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Blanco Corazon por RAMSIN

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Notas del capitulo:

Descubrir la verdad del modo mas duro e inesperado...

Estaban volviéndole loco las luces de emergencia ubicadas estratégicamente sobre el techo raso, el titilar intermitente de color amarillo pálido solo alteraba el dolor de cabeza bajo y débil que inicio con todo este desastre de las explosiones. Sin embargo, para Fennec caminar por esa serie de pasillos hacia las salas de interrogación resultaba morbosamente delicioso, podía olvidar momentáneamente el dolor de cabeza, las preocupaciones y las preguntas de sus subordinados. Tan solo quería ocuparse de un asunto inconcluso desde hacia más de 20 años atrás.

 

Finalmente llego a su destino, sin prisas busco con la mirada al jefe del servicio de búsqueda y captura, necesitaba hacerle algunas preguntas sobre su nuevo invitado en las instalaciones de la Gota Lunar. Rashi apareció detrás de él cargando un arcaico radio transmisor en su mano izquierda, el aspecto desaliñado y su acentuado rostro de cansancio reflejaba el estado mismo de lo que sucedía fuera de Chronos. 

 

- Gobernador – finalmente alzo la mirada hacia el hombre trajeado elegantemente delante de él –

- ¿Dónde capturaron a Yoming? – sin rodeos, tan solo necesitaba una pequeña explicación, lo demás correría por su cuenta cuando entrara en la habitación a “saludar” –

- Un equipo de vigilancia lo encontró en las cercanías de la Gota Lunar, fue muy sencillo apresarlo, diría que demasiado sencillo… - Rashi se quedo pensando por un momento en la situación –

- Lo importante es que esta en donde debe estar – palmeo suavemente el hombro de su subordinado –

- Gobernador Fennec, quería preguntarle algo sobre la orden que acabo de recibir... – apretó el radio transmisor con fuerza, como tratando de sacar valentía de donde ya no le quedaba –

- No necesitas preguntar nada, solo cumple la orden – otra palmadita en la espalda y emprendió el rumbo a la sala de interrogatorios –

-Pero, hay demasiadas personas tratando de buscar refugio dentro de Chronos, no creo recomendable deshacernos de ellas.

- Rashi – detuvo sus pasos sin mirar si quiera al nombrado – En momentos como estos se toman medidas extremas.

- Considero menos ortodoxo la posibilidad de dispersar a las masas con gas y balas de salva – estaba exponiendo su pellejo ante lo que decía, pero sentía que la acción de masacrar a toda una población no era la solución –

- Rashi, quedas relevado de tu cargo. – Continuo su camino como si nada hubiese ocurrido –

- ¡No quiero perder mi cargo gobernador!

- Ya es muy tarde, si no estás conmigo, estas contra mí.

 

Rashi le vio desaparecer por las puertas metálicas que dirigían a la sala de interrogaciones donde tenían capturado al artífice del desastre sobre todo no.6. Una rabia visceral se apodero de él, no podía considerar lógico lo que harían sus hombres, prácticamente asesinar a decenas de personas que no tenían la culpa de nada, habitantes de la ciudad. Su cargo le revestía de conocimientos sobre las cosas no muy sanas que se hacían en nombre de no.6, pero siempre lo considero correcto ya que eran para el mismo equilibro de la buena convivencia, deshaciéndose de los insurrectos y de las personas que quisieran alterar la paz. Pero esta orden no era contra un grupo de subversivos, esta orden del mismísimo Fennec recaía en las personas que el pretendió proteger y cuidar con su peculiar modo de orden y perfección.

No estoy de acuerdo con esto! - lanzo el radio transmisor al suelo, con tal ira que el aparato quedo destrozado a sus pies –

 

Mientras el agente Rashi recapacita sobre los actos atroces que van a ocurrir en no.6, en uno de los puntos más exacerbados de la ciudad, Nezumi está moviéndose con cautela, su sexto sentido le dice que nada es lo que parece, hay demasiadas personas alteradas, buscando el modo de pasar al otro lado, obviando el servicio de transporte paralizado y descompuesto por las explosiones. Esta multitud carece de sentido común y le sobra desconocimiento, son como un rebaño de ovejas encerradas junto a un lobo hambriento, incapaces de defenderse pero locas por escapar.

