Capítulo 18: Susurros.
-¿Qué quieres decir con eso?...-dice el niño con algo de confusión y un poco de ira, luego de eso suspira pesadamente y le da la espalda a su demonio- no tengo tiempo para esto…-susurra, pero antes de dar un paso, aquel demonio lo atrapa por detrás, clavando con todas sus fuerzas sus largas uñas negras en las caderas de su amo, haciendo con hilos de líquido carmesí bajaran lentamente por las piernas de su amo-¡¡AAgh…!!
-Usted…-dice aquel demonio con una voz fría, oscura y muy macabra- Es muy cruel…-se le va acercando lentamente- mucho, muy cruel…-de sorpresa arremete contra el chico y se le tira encima, tomo el cuello del chico y comenzó a apretarlo y apretarlo con todas sus fuerzas- merece…-susurra aquel demonio mirando al chico con odio contenido y rabia- ¡¡Merece Morir!!-le grita fuera de sí, apretando con todas sus fuerzas el cuello del chico, el tocia y la respiración comenzó a fallarle. Aquel chico a pesar de la situación se quedó mirando al demonio fijamente a los ojos con una mirada vacía.
-Sabía…-susurra aquel niño cerrando los ojos, dejando de luchar contra el demonio- Que me matarías un día…-le dice para sorpresa del demonio- Siempre lo supe, pero jamás quise alejarme…-el aire del niño se cortaba cada vez más- Porque…-entre abre sus ojos mirando al demonio a los ojos- Pensé… que si moría en tus manos….-cierra sus ojos lentamente, perdiendo de a poco la conciencia- No sería tan malo, que es más…. Disfrutaría, morir por ti….-el niño pierde la conciencia por la falta de aire, pero el demonio al escuchar aquellas palabras se detuvo y soltó el cuello de su amo, lagrimas cristalinas bajaron de sus mejillas y una pequeña sonrisa comenzó a nacer de sus labios negros.
-Amo…-abrazo el pecho de su mano y se recostó encima de el- Sabía que usted me amaba, lo sabía perfectamente…-susurra- Amo… lo amo tanto…-susurra con una sonrisa suave, mientras cierra sus ojos y se duerme en el pecho de su amo inconsciente.
………………..
El psiquiatra caminaba por las calles oscuras, era de madrugada, la noche estaba en su máximo apogeo, las estrellas brillaban suavemente y la luna estaba de gala con su vestido más brillante. Una bella analogía para describir una noche hermosa, piensa aquel psiquiatra mientras camina por las calles tratando de despejar su mente de pensamientos que lo atormentaban cada día.
Mientras caminaba, miraba hacia abajo perdido en lo más profundo de su siquis, sin darse cuenta que alguien igualmente distraído caminaba en el sentido contrario él. Fue inevitable el choque de ambos, el doctor levanto la vista y se topó con un hombre de su misma edad, pelo plateado y vestimenta opaca.
-Disculpe…-dice aquel hombre de pelo plateado.
-No se preocupe…-y ambos hombres siguen sus caminos, sin saber que ambos estaban conectados por algo en común, buscaban a la misma persona, uno buscaba el rastro detrás de la sangre y el otro buscaba el residuo de una mente esquizofrénica.
…….
Estaba en un lugar solitario, en un antigua casa, sin muebles, con las ventanas rotas y las puertas rotas, había grafitis en las paredes con algunas palabras ocenas en ellos, todos los muebles que algunas había allí habían sido quemados. Había basura por todas partes, envoltorios de comida rápida, de dulces y una que otra cosa comida chatarra. Ratas se comían las migajas de la comida que escasamente había quedado esparcida en los suelos.
No reconocía ese lugar, no sabía dónde estaba. Busco con su mirada a alguien familiar, busco a su demonio. Más no lo encontró. Se alteró, estaba desorientado, ¿Qué ocurría?, ¿cómo había terminado allí?, ¿En dónde estaba SU demonio?, Trato de incorporarse. Pero cuando le hace siente un pulsante dolor en el costado, mira a un lado y ve que tenía una herida en el lado derecho de su cuerpo, una pedazo de vidrio incrustado entre sus dos costillas, trato de quitarse pero sintió un fuerte dolor a tan siguiera tocarlo. Volvió a sentarse en el suelo de ese lugar.
¿Qué está pasando…?-se pregunta el niño, voltea su cabeza a un costado y se ve reflejado en un espejo, su rostro empalideció, su aspecto era diferente, ya no se veía como un chico de 12, ahora se veía como de unos veinte y tantos años, con su cuerpo lleno de cicatrices y de heridas, algunas recién hechas, su cara estaba manchada de sangre, y se pelo legaba hasta su cadera- ¿Qué demonios…?-susurra aquel joven incrédulo ante lo que veía.
De repente todo se vuelve negro y abre los ojos, estaba donde siempre. En su hogar, con su demonio recostado en su pecho, ¿Fue un sueño?, piensa el niño en su momento. Trata de levantarse, peor al hacerlo dos cosas lo detiene: el peso del demonio sobre él y un extraño pero pulsante dolor en costado, justamente entre sus dos costillas. Mira de inmediato su costado, apartando un poco las manos del demonio, no ve nada ahí. Pero ese dolor persiste, como si algo invisible estuviera clavado allí, el no veía nada, pero sabía que estaba algo en su costado. ¿O sino de dónde provenía ese dolor tan pulsante?, se mueve un poco para ver mejor su costado pero cuando la hace, despierta al demonio que dormía en su pecho.
-Buenos días amo….-cuando escucha la voz del demonio, como si fuese magia aquel dolor, desaparece sin dejar ningún rastro, dejando totalmente confundido al chico, quien quedo con una mirada de sorpresa e incredulidad, mientras esté curva una larga sonrisa- ¿Cómo ha dormido, tuvo un buen sueño?...