Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

~Amando a mi enemigo~ por Murasaki

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

 

Bueno, este One-Shot está dedicado a mi paisana...

 

Me esforcé muchísimo por hacerlo lo mejor posible así que...

¡Espero que lo disfrutes!

 

Un besazo.

 

 

 

 

 

 

Otra monótona noche más. Otra como las incontables noches que llevo a cuestas desde hace cientos de años. Noche tras noche la historia se repite. Distintas caras, mismo procedimiento y desenlace.

 

Mi nombre es Uruha, aunque alguna vez fui Takashima Kouyou. Si la memoria no me falla, en mi vida como humano fui estudiante de veterinaria. Eso o algo similar... Solo recuerdo que se trataba de algo relacionado con animales. Mi vida como humano terminó cuando tenía unos veintitrés años en Aokigahara, más conocido como 'el mar de árboles' o 'el bosque de los suicidas'. Sí, aquella noche quise poner punto y final a mi vida debido a que descubrí a mis padres hablando sobre los papeles de mi adopción. En efecto, era adoptado y yo lo había descubierto de la peor manera posible. Pero, al parecer, no podría descansar en paz tan fácilmente. Cuando ya llevaba más de medio frasco de pastillas ingerido, un crío de apenas unos dieciocho años apareció de la nada y de abalanzó sobre mí. Sentí una intensa punzada en mi cuello pero, pasados los segundos, el dolor desapareció. Por un momento llegué a pensar que estaba de suerte. Notaba como mi alma abandonaba mi cuerpo poco a poco. Pero la maldita sensación de dolor que me invadió después, me hizo comprender lo confundido que estaba. El crío desapareció y en su lugar de hallaba un colgante de plata en forma de rosa con un cordón de cuero negro.

Colgante que aún conservo en mi cuello.

Sin explicarme el cómo ni el por qué, comencé a actuar y a comportarme por instinto. Supongo que, por aquél entonces, no dominaba muy bien eso de mantener a la razón en su sitio en los momentos precisos, lo que me llevó a meterme en muchos problemas de los cuales conseguí salir bastante bien parado. Pero los años y los errores aportan sabiduría y yo ya tengo una extensa lista de ambas cosas a mis espaldas.

 

Y bueno, supongo que así fue como me convertí en lo que ahora soy... Un vampiro. Pero el hecho de que sea un vampiro no significa que no me pueda aburrir como cualquiera. Y la verdad es que llevo bastantes años cansado de mi monótona existencia. Salir noche sí y noche también, encandilar a alguna muchacha cuya vida carezca de valor incluso para ella misma, deshacerme del cadáver y volver a mi casa antes de que el sol se ponga. Tengo que admitir que, con el paso del tiempo y el avance de las nuevas tecnologías, el hecho de deshacerme del cadáver de mis victimas sin dejar una sola evidencia ante la policía, me resultaba un reto entretenido e interesante. Pero, desde hace bastantes años, las cosas han cambiado. La justicia y la policía cada vez son más incompetentes... Lo que me lleva a esforzarme menos y ser cada vez menos cuidadoso sin temor a ser descubierto.

Al menos puedo afirmar que no soy tan malo como aquellos a los que describen en cuentos, novelas, fábulas y leyendas urbanas. Siempre me tomo la molestia de escuchar a mis víctimas y analizar su situación. En el caso de que quieran dar por terminada su vida, yo les presto mi ayuda. Ambas partes salimos ganando así que no le veo el lado negativo a todo ésto.

De todas formas, hoy creo que haré un pequeño cambio de planes. Estoy hastiado de hacer siempre lo mismo así que hoy saldré a divertirme. Creo que mi atuendo puede ser el adecuado para presentarme en el nuevo bar que han abierto cerca de aquí. Camisa morada con detalles en negro, pantalones negros ajustados con pequeños rotos que muestran algo de piel, zapatos de vestir negros, cazadora tres cuartos de cuero con detalles plateados y mi imprescindible colgante. Ahora que me fijo, creo que hice un buen trabajo con mi pelo. El color castaño claro con reflejos dorados me sienta mucho mejor que aquél rojizo que me puse la otra vez... Un toque de delineador y sombra de ojos negra, un poco de perfume, un par de anillos, mi reloj y ya estoy perfecto para salir a divertirme.

