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Blanco Corazon por RAMSIN

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Blanco Corazón

Capítulo 10

Cuidados caninos

Debía tomar vacaciones, si… eso debía hacer después de salir de este lio en que Nezumi lo metió. Respiro profundo por quinta vez, seco el sudor de su frente arrugada causada por la angustia mientras esperaba, y no era para menos, estaba dando vuelta tras vuelta a una gran sala rustica, el sitio lo conocía perfectamente bien de las incontables veces anteriores en que fue allí, por motivos siempre oscuros y bajo cuerda.

-demonios… - se detuvo observando de reojo a un gran perro blanco y lanudo que custodiaba las escaleras al piso superior, Sion estaba allí arriba, quien sabe cómo, ya que el jovencito le hizo subirlo a una habitación para después sacarlo a patadas –

- ¡viejo! - la voz del joven saco a Rikiga de su ensimismamiento angustioso –

- tengo nombre… maldita sea. – al fin tuvo oportunidad de subir las escaleras cuando el perro que estuvo echando se levanto desapareciendo del lugar –

- ¿Dónde está la rata de Nezumi?

- no lo sé.

-quiero respuestas. – sin más palabras comenzó a caminar con Rikiga tras el – ¡no quiero experimentos extraños en mi casa!

-¿cómo sabes que es un experimento de la ciudad? – miro realmente intrigado al moreno –

-sígueme.

Rikiga volvió a entrar a la habitación donde había dejado a Sion, esta vez el albino se veía un poco mejor, ya no tan pálido como al llegar. Estaba acostado en una gran cama matrimonial de madera rustica, lucia tranquilo bajo las mantas de lana que lo abrigaban del frio ya invernal que azotaba el lugar. El viejo Rikiga se movió cerca de Sion, con duda bajo su mano para acomodar un poco la toalla húmeda que reposaba en la frente del chico, sintió un remordimiento enorme al saber que era el hijo de su pasado amor platónico.

-¿como esta?

-explícame algo, ¿de dónde salió este… este…? - miro compungido a Sion, tenía obvias y sobradas razones para su confusión -

- se llama Sion, lo rescatamos hace unos días de las garras de los científicos de No. 6

-¿Qué hacían con él?

-estábamos investigando eso cuando fue asaltado el bunker de Nezumi, no tuvimos tiempo de recabar más información.

-supongo que ni el mismo Nezumi sabe que este chico… es… es… ¡diablos! – se rasco frenéticamente la cabeza alborotando mas aun sus ya de por si desordenados cabellos –necesito hablar esto con él, no contigo viejo.

-¿qué descubriste?

-yo no… ella. – desvió la mirada hacia un pequeño perro castaño de pelaje rizado que dormía apaciblemente con su cabeza recargada del estomago de Sion –

- no creí que llegaría el día en que una de tus bestias supiera mas de medicina que un humano… - se mofo con crueldad pero el joven le mostro sus colmillos en un rabioso gruñido digno de un canino –

-búrlate vejete borracho. – Sin mucho ánimos camino hasta una de las esquinas de la habitación tomando la bata ensangrentada que le quito a Sion – ¿adivinas de donde vino esta sangre?

de una herida, obviamente.

-creí lo mismo hasta que ella llego y se hecho allí. – volvió a centrar su mirada en el perro –

-¡no comprendo nada Inukashi! – se restregó las sienes con insistencia –

- sabias que el olfato de un perro es miles de veces más sensible que el de un simple humano.

-ajam… - se sentó al borde de la cama no muy atento a la conversación del moreno –

-si yo fuera tu viejo, no me acercaría mas a ese niño, ella te arrancara una mano.

Y no estuvo equivocado con su advertencia, la perra se levanto envalentonada, con el lomo erizado y gruñéndole a Rikiga como si fuera un enemigo malicioso. El hombre se levanto tan rápido como se había sentado, no tenia ánimos de que aquella bestia peluda lo mordiera.

