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707 por YasuAmaya

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Notas del capitulo:

Ya-Ya-Ya-Yasu está aquí!! XD

M: Yasu está rara... más que de costumbre

T: está enamorada -w-

Yui: chiii! >w<

Y: ay, cállense XDDD En fin... LECTORAS!!! Tardé mucho? Creo que fue un mes, no?

M: ajam

Y: Wow! Respondí todos los reviews!! Me alegra saber que a muchas les gusta la idea esta! Anuque sólo fue un solo capítulo

M: muchas quieren matar a la novia de Takuya! Incluyéndome!

Yui: yo también!

T: -w-U

Y: jajaja bueno... No tengo mucho para decir... Sólo... a leer?

M: a leer!!

T: sepan disculpar si hay errores

Miku tenía el corazón destrozado. Lloraba y temblaba totalmente desconsolado. “Sabía que esto pasaría”. Sollozaba. “Takuya no me ama”. Pensar en ello lo ponía mucho peor.

 

-Ya, Miku...- le decía Bou- No te pongas así.

-Pero... Takuya...

-¿Nunca pensaste que algo así sucedería?

-S-sí... Pero... quería creer que... él me esperaría.

-Takuya no podía esperarte.

-¿Qué?

-¿Tú esperaste por Hyde?

-Yo...

-Luego de seis años, dejaste de esperarlo, cuando conociste a Takuya.

-Eso fue... porque me enamoré de él.

-Y él se enamoró de esa chica.

 

El pelinegro se abrazó a sí mismo y soltó un sollozo que provenía desde lo más profundo de su ser. Totalmente abatido, desolado y con el corazón en pedazos, ¿era hora de que la vida le pasara cuentas? “Tiene que ser una broma... Takuya no está enamorado de esa mujer... No puede ser verdad”.

 

-¿Y ahora qué haré?- preguntó, lloriqueando.

-¿Irte?- le sugirió el fantasma.

-¿Q-qué?- lo miró, incrédulo.

-Como tu amigo, no es fácil decirte esto... Pero lo mejor es que te vayas.- su expresión indicaba que estaba hablando seriamente- Tú eres inteligente. Sabes que estando Takuya enamorado de esa chica, tú estás de más aquí.

-Pero...

-No tienes que decirme nada a mí. Esto es entre Takuya y tú... Y entre ustedes está ella.

-No puede ser.- se estiró del cabello- ¿Por qué...? ¿Por qué se enamoró de esa mujer?

-Que tú seas gay, no significa que Takuya también lo fuera... Enamorarse no tiene nada que ver con el sexo de la otra persona. Si te enamoras, no te importa nada más.

-Entonces... ¿Él no me amó? ¿Fue por eso que no me detuvo cuando me fui?

-No dije eso.

-Es lo que me diste a entender.- se puso de pie.

-¿Qué? No me malentiendas. Estás poniendo palabras que no dije en mi boca.

-Takuya nunca me amó...- apretó los puños- Soy un imbécil.

 

Sin reparar con claridad, regresó a su habitación y comenzó a guardar las pocas cosas que había desempacado en su valija otra vez. Bou lo miró intrigado. “No debí haber regresado. Pero... quería creer que Takuya me esperaría... Porque confiaba en que él...”.    

 

-¿A dónde vas, Miku?

-Lejos de aquí.

-¿No vas a hablar con Takuya al menos?

-No tiene sentido que lo haga... Porque él no me ama. No le importará si me quedo o si me voy... Ahora tiene a su novia...- tomó su valija- Y yo soy un completo extraño.

 

 

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

 

 

Mientras tanto, Takuya había arrastrado a aquella mujer consigo hasta la salida del edificio. Bajó a toda prisa las escaleras que comunicaban los siete pisos, tan rápido como nunca antes lo había hecho.

 

-¡Espera, Takuya!- se soltó del agarre del castaño, estando ya en la calle.

-Yuri...

-¿Qué te sucede? ¿Por qué salimos corriendo de esa manera?

-E-es que...

-¿Quién era ese sujeto en el apartamento?

-Él...

-¿Quién era?

-Mik-... Akiharu-san...

-¿Tu viejo compañero de piso que se fue a Estados Unidos?

-S-sí... No sabía que regresaría.- se pasó una mano por el cabello- No puedo creerlo... Después de siete años... 

-Takuya...

-Yuri... Lo siento, pero... ¿Podemos dejar lo de esta noche para otro día?

-¿Eh? Ya habíamos pospuesto esto, ¿lo recuerdas?

-Lo sé... Es que, en verdad, yo...- la pelinegra suspiró resignada.

-De acuerdo. Lo dejamos para otro día.

-Genial. Gracias.- sacó su billetera y le dio dinero- Págate el taxi.

-¿Ah?

-Nos vemos.- corrió para ingresar en el edificio nuevamente.

-¡Takuya!- por más que lo había llamado, el castaño no se detuvo- ¿Y ahora?