La temperatura en la calle es bastante agradable. Con el paso de los años, los inviernos cada vez son menos fríos. Supongo que es una de las consecuencias del egoísmo y la poca capacidad de observación que tienen los humanos. Con tal de conseguir dinero y poder, se olvidan de que el planeta sufre y todo va cambiando y muriendo poco a poco. Creo que, en el fondo, toda forma de vida existente está condenada al mismo desenlace ya sea por causas externas o internas. Entre pensamientos filosóficos y demás dudas existenciales, he llegado al bar.

Un enorme letrero donde se puede leer BLUE MOON reluce en un fantástico tono azul. Entro y observo que unas luces de neón colocadas de forma estratégica son la única fuente de iluminación en éste antro. La música pesada parece ser la idónea para crear ambiente, sugestionar la mente y envolver los sentidos. En la barra observo que hay gente de lo más variopinto. Es un lugar agradable a mi juicio. Hace demasiado tiempo que no ingiero ningún tipo de sustancia alcohólica. Recuerdo que dejé de hacerlo cuando comencé a tomar consciencia de las consecuencias de mis actos. Peor hoy es noche de diversión así que no veo el problema en desinhibirme un poco. Pido una copa de vodka con unas gotas de zumo de limón. El sabor intenso del vodka combinado con el punto agrio del limón siempre me ha llamado la atención y me ha parecido sumamente agradable.

A mi izquierda hay un grupo de hombres, todos bastante atractivos. Nunca se me ha ocurrido fijarme en los hombres, pero tengo que reconocer que esos de allí no están nada mal... No me considero homosexual, ni siquiera bisexual, pero llegado a ciertas alturas de mi existencia creo que la idea de explorar un poco en terrenos desconocidos me parece bastante interesante y apetecible.

Entre ellos, hay uno especialmente atractivo... Se puede decir que es un morenazo de ésos que llaman bastante la atención. Es extraño que, entre tanta oscuridad, unos ojos tan negros como los suyos puedan brillar de esa manera. Su pelo es negro, algo largo y puedo jurar que nunca había visto una sonrisa tan sensual como la suya. Bajo su camisa negra y sus jeans, se puede adivinar un cuerpo delgado pero un poco musculado. Creo que tenemos en común eso de dar el mayor protagonismo a los accesorios. Unas cadenas adornan su poco discreto cinturón y su cuello y dedos son adornados por un collar y anillos de un material algo diferente a la plata, Podría ser acero, no estoy totalmente seguro. Un discreto delineado negro en sus ojos son el marco perfecto para esa mirada tan brillante y penetrante.

 

Me está mirando... Me siento estúpido porque no consigo sostenerle la mirada. Solo han bastado unos segundo para sentir que esos ojos me atravesaban por completo. Le miro y ésta vez me sonríe. Intento sostenerle la mirada un poco más y sonrío con algo de timidez. ¿Tímido yo? ¿Desde cuándo? Es algo completamente ilógico. Pero ese hombre tiene algo que me está descolocando por completo. Creo que será mejor que vaya al cuarto de baño, el alcohol me tiene demasiado atontado. Es una de las consecuencias de no haber probado alcohol en años... Intento abrirme paso entre la gente. No sé en qué momento el bar se ha llenado tanto... Al fin puedo dar con el cuarto de baño pero noto como alguien me sujeta del brazo impidiendo que pueda entrar.

 

 

- Lamento mucho la interrupción. Quise acercarme antes para presentarme pero mis amigos no me soltaban... Me llamo Aoi, ¿y tú?

