Capítulo 15: Ojos sin alma, mirada sin vida.
Abro pesadamente mis ojos, a pesar de que apenas me levanto me siento cansado, mi respiración me cuesta, veo a mi lado y lo veo. A mi demonio dormido en mi pecho, sonriendo muy levemente entre sueños, yo me quedo viéndolo un largo rato sin expresión en mi cara, estoy recostado en algo duro. Al parecer nos quedamos dormidos en medio del suelo de la sala, fluidos corporales tanto de él como míos cubren nuestros cuerpos, busco con mi mirada el reloj y lo encuentro en lo más e de la pared. Son las 3: 30 pm, hemos estado dormidos durante dos horas…tuve una mañana muy “agitada” si entienden lo que digo.
Me levantó en silencio, solo llevo puesto mis pantalones, mi camisa ha desaparecido sin darme cuenta, miro a mi demonio y veo que solo lleva mi chaqueta, la cual tapaba su zona intima, me quedo en silencio un rato, estoy sudado y sucio. Debo ir a tomar una ducha, camino lentamente hacia mi baño, entro y me despojo de mi pantalón. Abro la llave de la ducha y dejo que el agua tan fría caiga en mi cuerpo desnudo. Mis pensamientos se aclaran un poco, es de las pocas veces en que pienso con claridad, cuando el agua cae en mi pecho todo mi pensamiento se vuelve tangible y fácil de entender, suspiro largamente y abro un poco mis ojos.
¿Dónde… donde está el ser que era antes?..
¿Dónde ha quedado?...
O mejor dicho…
¿Cuándo ha muerto y yo no me entere?
Siento dolor, no es físico, si no mental. Un dolor profundo sin explicación, me dan ganas de llorar, de gritar y caer en desesperación, más solo me quedo ahí de pie. Dejando que el agua circule lentamente por mi cuerpo desnudo. No estoy llorando, pero siento la misma sensación cuando lloro, mis lágrimas no fluyen, no las siento, pero… por alguna razón, siento como en mí, algo que está muy adentro, llora… llora sin consuelo.
Mi rostro sigue sin emoción alguna, no demuestro el dolor, solo dejo que ser se desconecte de él, ignorando ese dolor pues creo que eso es lo único que puedo hacer ahora. No vale nada mostrarlo, ya no es necesario… cierro la llave y salgo, ato en mi cadera una toalla saliendo de mi baño. Ahí está, desde la sala, usando mi camisa que antes había perdido, sonriendo muy satisfactoriamente, como si hubiese recibido algo muy bueno o como si le hubieran dado un premio.
-Amo, buenas tardes…-se relame sus labios y mi mirada lo mira fijamente, no muestro emoción, solo me quedo ahí, mirándolo- me ha dado una mañana maravillosa…-se me acerca, me abraza por la cadera y me da un frío, gélido y frío beso en la frente- nadie me ha tocado como usted antes, nadie me ha tomado de esa forma….tan….intensa…
-….-Me quedo en silencio, solo lo miró y me suelto de el- Oh pues…me alegro…-digo simplemente, le doy la espalda y camino hacia mi cuarto saldré… no sé cuándo vuelvo… -digo mientras camino- no me esperes…
-Amo….-escucho su voz en un tono triste o eso parece, no me interesa. No me molesto en voltear a verlo, solo quiero ir a mi cuarto, tomar mi ropa y salir de aquí, hoy… ese demonio….
No me interesa…
Tiempo sin vernos querido/a lector/a, me pregunto ¿te ha gustado ver a través de los ojos de esté?, ¿has comprendido un poco ya? ¿O aún no lo notas?, mejor dejo las preguntas para después si estoy aquí es para contar algo que el niño sabe que pasa y es mi deber decírtelo a ti. Estamos en una oficina oscura, iluminada por la luz que se escapa de las persianas, papeles, vasos de café, periódicos viejos y una que otra colilla de cigarro se asomaba por el suelo. Un hombre de treinta y dos años, sentado con las piernas, pelo color plata largo hasta los hombros, su flequillo tapaba su ojos izquierdo, el cual había perdido hacía varios años atrás, leía un informe en una carpeta, en su boca reposaba un cigarro encendido, cierra la carpeta y da una suave inhalada a su cigarro pero luego desechar el humo.
-Hace mucho que no tengo un caso así…-murmura para mismo ese hombre, mirando hacia la nada, la puerta de la oficina se abre dejando pasar a una mujer, de pelo negro azabache y ojos azul claro, piel moreno como la tierra, vestida de traje y con tacones negros- Ishizu-san, ¿Qué la trae por aquí?
-Pegasus-sama, mire…-la joven le extiende un par de papeles junto con unas fotos, el hombre mira las fotos y ve que es una escena de crimen- sucedió en una escuela del área, la víctima era Shingu Nikahima, un maestro de 71 años, estaba por retirarse.... nadie sabe quien pudo hacerlo, el único testigo fue un maestro que dijo no a ver visto a nadie salir del colegio cuando encontró al señor shigu….
-mmm…-el hombre quedo pensativo un rato- ¿Cuándo este lugar se volvió tan violento?...-susurra para sí mismo- gracias ishizu-san, puede retirarse…-la joven asiente y se va de allí, pegasus como se llamaba este hombre, era un jefe de policía, además de un brillante detective, tenía tras de él más de 15 años de experiencia- por primera vez…-dice aquel hombre- no sé qué hacer….
Solo sé…-susurra- que algo muy malo, está pasando…-suspira- y yo averiguare que es....
Yugi Pov
El sonido de los autos al pasar, bocinas que suenan alrededor, gente murmullando y nombres que no conozco llena mis oídos, cierro mis ojos y simplemente camino. He caminado mucho, salí sin rumbo de mi hogar y solo… camine, no tengo un destino claro, no conozco esta parte de la ciudad solo sé que estoy perdido, pero no tengo ganas de regresar. No ahora, no me interesa nada, no en este momento.
Abro mis ojos y no sé cómo llegue a un parque, me siento en una banca, veo el cielo que se extiende ante mí, un bello paisaje…las nubes grandes y amenazantes se muestran ante mí, las nubes están grises, tan grises que algunas se ven negras, un fuerte viento eleva el cabello mi flequillo, escucho un trueno a lo lejos, caerá lluvia. Sonrió con algo de nostalgia, recuerdo los días en que con solo ver la lluvia me sentía tranquilo.
Siento cae la primera gota de lluvia en mi mejilla, una sensación que extrañaba se apodera de mí, siento mi corazón latir con más fuerza que ayer, esta paz que hace tanto he perdido. La perdí cuando lo conocí a Él… mi alma como una fruta se ha podrido gracias a él, pero no puedo culparlo…
-Pues yo deje que el la pudriera…-susurro suavemente mirando el cielo, un rayo ilumina mis ojos, cae por fin la lluvia, cierro mis ojos y mi cara se empapa de agua de lluvia, luego mis cabellos y al final mi ropa, me siento en paz por primera vez en mucho tiempo, las voces de mi cabeza se hacen mudas, las sombras desaparecen…
La lluvia lentamente…
Los arrastra muy lejos....
Se pierden siendo llevados por las gotas de lluvia… todo parece desaparece, todo parece irse lejos de mí…
Las gotas de lluvia se llevan este vano deseo de que todo….
Vuelva a su lugar…