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El rodaje de Gravitation por Eowyn

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Notas del capitulo:

Antes que nada les agradezco por sus reviews! Me alegro mucho que les haya gustado :3 les dejo el segundo capitulo, el cual espero que lo disfruten tambien. 

¡Nos leemos!

 

Disclaimer: Gravitation no me pertenece. Es propiedad de Maki Murakami.

 

Capitulo 2 

A través de la pantalla

 

 

La bala impactó detrás de la falsa pared y ambos actores,  se separaron repentinamente. 

— ¿Eh? Murmuraron a coro confundidos.

— ¡Dejen eso para después de filmar! Queridos tortolos—. Exclamó K con el arma aún apuntando hacia ellos.

—Pero… ¿Cómo? ¿Ya terminamos de filmar? Preguntó Shuichi desorientado.

— ¡Hace rato Shindou–Kun! Exclamó el director desde su silla mientras limpiaba, con cierto gesto de resignación, el cristal de sus anteojos.

Para él era cosa de todos los días tener que lidiar con los actores y sus hormonas alocadas. Shuichi y Eiri eran los que continuamente le daban ese tipo de problemas. Cada vez que tenía que ir a buscarlos a su camerino cuando ambos estaban ocupados  y supuestamente tenían que estar en el trabajo, también cuando no podían concentrarse en las escenas serias porque de repente comenzaban a besarse… o cuando reñían por cualquier simplicidad como una pareja de ancianos y el debía andar detrás de Shuichi calmando su llanto o detrás de Eiri tratando de apaciguar su terrible malhumor. ¡Y el supuestamente era el director!

Sin embargo ese par no le daba solamente terribles jaquecas, ambos eran profesionales y hacían su trabajo como tales, por algo habían sido elegidos para formar parte de Gravitation junto a todo el elenco que lo conformaba.

—He~ he~ ¡lo siento! Se disculpó Shuichi frente a su jefe y los camarógrafos.

Eiri se veía ligeramente avergonzado y luego de hacer una pequeña reverencia se escabulló lentamente del set. Lejos de la vista de todos y antes que Shuichi se diera cuenta y le diera caza.

Éste por otro lado, con la energía que lo caracterizaba no se mostró tímido al acercarse al director y preguntarle si quedaban más escenas pendientes.

—Eh si… respondió, hojeando el horario. —Todas las de hoy te tocan con Eiri. Respondió con un notable tono apesadumbrado.

— ¡Yaaay! ¡Ya quiero empezar! — exclamó sin ocultar la emoción que lo embargaba.

 En ese momento una muchacha de baja estatura, cabello corto y grandes ojos saltones se acercó a ellos cargando una pila de papeles en la mano derecha y una percha con un abrigo de colores llamativos en la izquierda. La joven de carácter paciente y con una gran capacidad de hacer varios trabajos a la vez era Sora, la asistente personal de Shuichi.

—Tienes que ir al set 27—anunció con voz autoritaria. — ¿Dónde está Eiri? Recién lo vi pasar como bólido a mi lado y no me dio tiempo para decirle que el también debe estar allí en 10 minutos. Su asistente no vino hoy ¿puedes creerlo? El nunca falta, Don perfecto. ¡Y ahora debo ocuparme de su trabajo! Como sea, ¿puedes decirle, si lo encuentras? Hay que organizar tu vestuario para mañana, recuerda que son las fotos promocionales.

La muchacha hablaba demasiado deprisa y parecía no respirar.

— ¡Calma Sora! Sé que tengo que hacer, no te preocupes. Yo buscaré a Eiri y se lo diré ¿set 27 dijiste? ¡Esa es la habitación!  Hoy será un día bueno~ —canturreó feliz Shuichi.

Sora lo miró con el ceño fruncido y se las arregló para apuntarlo con el dedo—Trata de terminar la escena sin embardunarte la ropa de sangre esta vez, ¿sabes lo difícil que es quitar esas manchas? A pesar de que tienes ropa de repuesto ¡Cuídala!—.

— ¡No hay problema! ¡Lo Haré bien esta vez! — dijo esbozando una amplia sonrisa.

Sora garabateó algo en su agenda e hizo un movimiento con la mano  libre, indicándole a Shuichi que se adelantara.

Este comprendió rápidamente y se alejó a grandes zancadas — ¡Nos vemos luego! — gritó mientras corría y agitando la mano por encima de su cabeza.