 

 

Puedo jurar que en estos momentos lo único que quiero es salir corriendo...

 

 

- Hola. Yo soy Uruha, mucho gusto.

 

 

Me está sonriendo de nuevo... Como siga haciéndolo creo que moriré aquí mismo por combustión espontánea.

 

 

- ¿Uruha? La verdad es que te va perfecto... ¿Ibas a entrar al cuarto de baño?

 

 

¡Mierda! Creo que el alcohol comienza a hacer grabes estragos en mi organismo. ¿Por qué hace tanto calor?

 

 

- Sí. Bueno, antes de que me lo impidieras...

 

 

Creo que la sonrisa divertida que se me ha escapado le ha gustado. Lo reconozco, me pone nervioso y me intimida un poco pero por nada del mundo voy a ceder y dejarme llevar por un humano...

 

 

- Yo también tengo que entrar. ¿Vamos?

 

 

Asiento algo inseguro. Para ser un simple humano tiene un aura demasiado potente. Creo que podré divertirme con él un poco... Me abre la puerta y paso al interior dirigiéndome al lavabo para refrescarme un poco pero Aoi me ha acorralado contra la puerta. Me parece que esto se pone interesante... Si pretende ser el que domine la situación, está muy equivocado. Haremos las cosas a mi manera...

 

 

- ¿Qué pasa?

 

 

Mi cara de confusión debe ser completamente creíble porque acaba de aflojar un poco la presión que ejerce contra mi cuerpo.

 

 

- Lo siento muchísimo. Yo no suelo comportarme así pero...

 

 

Me está besando... ¡¿Me está besando?! Por Dios... Comienzo a pensar que, si el cielo existe, ésto es lo más similar aquí abajo. Pero... ¡¿En qué demonios estoy pensando?! ¡Tengo que corresponder! Así está mucho mejor... Ahora yo controlo el beso. ¡Dios! Maldita sea... Que deje de hacer presión con su pierna entre las mías... No cedas, Uruha... Vamos...

 

 

- ¡Aoi! ¡Sabemos que estás ahí! ¡Nos tenemos que ir!

 

 

¡¿Qué?! No no no... Ni de broma... ¡No me puede dejar con semejante calentón encima!

 

 

-Mierda... ¡Ya voy!

 

 

¡No! No me jodas... ¡No no no! Mejor que me joda... ¡Que me joda todo lo que quiera! Pero que ni se atreva a dejarme así...

 

 

- Lo lamento, Uruha... Creo que tendremos que dejar ésto como algo pendiente. Claro, si es que quieres...

 

 

¡Maldito humano! Bueno, tranquilo... Respira... Pon buena cara y sonríe.

 

 

- Por supuesto. Te veo por aquí otro día, ¿de acuerdo?

 

 

Está más que claro que no me pienso quedar con las ganas de probar a semejante bombón...

 

 

- De acuerdo. Tenemos algo pendiente, no lo olvides.

 

 

Increíble la cara de pasmado que tengo ahora. Me guiña el ojo, me da un beso en la boca y se va más fresco que una lechuga... ¡Y yo con un calentón que no hay quien lo aguante! Oficialmente, hoy he quedado como el vampiro más patético sobre la faz de la Tierra. Bravo, Uruha... ¡Hoy ni como ni "pincho"! Entraré en depresión...

 

 

 

 

 

¡Maldita panda de amigos buenos para nada! Pero bueno, siempre se dice que lo bueno se hace esperar, ¿no? Espero que sea cierto... Ese hombre tiene que ser mío... Es algo raro porque no me gustan los hombres. De hecho, entre los de mi especie está mal visto eso de que te atraiga alguien de tu mismo sexo. Pero con Uruha todo es diferente. Tiene algo que aún no comprendo muy bien qué es... Y tengo que admitir que es jodidamente sensual. Es un hombre bastante extraño... Se nota que es un hombre pero los rasgos de su cara son demasiado finos. Sus gestos son masculinos pero con un toque delicado y elegante que los hace únicos... Está claro que tengo que terminar lo que he empezado hoy. Es una lástima que solo vaya a quedar en un encuentro sexual y nada más... Ese humano tiene algo que me atrae y me gustaría conocerle más a fondo pero nosotros, los licántropos, no podemos crear lazos con humanos ni con alguien que no sea de nuestra propia especie.