 

A toda prisa, Takuya subió las escaleras. “¿Por qué el maldito ascensor no funciona nunca? ¿Para qué pago entonces?”. Aunque ya estaba más que acostumbrado a subir y bajar varias veces al día. Y en cuestión de poco tiempo, llegó al séptimo piso, donde se encontraba el apartamento número setecientos siete.

 

Se detuvo frente a la puerta e intentó calmarse, regulando su respiración. Miraba el número del departamento y un montón de pensamientos se formulaban en su mente. “¿En verdad, Miku-san regresó? ¿No habrá sido Bou tratando de jugarme una broma?”. Sólo había una forma de averiguarlo. “Deberé entrar y comprobarlo con mis propios ojos”. Pero había un problema. “Olvidé mis llaves”.

 

No le quedó más remedio que tocar el timbre y esperar que alguien le abriera. “¿Qué haré si es él?”. Los segundos eran agonizantes, como si un montón de agujas se le clavaran en el pecho y su estómago se estrujara. Y esa sensación empeoró cuando la puerta se abrió, y sus ojos se encontraron con los del pelinegro; aquellos ojos que tanto amó, aquellos que tantas veces deseó lo miraran solamente a él, aquellos ojos en los que le encantaba verse reflejado. Pero, en esa ocasión, mostraban tristeza, mezclada con escepticismo, dolor y algo de enfado.  

 

Su corazón comenzó a latir apresurado en cuestión de una milésima de segundo. Sintió todo su cuerpo de gelatina, y no podía pensar en nada concreto; estaba totalmente en blanco. Lo único que atinaba a hacer era mirar a esa persona que tenía delante.

 

-Miku-san...- susurró. Pero el aludido no dijo nada, sólo le seguía mirando de manera dolida- Miku-san...

-¡Takuya!- exclamó Bou, llegando por detrás de Miku.

-B-Bou...

-Bienvenido.

-S-sí... Ya llegué.

-Olvidaste las llaves.

-Ah... Sí, por eso toqué el timbre.

-Pero no te quedes ahí parado. Pasa. Este es tu hogar.

-Je, je... Es cierto.- se rascó la nuca, nervioso, e ingresó en el apartamento.

 

Miró a Miku de reojo, quien seguía inmutable. Entonces notó la valija y el bolso. “¿Ya se va?”. Se volteó a ver al pelinegro, queriendo hablarle, mas le costaba articular las palabras.

 

-Miku-san... ¿Ya te vas?- el prodigio asintió, dándole la espalda- Pero... ¿Cuándo llegaste?  Es decir, a Japón.- la respuesta del mayor se hizo esperar.

-Anoche.- dijo cortante.

-¿Y te vas ahora? Puedes pasar la noche aquí... Después de todo... tú también vives aquí... O vivías. Tienes todo el derecho del mundo a quedarte. Por mí no hay problema.

-No quiero ser una molestia.

-Ah... No, no... Puedes quedarte, en serio... Además, tú eras el dueño de este apartamento y me dejaste vivir... contigo.- tragó en seco- No sería justo de mi parte, prohibirte regresar a este lugar.

 

El prodigio estaba mudo, no se le escapaba un monosílabo ni por casualidad. Takuya lo miraba expectante ante una respuesta. Bou era sólo un espectador, no intervenía para nada. El silencio era demasiado molesto. Alguien debía hacer algo. “¿Qué puedo hacer?”, se preguntó a sí mismo el castaño.

 

Buscó algo que le sirviera de excusa para reanudar la conversación. Al ver la mesa arreglada, y que en la cocina había una olla –con comida, supuso –, se le ocurrió una idea. 

 

-¿Eso es... lo que creo que es?- preguntó, acercándose a la cocina. Miku lo miró, sin comentar nada- Vaya...- destapó la olla- Tantos años sin sentir este aroma... El estofado especial de Miku-san... Ah... Ya me dio hambre.- dijo con una risita- Bou, trae los platos y comamos todos juntos.

-Ah... Sí. Bien pensado.

                                            

Bou buscó los platos en el pequeño aparador que allí había. Takuya, como el prodigio no hacía nada, se acercó a la puerta y la cerró, ya que estaba abierta. Miku evitaba cruzar miradas a toda costa.      

 

-Miku-san, siéntate. Yo serviré la comida.

 

Por más que le dijera eso, Miku no se movía. El castaño no lo presionó, sólo fue a servir la comida, como había dicho. Mientras, Bou se acercó al pelinegro y le hizo señas para que reaccionara. El prodigio soltó un profundo suspiro, se pasó una mano por la frente y se mordió el labio inferior.   

 

-Listo.- avisó Takuya, cuando ya estuvo todo servido.

-Ah... Sí... Miku... ¿Vas a comer?- el aludido seguía sin responder.

-Sería una lastima que Miku-san no comiera, ya que él mismo fue quien cocinó.

-Takuya... Ya lo escuchaste, Miku. Vamos a comer.

