buscó con la mirada a Iruka y lo ubicó a unos metros de la entrada llevando a Sasuke con él hacia la tarima.

– Aah, si – Iruka olvidó el entusiasmo y soltó a Sasuke. Caminó para llegar a un lado de la joven sin darse cuenta que su ex alumno no lo seguía – primero se tendría que activar el GEN y después se haría una segunda vez para poder crear a un bebé. Aunque no es algo muy común – Una vez se trepó a la tarima se dio cuenta que el Uchiha no lo había seguido y le hizo una seña para que se acercase.

– ¡Yo! – de repente una niña grito y se levantó de su asiento agitando la mano – Ayame sensei –

– ¿Si?, Chirino –

– Sensei, no entiendo. Antes Iruka sensei nos dijo lo de GEN pero ¿Entonces no pueden tener muchas mamás y hermanas de diferentes mamás?

– No Chirino. Un XY sólo puede tener hijos de un solo padre. Un YY podría tener hijos con más de un XY pero eso… no es correcto – “Por qué” preguntaron varias niñas a la vez y Ayame volvió a mirar a Iruka para que él se encargara de responder porque ella sólo podía especular. Más porque la pregunta de su alumna se debía a que en muchas zonas de su continente existía la poligamia.

Iruka no parecía convencido de ser completamente honesto con los niños, así que dejando de lado varios conflictos morales miró a todos los pequeños con una sonrisa resignada – Para tener hijos se debe estar casado – se decidió a decir – y como sólo puedes casarte con una persona, sólo con esa se tienen hijos –

“¿No se divorcian?”, “Que romántico” y otras fueron algunas de las últimas cosas que Sasuke escuchó decir a las niñas antes de decidir que Iruka debía olvidarse de presentarlo a sus alumnos porque él no iba a entretener a unos mocosos.

Aprovechó que el sensei estaba ocupado respondiendo y salió del lugar con una sensación de desazón. Sentía que no podía respirar producto del enfado, no le gustaba mirar a los hijos de otras personas y, mucho menos, recordar que no podía tener propios. Así que tras abandonar el auditorio lo primero que hizo fue darle un puñetazo a la pared más cercana.

Aquello de romántico tenía nada, era la más horrible de sus realidades y, otra vez, no entendía como antes le había parecido lo más normal y correcto.

Le tomó más de un minuto controlarse, pero cuando por fin lo consiguió decidió volver a su dormitorio a darse una ducha, porque tenía la sensación de estar sucio, y después, si llegaba a darle apetito, iría al comedor para la comida o la cena.

Sin embargo, mientras caminaba, y como si los hubiesen enviado para que él desquitara el reciente enfado, un grupo de 4 alumnos le cerró el paso.

– Hola – le dijo uno de ellos pretendiendo sonar seductor – Nunca te había visto por aquí, ¿Estas perdido? –

Sasuke supo que aquellos estaban en su último año por el número de barras en su uniforme. Se sentían superiores y al verlo sin distintivo, y solo, decidieron abordarlo. Error.

Los ignoró, pretendiendo seguir con su camino, pero al pasar a un lado del que le había hablado el resto le bloqueó el paso de nueva cuenta. En ese momento no tenía paciencia y ellos no sabían con quién se estaban metiendo.

– No me ignores cuando quiero ayudarte– el tipo que le había hablado lo tomó del brazo para que se girara a mirarlo y con esa misma sonrisa, que lograba todo menos que agradarle, lo jaló hacia sí – pero te perdonaré sólo porque eres lindo –

De verdad, detestaba que lo llamasen de esa manera. Así que en menos de 3 segundos el tipo no sólo había aullado de dolor y se quejaba porque Sasuke le había dislocado la muñeca. Sino que tenía el filo de su espada corta amenazando con hacer una incisión en su yugular.

Los otros 3 lanzaron exclamaciones de sorpresa y se pusieron en guardia. El agredido trató de golpearlo pero Sasuke lo hizo apartarse dándole una patada en el estómago – Maldito, te voy a matar –  le dijo ahogado, pero en vez de lanzarse por él le hizo señas a los otros para que se encargaran.

Sasuke los esquivó e iba a mostrarles que eran unos estúpidos por pensar que podrían con él cuando escuchó 3 disparos y vio a sus tres atacantes caer al suelo. Convulsionándose debido a que las balas que los habían alcanzado eran salvas eléctricas.

Al alzar la vista se encontró con que el autor de los disparos era uno de los soldados de la alianza, de cabello negro y piel pálida – Está prohibido pelear en los pasillos – miró al único de los alumnos que seguía consiente al tiempo que guardaba la pequeña pistola en su cinto – Deberían ir a la enfermería – y como respuesta éste asintió con movimientos rápidos y salió corriendo del lugar.