Eran casi las 10 de la mañana y todo el mundo parecía estar atareado. Observaba Eiri mientras paseaba por el estudio.  Vio al cabezota  su hermano  ser regañado por el hermano del director, que solía ayudarlo en algunas ocasiones, mientras actuaba con Sakuma Ryuichi.

— ¡Ya te lo dije Tatsuha! ¡No es una escena romántica! ¡No puedes tirártele encima a Ryuichi y declarártele su esclavo personal!

— ¡Tat-chan es mi esclavo personal! ¡Na no da! Exclamó el treintañero, arrojándose al cuello de Tatsuha y provocando en este una emoción excesiva.

Rápidamente el pelinegro comenzó a hojear su guión —Hay que decirle a la guionista que incluya escenas de nosotros… — balbuceaba mientras pasaba las hojas del guion rápidamente e inventando escenas lo bastante subidas de tono como para que Ryuchi abriera los ojos en una mueca de sorpresa exagerada y el director frunciera el entrecejo mirándolo reprobatoriamente.

— ¡Basta ya señor Uesugi! Gritó el hombrecillo fuera de sí. — ¡Todavía no se decidió si va a filmarse Gravitation Megamix!

Y espero que nunca se llegue a un acuerdo para filmar semejante cosa. Pensaba Eiri. ¿En serio iban a tomarlo en cuenta? No había manera de que llegaran a convencerlo. Había hojeado las páginas de ese manga al menos una vez y solo había servido para horrorizarse ¡El y Tohma teniendo sexo! Y lo que sea esa especie de orgía masiva, el definitivamente no iba a participar.

— ¡Espero que sí! Continuó Ryuchi. — ¡Quiero filmar una escena con Shu-chan!

— ¿Con Shuichi? Repitió Tatsuha con tristeza fingida — ¿Qué hay de mí Ryu?

Eiri siguió de largo incapaz de seguir escuchando más.

En el set siguiente vio  K haciendo una práctica de tiro con el joven Fujisaki haciéndole compañía.  Ambos disparaban contra un blanco a 10 metros de distancia, tal como en las prácticas de los policías del FBI, Que se veían en las películas americanas.

Se entretuvo un rato observando como el par competía a ver quien se acercaba más al blanco desde 20 metros de distancia. Cerca de él estaba la mesa de bocadillos, a la que sin dudar se acercó y tomó un pastelillo. ¡Ah esos cupcakes eran su perdición! Y la culpa de unos cuantos kilos de más amenazándose con hacerse notar. ¡Pero eso no venía al caso!

— ¡Eiri! Dijo una voz suave con el tono infantil de un niño que se acercaba a la adolescencia.

Se trataba del pequeño actor que interpretaba a Yuki Eiri de adolescente. Cuyo nombre, por más que intentara, nunca lograba recordar.

—mini- mi—le saludó el rubio. — ¿Qué haces aquí tan temprano?

—Hace solo dos horas me llamaron, diciendo que debía filmar un par de escenas. ¿Y Shindou-san? ¿No está contigo? Preguntó a su vez, mirando alrededor.

— No tengo idea donde está— Contestó, encogiéndose de hombros — ¿Has leído el libro que te recomendé?

— ¡Sí! Me gustó mucho, tiene un estilo parecido a Wilde o a Poe, quizás. Lo disfruté mucho.

— ¿Te lo hizo llegar Yuki? El me dijo que iba a prestártelo, el que fue  quién me lo recomendó.

Al mencionar a Kitazawa, el pequeño actor de ojos color miel frunció el ceño y dejó atrás la sonrisa de admiración que hace pocos minutos adornaba su rostro.

—No fue él quien me lo entregó. Lo busqué de la biblioteca.

—Ya veo…—susurró Eiri mirándolo con atención ¿le parecía o al niño no le gustaba Kitazawa?

—Sin embargo el enfoque que hizo al detallar la muerte de Mr. Lowe podría haber sido más…

Pero justo en ese momento Riku los interrumpió acercándose rápidamente hacia ellos y gritando el nombre de Eiri a viva voz.

— ¡Papi! Mamá te está buscando, dice que tienen que filmar dentro de 5 minutos y que tienen  que “ocuparse de un asunto pendiente” en el camerino. —dijo el pequeño agitadamente mientras acompañaba la última frase haciendo comillas con los dedos.

