El pueblo era precioso, un tanto rural para mi gusto pero se notaba de que no se había escatimados en gastos. Al parecer debía ser un sitio comercial y habíamos llegado en plena celebración del quinto aniversario de fabricación de juguetes. Las casas eran de colores vivos y en alfeizar de cada ventana, unas macetas enormes con diversas flores a juego con la fachada. Tampoco faltaban las guirnaldas, ni el confeti por el suelo y ni los carteles anunciando eventos. Los habitantes mantenían una sonrisa en los labios permanente y los niños tiraban del brazo de sus padres para ir a ver todos los puestos.
- ¡Sugoi… cuantos juguetes!- hablando de niños- ¡Esto es la mejor feria del mundo!- tan exagerado como siempre.
- ¿Mejor que una de comida?- preguntó Zoro sabiendo la respuesta.
- ¡No! La comida es lo primero y después juguetes.
Solté el humo de mis pulmones y apagué el cigarro. Franky se había quedado en el barco limpiando el acuario y todos los demás, incluido el miedica de Usopp, salimos dispuestos a disfrutar de la tranquila tarde. Una carpa repleta de comida nos esperaba si íbamos a la plaza principal. Lo vi nada más divisar la isla y empujé a Luffy hacia la calle de al lado para distraerlo y que no armara jaleo comiéndose todo. Aunque… simplemente estaba aplazando el momento. A decir verdad, me entraban celos cada vez que Luffy alagaba a otro cocinero diciendo que si comida era riquísima. Solo de pensarlo me daban ganas de tirarme por la borda. Como no era de extrañar, se paraba en cada puesto y alucinaba con los artilugios que vendían.
- Mira que la lio bien…
FLASHBACK
- Pues, m-me di cu-cue-cuenta d-e…- dijo tartamudeando sin poder confesar. ¿Acaso le había pasado algo grave?- De que no puedo vivir sin ti.
- ¡¿Qué?! Cof, cof cof…- la sopa se me había ido por el sitio equivocado.
- Cuidado Sanji, ¿estás bien?
- Oh si si, no ha sido nada… ¿Decías?
- Te he echado mucho de menos.
- Normal que nos eches de menos, somos tú tripulación.
- Ya pero… he sentido en falta a cierta persona.
- ¿A mí?
- Es que me siento mal.
- ¿Mal por qué?
- ¡Por quererte más que a los demás!
- Baja la voz idiota. ¿Eres consciente de lo que estás diciendo?
- ¿Qué es consciente? ¿Se come?
- Sanji respira…
- Es que mientras estaba entrenando solo pensaba en ti, a todas horas. ¡Pasaba mucha hambre!
- Hoy estás muy raro Luffy.
- Te necesito siempre cerca porque no sé cocinar, en cambio a los demás no. ¿Lo entiendes?
- Creo que aquí el único que no se entiende eres tú.
- ¡Casi me muero de hambre Sanji!
- Que bajes la voz. A ver, en definitiva… que me quieres más que a los demás porque me necesitas para vivir.
- Sí. Sin ti estaría en los huesos, como Brook.
- Ahora entiendo.
Fin FLASHBACK
Apreté los puños con fuerza al recordar nuestra conversación en la cocina. El capitán solo me echaba de menos por la maldita comida. ¿Cómo me pude ilusionar pensando…?
- ¡Que rabia!
Agité mi cabello y grite. Los transeúntes que pasaban me miraron sorprendidos. Sonreí avergonzado y seguí a la tripulación. ¿Me ilusioné con la posible declaración de amor de Luffy? La maldita isla okama me había trastornado las neuronas. Seguro que me operaron mientras dormía. Hace tanto que no se me declaraban…
- Cocinerucho, date prisa, no te vayas a perder.
- Mira quien habló.
- ¿Qué insinúas número siete?
- ¡Deja de llamarme así!
- ¡Qué bonito!- los dos dejamos a un lado nuestra pelea verbal para atender al capitán. Estaba mirando un cochecito de carreras en un puesto. Era bonito sí, de colores vivos y tenía aspecto de coche antiguo. Entraba en la palma de la mano y Luffy parecía muy ilusionado por el juguete-. Siempre quise uno de estos.
- Está de suerte joven- el dependiente era un señor mayor, de la altura de Chopper. Se tuvo que subir a una banqueta para poder vernos-. Es el último que me queda. Si lo colocas en una superficie y lo empujas hacia atrás, al soltarlo saldrá disparado.
- ¡Nami! Cómpramelo por favor- se le veía realmente contento. Nunca le había visto con un juguete y parecía que se moría de ganas por tener uno.
