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Blanco Corazon por RAMSIN

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Notas del capitulo:

al fin llega el momento mas esperado, entre el dolor y la alegria se movera un grandioso nacimiento

Capitulo 25


Vida y muerte


 


 


Sus miradas se perdían en la escena que se desenvolvía a unos metros de ellos, Sanri e Inukashi estaban sentados en el suelo frente a la chimenea, con tan solo unos cuantos cojines como soporte contra el suelo de madera envejecida, y es que no tenían algún otro sitio a donde ir. El pequeño sofá donde Shion tomaba siempre sus siestas estaba siendo utilizado nuevamente, pero no con la finalidad de que el albino se recostara a descansar, se transformo el artículo más preciado para descargar el dolor y sufrimiento de Shion con cada contracción. Los dos jóvenes no podían pasar por alto la especie de “baile” que tenía el albino con el respectivo sofá, meciéndose aferrado al espaldar cada dos por tres, sin mencionar a Nezumi que permanecía como una sombra sigilosa tras él.


 


Hacía más de una hora que habían abandonado la seguridad de la habitación, la recomendación de Sanri tras verificar el estado de Shion era que necesitaba caminar para acelerar el trabajo de parto, y que mejor lugar que el amplio salón con el tibio fuego de la chimenea siendo la única fuente de luz para todos. Mientras el albino daba la vuelta numero 32 frente a la chimenea, Inukashi se distrajo un poco con la compañía del archirrival de Nezumi, su conversación estaba a un nivel casi de susurros para no interrumpir al parturiento en sus andanzas, estaba terminantemente prohibido hablar en voz alta, una ley que se impuso súbitamente cuando Shion casi tira por las escaleras a Nezumi para que no hablara en medio de una horripilante contracción.


 


-¿Qué crees que suceda? – Inukashi pregunto en un sutil tono de voz, siguiendo con sus orbes castañas la caminata de Shion hacia el sofá –


-Lo peor – Sanri mascullo dando un hondo suspiro – Sucederá lo peor, estoy seguro de ello.


-Maldición.


-Llegue aquí de pura suerte, el servicio de búsqueda y captura se desplego en todos los accesos a la ciudad, también note que han ubicado fuerzas militares. Me vi en la penosa labor de prácticamente arrastrarme fuera de los túneles… - acaricio su cuello en una evidente señal de cansancio por su travesía para llegar allí –


-Eres un hombre de palabra – Inukashi le miro por un fugaz instante, sintiendo que ese extraño le despertaba una rara curiosidad, como un interesante animal dentro de su territorio –


-Tengo una misión que cumplir, Rou quiere ver al hijo de Shion y Nezumi.


-Yo también quiero verlo – Inukashi sonrió débilmente –


 


Toda esa conversación se mantenía a escondidas de Shion, el desastre dentro de la ciudad estaba en un punto álgido, al igual que su potencial desastre, pero eran noticias que no debían perturbar el débil equilibrio que habían logrado dentro de la casa de Inukashi. Todos tomaron una especie de juramento con un voto de silencio, nada de hablar sobre no.6 hasta que el peligro pasara. Y Shion no estaba en sus mejores condiciones físicas o emocionales para recibir noticias malas, toda su concentración estaba en no derrumbarse ante el dolor, moviéndose dificultosamente de un lado a otro del salón, sintiendo como su amante le seguía unos pasos tras él, tocándolo salvo cuando se retorcía de dolor, había adoptado un habito casi litúrgico con Nezumi y el resto de los presentes, nadie le hablaba, tocaba o molestaba en medio de una contracción, después de ellas es que podían acercarse a él.


 


-¿Quieres subir a la habitación? – el peli azul hablo bajito tras Shion, siguiéndole los pasos rumbo al sofá, sabía que en unos segundos debía hacer silencio –


-Tiempo… toma el tiempo – mascullo estirando sus brazos rumbo al espaldar del sofá, inclinándose súbitamente ante la llegada de una nueva oleada de dolor, esta había superado las anteriores haciéndole perder el control que mantuvo desde hacía más de una hora – Oh… dios, ¡duele más!


 


Sus manos se aferraron a la tela desgastada del respaldo, con una saña tan grande que podría desgarrar la vieja tapicería, aunque eso no importaba mucho para Shion. Cuando estaba en el peor instante lo único que lograba aliviarlo era inclinar sus caderas hacia atrás, llevando el peso al centro de su cuerpo, doblándose reclinando su frente del respaldo, resoplando hondo, con los dientes muy apretados, negándose a soltar un gemido de dolor. Pero la nueva necesidad de gritar se estaba apoderando de su garganta, esta vez el grado de dolor había subido varios escalones en pocos segundos, sintiendo que tan solo en un grito profundo y gutural lograría liberarse, y así lo hizo, soltando todo el aire de sus pulmones en un desgarrador gemido que puso a todos con la piel de gallina, hasta los perros de Inukashi se alteraron con él.


 


- ¡Shion! – Nezumi se tomo el atrevimiento de acercarse a socorrerlo, rodeándole entre sus brazos al ver como el albino claudicaba súbitamente, cayendo de rodillas tras el sofá –


- Entro en la fase activa del parto, ahora si veremos el dolor en todo su esplendor – Sanri se acerco también donde la pareja –


- Es horrible – resoplo acurrucado contra el cuello de Nezumi, apretándole salvajemente de las ropas –


- shhsss… no hables, solo respira, trata de concentrarte en respirar – siguió  acariciando las caderas del albino mientras la contracción desaparecía dejando en paz a su amante –


- Shion, ¿aun quieres seguir aquí? – Sanri se agacho junto a la pareja, hablándole bajito para mantener la regla establecida por el mismo albino de no dirigirle la palabra mientras este con dolor –


- Bajo… el bebe bajo – deslizo una de las manos hacia su vientre, indicándole al castaño donde ahora podía sentir la cabeza de su hijo, presionándole el bajo vientre al nivel del hueso púbico –


- ¿Cuanto se adelanto esta contracción? – Sanri llevo su mano a la muñeca de Shion, tratando de tomarle el ritmo cardiaco –


- Esta vez fue de 4 minutos entre cada una – Nezumi miro su reloj de pulsera seriamente –


- Necesito que lo subas a la habitación, tengo que revisarlo.


