Capítulo 22: En el sendero del Infierno.
En el infierno no hay nada más que tortura, gritos ahogados y una agonía que te arranca la piel lentamente. La muerte el aroma más sutil oculto en el profundo infierno, mientras que la sangre se derrama lentamente por los ríos. Así describo el infierno, así es como yo lo siento. Nunca he estado ahí, pero sé que he de para allí, si es que existe un dios o un ser divino que nos castigara simplemente por no seguir sus reglas. Es cruel…. Sumamente cruel.
….
¿Por qué pienso esto?, mi mente ha estado desvariando tanto, siento la realidad como algo inestable que se derrama entre mis dedos como agua que se pierde en el mar, la realidad no es realidad. Es un sueño, o no lo es. Todo parece posible y todo tiene un matiz de irrealidad. Gente mutilada, gente ignorante, gente mentirosa, gente que se oculta, gente que muere ante de mis ojos como una vieja visión del dolor de mi alma que aun agoniza.
¿Dónde estoy?...
…¿Qué sucede a mi ser inestable?....
…..
Siento…. Que voy a desaparecer…
-Estoy….-susurra el chico de cabellos tricolores- ¿Muriendo acaso?...-susurra aquel chico de ojos amatistas perdido en lo profundo de su mente, divagando y analizando todo lo que ha pasado por su mente. Se acercaba lentamente la fecha de su “Obra de arte”, se acercaba la fecha en la cual nunca iba ser olvidado, su nombre estaría en lo alto en las tragedias más desafortunadas que han sucedido. Pronto su obra final va llegar y cuando llegue el momento, también llegara el final de todo para él.
-¿Qué dice amo?...-susurra el demonio, sacando de su mente al tricolor, el pequeño lo mira fijamente, con una mirada imperturbable y serena- ¿Está muriendo?...
-Ja…-ríe un poco- Desearía, pero no…-lleva su mirada hacia la nada- solo pienso…pienso en lo que puede volverse mi vida a partir de ahora…
-¿Le preocupa su vida amo?...-el demonio se le acerca y se sienta suavemente en el regazo de el- ¿Desde cuándo…?
-Pues…-el tricolor sonríe suavemente de lado- Desde que te conocí…-el niño lo atrapa por la cadera- tú fuiste quien dio pie a la decadencia de mi vida…-aprieta más la caderas del demonio.
-No se ve molesto por eso amo…-lo mira fijamente.
-Claro que no…-le sonríe- gracias a eso, soy lo que soy ahora...-va hacia su boca- Yami….-susurra- cuando desaparezca…. ¿tu vendrás conmigo?....
-….-El demonio quedo en silencio y cerro sus ojos- ….Si….-susurra el demonio y le da un suave beso en los labios.
-Jaja….-el niño ríe separándose- lo sabía…-susurra- No eres tan fiel como aparentas, al ver tu muerte cerca…-sonríe- Huyes…. Como todo ser cobarde…
-Amo…-llama el demonio.
-Tranquilo…-susurra- Solo una cosa: no me traiciones cuando te necesite, y cuando sea tarde para mí…huye…
-….-El demonio lo mira fijamente y simplemente asiente.
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La puerta suena 3 veces, suspiro muy pesadamente. Mirando el techo con melancolía, cerrando sus ojos lentamente, se levanta pensando en que el día se iba lentamente a la mierda. Abrió su puerta y se encontró frente a él a alguien que no conocía en nada. Un hombre más o menos de su edad, pelo color plata y una fuerte mirada dorada.
-Buenas tardes…-susurra aquel hombre- Soy el detective Maximiliun Pegasus, formo parte del departamento de homicidios de la zona.
-Mmm- musita el psiquiatra- no he cometido ningún crimen…
-Ja…-ríe un poco- no vengo a apresarlo señor, vengo a hablar con usted…-le sonríe- aunque ahora no me crea, tenemos más en común de lo que parece…
-¿Eh?...-susurra el doctor levantando una ceja.
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Pronto se acerca la fecha de tu última obra, las últimas gotas de sangre que verás, la última vez que verás el día. Se acerca el fin, nada se puede evitar, el tiempo no va más lento no se detiene. Todo va hacia adelante. Es lo que pensaba aquel niño mientras su mente ante sus ojos acaba por romperse, ya había perdido todo o eso pensaba. Su demonio se encontraba abrazándolo por detrás, enredando sus delgados y pálidos brazos alrededor de su cuello, abrazándolo con mucha suavidad. Una sonrisa solitaria curso suavemente sus labios mientras con su mano acariciaba con lentitud el dorso de la mano de su demonio.
-Aun no puedo creer que sigas amándome…-susurra el niño sin mirar a su demonio.
-….-no hay una respuesta de parte de aquel ser.
-….Yami….-susurra en una voz suave-….¿puedo decirte algo?...
-….-El demonio simplemente lo mira.
-A pesar de que….eres una herramienta…-susurra- Me importas….
-…….- El demonio abrió sus ojos sorpresivamente.
-Me importas…-cierra sus ojos- me importas…. Más de lo que crees…
-…..-El demonio se inclina y besa furtivamente los labios de aquel niño.
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-¿Esto es en serio?...-pregunta el psiquiatra mientras terminaba de leer unos papeles.
-Más de lo que usted cree…-le sonríe el detective.
-….-El psiquiatra guardo silencio un largo rato, para después mirarlo con seriamente- esto…. Parece imposible de creer…
-Lo sé… yo dije lo mismo -el peli-plata se sienta a su lado- pero créame, es la verdad querido amigo
-Maximilian…-lo mira- ha puesto final a una búsqueda interminable…
-Querido amigo….-le sonríe- se equivoca… esto, apenas comienza…
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Estas despertando. Ya era hora, ha pasado mucho tiempo. Demasiado diría yo, ¿Por cuánto has creído que has dormido?, no han sido horas, no han sido días ni semanas. Han sido años. Años y años de un largo sueño, de un profundo sueño que parecía nunca tener un final. Como el poema de E.A Poe, has vivido en un “sueño dentro de un sueño”, ¿te acuerdas de ese poema?, lo adorabas. Lo leías todos los días antes de ir a dormir. Pero cuando te perdiste dejaste de leerlo. Lo olvidaste, como todo lo demás.
Ahora vives algo similar a eso, un sueño dentro de un sueño. Pero aún no te has dado cuenta, tus ojos siguen tapados, tienes miedo abrirlos y para cuando los abras.
Muy tarde va hacer…
….
Dime, ¿Por qué has dormido tanto?, ¿acaso tu realidad te atormentaba demasiado o era algo más…? No me darás respuesta lo sé, ni sabes quién soy aún, me has olvidado como a todos. Pero tengo el honor de haber sido el último a quien olvidarás. Desearías que me recordaras…
….
Duele haber muerto por ti…
Y que tú ni siquiera recordaras mi nombre…
-¿Recordarte…?...-susurra el niño, abriendo sus ojos acostado boca arriba en su cama, con su cuerpo arropado a la mitad, a su lado con sus ojos aun cerrados estaba el demonio, abrazando al chico como si este fuese una simple almohada. El niño miraba el techo buscando razón en sus pensamientos, más no la encontró. Cerró nuevamente los ojos dispuesto a dormir, pero no logro conciliar el sueño.
-…- suelta un suspiro, ya rendido- ¿Quién soy?....