 

 

- Aoi, ¿se puede saber qué cojones te pasa?

 

 

Por favor, ¿es que uno ya no puede ni perderse en sus pensamientos a gusto?

 

 

- No me pasa nada, Kai. Ya deja de incordiar...

 

 

Vale, esa sonrisa maliciosa que me está dedicando no me gusta para nada...

 

 

- ¿No será que andas de mal humor porque te jodimos el polvo en el cuarto de baño?

 

 

¡Ya la tuvo que soltar! Cuando su encantadora sonrisa se transforma en algo como eso, te puedes esperar cualquier cosa.

 

 

- Ese no es tu problema. Recuerda que soy el mayor de los hermanos y el líder de la manada, tienes que mostrar ante mí un mínimo de respeto... El hecho de que seas mi único hermano de sangre no significa que las normas sean diferentes para ti, enano.

 

 

Su cara es todo un poema... Adoro hacerle enfadar, su cara adquiere un tono rojizo de lo más cómico y las venitas del cuello y de la frente parecen tener vida propia.

 

 

- ¡¿Cuántas veces te tengo que decir que no me llames 'enano'?! ¡Que tu seas un maldito viejo prematuro no te da el derecho de llamarme así!

 

 

Ahí está ese brillo especial en sus ojos que tanto adoro. Brillo que solo se hace presente cuando la ira recorre cada centímetro de su cuerpo. Y nadie mejor que yo sabe como hacerlo aparecer... Tal vez sean las ventajas de ser su hermano de sangre y habernos criado juntos.

 

 

- Tienes razón, pero olvidas que el ser líder de la manada me da todo el derecho de llamarte como me de la gana. Venga, hermanito, no te enfades...

 

 

Por mucho que pasen los años, mis ojitos de cordero degollado siempre serán su debilidad... Sí, soy el hermano mayor y el líder de la manada pero aquí el responsable y maduro es Kai. En realidad yo no quería ser el líder, pero tuve que acatar órdenes de nuestro anterior líder... Nuestro padre. En cambio Kai siempre quiso ser líder y, sinceramente, creo que está mucho más capacitado que yo para serlo. Sería un buen líder... Pero bueno, al menos le dejo a él tomar las decisiones importantes a pesar de ser yo quien deba tramitarlas.

 

 

- Nunca cambiarás, ¿verdad?

 

 

Y ahí está de nuevo esa adorable sonrisa tan característica en él. Me encanta llevarle de un extremo al otro en tan poco tiempo... Es como si dos personas completamente opuestas conviviesen en el cuerpo de mi hermanito.

 

 

- Sabes que no tengo remedio...

 

 

Esa siempre es mi respuesta estrella cada vez que alguien me recrimina acerca de mi comportamiento en ocasiones. Respuesta simple y fácil de entender.

 

Caminamos en silencio, sin prisa por llegar a casa. Parece ser que los atontados de mis amigos ya se han quedado sin batería... ¡Por favor! Soy el mayor aquí presente y tengo mucho más aguante que ellos... Estos jóvenes de hoy en día ya no son lo que eran. Ahora que todo está en silencio, imágenes de lo que pasó con Uruha en el bar vienen a mi mente de nuevo. El sabor de sus labios con un leve gusto a alcohol, el suave aroma a perfume caro y tabaco mentolado que desprendía su cuerpo, la suavidad de sus manos... Era extraño porque, a pesar de que hacía bastante calor en el bar, su piel estaba bastante fría. Quizás son imaginaciones mías o quizás sea que, a veces, olvido que la temperatura corporal de los licántropos es algo superior a la temperatura corporal de los humanos... No lo sé. Solo sé que necesito volverlo a ver.