-no sé cómo explicarlo exactamente, solo que a ese niño le hicieron algo, su cuerpo no está trabajando correctamente y mucho menos como lo haría el de un hombre… - un leve carmín recorrió las mejillas del moreno – ¡no me prestes atención!

habla con Nezumi de ello, yo no tengo los datos exactos de lo que hicieron con él.

Rikiga salió de la habitación para tratar de contactar a Nezumi, para él era imperante terminar ese episodio, no sabía cómo, pero en su mente se metió férreamente la intención de avisarle a Karan, así Nezumi se enojara, tenía un remordimiento inaudito por decir la verdad, por hacer que madre e hijo volvieran a juntarse. Mientras el viejo periodista se debatía consigo mismo, dentro de la habitación Inukashi se hecho en un pequeño sillón desgastado junto a la cama, miraba analíticamente a su perra, sabia de las habilidades innatas de ella, era la única que le perseguía y custodiaba durante los momentos más incómodos del mes, un secreto que guardaba celosamente por su propio bien, por el triste pasado que la ataba al secreto de su sexualidad, de ocultar su feminidad al mundo, creando un muro de protección que no dejaría caer nunca para evitarse sufrir como sufrió en su infancia.

-extraño… todo lo que está ligado a la rata de Nezumi es extraño. – suspiro fastidiado mientras se removía en el sillón como buscando una mejor posición –

-ne… Nezumi… - Sion susurro entre pequeños y débiles gemidos, moviendo su cabeza varias veces de un lado a otro agitado –

-llamas a alguien que no viene con facilidad niño tonto. – mascullo con ironía volviendo a poner la toalla húmeda sobre la frente del albino –

Nezumi estaba tratando desesperadamente de dejar todo en orden en el teatro, su mente se consumía poco a poco aferrándose a la idea de ir donde Sion, quedo preocupado por las palabras de Rikiga, pensando en todos los problemas que sufrieron para poder escapar de los esbirros de la ciudad. Su mundo había cambiando tanto en esos instantes, moviéndose en una balanza de felicidad y tristeza, entre el bien propio y el común, de sentir que empezaba a ser arrastrado por un sentimiento mal llamado amor, y lo peor de todo ello es que no quería dejarse atrapar, tan solo necesitaba convencerse de que los arrebatos pasionales de la madrugada pasada eran mera carnalidad, debilidad del cuerpo mismo, pérdida total de pudor y conciencia, un bizarro desespero por la provocación física.

-estúpido Sion, mas te vales estar bien. – hablaba a susurros para sí mismo, al fin conduciendo rumbo donde Inukashi, en una pequeña especie de motocicleta vieja, un transporte muy acorde al estilo de Nezumi –

Y los acontecimientos no se detienen nunca, son como el flujo de un rio caudaloso, nunca fijo pero si lineal. La ciudad de No.6 agotaba su suerte repentina, el servicio de seguridad culminaba de interrogar a Safu, nuevamente un callejón sin salidas, la misma información ofrecida por Karan salió de los labios de ella, su vieja y larga amistad con el albino, el paseo constante del teatro a la casa, los flirteos entre la actriz y su amado amigo, todos, datos de poco valor para los agentes de la ciudad.

-¿resultados?- el científico esperaba impaciente a la llegada del agente Rashi con los informes finales de los interrogatorios –

no hay información interesante o útil. – lanzo sin ánimos las carpetas con los datos de todo el interrogatorio –

-no puede ser posible. – apretó sus puños fuertemente, la impotencia es un sentimiento al que no estaba acostumbrado, a alguien como él no se le negaba nada nunca – ¡es imposible que se lo tragara la tierra!

- sin embargo, la búsqueda realizada en la zona registrada por el mapa tuvo algo más de suerte. – sin prisas tomo asiento junto al galeno –

- explícate.

-existía una especie de guarida subterránea, el sitio fue intervenido aunque quienes lo ocupaban estallaron una bomba dentro, se perdieron datos importantes, pero no todo. – Sonrió malicioso, sacando de entre sus ropas un pequeño objeto envuelto en una tela blanca – mire.