El mayor carraspeó. Asunto pendiente en el camerino, no podía ser otra cosa más que eso. Pero… ¿Cómo se le ocurría decirle eso al niño? Y precisamente a uno que era tan perspicaz como Tohma para darse cuenta de las cosas.

—Gracias Riku. ¿Puedes decirle al idio… a Shuichi que iré en un rato?

— ¡Se lo diré! Ah! Hola Mini Eiri! Añadió mirando al muchacho que acompañaba a Uesugi.

Y una vez más el pequeño se preguntaba si realmente todos habían olvidado su nombre.

— ¡Nos vemos luego! Saludó Riku  alejándose de ellos.

Ambos lo saludaron con la mano hasta que se perdió de vista. Estaban a punto de reanudar su conversación cuando un carraspeo se escuchó por los altavoces.

— ¿Terroncito de azúcar? Dijo la voz amplificada de Shindo Shuichi.

Que no sea yo. Que no sea yo. No se te ocurra decir mi nombre.

— ¡Yuki! ¿Dónde estás? ¡Debes ir al set 27! ¿Sí? ¡Estaré ahí! ¡Te amo!

Mierda. Ese maldito. ¿Cuántas veces le había dicho que ni siquiera osase a utilizar en público los ridículos apodos que el mocoso solía decirle cuando estaban solos?

Mini Eiri reía disimuladamente, esquivando la mirada asesina que asomaba por el rostro del mayor.  —No sabía que ustedes solían…

—No digas nada— le cortó Eiri a mitad de la frase. Se veía realmente molesto.

Se alejó antes de darle tiempo al joven para responder. Caminó rápidamente por los amplios pasillos del estudio, esperando no encontrarse con nadie. Aunque eso era imposible dado en el sitio donde se encontraba. Todas y cada una de las personas  con las que se cruzó lo siguieron con la mirada como aves rapaces y podía jurar que escuchaba las risitas burlonas marcar sus rápidos pasos.

¡Oh! ¡Iba a matar a Shuichi!

— ¡Terroncito de azúcar! Gritó alguien a sus espaldas.

Se le erizó el vello de la nuca y se dio vuelta con la mejor expresión asesina que podía componer. Vio como la silueta de un hombre de su misma estatura y cabelllo negro desaparecía detrás de una columna. Era Tatsuha, no quedaban dudas.

Siguió camino, aguantándose de no dar la vuelta y pegarle al idiota de su hermano gemelo. Sin embargo los comentarios lo acompañaron en toda su caminata, amplificados en sus oídos quizá, por su propia imaginación.

“Sabía que estaban juntos… hacen buena pareja realmente pero ¿en serio usan esos apodos?”

“¡Es tan cursi!”

“¡Para nada varonil…”

¡¿Por qué no se callaban?! Apuró el paso tratando de ahogar en su mente los comentarios.

Jadeando y con un punzante dolor en el costado del cuerpo por caminar demasiado deprisa, llegó por fin al set 27. Tomó aire y se paró frente a la puerta negra metálica con un viejo cartel que pedía ser silencioso  al ingresar. Se acomodó la chaqueta, se paró derecho y entró orgulloso al interior.

Todos los ojos se dieron vuelta y lo miraron fijamente. Bueno si, se estaba volviendo paranoico. ¡Solo era un estúpido apodo hecho por el idiota que tenía de amante! Y claro, la situación no estaba del todo  mal. Solo que ahora todo el estudio de grabación lo sabía. Genial. ¡Simplemente maravilloso!

—Hasta que al fin llegaste terr… Eiri-kun. Dijo carraspeando el director — ¿Estás listo para filmar? Ve  a los vestuarios a prepararte, ¿no sabes que le pasó a Mike? Tu asistente.

Eiri lo observó con el ceño fruncido y gruñó —Se sentía enfermo. Me mando un mensaje esta mañana.

El estudio en donde grababan era gigantesco. Estaba separado por diferentes estudios que cambiaban continuamente, según la escena requerida y la decoración de la misma. En cada estudio o set, como ellos acostumbraban a  llamarle había cantidad de gente moviéndose de un lado para el otro, haciendo diferentes trabajos. A su vez cada estudio tenía varios camerinos o pequeñas habitaciones aparte de los suyos propios, donde cada actor se preparaba antes de salir a escena. El camerino casi siempre estaba abarrotado de gente, actores maquilladores, asistentes… sin embargo, ese día el camerino del set 27 solo abundaba el desorden y dos personas ocupadas: Shuichi y Sora.