- Te voy a cargar, ¿me escuchas majestad? – el peli azul intento pasar sus brazos bajo las piernas de Shion, pero este se negó dando un débil gemido –


- No… me muevan – clavo sus dedos en uno de los brazos del sofá, aferrándose al mismo como un gato furioso –


- Lamento molestarte Shion, pero así no me dejas hacer mi trabajo, tienes que ir a la cama.


- ¡Que no! – Se soltó de los brazos de Nezumi aun arrodillado, moviéndose ligeramente hasta quedar frente al sofá – Estoy bien… aquí.


- ¡Como demonios te vas a quedar allí agachado!


 


Nezumi intento sujetarlo de la cintura para hacerlo levantarse pero fue súbitamente interrumpido por el brazo de Inukashi, este se interpuso entre la pareja tomando lugar junto a Shion en el suelo.


 


-¿Quieres una mordida gratis? – Hablo con sorna y malicia – Respeten su decisión.


-Tú no sabes nada de lo que sucede para que vengas a meter tu nariz aquí.


- Vez esto, rata sorda… - súbitamente Inukashi estiro su brazo izquierdo mostrando una fea herida mal cicatrizada, parecía como si algo filoso hubiese intentado desgarrar la carne desde su hueso – Una vez intente mover de lugar a una de mis perras cuando hizo su nido para parir, me lanzo una mordida que jamás olvidare, así que si no quieres que Shion termine odiándote, déjalo quieto donde esta, quien mejor que él para saber dónde y cómo estar cómodo.


-Ya… no discutan – Sanri se levanto del suelo dando un sonoro suspiro, estaba pensando seriamente que prefería lidiar con mujeres a punto de dar a luz que con Shion y Nezumi – Haremos algo más sencillo, trasladaremos algunas cosas hasta aquí y listo.


- Gracias – el albino susurro enterrando la cabeza entre sus brazos cruzados sobre los asientos del sofá, estaba realmente aliviado con aquella exótica posición –


- Perfecto, ¡que mi hijo nazca en el suelo! – Nezumi se puso de pie indignado, no estaba feliz con lo que había decidido la futura madre respecto a donde dar a luz –


- Nezumi… - súbitamente Shion logro atajarle del brazo haciéndolo caer prácticamente sobre el sofá –Soy yo quien esta aguantado este desgraciado dolor… soy yo quien lo tendrá y seré yo quien cubra la mayoría de sus necesidades, así que… ¡TENGO TODO EL PUTO DERECHO DE PARIRLO DONDE ME PROVOQUE!


- …….. – silencio sepulcral en el salón hasta que una risa sutil se volvió una gran risotada –


 


Todos voltearon donde Inukashi, este había aguantado infructuosamente las ganas de soltarse en carcajadas, pero no pudo evitarlo, había visto la escena más jocosa de su vida, Nezumi siendo reducido a la mínima expresión con los gritos de Shion. El sonido de su risa retumbo en todo el salón, resonando suave, limpia y juvenil, con un toque femenino que no pudo ocultar por más que quisiera, y ese pequeño detalle lo noto Sanri, guardándose para sí la impresión de haber estado conversando todo ese tiempo con una mujer envestida en las toscas ropas de un chiquillo grosero y sincero.


 


-Bueno, por favor Inukashi, ayúdame a buscar todo lo necesario para poner cómodo a Shion – Sanri se movió rumbo a las escaleras seguido del nombrado –


 


El salón quedo nuevamente en silencio salvo por la respiración pesada y rápida de Shion, luego de aquel furioso grito de protesta volvió a su mutismo, acurrucado de rodillas contra el sofá, sin ningún interés en nada, salvo su duro trabajo de parto. Nezumi se quedo quieto a su lado, sentado en el sofá con las entrañas retorciéndosele de pena, cayó en cuenta que fue una actitud realmente infantil y egoísta hacer que su amante se levantara para solo complacerlo. Y es que aun no lograba encajarse del todo en la situación, debía ser sincero con el mismo, estaba muerto de miedo en el fondo de su corazón, todos los líos afuera y esto que sucedía allí sin poder controlarlo también, dos situaciones que lo dejaban vulnerable y desprotegido, sin ideas maravillosas o epifanías para resolverlo, tan solo era un hombre común y corriente que estaba envidiando el poder y la fuerza de Shion para soportar tantas y tantas horas de dolor.


 


No le serviría de nada tratar de pedir disculpas, estaba sobre entendido que Shion no las quería escuchar y el no las daría así por así, en lugar de ello, se puso de pie para salir un momento, regresando al salón cargando entre sus manos un hondo tazón de plástico lleno de agua con hielo y una toalla blanca sobre su hombro, sin pedir permiso se agacho tras el albino colocando cuidadosamente el tazón junto a sus pies, después de ello paso sus manos por las caderas de Shion, sintiendo como este se tensaba pero sin ofrecer resistencia, al menos había dejado que lo tocara otra vez, suavemente subió sus manos por la cintura hasta toparse con los botones de la camisa del pijama que Shion utilizaba como única prenda para cubrir su desnudez.


 


-¿Que… haces? – finalmente alzo la mirada para saber qué demonios estaba intentando Nezumi hacerle –


-No me prestes atención – desabotono casi toda la prenda, dejando al descubierto el pecho y torso sudoroso de su amante – Tan solo quiero ayudarte.


 


No hubo más conversación entre ellos, Shion se dejo hacer sin ninguna queja, era realmente relajante sentir la toalla fría y húmeda siendo pasada por su cuello, brazos, rostro y pecho, en una especie de masaje sutil e indirecto ya que no tenía ánimos de ser tocado piel a piel, estaba hipersensible cuando llegaba el dolor revolcándolo en su sitio, interrumpiendo su letargo. No paso más de unos minutos cuando Sanri e Inukashi estaban de regreso cargados con lo necesario, silenciosamente el castaño impartió las indicaciones para acomodar el lugar que Shion había decidido, colmando el suelo bajo los pies del albino con mantas limpias, algunas toallas y cojines. Otra vez la atmosfera estaba relajada, lo suficiente para que Sanri se atreviera a acercarse a Shion con toda la delicadeza posible, susurrándole al oído que debía revisarle, este tan solo asintió débilmente con su cabeza recargada en un pequeño cojín, dejando que el ayudante de Rou hiciese su trabajo, sintiendo como aquella intromisión dolía pero no tanto como las contracciones, tan solo un malestar momentáneo en beneficio suyo y del bebe.