El agente deslizo hacia las manos del médico aquel peculiar objeto, tratándolo como si fuera un trofeo ganado tras una ardua cacería. Era una suerte del demonio, con cuidado el médico desenvolvió lo que parecía una pieza sumamente interesante rescatada del estallido del bunker.

- Je… je je je…. Esto es increíble. – Se alzo en sus pies como poseído por una fuerza sobrehumana – ¡recupera la información de inmediato!

- No será sencillo, el disco duro sufrió graves daños por la explosión y el fuego. De lo que si estamos seguros es que pertenece a una laptop de última generación.

- Si consigues los datos del fabricante será pan comido saber la ruta de la venta y su posible dueño…

- Ciertamente.

- ¿Cuánto tiempo les llevara hacer todo eso?

según los científicos, unas dos o tres semanas - volvió a tomar entre sus manos el pequeño disco duro casi inservible. –

dejo todo en tus manos Rashi, sabes muy bien lo que se está jugando el alcalde con esto. – más animado palmeo la espalda del agente mientras salía de la habitación –

Finalmente llego, cuando el sol de la tarde comenzaba a caer, con el frio pegando descaradamente a sus mejillas descubiertas, Nezumi al fin se detuvo frente a un portón metálico de altura considerable, la casa a donde se encontraba Sion era enorme y medianamente vieja. Su existencia databa de comienzos de la fundación de No. 6 como cuidad utópica, el sitio perteneció aparentemente a algún familiar de Inukashi, pero Nezumi no estaba interesado en ello, su situación actual le hacía usar su volátil e impulsiva personalidad en pro del albino, traspaso la verja de metal chirriante ante las miradas curiosas y fieras de algunos canidos, estaban estratégicamente ocultos entre las malezas sin podar de lo que alguna vez fue un hermoso y gran jardín, sus pasos se apresuraron hacia la entrada, deteniéndose bajo el dintel de una fachada tosca y sin pintar, al parecer en algún pasado fue una casa blanca como las nubes del cielo, pero hoy no, hoy solo importaba una cosa en la mente del peli azul.

-al fin llegas… - la voz fría y burlona de Inukashi hizo eco en el lugar –

- ¿y Sion? – pregunto fieramente y sin rodeos –

-sube. – se alejo de la ventana donde estaba asomado y por donde llamo la atención de Nezumi –

Obedeció inmediatamente, entro a la casa deslizándose por un recoveco de pasillos interminables, subió unas largas escaleras siguiendo el esquivo andar de algunos perros que caminaban delante de él, sabía que lo estaban guiando y no temió en lo absoluto. Su meta se presento al final de un pasillo bien iluminado, el espacio se amplio abruptamente hacia una salita cómoda donde Rikiga se paseaba de una esquina a otra recordando en términos jocosos a un padre primerizo esperando a que su mujer dé a luz.

-¡Eve! –alzo la vista del suelo cuando sintió su melodiosa voz nombrándolo -

-¿Dónde está Sion? – miro brutalmente al periodista –

-allí – susurro cabizbajo señalando con la mirada la única puerta existente en esa sala –

luego hablaremos.

A grandes zancadas se adentro en la habitación, su llegada alerto a Inukashi, este salto del pequeño sillón donde estaba acostado y camino junto al peli azul con un porte prepotente, igual al que tendría un pirata lleno de tesoros robados.

-habla. – Nezumi rompió el silencio que reinaba –

- yo soy el que debería decir eso. – Giro sobre sus talones hasta reclinarse dulcemente junto al cuerpo de Sion en la cama, acariciando delicadamente la cabeza del perro que seguía custodiándolo – cuéntame de este niño.

- no es de tu interés saber de él.

- fíjate que si lo es, es de mi completo interés desde que ingresaste a mis terrenos, pidiendo clemencia por un extraño experimento de esta maldita ciudad. – Siseo brutalmente, escupiendo las palabras como si tuviesen veneno en ellas –

- ese viejo es un bocazas cobarde…

- te equivocas Nezumi, el viejo alcohólico no dijo nada. – sin pena alguna quito las cobijas del cuerpo de Sion dejándole totalmente descubierto, con tan solo una vieja dormilona muy femenina puesta, con bordes de encajes y cintas de raso azul cielo desgastadas – este cuerpo habla por sí solo.