 

El ojigris se movió precavidamente hacia un sitio más despejado, necesitaba acercarse a las rejas que le separaban del área de embarque y desembarque. Su vista no daba cabida a la gran cantidad de personas intentando hacer lo mismo que el, entrar en los rieles para caminar sobre los mismos en busca del camino a Chronos.

 

-Esto se volvió un desastre incontrolable – miro a su alrededor, notando como tras toda la masa de personas agolpada se acercaba una especie de vehículo blindando color gris oscuro –

 

Su mente lo transporto de inmediato a su infancia, al día en que fue capturado por los esbirros de no.6, reconocería esa masa metálica donde fuera y como fuera. Eran idénticos a los monstruosos vehículos que se abrieron estruendosamente paso entre el bosque que los protegió siempre, un frio dantesco le recorrió el cuerpo entero, esto era como ver su pasado repetido, personas corriendo, huyendo de algo que no podían ni remotamente imaginar, gente llorando, otros incrédulos y paralizados ante la llegada de aquellas bestias color gris oscuro, unas especies de camiones cisternas cargados en su parte más alta con un cañón largo y delgado por donde despedía chorros de químicos altamente inflamables, el resultado, todo aquello que entraba en contacto con el químico automáticamente hacia combustión.

 

-Fuego… - Nezumi tartamudeo con las piernas paralizadas, quería correr, necesitaba huir como en el pasado –

 

La vieja herida en su espalda pareció volverse carne viva, palpitaba, ardía, dolía horriblemente, tanto que su cuerpo claudico haciéndolo caer de rodillas en el pavimento, abrazando fuertemente sus costados, buscando una especie de protección ciega e inútil, el cerebro puede traicionarte en el peor momento de tu vida, justo ahora cuando tenía una misión que cumplir.

 

El aire se enrareció de inmediato, los gritos no se hicieron esperar con el ataque de los soldados que acompañaban a los monstruos metálicos que escupían fuego, entre la masa despavorida estaba una impresionada Karan, aun pegada a la larga reja metálica que la separaba de su destino en Chronos, a la distancia que se encontraba no podía apreciar los tanques grises escupiendo fuego, pero si noto la estampida humana que empezó a dispersarse por las calles aledañas, buscando algún refugio contra las llamas que avanzaban una calle arriba. Un pestilente humo negro fue dificultando la visibilidad, era una especie de olor a carne quemada, plástico y metal fundido, muchos olores, un solo causante.

 

-Todo arde – se agacho abrazando a la pequeña Lili contra su pecho para que no pudiese ver las escenas evidentes de pánico y terror a su alrededor –

-Todos gritan seño… ¿porque todos gritan? – Mascullo bañada en lágrimas, cerrando sus pequeños ojos fuertemente, con su carita enrojecida enterrada en el pecho maternal de Karan –

 

Karan no pudo responder, su garganta estaba trabada entre el humo penetrante y las escenas frente a ella, una cantidad abrumadora de personas ardían en llamas, podía verlas correr encendidas en amarillo y rojo, como las pequeñas luciérnagas que caen muertas después de acercarse demasiado a la luz. No sabía qué hacer, el correr sería imposible, no deseaba que Lili viera lo que ella veía, el peor de los actos que no.6 ha podido hacerle a sus ciudadanos, quemarlos vivos como si fueran simples figuras de papel. Su cerebro no intentaba procesar nada, tan solo temblaba paralizada por el terror, con sus cargas preciadas aferradas a su cuerpo, Lili llorando desconsolada y Ren paralizado ante los evidentes nervios de Karan, era un bebe muy perceptivo y esto que sucedía lo mantenía en una angustia evidente.

 

Mientras los tanques quemaban todo a sus anchas abriendo paso, el servicio de limpieza se encargaba de rematar a las personas que escapaban despavoridas, disparándoles automáticamente, la orden era neutralizar a todas las personas que estuviesen intentando ingresar dentro de Chronos, no había piedad, no existía esa palabra en las mentes de esos hombres armados.