 


-Estamos más cerca, tienes una dilatación de 7 - hablo complacido deshaciéndose de los guantes de látex para tirarlos en un pequeño cesto tras el sofá – La cabeza del bebe aun esta algo alta, pero eso cambiara apenas llegue a los 8 o 9.


-¿Cuanto más? – Nezumi pregunto seriamente, siguiendo su labor de usar la toalla húmeda como único modo de contacto con Shion –


- Es algo impredecible, podría suceder en una hora o dos, hasta en medio día, todo depende de que tan fuertes y precisas sigan siendo las contracciones.


-¿Mas… fuertes? – finalmente Shion decidió hablar, apenas si prestaba atención a los murmullos que emitían todos a su alrededor, se sentía agotado y sin ganas de usar sus sentidos salvo para focalizarse en soportar cada oleada de dolor que venía sin detenerse –


-No voy a mentirte, aun no llegas al punto cumbre, y eso ocurrirá cuando estés a punto de empezar a pujar, lo sabrás por el cambio de ritmo en las contracciones.


- Podrías intentar no aterrorizarlo mas – Nezumi le hablo fríamente, dejando su labor con la toalla –


- Creo que tu estas mas aterrado que el mismo Shion – Sanri palmeo el hombro de su contraparte para después ponerse en pie – Necesito ir esterilizando algunas cosas, Inukashi ¿podrías indicarme donde está la cocina?


 


Otra cosa que tenia a Nezumi con la ira contenida, que Sanri se comportara como el único sabelotodo allí, que le impartiera ordenes a él y que manoseara a su amante cada dos por tres, bueno, aunque eso ultimo no había ocurrido si no unas 3 veces desde hacía varias horas, pero con celos, quien no ve los pequeños detalles muchísimo más grandes de lo que en realidad son.  


 


-No tengo miedo – la voz apagada de Shion interrumpió el monologo mental que mantenía Nezumi consigo mismo –


-Lo sé – se reclino junto a su amante, prácticamente tomando la misma posición que el frente al sofá, con su torso recargado de la mullida superficie de los asientos –


-Falta poco, Nezumi - estiro su mano tomando la del nombrado, apretándola con una firmeza impresionante – Nuestro bebe… llegara pronto.


- Cuando te conocí, pensé que eras un chico simplón y mimado de la elite, un blandengue que no soportaría vivir situaciones difíciles – bajo la mirada como recogiendo fuerzas para hablar otra vez – He ido cambiando ese pensamiento desde que estás conmigo, y hoy has superado mis expectativas, pequeña majestad.


-Soy… del tamaño de mis dificultades – mascullo débilmente, moviendo su mano sudorosa hasta la mejilla de Nezumi, dándole una caricia sutil – Y tú también lo eres.


-Que irónico, en momentos como estos tu estas dándome ánimos a mi – sonrió con pena, dejando que Shion siguiera acariciando su rostro hasta que percibió como aquella mano comenzó a temblar, sabía lo que sucedía así que la atajo entre las suyas, besándola una y otra vez mientras su amante se perdía en otra oleada de dolor, apretándolo fuertemente –


 


Mientras ellos se reconciliaban a su modo, Inukashi estaba totalmente distraído en la cocina con Sanri, siguiéndole en las órdenes que daba. Había puesto sobre la estufa una gran olla de metal llena de agua, dentro de la misma el castaño coloco todo el instrumental médicos que creyó necesario para lo que acontecería, mientras esperaba a que hirviera el agua, desdoblo sobre la mesa de la cocina un pequeño sobre de tela verde claro donde guardaba gazas, desinfectante, pinzas y demás medicamentos.


 


-Cuando hierva el agua apágala y saca los instrumentos sin tocarlos directamente, te daré un par de guantes quirúrgicos – saco el objeto mencionado extendiéndolo frente a Inukashi – Son un poco grandes, no tengo guantes del tamaño indicado para las manos de una mujer.


-¿Manos de mujer? – Inukashi alzo una ceja con duda, no le estaba gustando el giro que estaba dando la conversación de ese hombre –


-Sí, eres una chica inteligente, y por cómo te comportas con Shion, creo que has estado en presencia de algún otro nacimiento, pero no precisamente el de tus perros.


-No soy una chica y no he estado en mas partos – sentencio con molestia, sintiendo que finalmente alguien había descubierto el secreto mejor guardado de su vida –


-¿No lo eres? – Sanri se acerco un poco, invadiendo sutilmente el espacio personal de Inukashi, como detallando mejor aquel jovencito de piel tostada y cabellos revueltos, con su complexión delgada y delicada, una figurita oculta entre ropas anchas y oscuras – Entonces soy un terrible aprendiz de medicina, no he podido diferenciarte en el género.


-Estas totalmente confundido.


- Pensándolo mejor, no lo creo.


-¿Por qué? – Trago grueso al ver como la mano de Sanri se movió hasta posarse sobre su hombro –


- Porque los hombres tienen ciertas características únicas, aunque Nezumi sale del prospecto por sus camaleonicas transformaciones, sin embargo nunca me atrajo. Ya deje en claro que me atraen las mujeres.


- No me agradan los tipos que se la dan de vivos – hizo que Sanri le soltara en hombro –


-Lo lamento – sonrió débilmente – No puedo evitar curiosear en ti, pocas veces tengo la oportunidad de conocer a una chica interesante.