 

 

 

 

 

Pasaron unas cuantas noches y ambos se volvieron a encontrar en el bar. Acudían religiosamente noche tras noche con las ansias de dar por concluido aquello que habían dejado pendiente unas noches atrás. Pero, por algún extraño motivo, aún no lo habían llevado a cabo a pesar de las numerosas oportunidades que se les presentaron en bandeja de plata. Eran conscientes de que, en el momento en el que diesen por zanjado cualquier tipo de asunto pendiente entre ellos, todo lazo que les uniese hasta el momento se rompería para siempre. Un licántropo no podría tener ningún tipo de relación con alguien que no fuese de su especie y menos si éste era de su mismo sexo. Un vampiro no podría crear lazos afectivos con nadie. Mucho menos con humanos ya que, fundamentalmente, se alimentaban de ellos. Ambos sabían que conocerse más a fondo no terminaría en nada bueno...

 

 

- Uruha, mañana no podré venir al bar...

 

 

Aoi estaba bastante nervioso. No le gustaba dar explicaciones pero con Uruha todo era diferente.

 

 

- Oh... ¿Por qué?

 

 

A Uruha le entristecía la noticia. Comenzaba a acostumbrarse a la nueva rutina de verse con Aoi todas las noches en el bar.

 

 

- Verás, mañana habrá luna llena y en mi familia siempre ha existido la tradición de pasar esa noche todos reunidos en casa. Es como una especie de tradición religiosa o algo así...

 

 

- Vaya... Está bien. Supongo que mañana me dedicaré a otras cosas como cenar en condiciones. Hace días que no me esmero en preparar una buena cena...

 

 

Continuaron conversando durante unas horas más hasta que el amanecer amenazaba con hacer acto de presencia en cualquier momento. Se despidieron con un suave beso a escondidas, gesto que ya se había convertido en costumbre. Ya en sus respectivas casas, ambos no dejaban de pensar en ese hombre tan diferente a ellos pero tan extrañamente adictivo.

 

 

 

 

 

Otra noche en la que vuelvo a la monotonía de hace unos días. Creo que hoy me aburriré bastante. Es extraño pero, a pesar de lo que le dije a Aoi, no me apetece ir en busca de una buena cena.. Odio reconocerlo pero le echo de menos. Es un humano extremadamente cálido, mucho más cálido que cualquier otro humano con el que haya tratado antes. Ya no solo en el roce de su piel sino también en su mirada, en su sonrisa, en sus palabras... Está comenzando a aportarle sentido a mi solitaria y gélida existencia y eso es algo demasiado peligroso. Sé que, tarde o temprano, todo terminará y yo volveré a sumirme en la frialdad y monotonía que me acompañan desde hace años... No sé exactamente hasta qué punto pueda afectarme eso.

Aunque no me apetezca salir a cazar, nada gano con quedarme en casa, ¿no? Hace tiempo que no me doy el lujo de perderme por el bosque... Creo que me vendrá bien para despejarme un poco. Hoy la noche es un poco más fría y la espesa niebla que comienza a aparecer hace que la visión resulte un poco dificultosa. Definitivamente, es una noche perfecta para perderse por el bosque.

En apenas unos minutos ya he llegado. Supongo que ser más rápido que los humanos es una de las pocas ventajas de ser vampiro. Hoy el bosque está precioso. La luz de la luna llena crea sombras entre los árboles que son ligeramente opacadas por la densa niebla que se ha formado en lo alto de la copa de éstos. El silencio podría considerarse sepulcral, agradable... Solo se escucha el lamento de algún búho penando por verse en la desgracia de estar amarrado a la vida nocturna por e resto de su vida. Es curioso pero puedo comprender como ha de sentirse... Por fin llego a mi lugar favorito dentro de éste bosque. El único claro en todo el lugar... Aquí consigo sentirme protegido, literalmente rodeado de árboles.