 

Al mismo tiempo, Nezumi seguía arrodillado en medio de la calle, mirando el desastre reinante, sumido en un transe de terror tan fuerte que no sintió cuando un par de soldados le dieron la voz de que se levantara del suelo, ambos apuntándole desde unos dos metros de distancia con sus armas largas.

 

-¡Levántese del suelo! – uno de los soldados se movió un poco para ver mejor a la masa paralizada en el piso que era Nezumi en ese instante –

-…… - ni si quiera los escuchaba, en su mente parecía revivir su doloroso pasado, los olores en el lugar tampoco ayudaron ya que el aroma a carne quemada no se olvidaba jamás, era tan repulsivo que estaba revolviéndole el estomago al ojigris –

-¡QUE TE LEVANTES! – El hombre grito cansado al tiempo que daba unas cuantas zancadas para acercarse más aun al ojigris –

 

En un instante Nezumi sintió como alguien le jalaba del cabello haciéndole levantar bruscamente la cabeza, su mirada gris gélida se encontró frente a frente con el rostro del soldado que le gritaba, pero él no podía escucharlo, tan solo sentía los tirones en su cabello y como el desgraciado pasaba a apuntarle en la frente con el rifle de asalto que utilizaban, mientras, el otro que soldado que lo acompañaba se encargo de arrancarle la tela de supe fibra que llevaba sobre sus hombros como protección.

 

Todo sucedió en un segundo, segundos que parecieron en cámara lenta, la risa del esbirro del servicio de limpieza, la sensación del frio metal clavado en su frente pálida, su cuero cabelludo escociéndole por culpa de los jalones que recibía, muchas sensaciones, excepto una: no escuchaba ni un solo sonido, era como estar en una habitación a prueba de ruidos, pero todo eso desapareció cuando su vista se lleno repentinamente de rojo sangre, aquel cálido liquido recorrió su frente, mejillas, nariz, boca, bajando hasta su cuello y perdiéndose entre sus ropas humedeciéndolas de carmín, y los sonidos regresaron, el grito dantesco de un hombre que instantáneamente cayo igual que el otro, a los pies de Nezumi.

 

- Estan… muertos – miro incrédulo al par de cuerpos tirados en el suelo, uno con el cráneo destrozado y el otro con un disparo en su cuello, desangrándose a sus pies –

- ¡Nezumi!

- Rikiga – aun aturdido logro enfocar la vista en el viejo periodista que caminaba rápidamente hasta el –

-¿Qué demonios te pasa? ¡Casi te vuelan la cabeza! – sin pensarlo un segundo abofeteo al ojigris –

-…… - se quedo paralizado, sintiendo el dolor en su mejilla húmeda por la sangre del hombre que había caído en su rostro cuando le volaron la cabeza –

-¡Realmente no eres tú! – Con molestia se agacho junto a Nezumi y saco un pañuelo algo sucio del bolsillo interno de su chaqueta gris, intentaría limpiarle el rostro bañado en sangre – Sabia que necesitarías el arma, lo sabia…

-Viejo – tomo la muñeca del ex periodista entre sus manosaun temblorosas – Gracias.

-Bah, volarle la cabeza a esos hijos de puta fue grandioso… Y lo volvería hacer sin ningún remordimiento – suspiro profundamente, sabiendo que esos actos podrían repetirse hoy ante lo que sucedía –

- Entonces hagámoslo – Nezumi desvió la mirada hacia la entrada atestada de llamas y desastre –

- Espera ¿quieres deshacerte de todos los malditos hombres del servicio de limpieza? – miro atónito como Nezumi recogía las dos armas de los soldados y pasaba a revisarlas, volviendo a ser el ser frio que siempre conoció Rikiga –

- Yo no tuve oportunidad en un pasado, así que no pretendo dejar que otros sufran lo que yo sufrí – puso en manos del viejo periodista la otra arma – ¿Estás conmigo?

- Esa pregunta esta de mas, si no hubiese decidido estar contigo ya estarías muerto con un tiro en la frente – sonrió descaradamente – Y no quiero tener que contarle esa historia a tu hijo cuando sea grande…

-Mi hijo – recordó al pequeño bebe que cargo por un buen rato antes de tomar la decisión de rescatar a Karan – Sera libre para decidir cómo vivir su vida.