-¿como… como te atreves a vestirlo así? – miro perplejo la vestimenta del albino –

- no tenia mas remedio, mancho varias veces la ropa, al final tuve que solucionar el pequeño y "extraño" sangrado que tiene. – se encogió de hombros despreocupado –

-¿sangrado?... ¡está sangrando y tú te quedas de brazos cruzados!

En un segundo intento acercarse a Sion pero el perro que lo custodiaba se alzo furioso con el lomo erizado y lanzándole un certero mordisco que esquivo Nezumi milagrosamente.

-Qué demonios, ¡quita a tu estúpido saco de pulgas de allí! – intento patear al perro pero Inukashi se interpuso entre ambos –

-así quisiera no podría, ella solo lo está cuidando, cuando sienta que todo regreso a la normalidad se retirara de su lado.

-maldito loco… - mascullo entre dientes, como deseaba acercarse a Sion, tomarlo entre sus brazos para saber de su salud –

- no te preocupes, todo está bajo control, algo me dice que no se morirá por sangrar como lo hace, en unos días será nuevamente el extraño niño que rescataste de las fauces de No. 6

- cállate. – A pesar de no poder acercarse, logro calmar sus nervios un poco, Sion no lucia demacrado, solo dormido y algo sudoroso, pero visiblemente estable –

- Nezumi… - la voz queda del albino interrumpió a ambos – viniste.

- despertó tu experimento.

- déjanos solos. – sus ojos metálicos centellaron fuertemente contra Inukashi –

no hay problema, pero si lo tocas te quedaras sin mano. – sonrió malicioso mientras se alejaba del lugar. -

Le dolía el cuerpo, como si le hubiesen pasado un camión encima una y otra vez, se sentía pesado, sudoroso e incomodo, en contradicción de su cabeza que estaba sumamente fresca y aliviada por la toalla húmeda que llevaba encima. Sus ojos cansados lograron enfocarse en la figura conocida de Nezumi, su melodiosa voz lo hizo despertar, bueno, realmente le hizo decidir abrir los ojos porque se negaba a ver la sórdida realidad en que se encontraba, con un extraño perro recostado junto a él y con un chiquillo desaliñado que gruñía y peleaba con fiereza, no conversando si no retando a su interlocutor cada dos por tres.

-¿qué sucedió? – se movió lo más cerca que pudo de Sion sin alterar al perro que lo custodiaba –

-no lo sé… todo fue muy rápido, llego el señor que dice conocerte, exploto tu bunker y huimos de casualidad. – hizo una pausa gracias a un incomodo dolor en su bajo vientre, quedo mudo con la mirada perdida hasta que la sensación de algo tibio entre sus muslos le subió los colores al rostro – otra… vez.

- ¿qué? – noto la incomodidad de Sion –

- no puedo explicártelo, es vergonzoso, mejor no preguntes nada. – desvió la mirada hacia el perro que dormía a su lado –

-como diablos quieres que te ayude si no se qué te sucede. – regaño al albino con molestia –

- hace… hace unos meses tuve un problema intestinal.

- ¿esa fue la primera vez que te medicaron los doctores del servicio de salud?

- ¿cómo sabes eso?

- crees que te secuestraria sin saber con qué me enfrentaba, los malditos médicos de No.6 te bombardearon con un montón de medicamentos experimentales.