Distingo unas leves respiraciones entre las sombras y el crujir de alguna ramita partiéndose al ser pisada por algo o alguien. No estoy sólo y creo saber de quién o quiénes se trata. No se me había pasado por la cabeza la idea de que, en noches de luna llena, los bosques suelen estar infestados de licántropos. Malditos chuchos sarnosos... Ya no me dejan ni disfrutar de mis noches de melancolía en paz.

 

 

- Podéis salir. No importa cuántos seáis, me basto y sobro yo solito para terminar con todos vosotros.

 

 

Comienzan a salir de entre los árboles dejándose ver. Nunca antes había visto un licántropo pero tengo que admitir que son animales realmente hermosos. Supongo que mi debilidad por lo animales no me ha abandonado aún después de haberme convertido en lo que soy... Son cuatro lobos especialmente grandes. Dos de ellos son de color grisáceo y se mantienen alejados, otro de ellos es de color marrón oscuro y no deja de mirarme de una forma bastante desafiante y el que queda está a escasos metro de mí. Es de color negro brillante y posee unos ojos intensamente negros. Supongo que tendré que luchar con él ya que, al parecer, es el líder de la manada. Un momento, esos ojos yo los he visto antes... No. No puede ser cierto...

 

 

- ¿Aoi?

 

 

 

 

 

No doy crédito a lo qui ven mis ojos. ¡¿Uruha es un vampiro?! Tiene que ser una broma... ¿Qué hago? Debería dar la orden de ataque pero, simplemente, no puedo... Noto como Kai se posiciona a escasos metros de mí. Si no hago algo pronto, atacará sin esperar una orden. Así es Kai, obediente hasta cierto punto.Lo mejor será dar la orden de retirada. Me siento demasiado confuso... Todo está comenzando a complicarse mucho más de lo que ya estaba y no veo la forma en la que todo ésto pueda terminar más o menos bien... Lo único que se me ocurre es soltar un aullido desgarrador en señal de retirada y salir corriendo de éste lugar. Correr lejos de la manada, lejos de Uruha, lejos de todo.

 

 

 

 

 

Meses pasaron en los que ninguno de los dos volvió a frecuentar el bar en el que solían verse. Aoi se convirtió en un licántropo solitario y arisco, cazando por su cuenta en bosques lejanos al que ya sabía que Uruha solía frecuentar. Por su parte, Uruha se había convertido en un vampiro sanguinario y desalmado. Dejó de ser considerado con sus víctimas y poco le importaba si éstas deseaban morir o no. A veces, las ganas de ver a Aoi le llevaban a pasearse por el bosque en noches de luna llena. No tenía claro si lo hacía porque, con el paso del tiempo, la necesidad de tenerle cerca se le hacía cada vez más insoportable o lo hacía por las terribles ganas de matarlo que se apoderaban de su ser en ocasiones. Ambos se encontraban sumidos en una constante y agónica lucha interna. ¿Cómo se puede amar al que lleva siendo tu enemigo natural desde que la Tierra existe? ¿Podrían amarse sin terminar con sus vidas? He ahí el gran dilema... Sabían que, por mucho que se dejasen llevar por sus sentimientos, todo terminaría en un fatídico desenlace.

Un año aguantaron sin verse. Un año en el que sus personalidades se volvían cada vez más crueles y frías. Un año en el que ya su propia existencia se les hacía insoportable. Uruha decidió esperar a la caída del sol para acudir al claro del bosque. Necesitaba verle y amarle o sacarse la ira que le consumía a golpes en un combate a muerte. Estaba claro que, en cualquiera de los casos, ambos saldrían perdiendo. Aoi por su parte, ya llevaba toda la tarde en el claro del bosque. Quería ver a Uruha cuanto antes ya que a media noche se convertiría en lo que es y todo volvería a quedar en el aire. Eso, o quizás se desataría el comienzo del final...