 

Bou fue a sentarse a la mesa, junto con el castaño. El prodigio apenas se volteó a verlos. Sus ojos se clavaron instintivamente sobre Takuya. Le dolía de sobremanera verlo, puesto que él en verdad seguía enamorado de aquel. Y ese dolor aumentaba cuando sus miradas se cruzaban.

 

-Miku-san, ven a cenar con nosotros.  

 

Quería salir huyendo de ese lugar a toda costa. No estaba preparado para algo como lo que había visto hacía un rato. “No debería estar aquí”. Pero la expresión insistente y la mirada incierta de Takuya le impedían irse.

 

Y, por más que no quisiera, tuvo que aceptar la invitación, caminando cabizbajo, casi como un niño que había sido regañado, hacia el lugar vacío en la mesa que lo esperaba con un plato ya servido. Se sentó bajo la mirada de los otros dos, en silencio. No tenía hambre, pero sí un nudo en el estómago y en la garganta, lo que le prohibiría probar bocado alguno.

 

Cuando Miku pensó en la idea romántica de una cena luego de siete años sin ver a Takuya pensó en... Bueno, una cena romántica y no una tan tensa. Él ansiaba con todo su corazón poder estar con el castaño, y no desilusionarse y conseguir que le rompiera el corazón. El silencio sepulcral en que cenaban era insoportable. Además que evitaban hacer el más mínimo sonido. Takuya parecía estar bastante incómodo con esa situación. Bou tampoco se sentía a gusto.

 

-Eh... ¿Y qué tal tu día, Takuya?- le preguntó el rubio.

-Bien.

-¿Mucho trabajo?

-Estamos a fin de semestre, es cuando más trabajo tenemos.

-Cierto.

-Sí...- miró al prodigio, quien seguía sin comer nada- ¿Sabes, Miku-san?- con eso logró llamar su atención- Soy profesor de literatura y japonés, doy clases en una escuela.

-Ah...- fue lo único que dijo.

-Je...- tomó un poco de agua- Es un trabajo muy entretenido. Sólo llevo dos años como profesor, pero todos los días suceden cosas nuevas.- el pelinegro asintió- ¿Tú por qué decidiste ser profesor?

-¿Qué?

-Es que tú eres muy inteligente, podrías ser doctor o ingeniero... Ah... Cierto que lo eres... Pero, ¿por qué eras profesor?- Miku suspiró.

-No lo sé.

-¿Eh? ¿No sabes?

-No... Supongo que necesitaba dinero.

-Es decir, ¿sólo porque debías buscar una manea de sobrevivir?

-Ajá... El profesorado me tomó muy poco tiempo... Aunque en las universidades me contrataban sin título de profesor... Creí que lo mejor sería tenerlo. No me gusta que me llamen por algo que no soy. Ya sabes, un título.

-Entiendo... Pero... seguro debes tener la vocación.

-Hum... Supongo que soy como los viejos filósofos que buscaban el saber por el simple hecho de saber más, por amor... y luego eran grandes maestros.

-¿Para compartir con los demás?

-Algo así...- se llevó un poco de comida a la boca por primera vez.

-Sería como devolverle a la vida lo que te dio.- comentó Bou.

-Oh... Eso es muy bueno.- añadió Takuya.

-De cierta forma... ¿Y tú por qué decidiste ser profesor?- le preguntó al castaño.

-Pues... Creo que por ti.

-¿Qué?- Miku había quedado atónito con eso.

-Es que... contigo aprendí muchas cosas...- confesó, con una sonrisa- Fuiste como una inspiración para mí a la hora de decidirme por algo... De alguna manera, siento como si fuera para devolverte el favor.

-¿Por qué?

-Tú mismo lo dijiste con eso de los filósofos... ¿No tenías título en filosofía?

-Sí.

-Debes haber aprendido muchas cosas en estos años.

-Todos los días se aprende algo nuevo.

-¡Y vio alienígenas!- exclamó el rubio.

-¿Ah?

-Yo no dije eso.

-¿Me vas a decir que no existen?

-Eh... No puedo hablar de eso.

-¿Por qué? Nadie se enterará.

-Eso crees tú.

-¿Eh?

-Nada, nada...

    

La cena continuó y llegó a su fin sin ningún tipo de problema. Tras haber limpiado todo y conversado un poco, cada quien se retiró a descansar. Claro que no le fue sencillo a Takuya convencer al prodigio de que se quedara; Miku aún no había superado lo ocurrido. Pero, con la ayuda de Bou de por medio, accedió a pasar la noche en el departamento setecientos siete.

 

-¿Qué voy a hacer ahora?- preguntó el castaño, estirándose el cabello, sentado en su cama.

-Parece que no te agradó la sorpresa.

-No es eso, Bou.

-Oh, ¿entonces estás feliz de que Miku haya regresado?- se sentó en el colchón, frente a Takuya.

-No.

-¿No?

-Digo... Tú sabes todo lo que pasó... Estos años no fueron nada sencillos... ¿Recuerdas cómo fueron las cosas cuando él se marchó?

-Estabas tan deprimido.

-Exacto... Y luego conocí a Yuri.

-Es una buena chica.