-¡Que no soy una chica! – Gruño dándole un manotazo a la mesa frente a él –


-Entonces deberé analizar seriamente mis preferencias sexuales – Sanri murmuro cruzando sus brazos, por un segundo sintió que la confusión reinaba en su mente analítica -


 


Esas últimas palabras de Sanri hicieron que el pobre Inukashi se le subieran los colores al rostro en un segundo, en mala hora le toco conocer a un extraño con algunos dedos de frente bien puestos, y no solo fue su rostro el que acabo alterado, fue tanta la presión de la verdad que prácticamente huyo de la cocina, dejando al pupilo de Rou divagando en sus pensamientos. Enrumbó sus pasos hasta el salón, debía olvidar el tema de su sexualidad, o peor aún, el de la sexualidad de Sanri, pero no hay modo de dejar el tema a un lado cuando otra escena le hacía envidiar los actos de cariño. Se quedo estático en la entrada del salón, mirando como ahora Shion se encontraba entre los brazos de Nezumi, aun sentados en el suelo y recargados del sofá, las manos del ojigris suavemente posadas sobre el vientre del albino, deslizándolas con sutileza, con una ternura obvia, la cabeza de Shion permanecía recargada sobre el hombro de Nezumi dejándose llevar por la sensación de seguridad que ejercía su compañero mientras seguían luchando en ese largo trabajo de parto.


 


-Envidia, esa es la palabra que estas buscando en tu mente – Sanri se detuvo tras el castaño – No te sientas mal por pensar eso, yo también los envidio. A pesar de todo siguen amándose, se empeñan en no dejar que su cariño se corrompa bajo ninguna circunstancia.


-Serán buenos padres.


-Los mejores que un niño pueda tener.


 


“Los mejores padres que un niño pueda tener”, un bebe que aun no ha llegado al mundo y ya es amado con locura, pero no todos los niños corren con esa suerte, no muy lejos de allí, dentro de no.6 también había otra criatura hermosa, una que aun no sabe realmente que es estar en los brazos de su madre, que se debe conformar con los consoladores brazos de Karan, sumergido en un torbellino de odios y rechazos, predestinado a no saber aun quién es verdaderamente. Pero todo eso cambiaria pronto, la ciudad que prácticamente hizo el milagro de engendrarlo estaba muriendo poco a poquito, y Karan lo sabía. Esa mañana noto lo enrarecido del ambiente al intentar abrir la pastelería, fue súbitamente abordada por dos hombres de negro del servicio de protección ciudadana, un grupo que casi nunca se presentaba en la ciudad, salvo por motivos casi excepcionales. Los desconocidos hicieron que Karan retornara a la casa junto a Renka y sus hijos sin dar casi ninguna explicación, la madre de Shion no opuso resistencia ya que algo muy dentro de ella le decía que ese era el lugar donde debía permanecer, protegiendo a aquella familia que se había vuelto importante en su vida desde que Shion desapareció.


 


 


-Renka, te traje algo de comer – Karan toco suavemente la puerta de la habitación esperando que le respondiera –


-Seño… creo que mi mama está dormida – Lili le jalo de las ropas llamando su atención –


-Podrías ir con tu hermanito, debe estar despierto – intento alejar a la niña de la habitación, necesitaba hablar seriamente con Renka sobre algunos asuntos –


- ¡Voy! – salió corriendo escaleras abajo para encontrarse con el bebe que permanecía en su moisés sobre uno de los sofá en la sala –


-Gracias Lili.


 


Finalmente Karan se atrevió a entrar, trato de no hacer ruido al dejar una pequeña bandeja con el almuerzo sobre una de las mesitas de noche, aunque su verdadero motivo para estar allí dentro era hablar, necesitaba informarle a Renka lo que pasaba en la ciudad, lo extraña que estaba la situación desde la mañana, también quería información sobre Yoming ya que no había vuelto a saber nada de él desde que nació el bebe.


 


-Renka – se movió rumbo a la ventana, allí se encontraba sentada la nombrada, en un viejo sillón, con la vista fija en el horizonte como si esperara a que algo importante sucediera –


- Vendrán pronto – hablo con molestia, como si le incomodara algo –


- La ciudad esta convulsionada y tengo la terrible sensación de que es culpa de tu hermano – Llevo su mano derecha al pecho, volviéndola un puño cerrado fieramente –


-Yoming solo hace lo que debe – finalmente Renka se digno a voltear, centrando sus ojos tristes en Karan –


-¿Y qué es lo que debe hacer? – sintió un escalofrió recorriendo totalmente su columna vertebral, la mirada de Renka estaba desprovista de vida, de la chispa misma de existencia y emoción, parecía un cascaron vacio –


-Purificar todo - súbitamente se levanto del sofá, haciendo un sonido seco de la madera crujiendo –


-¿Yoming te ha dicho que hará? – una duda inundo su mente, la hermana de Yoming parecía estar al tanto de cosas, sucesos que solo el mismo Yoming podían haberle dicho –


-Karan, ven con nosotros… - súbitamente atajo entre su mano la muñeca de la castaña –


-Suéltame – no pudo evitar que la agarrara, Renka parecía actuar con impulsividad y erráticamente –


- Te salvaremos, también a Lili – una sonrisa retorcida se dibujo en su pálido rostro – La única condición es que no llevemos al bastardo con nosotras.


-Te refieres a tu hijo.


-No es mi hijo – apretó más aun la muñeca de Karan, se había enfadado con las palabras de ella – El es un experimento… Yoming me lo dijo, me mostro pruebas.


-Renka, ese bebe estuvo en tu vientre por 9 meses, se creó gracias a ti. ¡Que puede interesar lo demás cuando fue tu cuerpo quien le dio vida!


 


No pudo tolerar más aquellas desquiciadas palabras, ya estaba claro que Renka había perdido lo poco que le quedaba de cordura, segura que Yoming debió visitarla muchas veces para lavarle el cerebro, una y otra vez hasta que perdió el camino que tenia, volviéndose un simple reflejo de la sicosis de su hermano, repitiendo sus palabras al pie de la letra.  Y el peligro que presentía Karan sobre la ciudad paso a un segundo plano, su prioridad paso a ser el cuidar la vida de Lili y el bebe. Renka estaba en un estado de locura tal que podría ser un peligro para la vida de todos en esa casa, tenía que apaciguarla y buscar el modo de irse, su mente trabajaba a mil por hora pensando en donde esconderse, pensó en la pastelería, pero no podría ir allí ya que sería el primer lugar donde iría Renka o el mismo Yoming si decidía volver, al final tuvo que tomar la difícil decisión de unirse al enemigo, así sea por un breve espacio de tiempo.