- ¿obtuviste todos mis datos médicos de la ciudad? – pregunto totalmente consternado, solo recordaba vagamente las pocas cosas que Nezumi le mostro en su laptop hace unos días atrás –

- no todos, nunca supe que te administraban, ni de que te operaron… - logro moverse un poco más cerca del albino –

- en verdad me hicieron algo, tuvieron que hacerme algo. – trato de sentarse adolorido, sintiéndose utilizado en muchos sentidos de la palabra –

Se abrazo a si mismo bañado en lagrimas, gimoteando angustiado por todas las cosas horribles que pudieron hacerle sin su consentimiento, se sintió usado, violado. Nezumi lo miro dolido, apretando los puños fuertemente, intentando sacar algunas palabras de su boca pero no podía, Sion le recordaba su propia infancia, también quisieron usarlo como conejillo y no pudieron, agradecía a alguien muy especial de su pasado por evitar que su cuerpo fuera profanado como el de su clan o el de Sion.

-Contrólate que aun te queda el tiempo y la fuerza para saber que hicieron. Te prometo que averiguaremos todo de esta podrida y falsa utopía. – Alzo la vista desafiante, ya el problema no era meramente él o su pasado, también pasó a Sion, por culpa de las emociones del corazón que él se negaba a aceptar-

sal… - con dificultad le dio la espalda a Nezumi – por favor Nezumi, sal de aquí.

- ¿pero y tu estado de salud?

- estaré bien. - susurro con vergüenza – vete de aquí Nezumi.

Una distancia invisible pero demoledora se instalo frente al ojigris, Sion estaba totalmente lleno de pudor y vergüenza, sentimientos encontrados después de todo lo que sucedió entre ellos, otra vez como al principio, nuevamente lejos de sus respuestas, en fin, volvía al punto de partida con el albino.

Pasaron unos cuantos días alejados, Nezumi se enfrasco en la recuperación de información, volvió a levantar su base en una pequeña sala anexa de la enorme casa de Inukashi, a este no le sentaba muy bien la idea de tenerlos allí, pero debía ser tolerante, el ojigris le había servido de mucho con conexiones en la ciudad, la mayoría de sus clientes eran ricos caprichosos que deseaban una mascota bien entrenada o un juguete con el que pasar su mal gastado tiempo libre.

Inukashi se dedicaba a la cría de perros, no era común tenerlos, solo los más ricos y los afortunados poseían uno, pero siempre bajo las normas y minucioso cuidado de la ciudad, cada animal que entraba en la utópica No.6 era registrado como si fuera un habitante mas, los gastos que ocasionaban hacia que fuera difícil y hasta imposible que algún ciudadano de baja categoría los tuviese. De eso vivía Inukashi, en apariencias, porque su verdadero fuerte era la recolección de información en la clandestinidad, todos los perros que ingresaban a formar parte de una pudiente familia que tuviese nexos con las raíces de la ciudad eran un potencial receptor de información, la tecnología les ayudaba, allí es donde Nezumi fue de vital interés para Inukashi, el le dio las herramientas necesarias, todos los perros llevaban consigo, en su cuerpo unos minúsculos robots, creados por Nezumi con la misma destreza que había creado los ratones, así nació una ret de conexiones impresionantes que llevarían a la caída de No.6

-buenos días Inukashi. – un repuesto Sion ya se paseaba cómodamente por toda la casa del nombrado, se veía obligado a colaborar con él para evitar inconvenientes, además de agradecer el alojamiento y los cuidados que le brindaron él y sus perros –

pensé que holgazanearías… - bajo las escaleras lentamente, como si pensara fríamente sus pasos – ¿y la rata de Nezumi?

- yo… esperaba que me respondieras esa pregunta, no lo he visto desde que llegamos aquí. – bajo la mirada apenado –

- aléjate de ese ser, no te conviene niño.

- Nezumi no es malo, solo que le cuesta ser expresivo, una vez que lo conoces puede ser alguien interesante.

- oh… esto me huele a fétido romance, un cabeza hueca como tú ya cayó en sus bajos y extraños encantos.

- ¡no he caído en nada!

sigue negándolo, pero tu cara toda roja demuestra lo contrario, hueles a perdedor por todos lados… - se acerco peligrosamente al albino, rozándole la nariz por todo el rostro – un gran perdedor.

- lamento que no te guste Nezumi, pero ya nos tienes aquí, y lo aceptaste.