 

Con esas sentidas palabras Nezumi emprendió la casi imposible labor de detener el dantesco espectáculo que ocasionaba el servicio de limpieza contra parte de los habitantes de no.6. No sería sencillo detener a un grupo de soldados bien entrenados, pero en momentos de desesperación nacen las mejores ideas. El ojigris puso su mente en acción, así que planeo el detener primeramente los vehículos lanza llamas, entre el desastre logro colarse cerca de uno de ellos, ayudado por Rikiga que cubría sus espaldas disparando a los soldados que descubrían a Nezumi tratando de llegar al camión.

 

El problema que se presentaba ahora era sacar al conductor del vehículo que permanecía estacionado cerca de la estación que unía a Chronos con el resto de la ciudad, imperturbable quemando todo a su paso, impidiendo que nadie avanzara hasta ellos. Nezumi opto por tomar el control de uno de los autos abandonado en la calle cercana, aun estaba encendido e intacto, seguramente su dueño huyo al ver la llegada de los camiones lanza llamas. Ya dentro del auto, dio algunas vueltas esquivando cuerpos calcinados, mas personas gritando y escapando, pretendía estrellar el vehículo totalmente de frente contra el camión, si el sentido común del otro conductor funcionaba como él esperaba, seguramente retrocedería encajándose en la entrada de la estación, su fin era inutilizarlo para después subir en el. Nezumi necesitaba espacio para retroceder y enrumbar el curso de frente al camión, cuando creyó que era suficiente distancia, freno unos metros frente a frente con el vehículo, dentro, el conductor del mismo estaba dudando de aquel pequeño auto que súbitamente había obstaculizando su rango de ataque, sonrió para sus adentros moviendo los controles de los cañones para apuntarle, sería divertido verlo arden con su osado conductor dentro.

 

-Hazlo… maldito cobarde – Nezumi apretó el acelerador a fondo, esperando la respuesta del otro –

 

El conductor del camión finalmente decidió atacar el auto con Nezumi dentro, pero el conductor fue súbitamente interrumpido por un certero disparo a la ventanilla de su lado, aquel ataque lo distrajo el tiempo suficiente para no poder evitar la embestida que recibió de parte de Nezumi, la fuerza del golpe hizo que el airbag saliera del volante de ambos vehículos, Nezumi sonrió satisfecho con la labor, tan solo el fue una especie de carnada ya que todo el trabajo sucio quedo en manos del viejo Rikiga, el fue el causante del disparo que distrajo atención del conductor, y ahora, el ojigris salto hacia el camión, subiendo al mismo y abriendo la puerta del piloto que para suerte suya no estaba trabada, con una certera cortada degolló al conductor aun atrapado entre la bolsa de aire y lo arrojo fuera para poder cerrar la puerta y echar a andar su nuevo juguete bélico.

 

Rikiga le siguió los pasos rumbo al auto negro en que se trasportaron hasta allí, el estaría tras Nezumi pero a una prudente distancia para resguardase de los ataques que vendrían, mientras, el ojigris empezó a practicar su puntería con los cañones, tenía tantas ganas de devolver los ataques, y así lo comenzó a hacer, conduciendo el camión hacia los otros camiones incendiarios, tomando prácticamente por sorpresa a los otros dos vehículos que llegaron, lo primero que hizo fue inutilizar sus cañones, fuego contra fuego, atacando además, los parabrisas para hacer que los conductores escaparan obligados por el calor sofocante que se formaba en las cabinas atacadas por las llamas.

 

Nezumi logro dejar fuera de combate los dos vehículos y Rikiga se encargo de darles muerte a los conductores desde el auto. A estas alturas de todo el desastre aun quedaban hombres del servicio de limpieza, unos asombrados por el acto suicida de dos hombres desconocidos, otros abandonando las armas y siendo perseguidos por las mismas personas que atacaron minutos atrás. La gente empezaba a comprender que no eran solamente victimas, que podían responder, ese fue el nacimiento de una revolución mental, un cambio de pensamiento (de presa a depredador) la fuerza estaba en la unión de todos, los oprimidos por la ciudad, los que se dieron cuenta que estaban siendo asesinados vilmente por solo querer buscar refugio dentro de la elitista Chronos, que los que debían protegerlos estaban matándolos, esa fue la última gota que rebasó el vaso de su pasividad.