-Sí...

-No me sorprende que decidieras estar con ella para olvidarte de Miku.

-Oye, si lo dices de esa forma no es nada bonito.

-¿No fue por eso?

-N-no... Ella me gusta en serio. Por eso somos novios y...

-¿Miku no te gusta?

-Bou, esto es distinto... Miku-san se fue para seguir su sueño.

-Tú pudiste haberlo acompañado y decidiste no hacerlo.

-Es que... yo pensaba que él... No sé... A lo mejor él no estaba enamorado de mí.

-Oh, créeme que sí lo estaba.- sonrió de medio lado- Quizás eras tú quien no estaba completamente enamorado de él.

-¿Eh? ¡Yo sí lo estaba!

-¿Y por qué lo dejaste ir?

-Para que... pudiera cumplir su sueño.

-Hum... Eso lo entiendo.

-¿Entonces por qué no me crees que lo amaba?

-Yo no tengo que creerte nada. Él debe ser quien te crea.

-Bou...

-No entiendo porqué te haces tanto problema. Tú estás con Yuri ahora, Akiharu no debería ser un obstáculo entre ella y tú.

-Lo sé... Pero tú mejor que nadie sabe por lo que pasamos Miku-san y yo.

-¿Y eso qué? ¿Él no es parte de tu pasado?

-Sí... Pero ahora...

-¿Qué importa que haya regresado? Han estado separados por siete años, no son nada más que compañeros de piso.- Takuya suspiró pesadamente.

-¿Crees que él se haya olvidado de mí?

-¿Por qué no le preguntas tú mismo?

-No puedo hacer eso.

-Como digas.- se levantó de la cama- Pero si tienes alguna duda, ya sabes quién tiene la respuesta.

 

Habiendo dicho eso, se esfumó, dejando solo al castaño, quien se recostó, cubriéndose la cabeza con una almohada. Estuvo así un largo rato, sin hacer nada, hasta que le dio un golpe al colchón.

 

-No tengo dudas... No las tengo...     

 

Mientras tanto, en la habitación de Miku, éste se encontraba revisando un cuaderno, sentado en su cama. El cuarto era iluminado por la luz de un velador, haciendo que el ambiente se sintiera un poco más nostálgico y melancólico, acorde a la enorme cantidad de sentimientos de abandono y soledad que el prodigio sentía en ese momento.

 

Pronto, Bou hizo acto de presencia en la habitación, sentándose a los pies de la cama.

 

-¿Mañana te irás?- le preguntó.

-Sí. No quiero molestar a Takuya.- cerró el cuaderno y lo dejó sobre la mesa que se encontraba a un costado.

-¿Por qué no le preguntas antes?

-Bou, él ha continuado con su vida, y en ella no hay lugar para mí... Sólo soy... un viejo profesor que lo abandonó por un mero capricho.

-Era el sueño de tu vida, y Takuya lo sabía.

-Aún así...

-Vamos, debes hablar con él.

-¿Para qué? No le veo sentido.

-Quizás él todavía...

-¿Qué? ¿Me dirás que él puede estar enamorado de mí aún?- soltó una risita- Lo siento, pero soy un hombre de ciencia y no creo en milagros ni nada parecido.

-¿Ah? No te hagas... Esas cosas pueden suceder.

-No lo sé.

-Hay dos hechos que te lo demuestran.

-¿A ver?

-Primero: yo. Soy un espíritu, un ente sobrenatural. Cualquiera te diría que los fantasmas no existen. ¿Recuerdas que quisieron mandarte al loquero porque sólo tú podías verme?

-Hum... ¿Y la segunda?

-Te enamoraste dos veces en toda tu vida.

-¿Y eso qué?

-Que amar es un milagro, Miku. ¿No te das cuenta?

-No.

-Oye... Cuando estabas con Takuya eras feliz, te sentías invencible, y no te preocupabas por el futuro ni nada malo.

-¿Y?

-Que haber amado a Takuya te salvó la vida. Nada ni nadie había logrado sacarte de aquel agujero en el que te estabas ahogando, hasta que él llegó.

-¿El punto es...?

-¡¿No lucharás por tu amor?!

-¿Qué amor?

-Sigues enamorado de Takuya, tú mismo me lo dijiste.

-No hay razón para luchar, como tú dices que debería hacer... Él ya tiene a alguien y parece ser feliz.

-Pero...

-Mañana me iré. Así Takuya podrá continuar con su vida como ha hecho todos estos años que no nos vimos... Podrá hacer de cuenta que sólo fui una ilusión.

-Miku...- suspiró- Creo que no te haré cambiar de parecer.

-No.- dijo con una pequeña risa.

-Sigues siendo terco, como siempre.

-Hay cosas que nunca cambian.

 

 

~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~

 

 

Los rayos del sol iluminaban el camino; no había necesidad de encender la luz. Con pasos livianos y sigilo, se escabulló por el departamento, para correr las cortinas e iluminar más el lugar. De fondo se escuchaba el sonido de gotas cayendo; seguramente alguien se estaba duchando. Decidió por ir a echar un vistazo. Quizás, incluso, podría darle una sorpresa a aquella persona...