El sol ya había caído y ahí se encontraban los dos, uno frente al otro sin saber qué decir o qué hacer. El silencio se hacía insoportable y los minutos pasaban sin dar lugar a su resolución en todo lo que estaba pasando.

 

 

-Uruha, yo...

 

- Cállate. Tenemos algo pendiente, ¿recuerdas?

 

 

Ambos ya habían tomado una decisión sin necesidad de ser materializada en palabras. Se amarían hasta la última consecuencia.

Ésta vez fue Uruha quien tomó la iniciativa devorando la boca de Aoi en un beso desesperado. Un beso necesitado en el cual mostraba todos sus sentimientos y la desesperación de no poder hacer nada por cambiar el final se esta historia. Aoi correspondía de la misma forma a Uruha. Sus brazos rodearon el alto y delgado cuerpo que poco a poco le llevaba a la perdición. Recostó al vampiro en la hierba, posicionándose encima de él. Los besos se tornaban cada vez más demandante y las caricias rodaban desesperadas recorriendo sus cuerpos. Las ropas que los cubrían se iban haciendo cada vez más molestas y poco tardaron en deshacerse de ellas. Aoi quedó completamente embobado ante la imagen que se mostraba frente a sus ojos. El perfecto y pálido cuerpo desnudo de Uruha, iluminado solo por la luz de la luna llena... Por otro lado, Uruha se encontraba en las mismas condiciones contemplando el cuerpo desnudo de Aoi sobre el suyo. Las sombras a contraluz dibujaban figuras abstractas en su cuerpo y le daban un toque de sensualidad imposible de igualar.

 

 

- Si ésta es la última imagen que guardaré en mi memoria antes de morir, habrá merecido la pena llegar hasta aquí...

 

- Aoi... Hazme el amor por primera y última vez en mi existencia...

 

 

Las palabras de Uruha fueron órdenes para Aoi, que comenzó a repartir besos y caricias por todo el cuerpo del vampiro. Uruha se estremecía ante las atenciones que Aoi le brindaba y quiso hacer partícipe al licántropo del inmenso placer que estaba sintiendo. Con cuidado, deslizó su mano entre ambos cuerpos, llegando al miembro del licántropo. El suave masaje que estaba ejerciendo en el miembro de Aoi comenzó a aumentar de intensidad, obligando al licántropo a proferir roncos jadeos que se colaban en los oídos del vampiro provocando que cada célula de su cuerpo de estremeciera. Aoi se sentía morir debido a tanto placer, pero quería disfrutar por completo del cuerpo de Uruha. Apartó lentamente la mano del vampiro para comenzar a depositar besos húmedos a lo largo de su fino y delicado cuello. Continuó con el camino de besos descendiendo lentamente por sus hombros donde mordisqueó un poco la piel de éstos y continuó bajando hasta llegar a sus pezones, los cuales comenzó a estimular. Uno con sus dientes y lengua, el otro con sus dedos... El vampiro no pudo evitar que un gemido ronco y sensual escapase de sus labios al sentir las atenciones de Aoi en su punto débil. Ante el denso placer que le estaba fundiendo los sentidos, rodeó la cintura de Aoi con sus largas piernas, ejerciendo presión, juntando aún más sus cuerpos, consiguiendo que ambos miembros duros y calientes rozasen en un delicioso contacto.

El vampiro invirtió posiciones, quedando sobre el cuerpo de Aoi, haciendo lentos movimientos hasta dejar su miembro a la altura del rostro de Aoi y el de éste a la altura del suyo propio. Ambos comenzaron un candente juego en el que los gemidos y la danza de sus lenguas y el roce de sus dientes en el miembro ajeno les estaba llevando a la locura.

