“Cariño, me destruiste”
-Me gustas.
La palabra resonó por toda la habitación, se miró concentradamente al espejo, vio la expresión que su reflejo le daba, esa maldita expresión, suspiró y agachó la vista.
-No es tan fácil- susurró para sí mismo.
Abrió la llave del agua y se mojó las manos, se agachó levemente y se echó agua en la cara. El agua fría en combinación con su piel cálida lo hizo temblar levemente, soltó un suspiro de nuevo. Desganado siguió echándose agua a la cara, tenía que mantenerse tranquilo.
Se miró las manos por unos instantes, cerró los ojos y suspiró entrecortadamente, debía alejar malos pensamientos, debía alejar la tristeza que podía cernirse sobre él. Tragó saliva y volvió a mirarse al espejo, se revolvió levemente el cabello, se talló los ojos, abrió y cerró la boca escuchando su mandíbula tronar levemente. Trató de darse valor a si mismo pero no podía, de alguna forma lo único que podía tener era miedo. Y eso era asqueroso.
Tomó la mochila que estaba en el suelo, se la echó al hombro y se dispuso a salir, miró los cubículos de los baños y siguió caminando, quitó el bote de basura que obstruía la entrada y salió. Sacó el celular de su pantalón, miró la hora y torció la boca. Se dirigió a su salón de clases dando zancadas. Apenas y tenía el tiempo suficiente para llegar a su clase.
Se mordió levemente el labio al ver a la maestra escribir algo en el pizarrón, esta lo miró duramente y con un movimiento de cabeza le indico que pasara. Asintió y busco un lugar vacio.
-Llegue temprano señor Sabaku- ordenó la maestra sin dejar de escribir en el pizarrón.
Dejó la mochila en la mesa y jaló la silla para sentarse, se quitó la chamarra y la dejó también en la mesa, miró de reojo a la profesora, decidió no contestar a la orden que le habían dado.
-Saquen el escrito que les pedí- demando la maestra sentándose en su escritorio –Los que no traigan el escrito se van.
Unas cuantas personas se levantaron de su lugar y se dirigieron a la puerta.
-Empecemos- ordenó señalando a un chico al azar.
Gaara saco el escrito de su mochila y comenzó a leerlo conforme las personas lo leían en voz alta, cuando el relato termino la profesora señalo el pizarrón dando a entender que era lo que debían hacer.
-Tienen media hora.
Gaara suspiro, sintió que jalaron la silla a su lado, miro como alguien se sentaba a su lado.
-¿Qué quieres?
-Yo te espere.
Gaara volteo verlo con el seño fruncido.
-¡Vamos, Gaara!
-Cállate, Sai.
El pelinegro torció la boca y bufo molesto comenzando a sacar sus cosas de la mochila.
-Estas de un humor terrible.
Gaara no respondió, tomó sus cosas y comenzó su trabajo, tenía la leve sospecha de que si el otro seguía hablando terminaría matándolo a sangre fría. No estaba de humor para soportar las bromas o comentarios sarcásticos del pelinegro.
-Se lo dirás hoy ¿No?
Gaara asintió con la cabeza sin dejar de escribir o mirar su cuaderno. Sai bufo de nuevo y empujo el brazo de Gaara.
-¿Sabes que puede acabar mal?
Gaara bufo, miró al otro con el seño fruncido.
-Sé lo que puede pasar, pero estoy harto, no sabes lo que se siente.
Sai torció la boca y jaló el cabello de Gaara.
-¿Tu que sabes?
El rostro de Gaara se descompuso en una mueca de enojo.
-Solo trato de hacerte entender lo mal que puedes estar.
-¿Prefieres que no se lo diga?
Sai levanto las manos al mismo tiempo que se encogía de hombros.
-A mi parecer deberías decírselo, pero eras tú el que se la pasaba diciendo lo que podría salir mal.
Gaara bufo y volvió a escribir en el cuaderno. Sai lo miro por unos instantes, suspiro y comenzó su trabajo, podía sentir el mal humor del pelirrojo y sabía que era mejor no molestarlo o podía acabar asesinado.
Unos minutos después Gaara se levantó de su asiento casi al mismo tiempo que Sai, tomó sus cosas y se encamino al escritorio de la profesora, espero a que esta revisara su trabajo y lo firmara, metió el cuaderno a su mochila y se encamino hacia la puerta. Volteo levemente para mirar a Sai, le indico con una mirada que lo esperaría afuera, este asintió con la cabeza y una ligera sonrisa.