 

-Takuya... Takuya, despierta.

-Nnh...- el castaño sólo se quejaba.

-¡Despierta!

-¿Qué quieres, Bou? Aún no suena el despertador.- se giró para verlo.

-Algo malo va a pasar si no te levantas pronto.

-¿Eh?

-¡Levántate! ¡Rápido!

-Ay, no molestes.- se cubrió con las sábanas hasta la cabeza.

-Pero...

 

Entonces...

 

-¡¡¡AAAHHHHHHHHHHH!!!

 

Un grito estruendoso retumbó por todo el lugar. Takuya se levantó de la cama de un salto.

 

-¿Qué fue eso?

-Tu novia y tu exnovio.

-¿Eh? Ay, no.

 

Salió a toda prisa de su dormitorio, y afuera, en el pequeño pasillo, se encontró con su novia, completamente ruborizada y alterada.

 

-¿Yuri?

-¡Takuya!- se tiró a abrazarlo- No fue mi intención... Creí que eras tú.

-¿Eh?

 

Y la puerta del baño se abrió abruptamente, dejando ver a Miku con su mayor cara de enfado, una que nunca había mostrado, ya vestido, por suerte. Así Takuya comprendió lo que sucedía. Yuri se escondía detrás de su novio.

 

-Mik-... Akiharu-san... Buenos días.- fue lo único que se le ocurrió decir.

-Mantenla alejada de mí hasta que me vaya.- dijo cortante.

-S-sí... No volverá a ocurrir.

 

Miku entró en su cuarto, cerrando la puerta. El castaño soltó un suspiró. Luego miró a su novia y le dijo:

 

-Discúlpalo, Yuri. Él puede ser así a veces.

-Qué carácter tiene.

-Sí... Pero tú le diste motivos para que se enojara. ¿Cómo pudiste entrar al baño mientras él se duchaba?

-Ya te dije que creí que eras tú.

-Ya no vivo solo. Así que será mejor que tengas cuidado de ahora en más.

-Está bien.

-Nada de entrar al baño, ni de usar tu llave.

-¿Qué?

-Toca el timbre y espera que alguien te abra la puerta.

-Pero soy tu novia.

-Sí. Pero Mik-... Akiharu-san vive aquí de nuevo.

-¿Y por qué regresó a vivir en este lugar? Ahora es tuyo.

-Mi-... Eh... Akiharu-san vivió casi toda su vida aquí. Por eso tiene más derecho que yo.

-No, no lo tiene.

-Yuri... Es una larga historia... Lo importante es que él puede quedarse aquí, y eso es lo que hará. No tiene otro lugar a donde ir.- la pelinegra suspiró.

-¿Eso significa que no podremos estar a gusto aquí?

-Hum... Podríamos ir a otros lugares, para variar.

-De acuerdo... ¿Crees que me odie?

-No lo creo. “Espero”.

-No le he dado una buena primera impresión.

-Pues... yo tampoco le di una buena primera impresión y nos llevamos bien. No creo que haya problema.

-Si tú lo dices...- lo tomó de las manos- ¿Por qué no te vas a arreglar mientras yo preparo el desayuno?- le dio un pequeño beso en los labios.

-Está bien... Prepara más de la cuenta. Tienes que demostrarle a Akiharu-san de lo que eres capaz.

-¡OK!

 

Mientras Yuri se encargaba del desayuno, su novio regresó a su habitación para alistarse antes de ir al trabajo. Aunque aparentaba que nada sucedía, por dentro, la verdad, se estaba muriendo de los nervios y tenía una lucha interna consigo mismo. “¿Qué voy a hacer? Miku-san debe odiar a Yuri después de lo que pasó... Ya por ser mi novia debe caerle mal, ahora es mucho peor”.

 

-Vaya lío en el que te has metido, Takuya.- le dijo Bou, apareciendo de la nada.

-Ni me lo digas... ¿Qué crees que esté haciendo Miku-san ahora?

-Ah... Nada... Sólo está preparando sus cosas para marcharse.

-¡¿Qué?!

-Pues sí. Él no quiere quedarse después de todo lo que vio. Cree que está de más aquí.

-P-pero...     

-¿No quieres que se vaya?

-Bueno... Es su decisión... ¿Tiene un lugar donde vivir?

-Lo dudo.

-¿Y a dónde piensa ir?

-No lo sé.

-Dios...- se pasó una mano por el cabello.

-Habla con él. Quizás así logren solucionar algunas cosas.

-Tienes razón... Hablaré con él.

-Bien pensado.

 

Entonces ya estaba decidido a hablar con Miku. Aunque no iba a hacerlo con el estómago vacío. Yuri se las había ingeniado para tener un gran y delicioso desayuno listo en poco tiempo.

 

-Wow... Se muy bien, Yuri.

-Ja, ja... Espero que les guste... Ve a llamar a tu compañero.

-Sí.

