Capítulo 12: Trato Demoniaco.
Abotono mi chaqueta escolar, veo una gotita de sangre en ella y sonrío muy lentamente, paso me lengua lentamente por la gotita y la saboreo a gusto. Es deliciosa, dulce pero con un toquecito amargo, la sangre de los ancianos es curiosa, no me molestaría probarla otra vez. Salgo en silencio de mi escuela, la lluvia ha parado por fin, dejando solo los charcos en el suelo, me alejo lentamente mientras el sonido de mis pisadas va desapareciendo en un atardecer naranja mezclado con gris.
Pero antes de partir, me volteo lentamente y veo con una mirada indiferente, relamo última mis labios, mientras una sonrisa se curva lentamente en mis labios, y el sol va desapareciendo poco a poco -Gracias por la comida….-susurro para luego alejarme lentamente de allí, a mi lado pasa corriendo un hombre, ha ido tan deprisa que ha ignorado mi presencia, pero no le dio importancia, solo sigo mi camino hacia mi hogar, mientras gotas de sangre ajena cae lentamente de mi manga.
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¿Qué les dije?, he vuelto aunque solo por un pequeño ratito, voy a relatarles lo que sucedió después de que el niño partiera, el señor que paso a su lado era un maestro que había olvidado su portafolio, cuando entro al edificio escolar fue al salón de maestro a busca su portafolio pero cuando paso justo al lado del salón del niño, el maestro noto que había pisado un “líquido” carmesí que salía bajo la puerta del salón.
-¿Pero qué….?- se pregunta el maestro mientras camina hacia el salón, extiende su mano y gira lentamente el picaporte, abre la puerta suavemente. Sus piernas tiemblan casi al instante, su estómago se revolvió casi al instante, puso una mano en su boca mientras sus pupilas se dilataban hasta parecer dos pequeños puntos en sus ojos oculares. Ante sus ojos estaba una escena sacada de una época medieval, el cuerpo de un anciano se encontraba atado de tobillos y muñecas a un escritorio, desde la parte baja del cuello hasta por donde comenzaba la zona genital se asomaba un gran corte vertical, la carne y los músculos colgaban a los lados del escritorio, la mayoría de sus órganos estaban disueltos en el piso, el corazón del viejo se encontraba a un lado de su cadáver, pero su corazón no tenía aspecto normal, pues tenía la apariencia de una pasa, como si alguien hubiese chupado la sangre del corazón hasta secarlo por completo. Pero lo que quedo para siempre en la mente de ese hombre, fue la cara de horror y dolor que portaba el anciana difundo, su boca estaba totalmente abierta y sus ojos casi salían de sus orbitas, era como si el anciano…
“Hubiese muerto gritando…·”
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Giro la perilla de mi puerta, la abro suavemente y entro a mi podrido hogar en silencio, frente a mi estaba mi demonio, se ha inclinado ante mí, me mira sin decir nada, yo le devuelvo la mirada- Hola…-digo en un tono frío e indiferente, el baja la cabeza y murmura “Bienvenido amo” en un tono de voz muy bajo, mientras sus mejillas se pendren como luces. Sonrío burlonamente, aún no ha olvidado lo ocurrido de esta mañana, oh pero que demonio tan curioso, apenarse por cosas así, creí que los demonios eran más “resistentes” me río en voz baja, paso de largo a mi sirviente, pero esté nota la sangre que gotea de mi manga, siento como él toma suavemente mi muñeca y me mira con ojos preocupados. Que hipócrita.
-Amo, ¿se encuentra bien?...-me pregunta en un tono suave, me relamo mis labios y le sonrío de una manera amplía, me suelto de su agarre, me quita la chaqueta frente a él y la tiró al suelo, mi camisa blanca estaba empapada de sangre desde el cuello hasta más allá del estómago, la sangre está fresca pues aun gotea, mi sirviente me mira con los ojos bien abierto y yo no puedo evitar reírme de su reacción.
-Estoy mejor que nunca….-le respondo con un tono de burla, el me mira con algo de miedo y sorpresa. Es la primera vez que veo eso en sus ojos, miedo. Es el miedo lo que se refleja en ellos y eso me encanta. ME ENCANTA- ¿quieres saber que paso?....-preguntó en un tono bajo, él no me responde, simplemente asiente- Pues verás, te resumiré todo mi querido demonio…
-Me quede a solas con el profesor, para poder hablar con el… -sonrió burlándome de mi ya desaparecido profesor- él quiso hablar conmigo sobre mi comportamiento que había tenido estos días…pero el pobre no tuvo tiempo de hablar-no puedo evitar solar una risa burlesca- jajaja… cuando él se dio la vuelta, tome la silla de su escritorio y se la estrelle en la cabeza, el maldito cayó como una mosca muerta al suelo…-me relamo mis labios saboreando cada una de mis palabras- la sangre comenzó a salir lentamente de su cabeza, él era un anciano no iba aguatar un golpe así, a continuación derrumbe todas cosas de su escritorio y subí a ese viejo al escritorio, ¡no sabes cómo pesaba ese bastardo!- fruncí levemente mi ceño, es que el maldito pesaba cómo el diablo- con sus cortones lo ate de muñecas y tobillos al escritorio, le abrí la camisa y saque mi navaja personal que siempre llevo escondida, pero cuando iba a cortarlo me lleve una grata sorpresa- sonrío muy ampliamente- él estaba vivo. Me miro con ojos suplicantes y me suplico que lo dejase vivir, que tenía nietos e hijos que quería ver otra vez, más yo me reía de su desgracia, mientras el viejo lloraba pidiendo piedad yo comencé a cortar desde la parte baja del cuello hasta la zona que comenzaba sus genitales, haciendo una gran incisión, lo abrí como si fuera un pavo, el viejo gritaba chillonamente, pero para mí desgracia…-suspiro algo molesto- el anciano tuvo un infarto antes de comenzar a torturarlo, pero algo bueno salió de aquello-vuelvo a sonreír pero más ampliamente-murió en medio de un grito adolorido, murió con esa expresión de dolor máxima mientras lágrimas bajaban lentamente de sus ojos-me muerdo mis labios, de solo recordarlo…. Alcanzo la gloria- quite cada uno de sus órganos y finalice con el corazón, entre mis manos lo apreté con fuerza y me bebí cada gota que salía de él hasta dejarlo como una mordida pasa.