 

Entre el desastre aun desatado, Nezumi y Rikiga decidieron seguir su camino, entrar a Chronos, les había costado llegar allí con sus vidas pendiendo de un hilo, finalmente el ojigris se movió por toda la estación para buscar una entrada segura, mientras observaba entorno, algo llamo su atención, en una esquina, cerca de unos contenedores de basura vio un bulto grande tirado en el suelo, creyó que se trataba de alguna persona muerta por el servicio de limpieza, pensó que ya era tarde para ese pobre ser que seguramente busco resguardarse infructuosamente del peligro.

 

-Nezumi… - Rikiga se paralizo al escuchar un sonido poco común para el lugar donde se encontraban – ¿Lo oyes?

- Es como el llanto de un niño – se quedo quieto tratando de saber de dónde provenía, o mejor dicho, tratando de comprender como podía escuchar semejante sonido en un sitio como ese –

 

Ambos miraron mejor el bulto que pasaron hace un momento junto a los contenedores de basura, en seguida supieron que el sonido venia de allí, rápidamente corrieron hacia el lugar. Nezumi fue el primero que se encontró con una escena impresionante, en el suelo, delante suyo, estaban los cuerpos de dos personas acurrucadas, evidentemente una mujer y una niña pequeña, además de seguir escuchando el llanto bajito de un bebe, su mente no proceso realmente quienes eran hasta que buscando al bebe, giro el cuerpo de la mujer, para ese instante Rikiga estaba de pie tras él, con la mirada clavada en el rostro sucio y maltrecho de la dama.

 

- Mi… querida Karan - su cuerpo tembló completamente mientras las lágrimas bajaban en caudales por sus mejillas flacas y mal afeitadas –

- ¿Karan? – Desesperadamente Nezumi se lanzo sobre ella tocando su cuello una y otra vez, tratando de encontrarle el pulso con sus dedos temblorosos – ¡Esta viva!

- ¡MI KARAN! – El viejo se lanzo al suelo también, superando el minuto de terror que experimentaron al encontrarla –

- Pero… - ahora la mano de Nezumi movió el cuerpo de la niña comprobando para su alivio que también estaba viva –

- Nezumi  - Rikiga nota un bulto de mantas moviéndose entre los brazos de la desmayada castaña –

- ¿La madre de Shion estaba protegiendo a esta niña y a un bebe?

 

La mano del ojigris se poso sobre las mantas retirándolas un poco para poder destapar a la pobre criatura que con su llanto incesante les indico donde estaba Karan. Una inocente mirada gris se cruzo con otra mirada igual de gris, el niño ya no lloraba, tan solo jipo quedamente, concentrado en el rostro del desconocido que lo rescato, al mismo tiempo, Nezumi sintió que le estaban jugando alguna broma pesada, el bebe estaba mirándolo fijamente, con esos ojos que solo él ha visto en un espejo desde que su pueblo fue casi totalmente masacrado, pero lo más perturbador es que lo sintió tan familiar. Tan familiar que su mano se movió sin pensar hasta posarse sobre la cabecita del bebe cubierta por un gorrito, descubriendo que bajo este había una hermosa cabellera blanca, tan blanca como los copos de nieve, tan blanca como las nubes en el cielo azul del verano… y tan blanca como el cabello de su amado Shion.

 

Y el destino ha jugado sus cartas otra vez, cuando dos seres deben reencontrarse no hay situación alguna que pueda evitarlo. Poco a poco esos hilos invisibles que los atan se van acortando en distancia, ajustándose hasta que el momento perfecto llega y las casualidades nunca son tales, tan solo las causalidades de un juego predestinado.