 

Takuya fue a buscar a Miku. Golpeó la puerta de su habitación y esperó que el mayor respondiera. En poco tiempo, el prodigio le atendió. Aún estaba molesto, cosa que le hizo dudar sobre cómo actuar al castaño.

 

-¿Qué?

-Eh... Miku-san... Ya está listo el desayuno. ¿Nos acompañas?

-Tengo que irme pronto.

-No puedes irte sin haber desayunado.- lo tomó del brazo- Ven... Yuri preparó bastante comida.

-Ah... Takuya...

 

El castaño llevó al prodigio hasta el comedor, donde los esperaba la novia del primero con la mesa servida. Miku no se sentía cómodo estando ella presente, mas no le quedaba otra que permanecer allí por Takuya.

 

-Cierto... Aún no los he presentado... Bueno... Yuri, él es Akiharu Tsukiyama. Ya te he contado sobre él. Era mi compañero de piso y también profesor en la universidad... Mi-... Akiharu-san, ella es Yuri Aikawa... Es... mi novia.

 

El corazón de Miku dolió como nunca antes. Ya sabía el tipo de relación que tenían, pero fue horrible escucharlo salir a través de los labios de Takuya. Pero el prodigio no podía hacer nada, no tenía derecho de quejarse, puesto que ya no era el novio del castaño; sólo eran conocidos.

 

-Mucho gusto, Tsukiyama-san.- le dijo Yuri, junto con una reverencia- Takuya me ha contado mucho sobre ti. Me alegra por fin conocer a la persona que le fue de tanta ayuda e inspiración a la hora de decidirse por ser profesor.

 

El prodigio no respondía. Miraba a esa mujer por la cual sentía tanto odio, incapaz de hacer nada. “Me quitó a Takuya”. Yuri intentaba ser amigable con él, pero no había caso. “Me quitó lo más importante en mi vida”. Apretó los puños. “¿Luchar o darse por vencido?”. Miró, luego, a Takuya, quien tenía una sonrisa nerviosa en su rostro. “Esto...”. Decidió. “No se quedará así”. Luchar.

 

-Igualmente.- le respondió por fin- Takuya no me ha contado nada sobre ti, pero ya nos pondremos al día.- dijo con una amplia y falsa sonrisa- ¿Por qué no desayunamos mientas conversamos? Deben tener muchas cosas que hacer.

-Ah... Sí. Takuya tiene que apresurarse si no quiere llegar tarde al trabajo.

-C-cierto.

 

Y los tres se sentaron a desayunar. Takuya estaba bastante nervioso por saber cómo se llevarían los otros dos. Miku no parecía molesto, aunque tampoco feliz. Yuri era normal, no tenía nada de qué preocuparse. Era una típica charla entre gente que se estaba conociendo, por más que todo era mera apariencia.

 

-Perdón por lo que sucedió en el baño, Tsukiyama-san. En verdad lo siento.

-Ah... Ya no importa... Es curioso, pero cuando conocí a Takuya sucedió algo parecido.

-¿En serio?

-Ajá... ¿Lo recuerdas, Takuya?

-Sí, lo recuerdo.- respondió con las mejillas teñidas de carmín.

-Ja, ja, ja... ¿También te vio en el baño?

-Así es.

-Ja, ja, ja, ja...

-No esperaba a nadie y como vivía solo, nunca creí que algo así sucedería.

-Ja, ja... Me imagino.- le estiró un cachete a su novio.

-Oye...

-Ja, ja, ja... Podrían haberte tildado de mirón.

-Ja, ja, ja, ja...

-Hum... Como sea...- se puso de pie- Ya debo irme a trabajar.            

-Oh, es verdad... Yo me quedaré a limpiar, así que no te preocupes.

-¿Segura?

-Sí. Hoy trabajo en la tarde.

-De acuerdo...- se fue a buscar sus cosas en su habitación.

-¿Eh? ¿Le haces la limpieza a Takuya?

-Claro.

-¿Por qué?

-No lo sé. Me gusta hacerlo.- dijo con una risita- Además, es como practicar para cuando vivamos juntos.

-“Sobre mi cadáver”. Oh, ya veo.

-¿Y tú tienes novia?

-Eh... Es algo complicado.

-¿Por qué?

-Digamos que... las mujeres no son lo mío.

-¿Eres...?

-Soy gay.

-¿Eh?

-Pero descuida. No te quitaré a Takuya. “Sólo recuperaré lo que es mío. Ninguna minifalda me ganará. Porque cuando se trata de minifaldas, a mí me coronan reina de belleza”. Él es un buen amigo mío, además que lo veo como alguien a quien debo proteger, casi como si yo fuera una madre y él mi hijo.- rió.

-Ja, ja... Qué bueno. Me alegra que Takuya tuviera a alguien como tú para que lo cuidara.

-Hice lo mejor que pude. “Y he regresado para salvar a mi amado Takuya de las garras de cualquiera, en especial de una mujer como tú”.

-¿Y Takuya sabe lo tuyo?