- cosas estúpidas que uno hace a veces. – Bufo derrotado por las palabras de Sion – en vez de quejarte niño lindo, ve a alimentar a los perros, no han comido.

- Inukashi.

-mmm… - miro con desinterés al albino –

- gracias otra vez por permitir que nos quedemos. – se inclino respetuosamente para después salir corriendo a cumplir su labor –

- estúpido niño, las cosas solo se amoldan a mis beneficios, esa rata tendrá que pagarme hasta con su vida por lo que hago.

Y el nombrado Nezumi seguía trabajando incansablemente por recuperar la información pérdida, pronto tuvo toda la colaboración de Rikiga, este le facilito los contactos necesarios, enterándose de las búsquedas frenéticas del servicio de investigaciones, Sion era prioridad en todas las órdenes. Esa peculiar situación hizo que el ojigris se replanteara ¿él para que lo querrían?, ¿qué le inyectaban?, ¿qué le quitaron?

-Sion…. ¿Qué ocultas en ese cuerpo menudo y frágil?

Estuvo meditativo largo rato frente a una vieja ventana, su mirada privilegiada del patio interno de la enorme casa, siempre pendiente de los movimientos de Sion, podía verlo correr una y otra vez todas las mañanas, atravesando el gran jardín descuidado, persiguiendo a los sacos de pulgas de Inukashi, limpiándoles el pelaje, jugando con ellos, alimentándolos, prácticamente se había vuelto un servicial ayudante del dueño del lugar.

-pareces tan común, pero no lo eres. – Observo al albino con un gran balde de agua que se derramaba cada vez que caminaba rumbo a donde habían unos 10 perros muy peludos echados a sus anchas – escarbe ese cuerpo, lo poseí a mi antojo y no encontré nada.

Llevo su mano derecha a sus labios, rozándolos de un modo inconsciente, rememorando con el tacto aquellos cálidos labios de Sion, como los probó una y otra vez, su suculento manjar de dioses, como una ambrosia olímpica y única. Sus ojos se centraron más aun en aquel chico, delineando su cuerpo con cada movimiento que hacía, una mirada lujuriosa comenzó a llenarlo, pensando en volver a tenerlo, poseerlo de algún modo en medio del indómito jardín salvaje, lanzarlo al suelo y revolcarse como uno de esos perros lanudos, bañarse de sus besos, de su inocencia robada, acercarse otra vez así no lo quiera Sion.

-despides lujuria por tus poros. – la voz repentina de alguien saco a Nezumi de su transe –

-maldito enano. – Dio un respingo volviendo a la silla donde estuvo sentado trabajando – ¿qué demonios quieres?

- esa no es manera de tratar a quien te da alojo, cuida tu vocabulario.

-no tengo nada que agradecer, recuerda que sin mí no tendrías nada de esto. – hablo desinteresadamente, pero enfatizando cada palabra con un peso brutal de frialdad –

Inukashi corto la conversación con un gruñido bajo y seco, Nezumi tenía razón así no le gustara por nada del mundo.

-¿a qué viniste?

-tengo información importante.

-dilo. – volvió su interés en el castaño –

-antes de que te diga lo que se, tú me contestaras unas cuantas preguntas que tengo en mente desde que llegaron asaltando mi paz y tranquilidad. – sin prisas se hecho sobre un pequeño y desgastado sofá de dos puestos que había al fondo de la habitación –

- todo tiene un precio para ti.

- exactamente, y por cada cosa que me respondas bien seré reciproco contigo.

- habla de una maldita vez.

- ¿de donde sacaste a ese niño?

-es de la elite de Chronos.

-así comprendo parte de la información, el servicio de búsqueda y captura están peinando toda la ciudad como hienas, buscando hasta bajo las mismas piedras.

- eso no es información para mi, ya lo sabía.

- ¿y sabias que la madre y mejor amiga de ese niño fueron llevados a la gota lunar?