El recién llegado le sonrió a Sasuke de manera falsa – Me temo que a usted debo escoltarlo a la salida, todos los visitantes deben portar un gafete de identificación de otra manera no pueden permanecer en las instalaciones –

Uchiha guardó la espada retando al recién llegado con la mirada.

- ¿Me acompañaría? – le pidió sosteniendo un gesto de cordialidad falsa que Sasuke interpretó como una amenaza.

- ¡Uchiha kun! – Kimimaro apareció dando pasos rápidos justo en ese instante y lo llamó aliviado de encontrarlo – Aquí está, disculpe que lo dejase –

- Kimimaro san – el soldado saludó al recién llegado.

- Sai san – Kimimaro reparó en el otro y luego observó los tres alumnos que seguían tirados en el suelo - ¿Qué ocurrió? – no parecía sorprendido por eso, más bien su actitud decía que era bastante común encontrar a los alumnos inconscientes en los pasillos.

- Imparto disciplina – contestó Sai de manera sencilla y luego miró a Sasuke – Shimura Sai, mucho gusto Uchiha san – permaneció unos segundos en espera de la respuesta de Sasuke pero como sólo obtuvo un imperceptible movimiento lateral de cabeza optó por despedirse.

- Mil disculpas – Kimimaro ya había resuelto que Sasuke era una persona seria y a la que no parecía importarle mucho de lo que ocurría a su alrededor, pero no se suponía que alumnos inconscientes por descargas eléctricas fuera una de las primeras impresiones que tuviese del lugar.

Sasuke siguió con su camino – La guía ya no es necesaria, ya memoricé el lugar – Le dijo tan pronto llegó a su habitación. Aun tenía la intención de darse una ducha.

Kimimaro asintió lentamente y le tendió una identificación – La comida se sirve a partir de las 1600 y se retira a las 1700, esta es su tarjeta de acceso a todas las áreas de su nivel –

 

A pesar de que en su recorrido Sasuke observó las salas de entrenamiento y tenía la intención de probarlas decidió practicar en su habitación para relajarse. Exactamente a la hora de la comida terminó su entrenamiento y tomó una ducha; no tenía hambre así que media hora después emprendió el camino al comedor en calma total.

El lugar estaba parcialmente vació y la mayoría de los que comían eran alumnos, había un par de oficiales y nadie del área administrativa.

Los alumnos cuchichearon al verlo entrar y como callaron cuando pasó a su lado intuyó que ya se sabía de su encuentro con los de su tipo en los pasillos. Se sentó solo y cuando se disponía a comer vio caer una charola frente suyo y a alguien sentarse en su misma mesa.

- Aun no tienes gafete – no tuvo que alzar la mirada, sabía que era el soldado de antes y no le contestó, se limitó a seguir con lo suyo porque le parecía una tontería alguien señalando lo evidente. Sai por su parte no parecía ofendido, sino más interesado – No pareces una persona de Konoha. Imaginé que Sasuke san sería más parecido al resto de los amigos de Naruto kun –

Sasuke dejó de masticar unos segundos antes de retomar lo que hacia – No tengo relación al alguien llamado así –

- ¿De verdad?, nada de Naruto Uzumaki – Sai preguntó sin tono.

Y Sasuke estaba por golpearlo por seguirlo fastidiando con algo como eso cuando alzó la mirada y se topó con el rubio del que hablaban.

Naruto acababa de entrar al comedor y miraba a todos lados buscando algo. Cuando sus miradas se cruzaron dio cuenta de que era a él.

 

 

Notas finales:

Hoy no tengo mucho que decir. Solo que, como siempre, les agradezco sus reviews (Los cuales estoy en proceso de contestar) y que espero les gustara este capítulo.

Ya saben, si tienen alguna pregunta o sólo quieren platicar conmigo coméntenme.

Hasta ahora la mayoría me ha dicho que sí quiere leer sobre la perspectiva de Naruto pero como no podré trabajar en ese capítulo sino hasta el miércoles aun espero sus votaciones hasta ese día (Ya saben, escribir un chap para Naruto significa nada de avance en la historia)... uuff creo que uno de los motivos por los que no quiero escribir el chap 6 es porque me harán contarles todos esos spoilers que planeé se descubrieran hasta el final. Pero bueno, cambiaremos el suspenso por un "Ya quiero que se enteren" =^_^=.

Desvarío, no me hagan caso.

Saludos

Yais


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