Capítulo 16: Comienza el juego.
He de nuevo aquí querido espectador/a y lector/a, como él dice título de este capítulo de la vida de este niño, ha comenzado un juego, el juego más viejo que se ha conocido. El juego del gato y el ratón, ¿Quién atrapa primero a quién?, te preguntaras, ¿Quién es la presa y quien es el cazador?, eso mismo lo vas decidir tú. Bueno comencemos, el detective Pegasus, se encontraba manejando su auto negro, con mucha calma lo estaciona en la escuela del niño, la cual se encontraba desierta (por obvias razones), el hombre se baja del auto y con paso calmado se dirige hacia el salón del niño, el cual tenía la entrada sellada con pequeñas cintas amarillas que decían “No pase” en negro. El pasa por debajo de estas cintas y entra al salón.
Mira con detenimiento el lugar, los investigadores anteriores había cubierto de cabo a rabo cada centímetro del lugar, no encontraron huellas, no encontraron nada más que una pequeña fibra de cabello, que juzgando por los análisis hechos, pertenecía a un niño. Lo cual no era raro pues era un salón de clases, era obvio que encontrarían algo así. El punto, el hombre se encontraba allí solo para ver si esos investigadores habían saltado algo. Pero lamentablemente nada pudo encontrar. Absolutamente nada.
-Maldita sea…-susurra aquel hombre frustrado-¿Cómo no pueden haber rastros?, el hijo de perra es un profesional…-susurra- ….pero…-susurra como si hubiese descubierto algo- Si es un profesional… significa que tiene experiencia, y si tiene experiencia significa que lo ha hecho antes…
-Es un asesino en serie…-musita.
Mientras pegasus sacaba sus conclusiones, una mirada se posa en él, una mirada divertida, llena de burla y locura, una mirada digna de un cazador que observaba a su presa muy metódicamente, esperando el momento exacto para matarla. ¿Sabes quién lo observaba?... si era el niño, desde las sombras miraba al detective con mucha burla y divertido por la frustración del detective. No era la primera vez que lo miraba, oh no llevaba ya tres días estudiando sus movimientos desde lejos, desde que se enteró que en un detective comenzaba a investigar sus crímenes, comenzó a seguirlo, para así divertirse ante la frustración de ese hombre.
Aquel hombre ante la insistente mirada se voltea, cuál es su sorpresa al no ver nada tras él, rasco su cabeza en señal de confusión y luego suspiro abatido. Volvió a centrar su atención en la escena del crimen, más como siempre no encontró nada. Pero sin saberlo, entre lo más oscuro de las sombras estaba el niño, sonriendo muy ampliamente disfrutando a cada segundo de la ira y frustración de ese hombre ante él. Se relame nuevamente los labios y un pensamiento fugas pasa por su mente macabra…
“Ha comenzado el juego….”
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Mira el reloj de pared, al tic-tac va muy lento para su gusto, ¿Dónde está?, es lo primero que piensa en mucho rato, ¿será que esta con alguien?, ese pensamiento hace que su sangre se calentara e hirviera, aprieta sus dientes tan fuertemente que algunos llegan a agrietarse. ¿Acaso con él no le bastaba?, ¿acaso ya no era bueno en la cama?, ¿ya no le gustaba?, dudas y más dudas lo atormentaban y enfurecían, sus manos estaban cubiertas de su propia sangre, ya que apretaba sus manos con toda fuerza clavando sus uñas en sus propias palmas.
-Es mío…-susurra con una voz fuerte y amarga- ¡¡¡¡ES MÍO!!!...-grita fuera de sí, agarra al mesa del comedor y la tira contra la pared rompiéndola en dos, luego rompe cada vaso y plato que se encontró, destruyó el fregadero de la cocina, los mueves de la sala mientras gritaba a todo pulmón- ¡¡¡ES MIO, MI CUERPO ES LA PRUEBA, ES MÍO, MÍO, MIÓ, MÍO, MÍO, MIO!!!!!!!!!!!.-repite sin cesar, destruye todo lo que encuentra, aquel demonio se sentó de rodillas en la sala mientras mordía sus labios hasta hacerlos sangrar.
-Es mío…-susurra- mío…mío, mío, mío, mío, mío, mío, mío, mío, mío, mío, mío, mío, mío, mío, mío…-repite una y otra, y otra vez, mientras se mecía ligeramente- Mío, mío, mío, MÍO, MÍO, ¡¡¡MÍO!!..-grita con fuerza- ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAGH!!!-golpea tan fuerte el suelo que se agrieta por completo- y si se atreven a quitármelo… -susurra con rabia e ira.
¡¡¡¡LO LLEVARÉ AL MISMO INFIERNO!!!!
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El niño caminaba por las calles, siente un fuerte escalofrío en su espalda, mira hacia atrás como si espera ver la razón de ese escalofrío, pero se encontró con nada. Seguidamente ve su anillo y ve que este brillaba levemente, frunce un poco el ceño confundido y algo extrañado, luego se voltea y sigue su camino en silencio, cerro sus ojos lentamente.
-Yami está molesto…-susurra muy bajo, lo conocía bastante bien, tanto como a sí mismo, era algo extraño, pero sabía las emociones de su demonio, cuando estaba molesto, su rabia podía sentirse en lo más profundo de su alma- y mucho al parecer.
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Exhala humo gris, entre sus dedos mueve un cigarro, sus lentes ovalados se colocaban en la punta de su nariz, pasó una noche sin dormir, leyendo y leyendo la misma cosa. Un expediente, el expediente de un enfermo de psicosis y con un caso severo de esquizofrenia, desde hace meses él era el psiquiatra de ese paciente y durante meses se obsesiono con su paciente. ¿Era el deseo de ayudarle o tal vez el simple orgullo de un psiquiatra que no quiero aceptar que no puede hacer nada por su paciente?, tal vez eran ambas, pero eso no importaba ahora.
-Aagh…-suelta un quejido aquel hombre de treinta y cinco años, pelo negro pero con varias canas en su flequillo debido al estrés de su trabajo, con ojeras bajos sus ojos debido a su falta de su sueño. Aquel hombre era el protagonista oculto de una historia trágica, de cual no puede escapar- ni importa cuanta veces lo lea, siempre será lo mismo…
-Pero aun así no me rendiré…-comenta ese doctor apagando su cigarro contra la portada de un libro- lograre lograrlo lo sé…
No voy a rendirme jamás…. Lo salvare...