Gaara se recargó en una de las ventanas del salón, sacó un cigarro y un encendedor de su pantalón, se llevo el cigarro a los labios y lo encendió, le dio una calada y cerró los ojos expulsando el humo. Sai apareció frente a él unos minutos después, le quito el cigarro a Gaara y le dio una calada.
-¿Dónde lo veras?- pregunto Sai exhalando el humo
Gaara señalo hacia su derecha.
-¿Ahí? ¿En frente de esas escaleras? Que poco romántico eres.
Gaara frunció el seño, le quito el cigarro a Sai y le dio una calada.
-Lárgate.
-Quiero estar aquí.
-Dije que te fueras.
-Me quedare- una ancha sonrisa tomó posesión del rostro de Sai.
Gaara bufo y aventó el cigarro al piso, miró hacia el lugar que había señalado hace unos instantes.
-No te preocupes- Sai le dio una palmada en la espalda –Es obvio que te dirá que sí.
-¿Tú que sabes?
-Es más que obvio que él siente lo mismo que tu.
Gaara frunció el seño y bajo la vista. Quería creerlo, le habían repetido eso, “él siente lo mismo que tu”, pero le costaba demasiado creerlo. Alzo la vista y lo diviso, estaba casi corriendo, en cuando se dio cuenta de la presencia del pelirrojo apresuro el paso y una sonrisa comenzó a florecer en su rostro.
-Y ahí está el tan ansiado Naruto- exclamó Sai con una sonrisa de lado.
Gaara le extendió el cigarro a Sai y este lo tomo gustoso, Naruto llego unos minutos después, se quedo frente a Gaara y su sonrisa se extendió.
-¡Gaara!- saludo Naruto alzando los brazos
Gaara sonrió levemente y revolvió el cabello de Naruto.
-Llegas tarde.
Naruto inflo los cachetes y frunció levemente el seño.
-¡No es cierto!
Gaara extendió su sonrisa y tomó la mano de Naruto.
-Quiero decirte algo.
Naruto asintió con la cabeza. Gaara miro a Sai a su lado, jaló a Naruto del brazo y se alejaron unos metros del pelinegro. Sai sonrió anchamente y soltó una risa mientras le daba otra calada al cigarro.
-¿Pasa algo?
Gaara se rasco levemente la cabeza y miro a Naruto.
-Tu… -bajo la vista y estiro los dedos de sus manos tratando de verlos –Es que, esto no es fácil.
Naruto ladeo la cabeza levemente.
-Naruto, tu eres mi mejor amigo.
Una risa de parte del rubio hizo que Gaara lo mirara algo dudoso.
-Naruto, yo…- miro los ojos azules del otro y se sintió mal –Es que yo… tu…
Naruto se quedo callado esperando a que Gaara hablara mientras este miraba sus pies y los ojos de Naruto alternadamente.
-Yo estoy enamorado de ti.
Los ojos de Naruto se abrieron desmesuradamente.
-Sé que es algo tonto y asqueroso pero... simplemente no podía seguir callándomelo.
Naruto se mordió el labio inferior.
-Ya lo sabía- susurro Naruto agachando la vista.
Fue el turno de Gaara de abrir los ojos desmesuradamente.
-¿Lo sabías?
-Era algo obvio.
Gaara se mordió los labios y apretó los puños, sintió su corazón latir fuertemente. Tragó saliva y entreabrió la boca tratando de decir algo. Era más difícil que decirlo frente a un espejo.
-¿Serias mi novio?
Naruto alzó la cabeza y sus ojos se abrieron cada vez más. Gaara se sintió algo raro al ver el rostro del rubio, no pensó que esa pregunta provocaría que el rostro de Naruto luciera tan asombrado.
-No.
Gaara sintió como si su corazón latiera menos fuerte, un nudo en su garganta comenzó a quitarle la respiración y sus ojos parecían dispuestos a soltar lágrimas en cualquier momento.
-Tú no me gustas, Gaara.
Fue como si algo dentro de él se rompiera, aunque era algo imposible, sintió como si su corazón se rompiera. Agachó la cabeza y apretó los dientes, trago saliva y trato de tranquilizarse para no comenzar a llorar.