- No Luffy, si lo quieres, saca tus ahorros.
- ¿Pero puedo cogérmelo entonces?
- Sí pero lo compras tú.
- Gracias Nami.
- ¡Papa! Mira, el coche que le prometí a mi hermanita- un niño de unos seis años se colocó al lado de Luffy y señaló el coche- Yami seguro que se curará cuando le de mi regalo.
- Lo siento pero el chico vino antes.
- Oh…- la cara que puso nos rompió el corazón a todos-. No pasa nada.
- Venga Shiro, alegra esa cara, habrá otra cosa que le puedas comprar- le dijo su padre.
- Pero…
- ¿Se lo prometiste?- la pregunta de Luffy nos sorprendió a todos.
- Sí.
- ¿Tú hermanita está malita?
- Sí, tiene mucha fiebre y el médico no sabe que es. Pensé que con ese coche se iba a poner mejor.
- ¿La quieres?- el niño asintió- ¿Cuánto?
- Mucho mucho mucho… hasta el infinito. Tiene tres años y le tengo que cuidar porque soy su hermano mayor.
- Así se habla, jeje. Toma.
Luffy entregó el dinero al vendedor, cogió el coche y se lo entregó el chaval. Se me calló el cigarro ante tal acción. El niño, boquiabierto, le abrazó y sonrió dándole las gracias.
- Muchas gracias señor.
- Chopper, ¿te importaría ir a ver a Yami? Igual tú puedes curarle.
- Claro que sí.
- Shiro, este de aquí es Chopper y te aseguro que es el mejor médico del mundo entero. ¿Puede ir a ver a tu hermana?
- Luffy idiota no me digas esas cosas, sabes que no es verdad- Chopper se sonrojó.
- Oh… un reno que habla. ¡Yami se pondrá muy feliz! Ven por favor.
El padre dio su consentimiento y los tres se marcharon. Luffy tenía un corazón de oro. No podía sentirme más orgulloso de él. Iba a felicitarle por el buen gesto que acababa de tener con ese niño cuando un barullo no muy lejos de aquí, atrajo nuestra curiosidad. Los ciudadanos se apartaban según un grupo de hombres con pinta de piratas, avanzaban. Eran cinco hombres, bastante feos por cierto, uno de ellos, el que estaba adelantado, era alto y llevaba unas pistolas en el cinturón del pantalón roto.
- ¿Pero que tenemos aquí? Luffy sombrero de paja. ¿Qué le paso a tú querido hermano, se lo cargaron los de la marine? ¡Jajaja! Mira que fue imbécil- recibió una mirada de ira por parte de la tripulación. En cambio Luffy ni se inmutó.
- ¿Se puede saber quién cojones sois?
- Somos la tripulación del gran Tsubasa, el rey de los cielos.
- Pues dile que se meta la chulería por el culo.
- ¡¿Cómo te atreves?!- me estaban entrando ganas de matar al más gordo de todos y tirárselo a los perros.
- Jeje- el alto siguió hablando-. Ace se merecía morir. No era más que basura. ¡Basuuraaa, jajaja!- tenía mirada de completo pirado- Pena que no estuve allí para ver como lo atravesaban por la espalda. ¿Y por qué perdió la vida ese degenerado? ¡Ah ya sé! ¡Quería salvar a su hermano! ¡Murió por tú culpa! ¿No me digas que no es patético? Me parto solo de pensarlo. ¡Hey!
No podía aguantarlo más, me estaba enfadando como nadie antes lo había hecho. Lo agarré del cuello lo más fuerte que pude para que no le pudiera llegar la sangre a la cabeza.
- Dile al marica de tú jefe que si quiere, podemos debatir sobre el tema. Yo encantado.
Le lancé al aire y le golpeé en el costado asegurándose de que no muriera para entregar el mensaje. Los demás no corrieron la misma suerte y acabé con ellos apenas sin pestañear. Los aldeanos observaron aterrorizados la escena pero pude sentir alivio en sus ojos tras acabar con los cuatro.
- Así se hace cejillas- el marimo me sonrió y Nami me guiñó el ojo. Iba a mirar a Luffy cuando este pasó raudo y veloz a mi lado. Juraría a verle visto derramar lágrimas. Intenté ir corriendo detrás pero una mano de Robin me detuvo.
- Déjale solo. Necesita aclarar sus sentimientos. Hiciste bien cocinero-san.
- Irá al barco, no te preocupes. Lo debió de pasar mal, cuando esté preparado, compartirá su preocupación.
- Tengo que…
- Y lo harás pero dale un poco de margen. ¿Seguimos mirando puestos?
Solo quiero ayudarle.