 


-Está bien Renka – Suspiro pesadamente – Acepto que nos ayudes a salvarnos.


-¡Que alegría! – Rodeo entre sus brazos a Karan, casi gimiendo de felicidad por su respuesta – Yoming estará feliz… el dijo que hoy vendría por nosotros.


-¿Vendrá hoy?


-Si, dijo que esperara aquí, el necesita primero purificar la ciudad, después de eso vendrá y nos iremos a la gota lunar… allí será la celebración.


-Renka, ¿como Yoming pretende purificar a la ciudad? – Karan tenía una leve idea de lo que posiblemente significaría la expresión “purificar” –


- El fuego lo purifica todo – le susurro aquella aterradora revelación al oído –


-Incendiara no.6 – Karan tembló entre los brazos de Renka, el demonio seria desatado a través de las llamas –


 


Karan acaba de descubrir tan solo la punta del iceberg. Aunque incendiar no.6 no es tan sencillo como parece, la ciudad por si misma esta blindada contra incendios, pero Yoming no ha trabajado en vano por tantos años en la clandestinidad, sabe perfectamente que un edificio en llamas no alterara nada, también sabe que los servicios de rescate son eficientes y rápidos, así que se busco el modo de aprovechar todo con poco esfuerzo, e irónicamente el gatillo detonador no sería activado por él, la misma ciudad tomaría esa decisión.


 


La purificación de la ciudad se realizaría con fuego, el fuego causado por un complejo entramado de cargas explosivas ocultas por toda no.6, programadas para detonarse en un momento especifico, y allí es donde entra en juego el hecho de que la ciudad amaneciera con el servicio de internet y celulares hackeado, necesitaban una distracción de gran magnitud, hacer que los dirigentes de no.6 se esfuercen en restablecer las conexiones, y cuando finalmente lo hagan, una simple llamada de celular activara las bombas que desencadenaran el peor incendio de la historia, la mal llamada “purificación”


 


Mientras los insurrectos esperan su oportunidad, en la gota lunar el gobernador Fennec se ve acosado por innumerables llamadas, desde seguidores, políticos, dirigentes de las otras ciudades pidiendo información sobre la caída de las comunicaciones, tan solo tenían las líneas telefónicas fijas para trabajar, en una ciudad modernizada esto representaba el caos mismo evitando los enlaces entre los diferentes servicios. Fennec se movía andando a ciegas, jugando sus piezas sobre el tablero con descuido y soberbia, lleno de rabia y frustración por lo sucedido.


 


-¡¿Cuántas horas?! – Fennec gritaba por el teléfono fijo a la persona designada para reparar las averías hechas por los insurrectos –


-De una a dos horas gobernador, ya casi estamos listos para restablecer todo – el pobre hombre tras la línea telefónica tartamudeaba del terror –


-Les doy dos horas… -colgó la llamada estrellando el teléfono en su base plástica –


-Esto se ve feo – la voz suave y desentendida del galeno irrumpió en la oficina de Fennec –


- ¿Qué demonios haces aquí? – se puso de pie rápidamente –


-Tan solo subí a informarte de que todas las personas bajo mi dirección fueron mandadas a sus hogares, me dejaste sin ayudantes.


- ¡Y solo vienes para quejarte!


- Mi querido Fennec, no me quejo, solo digo que yo solo no podre eliminar la información que tengo si algo sucede aquí, tu mejor que nadie sabes lo que escondes bajo tu alfombrado gobierno – acomodo sus lentes con una mirada fría y sin emoción –


- Como que las ratas abandonaran el barco.


- No abandono nada, solo digo que necesito la certeza de que esto no se te ira de las manos.


-Eso no sucederá… ya estarán de regreso las comunicaciones y podremos terminar de exterminar las alimañas de no.6


- ¿Sabes quién esta tras esto?


-Si… el mismo decidió mandar una nota asumiendo la autoría de su acto – Fennec metió la mano dentro de su chaqueta hecha a la medida y saco una pequeña tarjeta de presentación – ¿Lo conoces?


-Yoming – mascullo secamente el galeno, recordando la molestia que fue en un pasado, el típico sabelotodo que quería las primicias a fuerza de extorción y mentiras, aunque algunas veces si decía las verdades más sucias de ellos como la utopía recién creada de no.6 –También tú lo conociste bien, mi querido Fennec.


-Una piedra en mi zapato que se ha vuelto realmente incomoda, pero no esperaba que ese bueno para nada lograra hacer algo contra la ciudad.


-Ya ves, hasta el menos inteligente puede jugar con fuego.


-Di la orden de capturarlo.


-¿Y crees que se deje atrapar así como así?


-Sabes que es lo más divertido de todo este asunto, que mi primogénito tiene por tío a ese imbécil. Di la orden de que lo capturen con vida y traerlo aquí para divertirme torturándolo con esa verdad, y también recordarle que su familia desapareció “sospechosamente”


-Este Fennec es al que me encanta visitar, tan sádico y sin límites de decencia – canturreo con diversión, dando media vuelta en sus talones para salir de la oficina tan rápido como llego, ya tenía las respuestas a sus preguntas y una idea acorde a sus estrategias para esta desquiciante situación dentro de la ciudad –


 


Las cartas están echadas, Yoming acaba de comenzar un juego contra el mismísimo Fennec, contra la ciudad y contra sí mismo, sin importarle su hermana o tantas vidas inocentes que se perderán si las bombas son activadas. La mentira piadosa que le dijo a su hermana Renka sobre que le esperara en la casa solo fue un modo de retenerle junto a Karan, el sabia que la vigilaban y que cuando el revelara su identidad a Fennec, tanto Karan como Renka acabarían en el ojo del huracán. Era solo cuestión de horas, unas pocas horas para ver arder a su odiado enemigo, esperando oculto entre insurrectos formado por un grupo pequeño y radical, entre sus secuaces estaban personas que trabajaban para la misma ciudad, todos con buenos cargos y vidas aparentemente normales, pero que en el fondo los unía una misma tragedia, cada uno de ellos habían perdido un familiar o amigo por culpa de la ciudad, todos ellos habían intentado seguir sus vidas, y con sus dotes periodísticos Yoming fue llegando a todos, convenciéndolos de abrazar su causa, de trabajar encubiertos para él, que su lucha seria recompensada con el simple privilegio de lograr vengarse.