-La sangre de los ancianos es dulce, muy dulce….pero ninguna sangre que pruebe en mi vida sabrá como la tuya… -susurró sonriendo mordidamente- bueno mi querido demonio eso paso, ¿satisfecho?....-pregunto en un tono burlesco-
-………-Se me queda viendo con horror y sorpresa mezclado en sus ojos, sonrió divertido disfrutando de esa mirada- Amo…-me dice en un susurro aun si quitarme la vista de encima- usted…está enfermo…-¿enfermo yo?, enfermo eres tú, porque veo perfectamente esa erección en tus pantalones- pero más enfermo estoy yo por disfrutarlo…- me alegro que lo admitas querido yami.
-Amo…-me dice mientras toma una de mis manos suavemente, yo lo miró fijamente cuidándome de sus movimientos- ¿puedo pedirle un favor?...-lo miró muy fríamente y asiento, ¿Qué querrá?...- puede por favor...solo probar mi sangre...-aprieta mi mano- solo la mía, y no probar la de nadie más, puede matar a su gusto… pero…por favor…-baja su mirada- solo pruebe y disgusté mi sangre…
-…..-una sonrisa muy amplia y mordida se curva con lentitud en mi boca, relamo mis labios secos, saco la navaja que siempre saco, y la paso suavemente por los labios de Yami cortándolos lentamente, la sangre baja por mi navaja y llega a mis dedos- Pues hagamos un trato mi querido demonio…-me voy acercando a su boca- yo solo probare tu sangre, solo la tuya…-le digo mientras lamo un poco la sangre de sus labios- pero tú tienes que matar a tus compañeros demonios… junto a sus amos…
-Si amo…-no duda ni un segundo en su respuesta me mira con ojos impacientes, quiere que me acerque más- Lo hare amo, cumpliré con su deseo….es un trato mi amo…
-Es un trato demoniaco…-respondo y toma sus labios, lamo la sangre que sale de ellos y meto mi lengua dentro de su boca, tomando la sangre que hay en ella, saboreo su boca a un ritmo apasionado y lento, él me abraza por los hombros y me atrae a su cuerpo, yo sostengo con mis manos su cara, una sensación que quema se apodera de mi mientras beso aquella boca demoniaca, gemidos se ahogan en la boca de él, sus largas uñas negras se clavan en mi espalda, provocando un placentero dolor, beso esa boca durante un largo rato, esa sensación está llegando a su máximo, el aire se hizo presente, me separo de él, hilos de sangre unen nuestras bocas, él me mira con unos ojos que suplicaban seguir.
-Amo…-me dice- Deme más, lleguemos hasta el final…-se sonroja levemente, yo sonrió muy macabramente, relamo mis labios cubiertos en su sangre y lo miro muy lujuriosamente.
-Mata a esos estorbos está noche, y cuando llegues…-susurra mientras suelto tu rostro- te daré mucho más que esto…
-Como desee amo…-me suelta suavemente, rápidamente se va hacia la puerta, he reflexionado un poco y lo detengo antes de que se vaya.
-Espera…-le digo- Mata a todos, excepto a ryuo…-el me mira sorprendido- estoy loco, pero…-susurro- se quien ha sido un inocente ente pecadores, déjalo vivir…. Y si puedes, borrarle la memoria para que no sufra tras ver morir a su demonio.
-….-Se me queda viendo, luego asiente con una leve sonrisa burlona- de acuerdo amo, todo sea para cumplir el trato y regresar esta noche…-se relame los labios un poco sonrojado y se va de allí, yo sonrió muy burlonamente, siendo honesto…. Quiero seguir hasta el final, a ver que puede suceder.
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He aquí nuevamente. El demonio parte en la oscura noche a cumplir su trato con su amo, en una casa de un barrio algo peligroso, se encontraba un pequeño alvino de ojos marrones, terminando una tarea que debía terminar para mañana, a su lado se encontraba su demonio de cabellos blanco, recostado en la pared, con sus ojos cerrados. En una esquina del cuarto, dos ojos rojos se asoman en medio de una gran oscuridad, el demonio de cabellos blanco abre sus ojos de golpe y fijas sus ojos escarlata en la esquina del cuarto, sorprendiéndose al reconocer los ojos que provenían de la oscuridad.
-Yami…-susurra aquel demonio de cabellos blancos.