- ¿que mas sabes de ellas? - Arqueo una ceja en son curioso, esa información si le interesaba -

- respóndeme primero, sigue las reglas del juego rata aprovechada, ¿quién es Sion?, ¿que buscan de un ser tan básico como él?

-es un estudiante de la elite, un ser tan simple y aburrido como tú mismo lo describes, pero la ciudad oculta algo, necesito saber que sorpresa guarda Sion.

-o sea… ¿qué le quitaste a la ciudad un experimento sin saber para que servía?

-si lo quieres ver desde ese punto. – mascullo herido en su orgullo –

-es interesante Nezumi, porque los departamentos de búsqueda y captura están rastreando cualquier movimiento de la madre de ese niño y su amiga, registran hasta su basura para saber de Sion.

Nezumi quedo pensativo ante eso, tenia planeado contactar a Karan nuevamente, pero esto hacia mas imperante el advertirle de la vigilancia, sabía que quizás esa desesperada mujer trataría de buscarlo ella misma.

-sé también que la ciudad está implementando un plan de repoblación, esos son los dos temas que más hablan los dirigentes de la ciudad, sobre subir las tasas de natalidad en la elite y sobre el experimento que les robaste, quizás estén interrelacionados.

-lo dudo, la ciudad tiene su propio banco genético, han pasado años recabándolo, robándolo de los demás – apretó sus puños conteniendo la rabia del pasado, recordando los experimentos hechos a su pueblo –

conjetura o no, ese mocoso es una bomba de tiempo peligrosa Nezumi, es muy peligrosa hasta para alguien tan sagaz como tú, el servicio de seguridad tarde o temprano llegara aquí y no deseo perder mis beneficios.

-no sucederá, y tampoco pretendo quedarme aquí para siempre, solo necesito que me des 4 meses, solo 4 meses para tender una nueva estrategia y cambiar de locación.

-los tienes, pero si llegara a estar en peligro mi casa y mis perros, te entregare a las autoridades sin dudarlo, eso júralo. – Los ojos de Inukashi centellaron rígidos, cargados de verdad rotunda y demoledora – no es necesaria la amenaza.

Sin más interés en las palabras de Inukashi salió de la habitación, su cabeza solo estaba arremolinada de pensamientos sueltos, dudando un poco con las palabras del chico, ¿se conectaban los hechos de la repoblación con Sion?, ¿necesitarían sus genes?, su esencia misma, la que el robo hacia unas semanas atrás, sonrió malicioso al recordar aquel acto, no estaba seguro que tan apreciados eran esos genes, Sion le parecía un chico básico, simple, aburrido, nada interesante hasta que se le daba una razón, esa razón que enciende llamas y enaltece habilidades, estaba seguro que el albino era como un diamante en bruto y la ciudad lo sabía.

-Sion. – le llamo alto y claro, mientras pensaba acabo encaminando sus pasos hasta el patio donde estaba su presa –

- Nezumi. – alzo la mirada sorprendido, era la primera vez que le veía después de llegar allí –

- necesito hablar contigo.

-estoy ocupado ahora mismo – centro su atención en el pequeño perrito negro que intentaba enjabonar infructuosamente –

- es ahora mismo.

Dio dos largas zancadas reduciendo las distancias, sin contemplación tomo a Sion del brazo jalándolo lejos del perro, entre movimientos ambos tumbaron el balde de agua, los jabones y el afortunado canido huyo de los brazos de Sion todo enjabonado. La mirada de ambos se cruzo finalmente, uno rígido y frio, el otro avergonzado y asustado por lo que sucedería luego. Sion huyo de responder preguntas vergonzosas, de sacar a la luz sus secretos médicos, por temor a que tuviesen que ver con lo que le hicieron, por miedo a ser un experimento verdaderamente.

-¿estás molesto conmigo? – Nezumi fue el primero que rompió el tenso silencio – ¿estás molesto por lo que hicimos en el bunker?

- ¡no!... bueno, yo… - no quería lucir feliz por entregarse a la pasión, pero la verdad era otra y no el acto sexual como tal – no me molesto hacerlo.