 


Finalmente más de 20 personas se prestaron para colocar las cargas explosivas en sus lugares de trabajo, todos, sitios cuidadosamente escogidos por el grupo de Yoming, haciendo una especie de anillo en la ciudad, así el ex periodista logro parte de su cometido. Ahora esperaba tranquilamente sentado en su pequeño auto estacionado en las afueras de una imprenta clandestina, un sitio seguro donde las explosiones no le dañarían, pensando fríamente en el tiempo que le llevaría a la gente de Fennec recomponer todo para ver su misión cumplida, la purificación total de no.6


 


Demasiados sucesos al mismo tiempo, mientras Karan espera retener a Renka, Yoming intenta “purificar” no.6 y Fennec cree que restableciendo los servicios de comunicación salvara su pellejo, en las afueras de la ciudad, bajo el manto de protección creado por Nezumi e Inukashi estaba dándose otro acontecimiento, la situación de Shion había seguido sin novedad, lo único diferente era que el ojigris finalmente había logrado entrar en el espacio personal de su amante, sirviéndole prácticamente de almohada, acurrucado en su pecho sin prestar atención a nada, salvo el momento en que las contracciones dejaron de ser cada 4 minutos para violentamente bajar a 2 minutos entre cada una.


 


-Justo una hora para que todo esto se volviera una carrera contra reloj – Sanri se movió de lugar colocando las cosas más esenciales en el suelo tapizado de mantas, cerca de donde estaba la pareja –


-aaahhh… - Shion gimió estruendosamente, ahora estaba desesperado por deshacerse de la nueva presión que sentía entre sus piernas, como si el bebe estuviese jalándolo hacia abajo sin misericordia alguna –


-Respira, te ayudare a sentarte si quieres, pero concéntrate en respirar, Shion – Nezumi le sujeto de la cintura evitando que se revolviera incomodo –


-Shion escúchame, estas entrando al final del camino, así que evita pujar, no lo intentes aun – Sanri sabía que todas las parturientas se desesperaban por liberarse de esa sensación de sacar al bebe de su cuerpo rápido –


- Tengo… que hacerlo – gruño girando de lado un poco, buscando volver al inicio de todo cuando estaba de rodillas contra el sofá –


 


En momentos como esos le valía madres lo que hablaban todos, su cabeza no estaba con ánimos de escuchar a nadie, su cuerpo estaba trabajando prácticamente en piloto automático, recibiendo el cumulo de sensaciones de un solo golpe y el intentando desesperadamente resistirlas. Y comenzaría por erradicar su incomodidad estando sentado boca arriba, así que apenas el desgraciado dolor paso se separo de los brazos de Nezumi volviendo a estar arrodillado contra el sofá, era la única posición cómoda para su pobre cadera, sintiendo que al menos no le faltaba el aire cuando respiraba y que sus piernas no temblaban tanto como estando sentado, pensando en ello recostó su cabeza del sofá dejando que sus instintos trabajaran por él, su cuerpo se movía por sí solo, preparando el terreno para lo que sucedería, sintiendo que meciéndose de un lado a otro ayudaba inconscientemente a que su hijo bajara un poco más rápido, tan solo deteniéndose de hacerlo cuando otra contracción aparecía interrumpiendo su calma.


Shion esperaba que no le volvieran a molestar, tan solo necesitaba tratar de olvidar las desgraciadas ganas de pujar que poco a poco lo controlaban. el mantenerse en silencio también fue una batalla que perdió cuando los gemidos y gruñidos pasaron a ser parte de su repertorio, resoplando con la cabeza enterrada entre sus brazos, sintiendo como Nezumi se quedo a su lado, volviendo a utilizar la toalla húmeda para limpiar el sudor que perlaba más aun su piel. No supo cuanto tiempo paso tolerando la llamada transición, tan solo las oleadas de dolor lo mantenían semiconsciente hasta que escucho como Sanri impartía nuevas órdenes a su espalda, sabía lo que vendría, podía sentir la mano enguantada surcando sus muslos en un mudo intento de indicarle que separara un poco sus piernas, dándole el espacio suficiente para revisarle una vez más en menos de una hora, Shion ya maldecía esa cuenta del 1 al 10, esperaba que Sanri anunciara el final, o más bien, el inicio de todo.


 


-Shion, estamos listos – esas palabras fueron como música para los oídos del albino – Espera, espera no te he dado la orden de pujar.


-………… - ni se tomo la molestia de obedecer, para él fue como si el castaño hubiese alzado una bandera gritando “partida” –


- Ok, no podemos ir en contra de la madre naturaleza… - suspiro suavemente tomando lugar tras las caderas de Shion, ni si quiera se atrevería a pedirle que intentara otra posición, sería como empezar una guerra mundial en el salón – Tan solo te voy a pedir que lo hagas cuando te lo indique, las mismas contracciones te ayudaran a que sea más rápido.


-¿Escuchaste Shion? – Nezumi le susurro al oído, con un nudo en su garganta, el momento más importante de toda su vida había llegado, estaba con el alma entre las manos esperando ver al pequeño polizón que habían creado con tanta pasión los dos –


-Si – mascullo con los dientes apretados, manteniendo el primer pujo que hacía con toda su alma, quería que esto acabara rápido, necesitaba tener a su bebe entre sus brazos de una buena vez, pasar más de 18 horas en labor fue una odisea dolorosa -


 


En un principio creyó que con dar unos cuantos pujos todo acabaría y un lindo bebe estaría con él, pero las cosas no eran tan sencillas, ya había pasado más de 20 minutos pujando una tras otra vez bajo la orden de Sanri,  y nada parecía avanzar, lo único que aumentaba era el agotamiento físico, las rodillas le escocían por el roce constante contra las toallas que habían colocado bajo el, también le costaba permanecer atento al momento de pujar, dejando de hacerlo tan pronto como empezaba, no toleraba la frustrante sensación de que no avanzaba nada a pesar de sus esfuerzos.