-Perdón- se disculpo Naruto en un susurro.
Gaara negó con la cabeza, sonrió levemente y alzó la cabeza.
-No tienes porque disculparte.
Naruto sonrió de lado por unos instantes.
-Esto no cambia nada entre nosotros ¿Verdad?
Se miraron a los ojos por unos instantes, Gaara noto la mueca de duda en el rostro del rubio y se sintió peor, si es que se podía.
-Claro que no- respondió Naruto sonriendo.
Gaara no pudo evitar sentir que esa sonrisa era falsa.
-Tengo que irme- dijo Naruto viendo el suelo –Me esperan y ya es algo tarde.
Gaara asintió con la cabeza y sonrió, Naruto correspondió la sonrisa y echo a correr por el lugar donde había venido. Cuando perdió de vista la cabellera rubia deshizo su sonrisa y miro el suelo con el seño fruncido.
-¿Y bien?- pregunto Sai detrás de él –No los vi darse un beso como muestra de su nueva relación.
-Cállate, Sai- murmuro Gaara decaído.
-Vamos, cuando inicias una relación un beso no está de más.
-Dije que te callaras, Sai.
-Pero…
-¡No somos nada!- grito Gaara enojado, volteo a ver al otro con el seño fruncido.
-¿Cómo?
Gaara bajo la vista y apretó sus manos en puños.
-Que no somos nada, yo no le gusto, es algo obvio.
Sai miró a Gaara algo desconcertado. Gaara se acomodó la mochila y comenzó a caminar.
-¿A dónde vas?
-A casa- se limito a responder.
Cuando salió de la escuela no tenía ganas de caminar el trayecto para llegar al autobús, espero a que un taxi pasara, cuando uno se detuvo frente a él, se subió, le dio la dirección al taxista y pego la cabeza al cristal, cerró los ojos y suspiro. Se sentía horrible, aun tenía esa maldita sensación de ahogo, aun tenía ese dolor en su pecho y sus ojos aun escocían.
Se quedo callado todo el trayecto, fingiendo estar durmiendo, entreabría levemente los ojos solo para ver en qué parte estaba y que tanto le faltaba para llegar a su casa. Una media hora después el taxi se estaciono, abrió los ojos y vio su casa frente a él, sacó dinero de su mochila y se lo extendió al taxista, espero a que el hombre le diera su cambio y bajo del auto. Sacó las llaves de su mochila y entró a su casa.
El silencio lo recibió. No había nadie en casa más que él, torció la boca y se encamino a su cuarto, en cuanto entro a este cerró la puerta y se encamino a la cama. Se quitó la mochila y la aventó, se quitó la chamarra y fue a parar al mismo lugar que la mochila. Se mordió levemente el labio inferior, miró sus manos unos instantes y cerró los ojos.
Se derrumbo.
Se llevó las manos a los ojos y comenzó a llorar, se dejó caer al suelo y abrazo sus piernas, escondió la cara y siguió llorando, mordió su labio cada vez más fuerte, el nudo en su garganta comenzó a hacerse más fuerte y el dolor en su pecho no aminoraba, solo aumentaba con cada segundo.
Dolía. Pensó que tal vez Naruto podía haber correspondido sus sentimientos, había llegado a pensar que tal vez los demás tenían razón, que tal vez no era el único enamorado. Se clavo las uñas en las palmas de las manos y soltó un gemido de dolor. Sintió su cuerpo dar arcadas a causa del llanto. No pensó que dolería tanto, no pensó que ser rechazado dolería tanto.
Pero de cualquier forma era su culpa, él había sido quien se había ilusionado. Naruto nunca le dio alas, nunca le hizo pensar que correspondía sus sentimientos, solo era su amigo, solo lo quería como un amigo. Él había sido tan estúpido como para pensar que sus sentimientos serian correspondidos. Él era el único que se había imaginado otras cosas. Fue el único que tontamente se había enamorado.
-Me enamoraste- susurro limpiándose levemente las lágrimas.
Miro el techo y dejo que las lágrimas siguieran fluyendo, dejo que los sollozos siguieran saliendo de su garganta, dejo que su cuerpo siguiera dando arcadas a causa del llanto.
-Y me destruiste- dejo que el dolor lo siguiera carcomiendo.