 

Sinceramente no sabía cómo seria, tan solo se quedo parado ante la enorme puerta metálica, mirando como en un momento un pitido suave y corto le indicaba que ya podía pasar, miro nuevamente a la puerta, esta vez notando como se deslizaba dejándole ver el interior de la habitación. Una simple y común sala de interrogación, igual a la que ocuparon meses atrás Karan y Safu cuando el servicio de búsqueda y captura quería información sobre la desaparición de Shion.  El sitio seria insípido, con una mesa metálica, un par de sillas y nada más, pero dentro, Fennec se consiguió con lo que más deseo por años, el premio mayor a sus bizarros rencores pasados, una suma nada pequeña de cosas contra un antiguo compañero, el que intento hundirlo por mucho tiempo, que fue hasta capaz de intentar robarle a la mujer que más le atraía, sin mencionar su acérrima y obsesiva causa de hacer caer a no.6

 

-Buenas tardes mi apreciado amigo Yoming – Fennec se detuvo frente al cabecilla de todo el desastre que acontecía en su amada ciudad –

 

El ex periodista ni si quiera se inmuto al escuchar su voz, estaba cómodamente sentado en una de las dos sillas del lugar, con sus manos suavemente posadas sobre la mesa, observando  hacia algún punto muerto en la pared tras Fennec, como perdido en sus propios pensamientos, sus ojos ni si quiera se tomaron la molestia de enfocarse en el recién llegado.

 

-Parece que perdiste el habla – suavemente tomo asiento en la silla vacía frente a la mesa, uno frente al otro, tendrían una entretenida charla para recordar viejos tiempo –

-He perdido muchas cosas en esta vida Fennec, pero mi derecho a hablar y decir lo que quiera no pudiste quitármelo jamás… - finalmente giro su cabeza un poco para ver al nombrado –

-Tienes razón, pero se hizo el intento. – Renegó con su cabeza unas cuantas veces –

-La persistencia era uno de tus fuertes.

-Igual que tu – Fennec se acomodo un poco mejor en la silla, cruzando sus piernas mientras estiraba los brazos tras el respaldo de la silla, tan cómodo para seguir hablando – Nos parecíamos demasiado… tanto que hasta te empecinaste en la misma mujer que yo.

-Eso es pasado, ni tú, ni yo obtuvimos a la chica, y ya conoces lo demás de la historia.

-Sí, yo me volví el gobernador de no.6, y tú fuiste un simple periodista fracasado que perdió de forma misteriosa a su familia, que triste. – hizo una fingida mueca de dolor –

-Sabes… me encantaría poder sujetarte entre mis manos y obligarte a decirme que hiciste con mi esposa y con mi hijo – la mirada de Yoming se volvió mas sombría aun, como un loco dispuesto a todo –

-No lo recuerdo, el trabajo sucio lo hacen mis subordinado, yo no saco la basura de mi propia casa.

-¿Basura?... la vida de una mujer maravillosa y de un niño pequeño son basura para ti – sus manos bajaron suavemente hasta posarse sobre sus rodillas, apretándose fuertemente contra ellas, tan fuerte que estaba calvándose las uñas en la piel bajo la tela de sus pantalones negros –

- Si – súbitamente el gobernador se levanto de la silla dando algunos pasos por la habitación – Sabes, voy a explicarte como yo veo el mundo.

 

Sin ninguna dificultad dio otra vuelta por la pequeña habitación hasta quedar tras Yoming, movió sus manos hasta el respaldo de la silla apoyándose mejor aun para empezar un flamante discurso sobre su manera de controlar su amada ciudad.

 

-no.6 nació bajo el concepto de una ciudad perfecta, con personas perfectas… pero, siempre hay un pero en estas historias, las personas parecen que no comprenden que para ser perfectos hay que hacer una cierta cantidad de sacrificios. Yo tan solo busco el modo de que esa perfección exista cada vez más, que todo aquel que nazca dentro de no.6 sea un ejemplo de ciudadano para el resto del mundo.

-Estás totalmente enfermo, la perfección jamás existirá. Tus aberrantes experimentos están destruyendo lo poco que quedaba de humano en esta ciudad, nadie tiene derecho sobre su vida en este maldito sitio inventado por ti.

-Yo soy el único con derechos aquí… - deslizo su mano hasta el hombro de Yoming – Tan bien planificado esta todo que cada niño que nazca de aquí en adelante dentro de no.6 lleva mis genes, son mis hijos… hasta tu hermoso sobrino es hijo mío.