-¿Si sé qué cosa?- preguntó el castaño, llevando su maletín en mano.

-Sobre los gustos de Tsukiyama-san.

-¿Ah?

-Que a él... le gustan los hombres.

-Eh... ¿Le dijiste eso?- le preguntó a Miku.

-Sí. No le iba a mentir.

-Pero...

-¿Hice mal?

-N-no... Bueno, eso creo... Como sea... Ya me voy.

-Buena suerte.

-Cuídate.

-Sí... Nos vemos.

 

Así que Takuya se fue a trabajar. Los otros dos terminaron de desayunar mientras conversaban. Yuri parecía interesada en conocerlo un poco más al prodigio, pensando que quizás podrían volverse amigos, además que él y su novio vivían juntos; creyó que sería lo mejor. Miku, en cambio, la odiaba cada vez más.

 

Pronto se pusieron a hacer la limpieza del lugar. La pelinegra le iba señalando dónde podía encontrar distintas cosas en el apartamento y demás, puesto que algunas cosas habían cambiado en esos años. Mientras Yuri sacaba al aire los futones, Miku pensaba de qué manera deshacerse de ella. “¿Parecerá un accidente si la empujo por la ventana? ¿Cuánto tiempo tardará en caer? Sólo son siete pisos hasta que su cabeza se estrelle contra el piso. Será por la ciencia”.

 

-¿Qué sucede?- le preguntó la novia de su amado.

-Ah... Sólo estaba pensando en qué cocinaré esta noche.- dijo inocentemente.

-¿Te gusta cocinar?

-¡Me encanta!

-Ja, ja, ja... A mí también. De hecho, trabajo en un restaurante.

-Oh... “Claro. A los hombres hay que enamorarlos primero por el estómago y después por el corazón”. El desayuno te quedó muy bien.

-¿En serio?

-Ajá.

-Qué bien. Y eso que lo hice a las apuradas.

-Je, je... “¿Hay algo que no puedas hacer?”. Qué suerte tiene Takuya.

-Ja, ja... Sólo intento dar lo mejor para hacerlo feliz.

-¿Sí?

-Ajá... Tú debes saberlo, lo de su antigua novia.

-¿Qué antigua novia?- le extrañó oír eso.

-Eh... Creo que se llamaba Miku.

-¿Mi-Miku?

-Sí. ¿La conoces?

-Eh... Sí... La conozco... “Está hablando de mí”. ¿Qué pasó con ella?- preguntó, disimulando.

-¿No sabes nada?

-Pues... Takuya no me contaba mucho sobre ella, aunque éramos amigos con Miku.

-Bueno... Hace unos siete años, ella lo abandonó... Ah, creo que fue en el mismo tiempo en que tú te fuiste a Estados Unidos.

-Ah... S-sí... Recuerdo que tuvieron ciertos problemas o algo así. “¿Le dijo que era mujer?”.

-Takuya estuvo muy deprimido después de que ella lo dejara... Recuerdo que iba con sus amigos a tomar en el bar donde yo solía trabajar y él se embriagaba pensando en ella... Era muy triste verlo así.

 

Miku sintió un dolor muy fuerte en su pecho, insoportable. “¿Eso pasó... cuando me fui?”. Se sintió horrible al pensar en todo lo que sufrió su amado cuando se separaron. “Y todo por un capricho”.     

 

-De a poco,- continuó Yuri, con una expresión de suma tristeza- fuimos entrando más en confianza. No me gustaba verlo tan deprimido, así que intentaba animarlo cada vez que iba al bar, y también controlarlo para que no se pasara con el alcohol.

-“Mi querido Takuya”. Pobre... Y yo no pude hacer nada.- bajó la mirada.

-Él no dejaba que nadie interfiriera... Me daba miedo que hiciera alguna estupidez...- sonrió- Pero, por suerte, nada malo sucedió, y él ahora es muy alegre siempre, da todo de sí en el trabajo, y siempre está dispuesto a ayudar a los demás.

-Takuya...- suspiró- Vaya... Me siento un poco mal porque no estuve a su lado cuando más necesitaba el apoyo de alguien... Es como haberle fallado a mi mejor amigo. “Aunque yo también estuve así”.

-Sí. Se ve que estaban muy enamorados... Pero las cosas siempre se dan por algo, y ella es su ex. Ahora todo es mucho mejor... Eso quedó en el pasado.

 

Al prodigio se le formó un nudo en la garganta. “¡¿Por qué mierda me fui?! Seguro creyó que no lo amaba...Pero... él fue quien decidió que cortáramos... ¿Por qué?”. Siempre buscando una lógica para el amor, Miku no entendía nada y su dolor empeoraba.

 

-¿Sucede algo malo, Tsukiyama-san?

-Ah... Yo... N-no...- y justo sonó el timbre- Iré a ver quién es. “Me salvó la campana”.

 

Se dirigió rápidamente hasta la entrada para atender. Abrió la puerta y se encontró con una mujer que llevaba varios cuadernos. La visitante parecía un tanto sorprendida de ver al pelinegro.