Y sin decir otra palabra más se escabulló a los vestuarios. Al abrir la puerta de golpe (aún no se le pasaba el enojo) se encontró con la asistente de Shuichi, inclinada sobre éste acomodando el cinto de su pantalón. Si el pelirrosa no le hubiera dicho incontables veces  lo mucho que lo amaba, junto con todas las demostraciones de cariño existentes, la escena frente a sus ojos realmente le hubiera dado un doble sentido en que pensar.

— Eiri. ¿Cómo estás? Te ves un poco alterado… opinó Sora al mirar el aspecto enfurruñado del rubio.

— ¿Y PORQUE SERA? Respondió con furia. Clavando una asesina mirada al menor  — ¡TU! ¡IDIOTA! ¡¿COMO SE TE OCURRE LLAMARME ASÍ POR LOS ALTAVOCES?! ¡Y COMO SI NO SUPIERAS LO MUCHO QUE DETESTO QUE USES ESOS APODOS!

Shuichi lo miró con una expresión exageradamente inocente — ¡Bah Yuki es solo un sobrenombre! Dentro de una semana  van a olvidarlo, además todos saben que somos pareja ¡esas cosas con normales!

— ¿¡Te parece normal un apodo tan estúpido?!

—Ya ya muchachos… cálmense. —intervino Sora levantando la mano para detener Eiri que se acercaba peligrosamente al pelirrosa.

Este le echó una mirada furibunda y suspiró.  —Que se supone que debo ponerme.

—Ahí está tu vestuario Eiri-kun— señaló la muchacha.

Murmurando entre dientes entró a uno de los cubículos que había en la habitación y se puso la ropa indicada para la escena. Solo consistía en un pantalón negro y un cinto de cuero, no muy diferente de los que usaba habitualmente.

— ¿Has leído el guión Yuki?

—No.

— ¿Y cómo piensas actuar? ¡Ouch! ¡Me pinchaste Sora! Murmuró Shuichi con un quejido.

— ¡Improvisación! ¿Qué más? Además, la escena es en la habitación así que supongo que no hay mucho diálogo— respondió Eiri mientras se  enfundaba el pantalón oscuro y lo ajustaba con el cinto de cuero. No le costó imaginar la cara boba que seguramente tenía Shuichi, pues se había quedado callado.

—De todos modos échale un vistazo. Ya sabes que al director no le gustan las malas improvisaciones. ¡Caramba Shuichi quédate quieto! ¿Quieres dejar de bailotear así? Lo reprendió Sora.

El rubio salió del vestidor presumiendo solo un ajustado pantalón como vestimenta.  Sonrió presuntuoso ante la mirada que le dedicó su amante y se sentó en una de las sillas a echarle una mirada al guión.  Besos, caricias, sexo. Genial. Ese día sería fácil. Especulaba mientras pasaba  rápidamente las hojas.

— ¿No sabes que le pasó a Mike? Preguntó Sora dirigiéndose a Eiri.

—Gripe. Creo.

La muchacha, acostumbrada a las pocas palabras del mayor no se molestó en hacer más preguntas y se excusó diciendo que iría a buscar a la encargada del maquillaje, se detuvo en el umbral de la puerta y amenazó con el dedo mirando a Shuichi  —Acabo de arreglar tu ropa, ni te atrevas a sacártela ahora.

Eiri bufó.

No pasaron ni segundos de que Sora se retirara cuando de escucharon unos gritos del exterior. Deteniendo el salto que Shuichi estaba a  punto de hacer sobre Eiri, para intentar recuperar su atención.

“¡Como si no fuera suficiente!— Refunfuñó una voz femenina — ¡Y ahora tengo que ser mensajera!”

La puerta del camerino se abrió de golpe y una muchacha con el cabello lila, sujetado en dos coletas entró por ella. Se veía acalorada y claramente molesta.

—Ustedes, apúrense. ¿No ven lo tarde que es? El director quiere filmar ya la escena.

Y antes de que alguno pudiera replicar, cerró la puerta con violencia, dejando tras sí un silencio un tanto incómodo. A diferencia de su personaje, Noriko Ukai era una persona tremendamente irritable y muchas veces caprichosa.

—Que chiquilla tan ruidosa— se quejó Eiri.