- ¿entonces?

- eh… me siento usado por la ciudad, ¡me da coraje saber que me estaban usando!

- no eres un conejillo de indias, no lo eres porque logre sacarte de la ciudad. – apretó el agarre rodeando la cintura del albino con sus brazos, un contacto que quería hacer, sentirlo cerca suyo otra vez –

- y te lo agradezco Nezumi.

-necesito que dejes la vergüenza, porque tu cuerpo encierra la respuesta a muchas preguntas. – acerco su rostro peligrosamente al de Sion, susurrándole al oído –

-pero…

- estoy planeando algo, pero sin tu ayuda no servirá. Conozco a alguien dentro de la ciudad que podría responder tus dudas y las mías propias.

- ¿De qué hablas?

- respóndeme primero.

-claro que quiero saber que me sucede, soy el más interesado en saberlo.

- entonces te pondrás en mis manos, otra vez. – Sus labios rozaron la piel húmeda y jabonosa por culpa de su trabajo con los perros, cruzando las lógicas de lo posible, sintiendo que debía poseerlo, una vez más –

porque… me haces esto, ¿porque me provocas así? – hablo en un gemidito apagado, la cercanía del ojigris le perturbaba las emociones del cuerpo y del corazón –

- no lo sé, y lo más increíble es que no deseo detenerme pequeña majestad.

Le robo el aliento, verdaderamente no solo el aliento, le robo todo con ese repentino y furioso beso, unió sus labios con los del albino, deteniendo las discusiones vacías, para que juzgar una situación o otra, Nezumi ya tenía bien planeado el recorrido a llevar, esos 4 meses que le pidió a Inukashi tenían su razón de ser, una estratégica búsqueda, y ahora que tenia la aceptación de Sion, estaba listo para cumplirlo. No podía decirle aun que estaban por entrar otra vez a la boca del lobo, que se arriesgaría el pellejo regresando a las entrañas de la bestia que era No.6, tenia los contactos adecuados al trabajo, con la explosión del bunker perdió muchos datos, algunos podían ser vueltos a recabar, y los estaba recuperando, pero otros no, los informes mas confidenciales de Sion ya no podía obtenerlos nuevamente, así que allí su cabeza comenzó a pensar, si los médicos pudieron usarlo una y otra vez, el también podría, no en mal sentido, pero si tenía a las personas adecuadas para que le ayudaran, la persona que le ayudo a escapar de la gota lunar, el hombre al cual le debía la vida misma, un antiguo genio que colaboro en la creación de la utópica ciudad, se preguntaran como alguien así podría estar de parte de Nezumi, simplemente hay seres que descubren a tiempo que se equivocaron de camino, este hombre será vital en las jugadas del destino, Sion ni Nezumi saben remotamente lo que marcaran sus destinos desde esa misma noche, desde la aceptación de los problemas y la resolución de los mismos.

-Ne… Nezumi – logro articular palabra al buscar aire para sus pulmones, el beso que le dieron lo dejo desestabilizado totalmente –

-deja esos sacos de pulgas, necesito mostrarte algo. – Sin esperar respuesta jaloneo a Sion dentro de la casa –

-¡espera! Inukashi se molestara conmigo.

-no lo hará, ese enano sabe que no debe meterse con mis juguetes. – afilo la mirada hacia una de las ventanas de la fachada, sabía que lo observaban a hurtadillas -

- ¡pero Nezumi! – grito sonrojado totalmente –

- podrás gritar todo lo que quieras dentro.

Continuara…

GOMEN! GOMEN!... se que les he faltado por culpa de mis obligaciones y otras cosillas que explique en mi final del fic de Naruto, no tengo perdón, pero ahora si, a continuar trabajando duro por este fic que se pone genialoso, ju ju ju, ni de las que se imaginan que sucederá ( bueno, si mpreg) pero más cositas que eso, Sion y Nezumi se compenetran mas aun ja ja ja, eerrrr… mejor esperen el capitulo que viene.

Próximo Capitulo:

Planes y estrategias

 

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