-Lo sabia – Yoming mascullo con la sangre hirviéndole en sus venas, controlando las enormes ganas de darse la vuelta y quebrarle la mano al desgraciado de Fennec –

-Tan inteligente, también podría decir que tuve ayuda de un ser muy especial… - movió su mano hasta dentro de su chaqueta elegante – Pero eso no es de tu interés, lo importante aquí es que vine a terminar de destrozarte.

 

Súbitamente saco de su chaqueta un par de fotografías, lanzándolas sobre la pequeña mesa metálica, justo frente a los ojos de Yoming. Un detalle dantesco que pondría la guinda sobre el pastel de su celebración.

 

-Míralas bien – Fennec se alejo unos pasos para detallar mejor la expresión que pondría el ex periodista –

 

La mirada fría de Yoming se deposito en las dos viejas fotográficas, en ellas estaba plasmado el triste final de su esposa y su pequeño hijo, ambos acostados sobre unas largas bandejas metálicas, parecían estar en una sala de autopsias, con sus cuerpos desnudos, pálidos, sus vientres cosidos toscamente para cerrar el corte vertical que les hicieron. Al fondo de la escena se podía apreciar que les habían extraído los órganos y los colocaron dentro de unos enormes frascos de vidrio, al final ellos fueron un simple par de experimentos mas para la utopía de no.6

 

-¡MALDITO!

 

La silla donde permaneció sentado cayó al suelo en un segundo con un sonido metálico que inundo la sala de interrogaciones, el cuerpo de Yoming se movió controlado por la cólera, el dolor que ciega y que no tiene modo de ser aliviado con nada, salvo la venganza. Fennec ni si quiera se inmuto ante aquel arranque de ira, lo único que hizo fue alejarse unos pasos para llegar a la puerta del lugar, sabía que con tan solo tocar un botón especial que había del lado derecho, vendría un grupo de subordinados a controlar la situación. Y así lo hizo, Fennec toco el botón antes de que Yoming se abalanzara sobre él, lanzando la mesa también al suelo ya que obstaculizaba su camino rumbo al desgraciado que arruino su vida y la de muchas familias más en no.6

 

Pero la ayuda jamás llego, por alguna extraña razón la puerta de la sala nunca abrió y nadie se hizo presente, parecía que había sido saboteado el funcionamiento del botón. Allí fue que Fennec noto como Yoming había detenido su acercamiento, a unos pasos de él, como si supiera que él no tendría a donde ir, atrapados los dos dentro del lugar, sin escapatorias o interrupciones externas, como un cristiano lanzado a la jaula llena de leones.

 

-¿Que sucede Fennec? ¿No funcionan tus aparatos modernos? – Siseo con la mirada echa cólera, sus ojos inyectados en sangre, ya casi ni se veía el blanco de sus ojos, el dolor y la rabia estaban destrozándole físicamente también –

-Esto… lo planificaste. – mascullo pegado de la puerta, con las manos temblándole y aun creyendo que alguien vendrá a rescatarlo –

-No, yo realmente no planifique nada – movió su mano tras la espalda sacando un delicado punzón, de los que se utilizan para picar hielo – La realidad es que hay más personas de las que tu imaginas que te quieren ver muerto, además de mi…

 

Súbitamente una risa desencajada inundo la sala de interrogación, provenía de los altoparlantes estratégicamente ocultos en el cielo raso del lugar. Toda la escena desde que Fennec entro había sido gustosamente observada por las cámaras también ocultas, detrás de todo este acto había un artífice, el genio que mueve sus piezas bajo perfil, la mente maestra que trabaja con el beneficio del anonimato.

 

-¡Que reencuentro más hermoso! – La voz dejo de reír en seco para ahora hacer su respectiva presentación – Te lo dije Fennec, sería una agradable sorpresa el volver a ver a tu viejo amigo.

-Tu… - Fennec reconoció la voz tras los altoparlantes, era su mano derecha, el médico que lo ayudo a cubrir cada una de sus monstruosidades contra los habitantes de no.6 – ¡ABRE LA MALDITA PUERTA EN ESTE INSTANTE!