 

 

No muy lejos de ellos, escondidos tras unos armarios de madera oscura dos hombres de altura similar charlaban peligrosamente cerca. Uno de ellos, de largo cabello rubio y con una pícara sonrisa seductora se acercaba lentamente al otro, haciendo estragos en sus nervios. Tímido, Ark  Narsevich trataba sin éxito de esquivar la mirada de K.

—Entiende Claude, no podemos…

—Silencio—susurró el rubio en su idioma natal, quedando solo a centímetros del rostro de su compañero.

—Pero, Judy…

—Ella no se enterará ya te lo dije ¿o quieres hacer de esto una telenovela? Respondió K tomando un arma de su bolsillo derecho y quitando el seguro a propósito, aún sabiendo que el ligero click no llegaría ni a asustar a su compañero de armas.

—Se armará un escándalo.

— ¡Oh ya sabes cuánto me gustan los escándalos!  Si tengo que usar armas con esos malditos periodistas, por mi mejor.

Ark apenas sonrió, Claude Winchester nunca cambiaría. Y sabiendo que luego se arrepentiría, al ver hasta en sueños los ojos de Judy acusándole de su traición se dejó llevar aunque sea por una vez por la pícara mirada del rubio frente suyo…

Y ambos se sumieron en la deliciosa danza de dos amantes.

 

 

Cuando los actores estuvieron finalmente listos, maquillados, peinados y semi-vestidos; salieron de los vestuarios a encontrarse con el director. Ambos sintieron como las miradas seguían sus pasos, curiosos y expectantes como siempre. Ambos les dedicaron una mirada arrogante mientras caminaban, tanto dedicada para aquellos que los observaban con ánimos de crítica y para otros que simplemente consideraban un excelente entretenimiento su actuación.

— ¿Listos chicos? Ya saben que la escena de hoy es en la cama por lo que… ¡TODO EL MUNDO AFUERA! Exclamó el director con voz potente dirigiéndose a nadie en particular —Quiero solo a  mis actores y a mis camarógrafos, el resto, ahí está la puerta.

En tropel, técnicos, asistentes y algunos  actores que merodeaban por el set se fueron.  Era una cuestión de respeto hacia los protagonistas por la cual el director sacaba al resto del equipo afuera durante la filmación de ese tipo de escenas. Quería la máxima concentración por parte de ellos, la cual no era fácil conseguir teniendo cincuenta curiosos de más observándolos.

Lejos de sentirse avergonzados, tanto Eiri como Shuichi podían actuar frente a los camarógrafos y el director sin sentirse cohibidos. Habían filmado años juntos para preocuparse por ello, no obstante se sentían agradecidos con él, por ese tipo de detalles.

Luego de arreglar los últimos pormenores con respecto al guión, ambos actores se acomodaron en sus lugares para comenzar a rodar la escena, el escenario consistía en la habitación del escritor, donde la decoración minimalista constaba solo con una cama y una mesa de luz al lado de ésta. El enfoque para la escena no necesitaba más complementos.

— ¡Acción!

Para cuando el director dio la orden ambos estaban preparados y en sus lugares. Shuichi, aprisionado contra la pared  y Eiri muy cerca suyo con el brazo izquierdo arrinconándolo. La  expresión del mayor era amenazante y su media sonrisa  parecía peligrosa, atrayente… enigmática. Shuichi fruncía el ceño mirándolo desafiante y parecía luchar internamente con la idea de acortar rápidamente la distancia entre los dos.

Al acercarse con lentitud, la cámara captó  el cambio de cada una de las expresiones segundo a segundo, Shuichi pasó del temor a la confusión y de éste a la sorpresa. Los ojos de Eiri se dulcificaron conforme se acercaba al menor, su media sonrisa se hizo más pronunciada adoptando finalmente una expresión pícara y sensual.

La escena no detallaba diálogos, pero tampoco eran necesarios. Todo lo que debía decirse se mostraba en la actuación de los jóvenes, en la corta distancia que los separaba, el anhelante deseo que se reflejaba en sus ojos. La pasión que desbordaba al acercarse más y más…

Finalmente Shuichi fue quién cedió.

No podía seguir soportando más la tensión entre ellos y la cortó repentinamente al abrazarse al cuerpo del escritor. Sus labios se unieron y comenzó el juego. Jadeantes, iniciaron una silenciosa guerra de caricias cada vez más excitantes.  Las manos recorrieron con ímpetu los cuerpos que ya conocían perfectamente, las palabras sin sentido se perdían en un beso desenfrenado y ambos amantes se fundían en un mismo fuego, vehementes y alocados.