 


-¡Una vez más! Necesito que respires profundo, baja el mentón contra tu pecho y puja con más fuerza, necesito que lo hagas – Sanri le regaño al ver como Shion no reaccionaba como él esperaba –


-Estoy… cansado – susurro dejándose caer sentado en el suelo, ya no podía con el peso sobre sus piernas temblorosas – No quiero pujar mas…


- Creo que estarás mas cómodo si cambiamos de posición, intentemos algo nuevo – pensando rápidamente hizo que Nezumi se sentara tras Shion, dándole un buen apoyo con su cuerpo –


- ¡Duele! – gimió con agonía, el cambio de lugar pareció causar que el bebe finalmente se moviera un poco –


-¡Entonces puja! – tomo entre sus manos las rodillas del albino obligándole a separarlas aun más para ayudar al bebe –


- Vamos Shion, has estado esperando esto por mucho tiempo – el peli azul le beso la mejilla sudorosa, tratando de distraerle de la negatividad sobre lo que sucedía –


- Perfecto, sigue así – finalmente Sanri podía ver como aquellos pujos funcionaban –Tenemos un bebe con mucho cabello.


 


A todo esto, Inukashi estaba mudo parado tras Sanri, teniendo una vista completa de del proceso, mirando asombrado como una matica de cabellos húmedos y revueltos anunciaban la coronación, uno de los momentos más dolorosos en un parto, y Shion lo supo del peor modo ya que el bebe giro buscando la mejor posición para salir, presionando internamente las caderas del albino, causándole un repentino y agudo dolor en su pierna derecha, como si estuviesen jalándole los nervios desde la baja espalda hasta la punta del pie, todo lo que habían avanzado se estanco, el bebe quedo atascado a mitad de camino, inmovilizado por el mismo Shion.


 


-¡Mi pierna! Duele… - grito con fuerza, moviendo desesperadamente las manos hasta encontrarse con las de Nezumi, sujetándolo con saña, tratando de estirarse para que el dolor en su pierna derecha cesara –


-Cálmate Shion, pasara rápido si pujas otra vez, la cabeza del bebe esta presionando el nervio ciático – estaba inquieto ya que no era bueno que el albino retuviese al bebe tanto tiempo, sin permitirle que terminara de coronar – El dolor se irá si pujas.


-No… no, no. – Renegó una y otra vez con su cabeza, clavando las uñas en los brazos de Nezumi, le daba terror pensar que sería peor si seguía –


-Shion el bebe esta cerca, hazlo, te aseguro que no puede dólar más de lo que ya duele – Inukashi se movió al lado derecho del albino, acariciándole el muslo afectado con fuerza –


-¿Seguro? – abrió pesadamente los ojos un momento para enfocarlos en Inukashi –


- Te lo aseguro, confía en mi palabra – le sonrió débilmente, estaba muy ansioso porque todo esto terminara rápido y poder dejar de sentir como los recuerdos de su pérdida le invadían el pensamiento -


 


Fueron como palabras mágicas, Shion dio un pequeño respiro para intentar pujar, temblando de terror por lo que seguiría, pero confió en la única persona de esa habitación que había experimentado en carne viva algo así. Inclino su cuerpo hacia delante ayudado por las manos de Nezumi, pujando con todas las fuerzas que le quedaban, y de por sí, que ya no eran muchas. En unos segundos el dolor de su pierna bajo en intensidad pero otra sensación paso a ser lo más desgraciado que sintiera en el mundo, la cabeza del bebe finalmente se movió terminando de coronar, trayendo consigo la sensación de ser quemado desde adentro, un dolor tan intenso que Shion solo pudo demostrarlo dando gritos ahogados, los sonidos no lograban salir de su garganta, no tenía fuerzas para gritar mas, le dolía la garganta, las caderas, el calor ardiente entre sus piernas, la sensación de querer mandar todo al mismo infierno lo obligaba a volver a pujar como poseído para detener la tortura.


 


-¡No pujes! – Sanri le regaño al ver que la cabeza del bebe ya estaba totalmente fuera, la peor parte había culminado – Necesito que no lo hagas.


-Maldición… quiero pujar – susurro con los labios cuarteados y secos, no comprendía porque de insistirle que pujara, ahora no podía hacerlo – Déjame.


-Jadea como perro, eso evitara que te desgarres, no quiero que te lastimes más de lo necesario – estiro su mano buscando una pequeña pera de goma para succionar las mucosidades de la boca y nariz del bebe –


 


Shion obedeció a regañadientes, no le veía lo beneficioso de detener su labor pero hizo caso, tan solo se concentro en jadear varias veces, sintiendo que su hijo bajaba un poco mas hasta que Sanri le pidió que dejara de hacerlo. A todo esto, Nezumi permanecía mudo, había perdido prácticamente el habla con todos los acontecimientos, tan solo se dedicaba a dejarse estrujar por las manos de Shion, mirando como el desgraciado de Sanri trabajaba con una eficiencia y seriedad imposible de creer. Todo paso rápidamente, escuchando los comentarios eufóricos de Sanri al anunciar que ya los hombros del bebe habían salido, sintiendo como su amante daba un ultimo empujón con toda el alma hasta que su cuerpo se derrumbo sobre su pecho, jadeando débilmente.


 


-¡Y aquí tenemos un lindo bebe! – Sanri alzo entre sus manos a una pequeña masa húmeda y rojiza que se revolvió con fuerza –


 


Fue como si el mundo se detuviese en un segundo, Nezumi centro sus ojos grises en el pequeño ser que Sanri deposito rápidamente sobre el pecho del albino, cubriéndolo con una toalla blanca para después frotarle vigorosamente la espalda obligándolo a soltar el primer grito de protesta, por su parte, Shion no cabía dentro de sí, paralizado al ver por primera vez la criaturita que albergo en su vientre por 9 meses, recordando todo lo que había pasado: los miedos, el temor y después la felicidad de saber que existía, sus luchas y los peligros que corrieron para poder llegar a este instante, al momento más cumbre que una madre pueda experimentar, oír el primer llanto de su hijo, sentir el calor de ese cuerpecillo que se revolvía molesto ante su súbita llegada a un mundo desconocido e inclemente.