 

-¿Eh? ¿Akiharu-kun?

-Ah... Señora Komatsu.

-Vaya. Tanto tiempo sin verte.

-Lo mismo digo. ¿Cómo está?

-Muy bien. ¿Y tú?

-Bien. Intentando acostumbrarme al estilo de vida en Tokio de nuevo.

-Ja, ja... Me imagino... Ay, este Yuuki-kun que no me avisó que estabas de regreso. Anda tan distraído desde que está de novio con Kanon-kun.

-¿Kanon y Yuuki están juntos?   

-Ajá. La señora Takahashi me lo dijo.

-Wow... Deberé preguntarles después.

-Ja, ja... Ah... Cierto... ¿Me harías el favor de entregarle esto a Takuya-kun?- le dio los cuadernos.

-Sí, no hay problema... Oh... ¿Son de la pequeña Maya?

-Deberías verla. A veces se acuerda de ti, cuando se encontraban en la biblioteca del barrio y discutían sobre distintos libros.

-Ja, ja, ja... Pasó hace tanto tiempo. Ya debe tener unos quince años, ¿verdad?

-Así es... Le encantaría verte. Aunque ahora está en reposo.

-¿Está enferma?

-No es nada grave, sólo es un resfriado, aunque muy fuerte. Por eso ha faltado tanto a clases.

-Ya veo... Hum... ¿Cree que pueda ir a verla?

-Claro. Se alegrará mucho, como no puede ver a sus amigos, le gustará recibir visitas.

 

Entonces, Miku decidió alejarse un rato del departamento setecientos siete, ya que no quería tener que tratar con Yuri, y fue a visitar a su vecina, quien vivía en el doscientos seis, en el segundo piso.

 

-Puedes pasar, Akiharu-kun.

-Sí. Con permiso.

 

El prodigio entró en el cuarto, donde una niña se encontraba en cama, leyendo un libro. La castaña lo miró de pies a cabeza, examinándolo.

 

-¿Maya-chan?

-S-sí...  

-¿No me recuerdas?

-Eh... Creo que no.

-¿En serio no te acuerdas de él?- le preguntó el fantasma.

-¡¿Bou?! ¿Qué haces aquí?

-Maya-chan es mi amiga, Miku.

-Creí que no dejabas que nadie te viera.

-No dejo que cualquiera me vea... Además, Maya-chan podía verme todo el tiempo... Ya sabes, los niños ven con otros ojos, cosas que los adultos no pueden. Y ahora que ella creció, no es necesario que me oculte.

-Ah... Ya... ¿En serio no te acuerdas de mí, Maya-chan? Solíamos encontrarnos en la biblioteca del barrio y hablar sobre libros.

-Hum... ¡Ah! Tú eras el prostituto.

-¡¿Qué?!

-Miku-san... Ya me acuerdo.

-¿Prostituto?

-Cuando era más pequeña, recuerdo que venían muchos tipos al edificio y todos terminaban en tu departamento... Al crecer me di cuenta de eso.

-Eh... Sí... Pero ya no lo soy.- aclaró rápidamente.

-Sí, me di cuenta... ¿En qué departamento vivías?

-El setecientos siete.

-¿¿Vives con Nuguishi-sensei??

-¿Con quién?

-Takuya.- le dijo Bou.

-Ah... S-sí, vivo con él.

-Vaya...- sonrió con picardía.

-Oye, él tiene novia.

-Sí, y eso no me gusta.

-¿Eh? ¿No te gusta?

-Porque no hacen bonita pareja... Ahora que lo pienso... podría verse bien contigo.

-¿Q-qué?

-Maya-chan es una niña muy especial, Miku.

-Me di cuenta... Así que... Takuya es tu profesor en la escuela, ¿eh?

-Ajá. De literatura y japonés.

-Oh...

-¿Y tú qué haces? Recuerdo que eras muy inteligente.

-Pues volví de los Estados Unidos. Trabajaba en la NASA.

-¡Wow!

-Y no quiere decir todo lo que vio allí.- comentó el fantasma.

-Ah, qué injusto... ¿Y de qué trabajas ahora?

-Nada. Aún no consigo empleo.

-Oh... Eras profesor, ¿no?

-Sí.

-Pues... en mi colegio hace falta un profesor de biología. La profesora que teníamos se jubiló.

-¿En serio?

-Sí. Y aún no han encontrado a un suplente ni nada.

Notas finales:

M: oh!

T: ya sé qué va a pasar

Y: no me sorprendería que vos lo supieras XD

Yui: ajam -w-

T: sí, bueno

Y: creo que todavía no profundizamos en los sentimientos de los personajes. Pero en el siguiente capítulo seguramente pasará! XD En fin... Eso fue todo por hoy... Espero que les haya gustado y me dejen reviews!! Por favor XDDD El siguiente fic que actualice será... B.A.P., en lo posible XD Sino será Y&M -w- Vamos!

M: nos leeremos!

T: cuídense

Y: bye bye!!!

 


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