Shuichi se separó unos centímetros del escritor y acomodó sus piernas alrededor de la cintura de éste, ayudándose de los hombros para sostenerse. Sin embargo al tratar de acomodarse encima de él, impulsándose como podía, el rubio trastabilló y ambos cayeron de bruces al suelo. Eiri cayó de espaldas y Shuichi encima de él. La pasión hace unos momentos desatada se había esfumado y no tardaron en oírse las maldiciones por parte de Eiri y las risitas para nada disimuladas del director y los camarógrafos.

Mierda. Se había dado un buen golpe en la cabeza.

— ¡Oh lo siento chicos!—se disculpaba Shuichi con una risilla tímida, incorporándose pero manteniendo sus piernas alrededor de Eiri. — ¿Estás bien cariño?

— ¡No me digas “estas bien cariño”! — respondió éste imitando el tono de voz del menor — ¡Quítate maldita sea!

Shuichi se levantó y ayudó al molesto Eiri a incorporarse también, se acercaron al director  quién seguía riéndose, ocultando su boca tras la mano derecha.

— ¡Has dejado de ejercitarte Eiri-kun! Le reprendió en son de burla.

El actor le dedicó una mirada furibunda.  —Me imagino que harás desaparecer eso.

— ¡Oh no! Eso quedará en los archivos de bloopers*1 que irán en los extras del DVD— respondió el director, orgulloso de sí mismo.

— ¡¿QUE?!  Murmuraron ambos al unísono.

— ¡No me digan que no sabían! En la mayoría de los DVD vienen incluidos algunos “bloopers” ¡y al público les encanta! Estén seguros, tengo guardadas cada equivocación de mis actores—su jefe les sonrió, satisfecho con la idea.

Eiri comenzó a recordar y contó en su mente cada fallo que había tenido desde los inicios de las filmaciones. 1…2…3, Umm… no, ese no cuenta. 5…y la lista seguía. Mierda. El día no podía ir peor.

 

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Sumido en sus cavilaciones, no se dio cuenta que había llegado al estacionamiento; se había dejado llevar. Sacó las llaves del bolsillo de su abrigo y desactivó la alarma. Entró a su preciado vehículo y lo encendió. El aroma a pino y cigarrillos lo calmó al instante, sacó una gorra oscura de la guantera, sus anteojos de sol y se los puso. No dudó al maniobrar cuidadosamente y salir del estacionamiento hacía la calle vacía. No se molestó ni siquiera en telefonear a Mike dando explicaciones de su desaparición, sabía que luego tendría que enfrentarse a las quejas de su jefe y su mánager, pero en ese momento no le preocupó. Solo quería silencio.

Anduvo sin rumbo un buen rato y se detuvo en las afueras de una compañía conocida: NG records. Se extrañó al ver el lugar casi vacío pues normalmente estaba abarrotado de gente entrando y saliendo, eso sí, había en el aparcamiento cualquier cantidad de vehículos estacionados. Extraño. Su teléfono celular vibró. Ya habían comenzado a buscarlo. Chasqueó la lengua y se fijó en la pequeña pantallita. Tenía varios mensajes y otro tanto de llamadas perdidas, la mayoría eran de Shuichi  y su mánager.

Una punzada de enojo palpitó en su interior al ver el nombre de su compañero en el teléfono. La razón, era que hacia tan solo unas horas habían tenido una de sus discusiones. Eiri aún sentía las palabras que tan duramente Shuichi le había gritado, palabras que habían quedado bailoteando en su mente. Aunque sabía que las había dicho desde la ira y la irracionalidad, tenía que admitir que le habían importado más de lo que él podría llegar  a querer.

Marcó el número de su amante y esperó a que contestara. “¡Hola! ¡Soy Shindou Shuichi! ¡Deja tu mensaje!” dijo la cantarina voz de su amante. Era seguro que tenía el teléfono celular apagado, ¿y para que lo llamaba entonces? Maldito mocoso.