- No, porque ya no obedezco ordenes de nadie, me canse de ser tu perro faldero.

- ¡Eres un desgraciado traidor! – Fennec apretó sus puños indignado –

-¿Traidor yo? Eso nunca. Yo solo seré el héroe de esta rebelión fallida.

-¡Ustedes dos estaban confabulados! – Miro a Yoming con terror, tratando de comprender cuando fue que se aliaron a sus espaldas –

-No, estas muy equivocado mi querido Fennec, yo con insurgentes no me codeo… - El galeno dio un pequeño suspiro de fastidio – Lo que sucede es que aproveche la ocasión, solo eso.

 

Y el médico tenía toda la razón, el solamente aprovecho la circunstancia, después de que salió de la oficina de Fennec trajeado con las ropas del servicio de vigilancia, fue directamente a confirmar lo que había escuchado clandestinamente en las transmisiones que mantenían por radio transmisor los subalternos de Rashi, escucho que habían capturado a uno de los cabecillas de la insurrección, fue una casualidad muy conveniente ya que necesitaba terminar de hundir a Fennec. Sin dificultades hizo que todos los subalternos del piso se trasladaran a otras áreas para el poder conversar a solas con Yoming. Dentro de esa sala de interrogación hubo una charla breve y con un solo fin que les convendría a ambos, acabar a Fennec.

 

-Tu amigo me dio esto – Yoming alza el punzón en su mano derecha – Me hizo una tentadora oferta, tu vida por mi libertad.

-Bueno Yoming, te dejo el resto del trabajo, cuando finalices la puerta se desbloqueara y podrás escapar.

-¡Y tú crees en la palabra de ese maldito! – Fennec grito colérico a su antiguo compañero de estudios –

-Realmente no creo en nada, todo mi mundo termino el día que tu mataste a mi familia, así que ya no me importa nada, si tu amigo me abre o no la puerta después de matarte… me da igual.

 

Existe el que aprovecha las circunstancias, ¿pero de que vale una venganza si sus seres amados no podrán ser devueltos a la vida? Yoming cruzo la fina línea entre la realidad y la pérdida de todo control, ahora su cuerpo y su mente se mueven bajo el combustible del odio. Mientras la realidad de una venganza se desarrolla dentro de la Gota Lunar, en las afueras de Lost Town, Rikiga y Nezumi se encargaron de subir en el auto negro a Karan, Lili y al bebe, es hora de regresar a casa de Inukashi antes de que la situación empeore o no puedan salir fácilmente de no.6, Rikiga tomo el volante por ordenes de Nezumi, y este se paso a la parte trasera para resguardar las vidas de sus tres nuevos pasajeros.

 

-Conduce rápido viejo, no me agrada como respira el bebe – su mirada estaba centrada en el pequeño niño que llevaba en sus brazos, no cabía dentro de sí por el asombroso parecido que tenia con Shion y en cierto modo con el mismo –

-Hago lo que puedo, hay demasiados obstáculos en la vía por culpa de las malditas explosiones – desvió la mirada al retrovisor, notando con asombro como Nezumi mantenía toda su atención en el bebe albino – ¿no… se te parece a Shion? ¿De dónde Karan sacaría ese bebe?

- Pronto tendremos esas respuestas – Desvió la mirada hacia la inconsciente madre de Shion, en ella residían muchas respuestas a las incontables preguntas que revoloteaban insistentes en la cabeza de Nezumi –

 

 

Continuara…

 

 

¡Hora de reaparecer por aquí! Pues bueno, saludos muy calurosos, se que algunas me odian por desaparecer de ese modo, pero no hay remedio, empecé a trabajar y pues estoy muy ocupada y esto de escribir se me complica. Pero aquí estamos, yo con mi lucha por continuar, debo terminarlo pronto, es hora de que todos tengamos nuestro final con este fic, no sé si será dentro de dos, tres o cuatro capítulos, pero está en su parte más cumbre, saludos y gracias por leer y por esperar pacientemente a que suba capítulos nuevos, muchos saludos.

 

 

Próximo capítulo:

Conexión de amor


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