 


Las lagrimas no se hicieron esperar, recorriendo las mejillas enrojecidas de Shion, pero tan solo fueron una milésima parte de los sentimientos albergados en el pecho del albino, quería gritar al mundo lo feliz que era, lo mucho que amaba a aquel pequeño desconocido que lloraba sobre su pecho, pero no bastaría todo eso para demostrarlo, así que tan solo se limito a rodear al bebe con sus brazos agotados, acariciándole primeramente su cabecita cubierta de cabellos azul oscuro, tenía el mismo hermoso tono de azul que Nezumi, con su piel rosado pálido y unos potentes pulmones que estaba poniendo en uso muy adecuadamente.


 


-Bienvenido al mundo, pequeño polizón – Nezumi se agacho depositándole un suave beso sobre la pequeña cabecita de su hijo, aguantándose las enormes ganas de echarse a llorar por experimentar en carne viva el nacimiento del ser que ha intentado proteger por tantos meses junto a Shion –


-¿Es… un niño? – Shion intento desenvolverlo de la toalla para cerciorarse el mismo –


- Si, un niño con excelentes pulmones – Sanri sonrió divertido ante los berridos que no dejaba de dar el pequeño en brazos de su madre – Papa sicópata, ¿harás el honor de cortar el cordón umbilical?


 


Sanri estiro una tijera ante el ojigris, dándole la oportunidad de cerrar el ciclo de aquel parto con la separación definitiva de madre e hijo, las manos de Nezumi temblaron un segundo siguiendo las indicaciones de cortar entre las pinzas que había colocado el ayudante de Rou, el pequeño bebe dio un quejido de protesta pero pronto dejo de llorar al encontrar sus propios deditos llevándoselos a la boca, succionando con fuerza hasta quedarse dormido aun en brazos de Shion.


 


-Me da lástima quitártelo, pero debo revisarlo mejor – Sanri estiro sus manos para intentar cargar al bebe pero Shion lo interrumpió –


-Espera un momento – levanto la mirada rojiza buscando a alguien en especifico que aun no había emitido un solo comentario sobre el bebe – Inukashi, ven.


-Yo… - se había alejado de la pareja apenas vio nacer al niño, eran sentimientos demasiado fuertes los que se habían despertado con ese milagro –


 


Dudando aun, se agacho junto a Shion mirando a la pequeña cosita que estaba dormida con sus deditos en la boca, ajeno a todas las emociones que despertó su llegada, especialmente para él, era como si el pasado regresara, sufriendo silenciosamente junto a Shion, con sus ojos ardiendo de tanto aguantar el llanto y que ahora parecía que una delicada lagrima había logrado escapar de sus ojos para bajar por su mejilla y morir en la base de su quijada, y como esa, un montón mas se arrojaron por su rostro, hasta el punto que se quedo paralizado, moviendo sus dedos por la espalda del bebe y llorando desconsoladamente en medio del silencio, a moco tendido, sin que nadie preguntara nada, tan solo Shion entendía lo que sucedía y no tuvo alma para decirle que no lo hiciera, todos necesitamos llorar y esta vez una alegría inmensa estaba sirviéndole de catarsis a Inukashi.


 


-¿Quieres ayudarme con el bebe? – Sanri deposito su mano sobre el hombro tembloroso del chiquillo, intentando que apaciguara su profundo llanto obviamente purificador por alguna razón que desconocía –


-Si – trato de respirar profundo, alzando la mirada y limpiando su rostro enrojecido con sus manos, ya no quería llorar mas, se veía demasiado desvalido y el no era eso, siempre fue una persona fuerte y valiente y ahora necesitaba seguirlo siendo para ayudar a Shion con ese hermoso bebe –


-mmm… - Shion dio un pequeño gemido de incomodidad, sintiendo como había regresado el dolor en su vientre pero con menor intensidad que antes –


- ¿Que sucede? – Nezumi se puso en alerta en un segundo –


-No se asusten, es la placenta, esa molestia durara unos momentos hasta que la expulse, después podremos limpiar todo y llevarte a tu habitación, los dos necesitan descansar.


 


Sanri finalmente pudo tomar al bebe entre sus brazos, observando como el pequeño protesto por la separación pero rápidamente volvió a quedarse dormido.


 


-Cárgalo mientras termino con Shion – Extendió el bebe frente a Nezumi, sonriendo maliciosamente, quería ver como actuaba el inexperto ojigris con su hijo –


 


Primero lo dudo, pero pronto se movió cuidadosamente dejando a Shion recostado de algunos cojines para poder cargar al bebe, y el instante en que un padre y su hijo hacen la primera conexión se dio, sintiendo como un nuevo peso llenaba sus brazos, un calor distinto al del cuerpo de Shion, este era un calor diferente, uno dulce y gratificante, era como mil estrellas encerradas en el cuerpo de su hijo, viendo su pequeña carita redonda, con su diminuta nariz y unos rebeldes cabellos iguales a los suyos, eso lo hizo sonreír, el bebe tenía un aire innegable a él, mentalmente deseo que abriera sus ojos para matar la curiosidad sobre su color, esperaba que fueran tan rojos como los de Shion, deseaba que esos hermosos rubíes se reflejaran en la otra persona que amaría hasta la muerte. En su pecho se albergaron tantas emociones juntas, pero no lloraría inexplicablemente como Inukashi, el sabría perfectamente cuando podría desencadenar su alegría, lo haría en el momento en que estuviese a solas con su amor, los tres juntos, siendo al fin una familia, una palabra que tenía ganas de transformar para darle significado propio.


 


 


Continuara…


 


 


 


¡Lloro! Me ha quedado de una ternura genial, además de que tenia meses sin hacer un parto, je je je, me encanta hacer sufrir a mis personajes pero que después sean felices con sus pequeñas bolitas lloronas en los brazos XD. Pobrecillo Inukashi, descubrieron que era chica y que se quebró al ver nacer el baby de Shion y Nezumi, y señores ¡tenemos un niño!, esperen al siguiente capítulo para saber de qué color son sus ojitos y que pasara con la ciudad, porque ahora es que las cosas se pondrán color de hormiga. Lamento la demora y millones de gracias nuevamente por esperar y dejarme sus increíbles comentarios, gracias, ¡nos leemos pronto!


 


Próximo capitulo:


 


Inocentes


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