Levantó la vista hacia arriba, inconscientemente. Desde su ubicación tenía una clara vista de la terraza de la empresa. En donde distinguió la silueta de dos personas. Frunció el ceño, se quitó los anteojos y se agachó para ver mejor a través del cristal. ¿Shuichi? Murmuró para sí mismo. ¿Qué hacía en las terrazas de NG? Se llevó una sorpresa al ver que el pelirrosa no estaba solo, otra silueta estaba junto a él y parecía aprisionarlo contra la baranda. Al descubrir de quién se trataba, Eiri Yuki bajó del auto y cerró la puerta de golpe. Resoplando, se dirigió al interior del edificio.

Acomodó la gorra en su cabeza y se ajustó las gafas. Sabía que no servían mucho como disfraz pero era mejor que ir sin nada. Prudentemente, se dirigió a una entrada trasera de la empresa, no quería apurarse, eso significaba que la escena que acababa de presenciar le afectaba, y no quería aceptarlo. ¿No era muy tonto de su parte a esa altura del partido? Aún así caminó rápido hasta el ascensor, tratando en vano de ignorar lo que le producía la escena que acababa de ver.

Pulsó el botoncito varias veces, hasta que por fin se abrieron las puertas metálicas. Entró y tocó nuevamente otro botón, esta vez del último piso. Le fastidiaba la lentitud del mecanismo, como así también la cancioncilla que sonaba de fondo a través de unos parlantes ubicados en el techo. 18…39…. Al fin había llegado.

Salió apresuradamente y comenzó  subir  las cortas escaleras que lo llevarían hasta la terraza. Resoplando, agitado abrió la puerta verde. El viento le pegó en la cara y le revolvió sus ropas y el cabello. Sacó de su  abrigo un cigarrillo, se lo llevó a los labios y lo encendió.

— ¡Ese idiota! Desearía que dejara de preocuparme con mierda como ésta Farfulló, molesto.

Giró por un rincón y lo que vio le dejó momentáneamente sin habla.

¡¿Qué hacía el retardado de Sakuma Ryuichi besando a su amante?!

— ¡Pero que mier…! ¿¡Que se supone que haces!? Exclamó, alzando la voz y acercándose a grandes zancadas hacia ellos.

Ryuichi y Shuichi se separaron bruscamente y abrieron grandes los ojos mirándolo entre sorprendidos y confundidos.

— ¡Yuki! ¡Yuki! ¡Espera! No es lo…trató de decir Shuichi alzando ambas manos e son de paz.

— ¡Tú idiota! A…!

—Ejem ejem— carraspeó una voz masculina— ¿Señor Uesugi? ¿Le importaría dejar a mis actores grabar su escena? Dijo la inconfundible voz pausada del director de Gravitation.

Eiri sintió un escalofrío recorrer su columna vertebral. Helado, vio como detrás de Shuichi y el loco del conejo estaba todo el equipo de camarógrafos, aún filmando su estúpida y atolondrada reacción. No pudo controlar el calor que se apoderó de sus mejillas y la vergüenza invadiendo cada partícula de ser. Si, era un grandísimo imbécil…>>

 

 El director observó a sus dos actores perdidos en sus propios pensamientos. Al parecer, el comentario acerca de los “bloopers” les había dado en que pensar.

Ligeramente avergonzado y casi sintiéndose molesto consigo mismo, Eiri rememoró  aquella vez en la que, por un descuido de una de las asistentas, terminó borracho en medio de la grabación de una escena.  Temía por ese recuerdo, un tanto borroso para él. ¿Qué dirán los espectadores? “¡lo encontrarán adorable Eiri-san!” diría su director. Preocupándose más por la cantidad de audiencia de ese capítulo, más que por lo que pensarían de la reputación de su actor.

 

<<—¡Muevan la cámara dos! ¿Qué estás haciendo Jun? ¡Apresúrate!

El director bramaba desde su inseparable silla, si bien no habían repetido muchas veces la escena (esta vez no hubo besos repentinos ni hemorragias nasales) notaba a sus actores bastante  distraídos. Eiri Uesugi, normalmente el más profesional a la hora de trabajar ahora parecía adormilado e incluso un poco perdido pues había improvisado más de la cuenta, cosa que no tenía por costumbre hacer. Shuichi por otro lado estaba más embobado que nunca. Sin embargo el director no quería saber la razón detrás de ese atontamiento, en los últimos años había visto suficientes demostraciones de cariño como para necesitar saber los detalles. Especialmente cuando se trataba de ese par.

