Doble celebración
Las fiestas ven el Moby Dick eran algo que se hacía por todo lo alto. Portgas D. Ace no había tardado en descubrirlo cuando por fin accedió a unirse a la tripulación, puesto que en la fiesta que habían dado entonces más de la mitad de los habitantes del barco habían terminado con tal cogorza que al día siguiente ni se habían levantado de la cama.
Ese día, la fiesta era mucho mayor que de costumbre. Era el último día del año, y desde media tarde la tripulación pirata más temida del mundo, acompañada por algunos de sus aliados, lo estaba celebrando por todo lo alto. A escasos minutos de la media noche era prácticamente un milagro que nadie se hubiese desmayado por beber demasiado, aunque sí que había un buen número de personas que habían vomitado ya, para desesperación de las enfermeras.
Un buen grupo de piratas, entre los que se incluían el propio Barbablanca y casi todos sus comandantes, habían decidido empezar un torneo de bebidas, que ganarían los que aguantasen aún bebiendo cuando el enorme reloj que habían sacado para la ocasión diese la media noche.
Ace había decidido no participar en el torneo, y en vez de eso se había sentado en la barandilla, junto a las puertas de los camarotes, a observar todo lo que pasaba y reírse de sus nakama cuando hacían alguna estupidez. Para ese momento lo raro era ver a alguien que no la hiciera. Ace se fijó, divertido, en que Thatch estaba intentando organizar a todos los que habían perdido ya en la competición para hacer una cuenta atrás para la media noche.
No se dio cuenta de los pasos que se le acercaban por detrás hasta que notó cómo unos brazos lo envolvían, uno alrededor de sus hombros y el otro por su pecho, y se habría caído de culo cuando tiraron de él hacia atrás de no ser por el pecho firmemente apoyado contra su espalda. En vez de caerse, se encontró de pie, espalda contra pecho con el hombre que, habría jurado, había estado emborrachándose con los demás comandantes.
-¡Diez!- Sonó el anuncio de las descoordinadas voces. Al parecer Thatch lo había conseguido.
-¿Tú no deberías estar intoxicándote?
-No me apetecía demasiado. Además, vas tú más borracho que yo.
-¡Nueve!
-Eso es por tus poderes de Fénix.
-Mhm.
-¡Ocho!
Marco retrocedió, llevándolo con él varios pasos antes de darles a ambos la vuelta, quedando Ace de espalda contra la pared y con Marco frente a él, con las manos sujetando los hombros del moreno.
-¡Siete!
-¿No deberíamos estar allí?
-No nos echarán de menos.
-¡Seis!
Marco inclinó la cabeza y apoyó la frente contra la de Ace.
-Como nadie va a mover el culo para hacer otra fiesta hasta mañana por la tarde, eres mío hasta entonces.
-¡Cinco!
-¿Estoy secuestrado?- Preguntó Ace, sonriendo.
-Por supuesto.
-¡Cuatro!
Marco capturó los labios de Ace con los suyos en un beso lento.
-¡Tres!
Ace envolvió el cuello de Marco con los brazos y se separó de la pared para apretarse contra él todo lo que pudo.
-¡Dos!
Las manos de Marco bajaron de los hombros de Ace a sostenerlo de la cadera, y él se movió, haciendo que su erección entrase en contacto con la de Ace.
-¡Uno!
Ambos gimieron y volvieron a juntar sus bocas en un beso en el que participaban labios, lenguas y dientes, tratando de estar en contacto lo más posible y devorándose el uno al otro.
-¡Feliz año nuevo!- Se escuchó, a gritos, por todo el barco.
Marco y Ace se separaron y el rubio llevó ambas manos a las mejillas del moreno.
-Feliz cumpleaños, Ace.
Fin