Ésta vez fue Uruha el que interrumpió el juego al sentir que llegaría al clímax de un momento a otro. Sobre el cuerpo de Aoi, volvió a posicionarse cara a cara con él, dejando sus piernas a ambos lados del cuerpo de éste. Tomó ambos miembros con su mano e instó al licántropo a hacer lo mismo. Así, ambos comenzaron a darse un placer completamente desgarrador. La velocidad e intensidad de las caricias aumentaba y los gemidos ya formaban parte del ambiente que les rodeaba. Aoi apartó su mano de donde se encontraba para llevar sus dedos a la boca del vampiro. Uruha los ensalivaba de una forma tan provocativa que Aoi sintió que se correría en cualquier momento. Llevó sus dedos a la entrada del vampiro y comenzó a introducir uno lentamente mientras éste seguía estimulando los miembros de ambos. La tarea no se le hizo demasiado complicada ya que el vampiro estaba demasiado excitado. Introdujo el segundo dedo y sintió como Uruha cerraba sus ojos y la presión y velocidad con la que estimulaba sus miembros aumentaba en un intento por distraer su mente del dolor y la incomodidad.

 

La luna llena brillaba en lo alto del cielo y, por la posición en la que se encontraba, sabía perfectamente que no le quedaba mucho tiempo.

 

Introdujo un tercer dedo en el interior del vampiro mientras, con un brazo, atrajo hacia él el cuerpo de éste fundiendo a ambos en un apasionado beso. Fue el mismo Uruha quien retiro los dedos de Aoi de su interior y comenzó a introducirse poco a poco el miembro del licántropo. Aoi acariciaba sus piernas y su espalda en un intento por tranquilizar al vampiro. Pasados unos segundos, éste comenzó a moverse sobre el miembro de Aoi, haciendo que ambas mentes colapsasen. La velocidad con la que Uruha se auto-penetraba iba en aumento y Aoi sabía que no duraría mucho más.

Invirtió posiciones aumentado el ritmo de sus embestidas considerablemente. Puso las piernas del vampiro sobre sus hombros, sabiendo que había conseguido alcanzar el punto exacto en el momento en el que Uruha comenzó a gemir de una forma casi desesperada. Sintió que el clímax se acercaba al ver como el vampiro comenzaba a masturbarse al ritmo de las embestidas que él le daba.

 

 

- Uruha... Termina conmigo ¡ahora!

 

 

El vampiro comprendió al instante a qué se refería y, sin cesar las caricias en su miembro, dejó al descubierto sus brillantes y blancos colmillos y mordió con fuerza el cuello de Aoi. El licántropo sintió el orgasmo más intenso de su vida a la vez que a sus oídos llegaba el grito de placer que profirió Uruha una vez que ya sacó los colmillos que habían sido incrustados en su cuerpo. Notó la esencia del vampiro en su abdomen y comenzó a salir de su interior mientras sentía los cambios que su cuerpo experimentaba antes de la transformación completa.

 

 

- Te amo, Aoi...

 

- Te amo, Uruha...

 

 

Esas fueron las últimas palabras que se dedicaron antes de que Aoi se transformase por completo y, de un zarpazo, atravesase el cuerpo del vampiro para caer sin vida a su lado a causa de la mordida de su cuello. Ambos cuerpos quedaron entrelazados, ensangrentados, tendidos en aquél claro del bosque.

 

Al mismo tiempo, en una protectora de animales, un precioso cachorro de Shiba Inu quedaba como el único superviviente de una camada que acababa de nacer. El perrito era de color negro brillante y tenía una extraña mancha grisácea en forma de rosa en el lado izquierdo de su lomo.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

Y ésto ha sido todo.

 

Tengo que decir que mis muñecas y mi cabeza ya no dan más de sí...

 

Pero bueno, creo que hice un buen trabajo.

 

¡Sayounara!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).