Yo solía pensar que sabía quién eras tú
No sabía que dentro de ti yo iba a encontrar la luz
No sabía que existía un mundo así
No sabía que podía ser tan feliz.
La vida pasaba de largo vacía sin emoción
No había nada flotando en el aire abrazando mi corazón
Y llegaste tú y el mundo me abrazó
Y llegaste tú y todo se paró
Y llegaste tú y me sorprendió el poder que había en este amor
Y llegaste tú una bendición aún recuerdo el momento en que todo cambió
Y llegaste tú y me sorprendió el poder que hay en este amor
Y llegaste tú una bendición que aún recuerdo…
Cuando llegaste tú.
Hoy que estoy en tus brazos recuerdo mi soledad
Y me rio pensando en las veces que yo te dejé pasar
Y llegaste tú….
Dejó la hoja sobre su escritorio. Esta canción se le acaba de ocurrir apenas hace unos pocos minutos. Sin duda alguna la presencia de Ángelo en su vida había cambiado notoriamente su forma de pensar. Antes, hubiese creído que la vida era una porquería, que no valía nada, que nunca sería feliz, que nadie vendría a pasar con él la hermosa existencia que Dios le hubo dado…Sin embargo, hace poco, un chico guapo de cabello azul corto, cuerpo marcado y fornido, guapura desbordante, con repentinos cambios de humor, llegó a la ciudad y luego al club privado en el que trabajaba de cantante. Recordaba todas las veces esa mirada profunda e intensa que se posaba sobre su cuerpo de forma pervertida y amorosa. Realmente una combinación perfecta.
-Belleza…estas aquí??-le preguntó una voz, sacándolo de sus pensamientos.
-Aaaaa…-sí…-contestó quedamente.
-Te asusté??-preguntó el italiano.
-No. Solo estaba pensando un poco-inquirió Afrodita.
-Y en qué pensabas??
-En la forma en que cambiaste mi vida por completo…-exclamó mientras se levantaba del asiento en el que estaba, solo para poder besar los labios de su amor.
Death correspondió el beso gustoso. Adoraba las veces en que su novio se mostraba más cariñoso de lo normal. En sí, sentía que algo muy profundo dentro de Afrodita había cambiado. Ya no demostraba en su mirada una inmensa soledad, por el contrario, una inmensa felicidad sobresalía en la inmensidad y profundidad de aquellos bellos ojos celestes.
La falta de aire los hizo separarse.
-Dita, tenemos que prepararnos para el concierto de esta noche. Ya no podemos seguir tocando las mismas canciones. El dueño nos advirtió que debíamos inventarnos una y a mí no se me ocurre nada.
-No te preocupes por eso. Yo ya tengo una. Ya está lista.
-Enserio?? Y si me la muestras??-interrogó con una radiante sonrisa impregnada en el rostro.
-Pues…eso después. Ven…-susurró en tono sensual.
Sabiendo de antemano lo que pasaría. Obedeció sin decir nada. Se dejó guiar al interior de la bella habitación matrimonial, en donde tantas noches hicieron el amor; teniendo como única testigo a la luna.
-Death esta noche es muy especial…Te Amo!!-exclamó.
-Y yo a ti mi pececito dorado.
Instantáneamente se besaron con fervor, pasión, hambruna, deseo, lujuria y amor. Hace mucho tiempo que no vivían nada de esto. El trabajo los obligaba a usar su tiempo libre en inventar nuevas canciones, componer melodías, etc. Hoy por fin serían uno solo, sus cuerpos se fundirían sin remordimiento alguno.
Sin desprenderse de aquel gesto, se tiraron a la cama; Death quedó encima, lo cual aprovechó para poder quitarle la estorbosa bata que traía puesta. De hecho, Dita acababa de salir de bañarse, no se cambió aun puesto que faltaba una hora para el espectáculo nocturno en el Nigh Club. Lo contempló en plena desnudez, no llevaba nada abajo, la pequeña bata color azul era lo único que lo cubría. Ahora estaba completamente a su merced.
-Eres hermoso-le susurró al oído.
-Tú también lo eres-le contestó el de abajo.
Pronto estuvieron completamente desnudos. Se besaban con intensidad, se recorrían con las manos; los labios marcaban la mayor cantidad de piel posible. Los labios recorrían el cuerpo del contrario con real hambruna y conocimiento.
-Ahhh…De-Death…-gimió el peli celeste al sentir la cálida lengua de su amor recorriendo su miembro.
Luego de muchas felaciones Dita llegó al orgasmo, derramándose en la boca de su amante. Sin querer descansar, se acomodó boca abajo, abriéndose de piernas, mostrando descaradamente su entrada; dándole a entender que era lo que deseaba: el miembro del cangrejo dentro de él.
-Vaya amor, no sabía que estabas tan ansioso-murmuró a media voz.
-Shhh…tu solo sigue-ordenó el sueco.
Obedeciendo sus órdenes, se acercó por detrás y de una sola lo penetró, llegando fondo, sintiendo la deliciosa estrechez que si bien era placentera, no era estorbosa ni mucho menos dolorosa para el pez. Las embestidas comenzaron de inmediato; el cangrejito lo hacía con mucha rudeza, fuerza; pese a ello no dejaron de ser placenteras e excitantes.
No duraron mucho de esa manera. Sus cuerpos llegaron a la cúspide, dejaron tras de sí las sensaciones y se dedicaron a descansar por lo que restaba de la hora.
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Aquella noche estrellada Afrodita debutó en el concierto. Y vaya que recibió muchos aplausos.
Fin