—Nina ¿verificaste la medida de la botella? ¿Esa es? Perfecto, llénala así. Bien. —decía el director a la muchacha que en ese momento vaciaba en una botella vacía, un liquido ámbar similar al whisky, pero sin alcohol.  —Recuerda muchacho bebértela toda, no te preocupes que es sin alcohol ¿Qué dices? —Exclamó dirigiéndose a Eiri— ¡patrañas! ¡Empiecen a rodar!

Ignorando las quejas del rubio sobre lo amargo que resultaba la bebida, el director dio la orden de empezar a grabar. Los actores se desenvolvían en sus diálogos y expresiones, perfectamente… hasta que luego del tercer trago que Eiri Uesugui daba a la bebida las cosas empezaron a salir mal. Si antes se sentía mareado ahora no podía ni mantenerse en pie sin tambalearse. Shuichi, asombrado por tal nivel de actuación siguió el guión  de cabo a rabo, pero Eiri se mostraba cada vez más pícaro y sus mejillas cada vez más sonrosadas. El guión no especificaba que el rubio lo agarrara violentamente y lo arrojara sobre el sillón, ni tampoco que comenzara a besarlo como solía hacer cada vez que quería  un poco más de cariño…  el pelirrosa se dejó llevar por el momento y olvidando, una vez más, que estaban en medio de la filmación de una escena comenzó a quitarse la ropa y quitársela de paso, a su compañero.

— ¡Corte! ¡Corte! ¡Basta!—gritó el director, podría haber seguido filmando, la escena no había quedado del todo mal pero no recordaba haberles especificado que comenzaran una escena de sexo. — ¿No les dije que se detuvieran? ¡Arrójenle agua a esos dos! ¡por Dios!

Entre besos Shuichi se detuvo. —Shh shh calma Eiri ¡basta! ¡No toques ahí cariño!

— ¿Qué sucede Shuichi? ¿Acaso no quieres? —susurraba Eiri en su oído arrastrando las palabras pero con un tono de voz increíblemente seductor.

También en un susurro Shuichi respondió —Estamos filmando amor. Podemos… emm ¿dejarlo para después?

Ahora, observándolo más detenidamente era inconfundible el estado en que el que su amante se encontraba ¿Cómo no se había dado cuenta? Supuestamente la bebida era sin alcohol… siempre habían tenido un “whisky falso” como acostumbraban a llamarle entre ellos, para filmar las escenas en las que era requerido. ¿Qué había sucedido esta vez? Shuichi con confusión y el director con una mirada asesina, clavaron los ojos en Nina, la encargada de proveer la escenografía.

—¡Nina!—. Bramó el director…

Por otro lado, mientras su jefe se ocupaba de reprender a la despistada joven, Eiri luchaba tratando de meter un brazo en el pantalón. Shuichi, apiadándose de él, se aproximó a socorrerlo. En ese momento, Tatsuha y Hiro, ambos con sus teléfonos en mano grababan todo desde un rincón. Sería útil… muy útil para extorsiones futuras…

 

—Ese sin duda es uno de los grandes— dijo el director sonriendo entre dientes. Me sorprende que lo recuerdes tan bien.

—Tatsuha se encargó de mostrármelo y relatármelo tantas veces que es como si yo mismo lo recordara— gruñó Eiri.

—Bien bien muchachos, ¿es esa la hora? Supongo que hemos terminado por hoy, todos se fueron seguramente. Si me disculpan… debo verificar unas cuantas cosas en la sala de edición—murmuró—Nos vemos mañana, recuerden dormir, y les hablo en serio… mañana son las tomas para las fotos promocionales y para la del DVD. Trataremos de sacar las grupales y las individuales en un mismo día, así que descansen bien.

Ambos asintieron y saludaron al director que apresurado, se dirigió a la puerta de salida del set. Ambos actores lo siguieron poco después, ya no quedaba más por hacer ese día.  Solo pensaban en llegar a casa y dedicarse a ellos mismos. Shuichi se colgó del brazo de Eiri y éste demasiado cansado como para quejarse por ello, se dejó arrastrar hasta el camerino…

 

 

Notas finales:

*1 Por si no se entendiò la palabra, son equivocaciones, errores en publico, generalmente de los actores cuando filman algo. Quizas algunas de ustedes lo conocen con un nombre  diferente.

 

Bueno, espero haberlas entretenido :3 ¡Nos vemos en el siguiente capitulo! 


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